Cap 31: arrebol (maratón 💕)
Billie Eilish - Bitches broken hearts
✩✩✩
Y allí estábamos, como aventurándonos a un tipo de placer latente imposible de detener, en la terraza de un departamento ajeno pero tan íntimamente conocidos por ambos, siendo levemente golpeados en el rostro por repentinas ráfagas de viento que hacían danzar nuestros cabellos. Él frente a mí, con sus ojos impacientes buscando los míos y tras él, el atardecer, el crepúsculo, el ocaso dibujándose en la ciudad, con las luces multicolor de los edificios ya encendidas y las nubes arreboladas en el horizonte, delineadas en trazos como por un pincel.
— ¿Qué haces acá? Victoria dijo que estarías tomando un vuelo a Francia—atiné a decir rápidamente, aunque de manera entrecortada por los nervios.
—Sí, es cierto... pero lo cancelé, no era lo que realmente quería hacer—aseguró con tal firmeza que me hizo estremecer.
Instintivamente quise preguntarle si acaso su imprevista decisión de quedarse era por causa del cumpleaños de su prima, o si en realidad se trataba de algún percance que le había impedido viajar con tranquilidad. Pero más allá de esas dudas, sentí la necesidad de abrazarle, con desinterés del probable tenso resultado de tal acto, y es que cuando le oí decir esas últimas palabras me asaltó una repentina emoción, una felicidad que seguramente y de manera inevitable, se vería reflejada en el brillo de mis ojos y hasta en la comisura arqueada de mis labios conteniendo una efusiva sonrisa.
— ¿No era lo que querías?—le miré con ilusión, intentando que esa absurda pregunta me terminase de sacar la duda de encima.
Hizo el ademán de mover sus labios para responder, pero el inesperado sonido de una voz nos sobresaltó, haciéndonos despabilar de nuestra singular conversación.
—Agnes, lamento la demora, tuve que...— pero se calló al instante cuando vio a Timothée a mi lado. No sé con qué cara nos habrá pillado, pero su rostro se tensó al instante en tanto un gesto de confusión instintivo se dejaba aparecer en su rostro.
—Disculpen si interrumpo. Agnes, creí que necesitabas ayuda—continuó, nervioso. No hacía falta conocerle mucho para notarlo.
¿Tendría que presentarles? ¿Ya se conocían? ¿Se habrían visto antes?
—Sí, por poco pierdo la vida gracias a que brillas por tu ausencia, Logan—bromeé, intentado alivianar el incómodo entorno.
—Oh, así que él es el famoso Logan—susurró a mi lado Timothée, sin dejar de mirarle mientras juntaba ambas manos en su espalda para comenzar a menear su cuerpo hacia adelante y hacia atrás.
Las únicas veces que había sido testigo de aquel singular movimiento en él había sido a través de la pantalla, cuando una escena densa le requería a la defensiva con sus propios sentimientos, o bien, provocador con algún otro personaje.
— ¿No se conocen? —simulé espanto— Oh, Timothée, él es Logan; Logan, él es Timothée—sonreí mientras les veía estrecharse las manos.
—Logan, podrías por favor ubicar las luces allí—indiqué, comenzando a sentir que tenía que salir pronto de allí.
Me moví rápido dejándoles solos, necesitaba recuperarme del asombro que me había provocado ver a Timothée después de todo este tiempo sin saber absolutamente nada de él, o mejor dicho, sin querer saber nada de él. Tendría que tranquilizarme a mí y a mis desorbitadas hormonas que con solo verle unos segundos ya comenzaban a bailar de felicidad, porque no, eso no podía ser, debía recordar mi viejo plan de mantenerme alejada de él, por mi propio bien, sobre todo cuando ya había comenzado a sentir que avanzaba en la superación de algunos de mis sentimientos.
Busqué casi con desesperación a Vico, pues la música ya se había comenzado a oír, los invitados ya estarían por llegar y sentía la necesidad de hablar con ella antes de que el alcohol y la diversión fuesen impedimento para cualquier tipo de conversación seria.
Y allí la vi, estaba haciéndose la inocente abrazando por el cuello a Louis.
—Louis, ¿me prestas a tu novia un segundo?—interrumpí sin esperar respuesta y conduciéndola del brazo hacia lo que hace solo unos días había dejado de ser mi cuarto.
— ¿Qué pasa, Agnes?—refunfuñó.
— ¿Cómo que qué pasa, Victoria? ¡Sabías que Timothée venía y me mentiste!
—Te prometo que no, él de verdad me llamó por la mañana diciendo que iba a volar y créeme: para mí verlo entrar fue igual o incluso más sorprendente que para ti.
— ¿Entonces por qué me miraste con esa cara maliciosa tan constante últimamente en ti?—reproché.
—Pues porque te gané, Agnes. Le gané a tu mirada enfurecida de hoy que me reprochaba el haber pensado que Timothée estaba realmente interesado en ti. Te dije que él te quería, e incluso más que eso, lo sabes—aseguró, cruzándose de brazos y sentándose en la cama como una niña caprichosa.
—No entiendo cómo eso tiene que ver con que tu primo esté aquí ahora—dije, sin comprender sus palabras.
Me miró con ojos enfurecidos, como incapaz de creer que le estuviese preguntando eso.
— ¡Es que tú eres boba, Agnes! El chico canceló un viaje a Europa con su supuesta novia ¿y crees que lo hizo para venir a mi cumpleaños? Por favor, Timothée me adora, pero dudo que mi fiesta sea motivo suficiente como para decidir quedarse, nunca lo había sido.
—Bueno—levanté mis hombros— quizá parta mañana—comenté desinteresada.
Me miró boquiabierta.
—Tú no te quieres dar cuenta ¿verdad?
Callé.
—No es que no sepas que él te quiere, no es que no lo entiendas, es que eres incapaz de aceptarlo, o mejor, no quieres aceptarlo. Te inventas un montón de excusas para rehuir de la situación. Tienes miedo. Tienes miedo porque sabes que la forma en la que empezaron no fue la mejor y te convences a ti misma de que no puede mejorar, te sientes insegura, y eres tan cómoda que no quieres arriesgarte a sentir nada más, ni dolor ni pena ni felicidad, prefieres quedarte allí sin hacer nada, hacer como que le olvidas, resignándote a creer que no significas nada para él.
Le miré impactada, sintiendo cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en mi garganta. Me tardé en procesar lo que estaba diciéndome y tuve que carraspear para poder asegurarme de que mi voz no saldría temblorosa.
—No entiendo cómo pretendes que sea más fácil para mí. Tú fuiste testigo de lo mal que estuve, Victoria. Y aunque fuese cierto que me quiere, como voy a entender que supuestamente viene por mí si sigue con su novia. Se iban a ir de viaje, Vico—hablé, conteniendo el llanto que amenazaba con salir.
— ¿Te has dado el jodido tiempo de preguntarle si sigue siendo su novia?—cuestionó—. O mejor, ¿qué pasó después de que ustedes dejaron de hablar? ¿Le has preguntado cómo siguieron las cosas?
—No.
—Ahí lo tienes. Prefieres sacar tus propias conclusiones porque claro, es lo más fácil ¿no?—respondió, fría.
No podía creer que me estuviese diciendo aquello, y menos de esa manera. De todo el tiempo que conocía a Victoria, de todas nuestras discusiones, esa estaba siendo la más dolorosa.
—Si él hubiese querido dejarme las cosas claras entonces me habría buscado, Victoria.
— Já —resopló— ¿Y le hubieses dejado? ¿Le habrías dejado buscarte después de que todo lo pasó?
No respondí.
—No, claro que no, habrías ignorado sus llamadas y quizá hasta hubieses preferido esconderte con tal de no verle y enfrentarle. Timothée te conoce mejor de lo que crees, Agnes.
—Espero que no sea debido a lo que le has dicho sobre mí—solté, aun dolida por su confesión de hace unos días. Pero al momento me arrepentí porque en sus ojos pude distinguir el notorio dolor de la ofensa.
—Sabes que jamás le diría nada sobre ti a Timothée—habló dolida—. Ya te dije que lo único que le comentaba era que te veías bien y él tampoco esperaba otra respuesta más basta por mucho que fuese consciente de todo lo que yo sabía, pero le bastaba con escuchar que te veías saludable; sabes que no te expondría frente a él, ni frente a nadie, así como tú tampoco te has enterado por mí de lo que ha vivido él durante este último tiempo.
—Lo sé—dije respirando ya más calmada—lo siento, solo... ¿por qué mierda siento que le estás defendiendo, Victoria?
—No puedes estar más equivocada, Agnes. No le defiendo, no podría, sé que él se equivocó también—suspiró— ¿Sabes? No quiero involucrarme en sus problemas, pero para mí tampoco ha sido fácil estar entre los dos porque les amo demasiado y les quiero ver felices, ya te lo dije—finalizó sin mirarme.
Se levantó rápido de la cama para salir del cuarto, quitándome la oportunidad de responder algo más, dejándome allí, con la sensación de un vacío de mierda formándose en mi pecho, quieta, inmóvil, aunque con ganas de salir arrancando, de escapar de allí y de sus palabras porque tenía el presentimiento de que iban a permanecer rondando en mi cabeza durante toda esa noche, y quizá hasta por días después.
(...)
Miedo, inseguridad, negación, términos que seguían revoloteando en mí incluso cuando ya había salido de la habitación. No sé cuánto tiempo estuve intentando calmarme allí, pero lo cierto es que cuando salí las luces del salón ya habían sido apagadas, dándole paso al gran foco multicolor que lo convertía en una pista de baile. Mucha gente estaba allí, algunos pocos conocidos otros muchos desconocidos.
Me sentía en un mood demasiado distinto al de ellos y mi motivación principal para estar ahí, que era acompañar a Vico, parecía haberse esfumado gracias a nuestra pequeña gran discusión de hace un rato. Probablemente ella no quería ni verme, no lo sabía, ya no sabía. Quizá simplemente debía irme.
— ¿Agnes?—habló la voz de Logan, apareciendo de pronto.
—Hey—saludé con la cabeza, estaba segura que el sonido de la música le impedía escucharme.
— ¿A dónde vas?
—En realidad quizá deba irme ¿sabes? No me siento muy cómoda acá—grité en su oído.
—Pero Victoria...
—Tuvimos una discusión y no creo que le importe mucho.
—Agnes—habló serio luego de haberme llevado a un rincón de la pista—. No sé qué pasó entre ustedes...pero eres como su hermana, claro que le importa, cualquier otra cosa no importa si es su cumpleaños, ella quiere que estés—me miró fijo—. No te vayas, te prometo que la pasaremos bien—aseguró, regalándome una sonrisa.
Pensé un momento.
—Sí, tienes razón—solté el aire. No había razón para agrandar más el asunto.
—Genial—sonrió satisfecho.
— ¿Dónde están los demás?—pregunté, buscándoles con la mirada entre el tumulto de gente.
Y entonces le vi, en un rincón sentado junto a Erza, ambos conversando muy animadamente. El hecho me produjo profunda gracias y es que aún no olvidaba el constante trato desconfiado de hace solo un tiempo atrás de parte de Timothée para con mi amigo
Enfoqué mi mirada en Timothée, sintiendo que me impactaba la manera en que siempre parecía sacado como de una obra de arte, reluciendo donde quiera que fuese, y por supuesto, esta no era la excepción. Amé la manera en que las embriagadoras luces multicolores traspasaban su cuerpo, su rostro, su armonioso cabello, me sentí alucinar por la forma en que los destellos de luz al ritmo del bajo de las canciones parecían alinearse con los mismos movimientos del muchacho, porque recién me daba cuenta de la atractiva armonía natural de la que gozaban sus movimientos, por más ínfimos que fuesen.
Entonces miró en mi dirección, quizá se sintió observado, pero eso no importó, porque hasta ahora solo recuerdo la desesperada urgencia con la que nuestros ojos se buscaron, conectándose como hipnotizados por la incitante atmósfera del lugar. Me sonrió desde allí, como saludándome desde otro espacio, y le correspondí de inmediato, delatando mis ganas imperiosas de ir a hablarle, de preguntarle cómo estaba, de conversarle aunque fuesen unos pocos minutos, porque con eso me bastaba, y de paso rozar, en un simulado movimiento casual, parte de la piel expuesta de nuestros cuerpos.
Si eran nuestros hombros o piernas o incluso las yemas de nuestros dedos si íbamos caminando cerca, no importaba, lo importante es que fuese su piel, porque la mía parecía necesitarle con urgencia. Necesitaba respirarle, a él.
Doy inicio a la maratón prometida, espero la disfruten. Son caps más cortos de lo usual, pero les publicaré cuatro en vez de tres como había dicho. No olviden hacerme saber si es que les gustan los caps <3 significa demasiado para mí 💕
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro