Cap 33: Palo Alto (maratón💕)
Devonté Hynes - Palo Alto
✰✰✰
Timothée había ido por un agua de hierbas que esperábamos sirviese para eliminar por completo la poca borrachera que le quedaba al chico luego de nuestro incidente. Habíamos decidido encerrarnos en el cuarto que solía ser mi antigua habitación con la idea de conversar tranquilos y sin interrupciones, ya más calmos y relajados. Ahora ambos estábamos allí, sentados en silencio sobre las colchas de la cama, siendo bañados por la luz cálida y opaca de la pequeña lámpara a nuestro lado, cuya tenue luminosidad parecía eclipsar nuestros cuerpos.
Entonces comenzó a sonar Palo Alto de Devonté Hynes.
—Palo Alto—bufé—. No puedo creer que haya comenzado a sonar esa canción.
—Es bonita—me sonrió.
Bajé mi mirada, me costaba contenerme a él y a todo lo que me hacía sentir.
—Lo siento, Agnes... por comportarme de esa manera, fui un idiota—se disculpó.
— ¿Por qué, Timothée? ¿Por qué te pusiste así?... Tú no eres eso—critiqué, con tristeza—. Y bueno, yo tampoco. También lo siento.
Soltó el aire antes de responder, como preparándose para soltar una fuerte congoja.
—Quería... que te dieras cuenta de lo mucho que me dolió que te importase una mierda que te viera tan cerca de Logan.
— ¿Qué? ¿Y acaso demostrármelo hostigándome con lo de los bocados para Sherly era una buena forma de hacerlo? Te invité a bailar con nosotros...y por lo demás nada pasó. Honestamente no creí que te importase.
— ¿De verdad crees que no me importaría?—preguntó, incrédulo.
Le miré, recordando instantáneamente la última conversación con Victoria. Y es que sí, quizá muy en el fondo sí sabía que le importaba, sólo que no quería verlo de esa forma, porque aquello implicaba caer de manera inevitable en la confusión de no entender cómo mierda podría ser, cómo mierda podría importarle algo que tuviese que ver conmigo cuando él había escogido tener a otra persona a su lado.
— No lo sé, Timothée. Estoy confundida, no sé qué sientes, ¿cómo voy a saber si algo de lo que hago te afecta? No me has dicho nada, no puedo adivinar.
—No me has dado la oportunidad, Agnes.
—No la has buscado, Timothée.
— ¿Por qué crees que estoy acá?... yo sé que mi comportamiento no se justifica, pero me sentí como la mierda. Vine esperando encontrarte, esperando que el cumpleaños de Vico fuese la excusa perfecta para volver a acercarme porque sabía que de otra forma no te encontraría, quise poder arreglar la situación. Quería verte, quería mucho verte, Agnes. Y luego, cuando te vi allí, sentí que te perdía, que ya no tenía oportunidad de arreglar nada y me espanté, me sentí como un imbécil porque....porque sé que me equivoqué con lo que te dije hace un tiempo atrás, pero te prometo que solo quería intentar hacer las cosas bien, tomarme las cosas con calma, para no hacerte más daño a ti ni a nadie.
—Me pediste que te esperara, por dios—escuché mi voz comenzar a alzarse sutilmente—. Fuiste un egoísta, no pensaste en...
—Lo sé, lo sé—se levantó, arrodillándose frente a mí y tomándome de las manos. Dios—. Y sé que me equivoqué pero me sentí desesperado, no quería perderte, no quería sentir que nunca más iba a poder vivir lo que sentimos juntos esa noche, pero a la vez tenía que hacerme cargo de mi... de mi relación y...
—No querías quedarte sin pan ni pedazo. Admítelo—hablé, con la voz quebrada, sintiendo mis ojos enrojecer de lágrimas.
Le escuché bufar con frustración, viéndole cerrar sus ojos y bajar su cabeza. Creí que aquello daría punto final a la conversación, pero no, dirigió nuevamente su mirada a mí, esta vez con un ímpetu que no había visto en él.
—No, no es así—aseguró—.Pasé cada maldito segundo pensando que mientras me daba el tiempo para pensar tú podías estar olvidándome a mí y a todo lo que vivimos. Ese fue mi más grande miedo durante todo este tiempo porque... porque por mi parte ni siquiera lo intenté. En ningún momento pensé en olvidarme de ti...no quería hacerlo, no quiero hacerlo.
Me levanté de un salto, zafándome del agarre de sus manos. No podía creer lo que me decía, por la mismísima mierda, qué se supone que tendría que sentir ahora.
—Agnes, por favor—me siguió, buscándome los ojos.
—Timothée, ¿Por qué me estás diciendo esto ahora? Hace solo unas horas me dijeron que estuviste a punto de tomar un vuelo con tu novia ¿y se supone que aun así tenga que creer en todo lo que me dices? No te entiendo—solté.
—Santa mierda, Agnes, por dios—profirió, dándose vuelta para tomar su rostro con una de sus manos.
Mi corazón comenzó a saltar con fuerza, como intuyendo lo que estaba a punto de decir.
—No entiendo cómo eres capaz de pensar que después de todo lo que pasó yo podría seguir mi antigua relación como si nada—exclamó, volteándose para acercarse.
Ok, dijo antigua.
— ¿Tan indolente me crees? Pues no, claro que no. Nada volvió a hacer lo mismo luego de eso, nos dimos un tiempo, conversamos que no estaba funcionando, nos convencimos de que quizá un viaje a Europa podría ayudarnos, pero no, Agnes, yo no quería, no podía, no pude. Hoy acabó todo, acabó todo eso. No estoy con Emily, ya no más.
— ¿Terminaste hoy con tu novia y ahora estás parado acá diciéndome todo esto?—cuestioné.
Me miró boquiabierto, mirándome fijo en tanto lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.
—Mi relación con ella pareció terminar el segundo en el que decidí besarte en los labios—aseguró, con dureza—. El tiempo que nos dimos fue prácticamente una separación que nunca dejó de serlo hasta el día de hoy. Hoy lo hicimos oficial, Agnes. Me impacta ser testigo de que pese a todo lo que te estoy diciendo aun así te empeñes en buscarle todo lo malo al asunto, buscarle el lado negativo, como si no quisieses asumir que tenemos todo a nuestro favor ahora.
Le miré, sin saber qué decir, me sentía confundida como la mierda. No le había visto en meses y hoy llegaba y me soltaba todo, mierda.
—Escucha—se acercó—. Entiendo que pueda ser extraño para ti que te esté diciendo esto ahora, lo entendería aún más si me dices que ya no me quieres de la misma manera. Sí es así, dímelo, Agnes y te dejo tranquila. Si no, yo te esperaré. Ya siento que ni siquiera me importa si estás con alguien más, me importa que sepas que estaré allí igual, pero necesito saber si lo quieres.
Me quedé estática, con mis labios entreabiertos, como desesperados por decir algo, pero con mi cabeza lo bastante congelada como para no atinar a decir nada. Se supone que le quería olvidar, se supone que lo que me decía no debía pasar.
Le miré con intensidad, como queriendo captar y absorber cada pequeño detalle de él, de su rostro, de su cuerpo, de su piel. Le deseaba como la mierda, y sentía que mi cuerpo, que ya se había como acostumbrado a su constante cercanía, ardía de las ganas que tenía de sentirle cerca, preso de una repentina urgencia de unirse a él, a su esencia.
Le vi acercarse con rapidez a mí para tomarme del rostro con ambas manos invadidas por el temblor, hundiendo su mirada en mis desesperados labios.
—Te eché mucho de menos, Agnes—susurró, haciendo que su aliento cálido me acariciara los labios.
Quise llorar por el impacto emocional que me produjo su repentino pero tan anhelado acercamiento. Le tomé de la espalda, como comunicándole que su cercanía no me producía otra cosa que placer. Entonces comenzó a rozar su nariz con la mía, haciéndome cerrar los ojos, permitiéndome sentir su aroma fresco, como inundándome de una vitalidad hasta ese momento inexistente en mí. Le quería tanto, le deseaba tanto.
Con su cadera pegada a la mía en lo que parecía ser un movimiento exasperado nos movimos de manera instintiva, torpe y ansiosamente, buscando como por inercia, sin dejar de mirarnos con apremio, un lugar donde apoyarnos... o recostarnos. Hubiésemos concretado al menos saborearnos nuestras bocas, pero antes de poder si quiera tomarnos uno de nuestros labios sentimos la puerta abrirse con soltura, haciéndonos separar de inmediato, choqueados por el inesperado ruido.
Era Vico.
Escuché refunfuñar a Timothée, como incapaz de creer que hubiésemos sido interrumpidos en tamaño momento. No sabía cómo era posible que estuviese pudiendo mantenerme de pie, porque sentía que mi cuerpo temblaba notoriamente, sorprendido de volver a vivir lo que me había negado a creer que podría volver a sentir... con él.
—Lo siento, no quise interrumpir—habló mi amiga desde la puerta, apenada pero con un tinte brilloso en su mirada que delataba su emoción—. Timothée, ¿podemos hablar un momento, por favor?
Timothée me miró anhelante, como sintiendo mucho que tuviésemos que separarnos, y es que habían quedado tantas cosas pendientes, pero la petición de Vico sonó como casi un ruego, así que no teníamos opción. Tenía una de sus manos aun tomando la mía, y cuando me moví para salir de allí me dio un ligero apretón...que seguiría sintiendo hasta varios minutos después.
Cuando me dirigí en dirección a la salida no pude distinguir qué me quería decir Vico con aquella fría mirada que me dio cuando pasé a su lado, pero quizá ya lo iba a entender, tenía tanto que pensar sobre lo que me dijo, que suponía que aún se sentía dolida por la conversación que tuvimos.
Me sentía como abstraída caminando por el pasillo, la música aún resonaba en todo el lugar, claro que ahora solo quedaban unas cuantas personas en la colorida pista, pero pese al decreciente bullicio y al aun inquietante movimiento humano, yo me sentía como fuera de ello, como en mi propia burbuja de la inquietud, ajena a cualquier cosa que estuviese pasando a fuera.
Me senté en un sillón con la esperanza de procesar todo lo que había pasado hasta el momento, intentando calmar el temblor del que aún estaban siendo preso mi cuerpo y mis manos. Las veía apoyada juntas en mi regazo, siendo traspasadas por el movimiento de las luces, inquietas y ansiosas.
— ¡Agnes! ¿Dónde estuviste todo este rato? Te estuvimos buscando con Logan—anunció Ezra, lanzándose en el sillón junto a mí.
—Por allí—comenté con indiferencia, no quería ahondar en lo que había pasado, no allí—. ¿Cómo la estás pasando?—cambié de tema.
—Genial, comí demasiado. Creo que en un rato me iré ¿Nos vamos juntos?
Me quedé pensando en su propuesta, girando mi cuello hacia la puerta de la habitación que me separaba de Timothée y mi amiga. Lo cierto era que esa puerta no tenía pinta de querer ser abierta en mucho tiempo.
—Claro—respondí apenas—. ¿Logan se irá con nosotros?
—Oh, no... el chico se fue luego de que no te encontró.
—Oh—me sorprendí.
Miré a Ezra con los ojos entrecerrados, como intentando que me ayudase a descifrar algo de lo que no estaba segura, y en efecto, lo hizo. Me regaló una sonrisa de lado, entre melancólica pero segura....tendría que hablar con Logan, ir de frente con él, después de todo, lo que menos quería era causarle algún tipo de daño al muchacho solo por el mero hecho de no querer afrontar la situación.
—Tendrás que ayudarme con algo—anuncié a Ezra, irguiéndome del asiento después de haber estado varios minutos esperando inútilmente que nuestra amiga apareciese.
—Lo que quieras—me abrazó mi amigo por los hombros mientras nos dirigíamos a la puerta para por fin, después de tamaña celebración, irnos a descansar. O al menos a intentarlo.
¿Que qué pasó con Timothée? Seré honesta: esperarlo para continuar con nuestra exasperada conversación hubiese sido un peligro tanto para él como para mí. No podía ya ni distinguir cuáles eran mis sentidos, mi cuerpo temblaba cada jodido momento en que recordaba sus palabras, sin mencionar que sentía un nudo en mi estómago cuando sentía que las cosas con Vico habían quedado a medias y ahora existía una tensión entre ella y yo que me colmaba los nervios y me ponía los pelos de punta.
Y es que dios, habían sido tantas emociones por una sola noche que sentía la necesidad de tranquilizarme antes de adentrarme en cualquier borrascoso camino con Timothée, por mucho que mi ansiedad me pidiera a gritos que corriese a sus brazos, por mucho que mi alma y mi cuerpo anhelasen con urgencia unirse a él.
*Los ojos de Timothée son de las cosas más bellas que he visto*
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro