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Cap 17: enfadados

Ver a Timothée se había vuelto algo recurrente, nos la pasábamos en su cuarto, repasando el libreto, conversando sobre cómo mejorar las escenas, y como me había prometido, me permitió usar su piano para ensayar las canciones que tendría que tocar en las grabaciones, además de claro, ayudarme a mejorarlas.

En el transcurso de los días concluimos, tal como nos comentó Margot, que las tonadas al piano que representaríamos reflejaban emociones distintas, amor, enfado, angustia, pasión y erotismo. Y pese a que estábamos al tanto de que se trataba de aunar y encarnar todas, también eramos conscientes de que en una composición debía predominar una emoción por sobre la otra, y eso había que hacerlo notar.

Al comienzo, decidimos empezar con las escenas que creíamos se nos harían más fáciles de practicar, haríamos lo que podíamos, de todas maneras Margot tendría que darnos las instrucciones para cuando fueran las grabaciones, así que lo que nos correspondía hacer hasta entonces era nada más que la mitad del trabajo.

No nos costó trabajar la temática del amor y la angustia, al parecer ambos estábamos familiarizados con ello, en cuanto a la temática del erotismo acordamos que sería la última que prepararíamos, aunque estábamos de acuerdo con la idea de que debía ser algo muy parecido a lo que "ensayamos" aquella noche luego de la cena. Sin embargo, lo cierto era que nos sentíamos algo estancados con la encarnación del enojo, mal no nos salía, pero el resultado no nos dejaba satisfecho a ninguno.

—Quizá tengas que darme una razón para enojarme contigo, Timothée—bromeé mientras tomaba mis cosas para irme después de haber intentado inútilmente trabajar la escena del "enfado".

—O quizás tengamos que darnos mutuamente razones para enfadarnos el uno con el otro—corrigió — No, en serio ¿Y si mejor nos relajamos? Hemos trabajado toda la semana, nos hace falta. Hagamos algo entretenido.

— ¿Tienes algo en mente?

Tardó unos segundos en responder, estaba pensando.

—De hecho... sí—me miró inseguro.

— ¿Qué?—pregunté, frunciendo el ceño.

—Bueno... Emily me comentó que tiene ganas de conocerte.

Mi corazón se detuvo. ¿Qué? ¿Por qué?

— ¿A mí?—pregunté, confundida.

—Sí, dice que como ahora pasaremos más tiempo juntos tú y yo, ella tiene ganas de empezar de nuevo contigo, ya sabes... por lo de la otra noche en mi casa.

Me tardé unos segundos en procesar la información hasta que respondí, no muy segura.

—Claro... — No podía imaginar lo que podía salir de una salida con ellos juntos, no podía.

–Genial—susurró, bajando su mirada— ¿mañana en la tarde?

¿¡Mañana en la tarde?!

—Puedes traer a Vico y a quien quieras —agregó.

Okay, con eso quizá se me haría más fácil.

—Seguro, mañana estaré aquí. Nos vemos, Timothée.

Abrí la puerta con fugacidad desmesurada y simplemente partí, desde que conocí al chico esa había sido definitivamente la despedida más fría que habíamos tenido, pero el remolino inquieto que crispaba en mí me hizo sentir que no podía ser de otra manera, mi mente era incapaz de concebir la idea de que él haya dejado que algo así pasara... ¿acaso le era imposible empatizar con lo mal que me había hecho sentir ella esa lejana vez en su casa? Obviamente yo no quería tener nada que ver con ella, y de seguro ella tampoco, tenía la certeza de que solo anhelaba conocerme porque pasaba mucho más tiempo con el chico. Además, ni siquiera podría ser su amiga, simplemente no podría. ¡Por qué había tenido que decir  sí!, ¡por qué!

Desde el día en que Victoria me comentó aquello de "que tus sentimientos te sirvan como un instrumento" no había dejado que ninguna de mis desbocadas emociones se interpusiera en mi trabajo con él, y había funcionado harto muy bien hasta el momento, me disponía a sentir lo que sea que tuviese que sentir y utilizaba el resultado nada más que para intensificar el ritmo de mi actuación. Pero aquello no implicaba el soporte de una situación como la que Timothée esperaba. Mierda, de pronto me sentía inusitadamente enfadada y disgustada . Y Victoria, con su comentario de "te estás enamorando de él", ¡claro que no!, ¡por supuesto que no!, si apenas lo conocía hace ¿Cuánto? ¿Un mes? Hasta menos.

(...)

—Tendrás que acompañarme a casa de tu primo mañana —señalé con desdén apenas entré al apartamento y tiraba con indiferencia el bolso al sofá. Me tumbé en él.

—Wow wow, hola Vico, ¿cómo estás? También te quiero, amiga—me regañó mientras se posicionaba a mi lado.

No respondí.

— ¿Qué pasa, Agnes? No te veía tan enojada desde que golpeaste a ese chico que te molestaba en la segundaria.

—Es Timothée, planea que tengamos un "momento divertido" con su novia—enfaticé con mis manos.

— ¡No es cierto!—exclamó sorprendida, llevándose ambas manos a la boca.

—Es un idiota —susurré, cruzándome de brazos—. Tienes que acompañarme, Vico. No sé qué haría yo sola ahí entre esos dos.

—Ay, Agnes... mañana tenía pensado salir con Louis.

—Pues invítalo a que vaya con nosotras, así será todo más fácil, por favor—supliqué en pucheros, sintiendo un atisbo de desesperación incipiente en mi estómago.

Victoria bufó, rendida.

—Está bien, está bien.—Volvió sus ojos.

— ¿Ya sabes que te amo? —Me emocioné, al tiempo que me abalanzaba hacia ella para darle un abrazo invasivo—.Le hablaré a Ezra.

Me paré con premura para dirigirme al teléfono y hacer la llamada, sentía que no había tiempo que perder, sólo esperaba que el pelinegro estuviese desocupado para la tarde siguiente.

— ¿A Ezra?—preguntó, caminando hacia mí— ¿Para qué?

—Pues si voy a estar entre dos parejas más vale que tenga a alguien más con quien poder hablar—contesté marcando el número.

— ¡Louis y yo no somos pareja, Agnes!

— ¡shhh! Calla, que no escucho—dije con el teléfono ya en mi oreja.

No, no lo eran, hasta hace unos pocos días habían retomado el contacto después de mucho tiempo, pero estaba segura que ambos sabían que por fin iban a poder empezar a salir. A Vico la veía más decidida y ya no tan insegura respecto a él, eso era bueno e indicaba que ya ambos eran lo suficientemente maduros como para aceptar que se gustaban. Me sentía feliz por ellos. Ahora, con la vida un poco más resuelta, era casi seguro que iban a poder empezar algo serio.

(...)

—Bien, ¿trajeron todo?— pregunté a los chicos antes de tocar la puerta.

—Sí, ya golpea, Agnes, que las bolsas pesan—habló Ezra.

Timothée había llamado al apartamento de Vico en la mañana para informar sobre los planes, al parecer la pareja había decidido que sería buena idea hacer pizzas para luego ir por tragos y baile a una discoteca. Honestamente, la idea de la disco no me causaba más que desagrado, pero por fortuna estaría con los chicos y con ellos al lado no iba a ser necesario ni siquiera dirigirle la mirada a la pareja. Además, la idea de los tragos tampoco me parecía tan mal, un trago en una noche como esa iba a ser más que necesario.

Para sorpresa nuestra, quien abrió la puerta fue Emily. Con eso me quedaba claro que ese era tanto su espacio como el de Timothée. Me saludó con un abrazo efusivo, como si tratase de disculparse por el altercado pasado a través de ese acercamiento, pero guardaba la certeza de que su recibimiento no había sido más que una forma de evadir lo sucedido que una actitud realmente honesta. Decidí pese a eso, que era mejor dejar de sobre pensarlo y comportarme con amabilidad el resto del tiempo, de todas formas el malentendido en casa de Timothée ya era parte del pasado.

—Agnes, llegaste...—Me saludó en una sonrisa tímida el castaño. Yo sólo me limité a esbozar una mueca suave, no quería parecer incómoda, ¿qué le pasaba? Él solía ser más efusivo con su recibimiento.

Luego de los saludos nos dispusimos a armas las pizzas. Louis y Ezra preparaban las masas, Vico y yo  los agregados, y Timothée con Emily... bueno, quién sabe dónde. La realidad era que intentaba con esmero no inmiscuirme en aquel tema, deseaba mantener un ánimo calmo y evadir de mi mente cualquier cuestionamiento respecto de dónde estaban y por qué tardaban.

—Miren esto, chicos— habló de pronto su voz, sobresaltándome. Detrás de él venía Emily. El nudo que se formaba en mi estómago comenzó a disiparse con calidez cuando lo vi aparecer, mi corazón de pronto tomó su curso palpitante normal y mis manos conservaron su calma liminal.

Divisé las gran cantidad de cervezas que traía la pareja, unas cinco botellas colmadas del líquido agridulce, un elixir para las almas vagas y los corazones aprisionados. Así que cuando mi rostro dio con ellas, no pude evitar que una sonrisa se pincelara en mi rostro, develando mi encanto. Con eso sería suficiente para soportar ese momento antes de llegar a la disco.

—Sabía que te gustaría —susurró Timothée en mi oído pasando fugaz  por mi lado.

Victoria lo notó y no esperó ni un segundo para plasmar en mí una mirada inquisitiva, con ese elevamiento de cejas descarado tan propio de mi amiga.

—Gracias primito. —Le miró Vico—. Estoy segura que esto nos liberará a más de alguno de ciertas tensiones hoy.

Había un tinte travieso en su voz que me asustó. Con Timothée compartimos una mirada furtiva, como si ambos hubiésemos leído entrelíneas a lo que se refería.

—Sólo quiero anticiparles que si me embriago hoy no podré hacerme cargo de mis molestas bromas, así que...—calló Ezra para dar un sorbo a su cerveza—prepárense.

—Ni bromees, que luego me enfado y te quejas—respondí

Se hizo el ofendido y manchó la piel de mi cara con la pegajosa sustancia de la salsa de tomate, las risas bufonas de mis amigos pronto hicieron eco por todo el apartamento. En un mirada rápida, divisé cómo Emily le confiaba algo en el oído a Timothée, haciendo que su mandíbula se tensara y sus ojos pasaran a demostrar ¿molestia?

Compartimos las cervezas y las pizzas entre risas y bromas. Era evidente que la cerveza ya había llegado a la cabeza de la mayoría de nosotros, las conversaciones fluían mucho más espontáneamente ahora, y al parecer a Victoria y a Louis les había hecho romper a pizcas la barrera tensional entre ellos, la confianza se vislumbraba en la cercanía de sus cuerpos y en el coqueteo implícito en sus conversaciones. Por mi parte, había intentado por todos los medios posibles no pensar en lo cerca que siempre estaban Timothée y Emily, ella siempre queriendo besarlo y él, obviamente, correspondiéndole, en varias ocasiones me topé con esa escena sin quererlo, así que aunque con cierta dificultad,  intenté  no mirar hacia donde estaban, porque pese al alcohol en mi sangre, se seguía formando un nudo en mi estómago cada vez que les veía.



Caminábamos por las calles con un destino fijo: la discoteca. Victoria y Louis se habían adelantado, Timothée y Emily iban justo detrás de Ezra y yo, quienes inventábamos no interferir en la conversación de ninguna de las parejas que nos acompañaban.

—Gracias por venir, Ezra. Hubiese sido muy incómodo para mí estar en medio si no—confesé en una pequeña sonrisa.

—De nada, pequeña. La comida y los amigos son algo a lo que jamás podría negarme—me miró risueño, abrazándome por los hombros.

 Y de pronto, un flash.

No podía creerlo, cómo es que estos imbéciles siempre sabían en qué momento tomar una foto y hacer de ella una historieta del drama.

—Quédate así, Ezra—le retuve cuando intentó separarse de mí—, démosle a estos imbéciles algo de qué hablar.

— ¡Esa es la actitud, Agnes! —Se emocionó al tiempo que me abrazaba con ganas y saludaba a la cámara. Yo lo imité.

— ¿Sabes que ahora te involucrarán con Ezra?—cuestionó Timothée, una vez que su silueta emergió de repente y su voz pretendía aparentar una pizca de diversión. Pero no, su rostro tenso lo delataba.

—Sí, pero a nosotros no nos importa, sólo estamos jugando—comenté, seria. No me había dirigido ni la mirada ni la palabra en toda la noche y ahora se acercaba a reprocharme.

— ¡Qué atrevida, Agnes!—habló Emily— Solo espero que esta vez Ezra no tenga una pareja real—río, pero su comentario no hizo gracia a nadie.

—No la tengo—le sonrío Ezra, irónico.

Después de unos minutos ya habíamos llegado al lugar. Dentro, la disco se dividía en tres pistas, cada una de ellas con una temática musical diferente, era un lugar increíble, estar ahí no podía ser aburrido; la decoración de las paredes invitaba al desenfreno y el juego de luces, por su parte, iba acorde al bajo de las canciones que por la intensidad de su sonido hacía revotar toda la sala, literalmente la música nos inundaba en ese lugar. La mayoría de nosotros ahí sentía una nostalgia o tenía un vínculo especial con la música '80-'90, por lo cual decidimos ir a esa pista.

Disco 2000 de Pulp comenzó a sonar. Con Victoria nos miramos al instante, sintiendo la emoción traspasarnos el cuerpo, nos encantaba esa canción. De pronto, el círculo que habíamos formado entre todos se descompuso cuando con Vico decidimos bailar la canción en medio del grupo. Pese a que las luces, el movimiento y el alcohol no me permitían ver con claridad pude ver cómo todos estábamos disfrutando de ese momento, Ezra y Louis estaban dando aplausos, incentivándonos, Emily estaba sonriendo, y Timothée, él parecía mirarnos cautivado por lo felices que nos veíamos. Después de todo no había sido tan mala idea ir a ese lugar.

Luego de eso muchas otras buenas canciones comenzaron a sonar, con el alcohol la vergüenza ya no existía entre nosotros, así que los movimientos comenzaron a volverse cada vez más fluidos. Un vaso de vodka llegó a mis manos, posibilitando que me acordara de la copa de vodka en la cena de Margot y todo lo que pasó después. Me tomé el contenido de un sorbo, no quería recordarlo. Después de eso ya no tenía muy claro cómo, pero muchos vasos habían pasado por las manos de todos nosotros, mi visión se volvía cada vez más borrosa.

En un momento de la noche que no logro dilucidar por completo Vogue de Madonna empezó a sonar, a través de mi visión no tan perfecta divisé a Victoria moverse al centro del grupo tomando de la camisa a Louis para que bailase con ella, con los demás nos miramos sorprendidos sin dejar de darles ánimo. Definitivamente se la estaban pasando muy bien.

Luego de un largo rato bailando, Emily se despidió de nosotros, Timothée la siguió, anunciando que no era seguro que volviese. Imaginé que se irían juntos, era lo más probable, así que un pequeño nudo se formó nuevamente en mi estómago, aletargándome, obnubilándome el sentir, el alcohol me había impedido no pensar en lo que de seguro llegarían a hacer. Lo odiaba, odiaba estar pensando en él pese a haber estado toda la miserable noche intentado desterrarlo de mi mente.

— ¿Estás bien?— preguntó Louis, cuya figura era la más cerca en ese instante.

—Sí, todo bien, iré por algo más de beber—informé. No esperé respuesta y me acerqué con sencillez aunque a paso medianamente desequilibrado, a la barra para pedir otro vaso de vodka, allí podría tranquilizarme y descansar un tanto mis pies.

Pero entonces, justo cuando creí que me calmaba comienza a sonar Erase/Rewind de The Cardigans. Dios, lo que me hubiese gustado haber bailado esa canción con él todo lo necesariamente cerca como para volver a sentir su aliento golpearme los labios de nuevo.

https://youtu.be/Dwe8GWwmjOk

— ¡Hey!—Escuché una voz grave y eclipsada por la música acercándose tras de mí.

— ¿Timothée?—me sorprendí una vez que me volteé para verlo erguido frente a mí—. ¿Qué haces acá? —cuestioné ceñuda.

—Pues... ¿bailar?—comentó con diversión obvia.

—Creí que te habías ido —susurré

Le miré a los ojos, al fin estaba ahí, juntó a mí, anhele toda la jodida noche que me diera esa mirada, que me traspasase con ella como solía hacerlo cuando estábamos solos, que me tomase en cuenta, tener su atención. Lo odiaba, odiaba que se hubiese desentendido conmigo sólo porque había estado su novia.

— ¿Bailamos?—preguntó acercándose a mi oído. Me estremecí. ¿Qué pretendía ignorándome durante toda la noche y ahora hablándome así? percibía a la indignación comenzar a llegar a mi cuerpo. Y no, me conocía, debía hacer el esfuerzo de calmarme.

De mi boca no salió ninguna respuesta, simplemente le señalé en un gesto vago que me siguiera. Llegamos a un lugar apartado del grupo, no sabía por qué, pero quería bailar con él bajo la certeza de que nadie ahí nos conocía, y al parecer, él guardaba el mismo deseo,  porque me siguió sin reparos, como entregado al destino y a un acaecer eventual del que ni él ni yo teníamos idea, y aquello me encantaba, de manera paradójica, a veces, cuando mi mente se nublaba, me dejaba maravillar por su imprudencia cuando se trataba de nosotros, de nosotros solos.

Las luces cromáticas escogidas para esa canción eran de una tonalidad rojiza y anaranjada, un cariz granate opaco que mezclado a la silueta negruzca de los rizos de Timothée, le concedían a su rostro un aire de intriga increíblemente incitante... Y mi pecho saltaba atolondrado por él, por la escena que estábamos a punto de vivir y por cierta necesidad imperiosa que albergaba por sentirlo cerca. Así que en un rincón de la pista, dispuestos a sumirnos en el embriague del baile, puse mi cuerpo de espaldas a él, adhiriendo mi espalda contra su torso y moviéndome al ritmo de la música.

— ¿Puedo poner mis manos en tu cintura, Agnes?—me susurró al oído, rozándome con sus labios.

Me limité a asentir con un movimiento de cabeza sin dejar de menearme. Conmigo de espaldas, Timothée no tardó en posar sus manos en mi cintura medianamente descubierta por la camisa corta que llevaba puesta. Sentía el roce de sus dedos viajando con una suavidad ardorosa por toda mi cintura, subiendo y bajando al ritmo de aquella embriagadora melodía. Quise intensificar nuestra cercanía, así que tomé sus manos y las aferré a mis caderas, perpetuando una cercanía desenfrenada entre ambos, habíamos quedado completamente pegados. El chico acercó su rostro a mi cuello, permitiendo que una de mis manos alcanzara sus rizos, enredándose en ellos y acariciándolos mientras bailábamos. Giré mi cabeza hacia el mismo lugar de mi cuello en que él tenía sus labios, y ahora sí, podía sentir su aliento fusionándose con el mío, y mierda...quería tanto besarlo, besarlo con ganas, con ímpetu, y quizá hasta con algún atisbo de rabia y enojo. Pero no, rápidamente desistí de aquel embriagador pensamiento y sencillamente me volteé para quedar frente a él. Sin embargo, mi intención de chica alucinada por el momento, no era precisamente la de alejarme de él o perder la distancia alarmante en la que nos encontrábamos, y al parecer, Timothée leyó mi mente, porque volvió a aferrar sus manos a mi cintura en un deslice desgarrador por su efervescencia. Y entonces me arrastró hacia él. Al instante percibí la forma en que sus piernas se entrecruzaban con las mías, permitiéndonos quedar demasiado cerca, tan cerca, que la distancia entre mi nariz y su nariz griega era casi nula, su aliento con matices a alcohol me rozaba los labios, me empapaba la boca, me hacía guardar la sensación de que estaba fuera de allí, que en ese momento eramos solo él y yo desterrados del mundo y sumergidos en la burbuja sinuosa de esa canción carmesí, y casi pude imaginarme, desde un plano exterior, la forma en que  los rizos del chico revestían  nuestros perfiles aunados, dejando mostrar apenas alguno que otro de nuestros rasgos.

La canción terminó, y aunque en el fondo deseé con una intensidad desbordada que la melodía durase para siempre si con ello eternizaba el tacto de Timothée sobre mí, tuve que agradecer que tuviese un final, porque de no haber sido así, con toda probabilidad, no habría podido evitar que algo más sucediera. No me encontraba completamente en mis cabales. Así que una vez que la embriaguez del baile se dio por terminada, me alejé con urgencia y un tanto brusca del cuerpo de mi compañero. Él me miró confundido.

— ¿Por qué me ignoraste toda la noche?—solté, dolida.

Él solo atinó a bajar la mirada en un gesto de sorpresa, estaba avergonzado y no se esperaba aquella pregunta.

— ¿Vienes acá ahora que ya se fue tu novia?—seguí. Mi carácter se había dejado embargar por la indignación de su actitud, y quizá hasta por la mía, por no haber podido simplemente decir "no" a su invitación, a su cercanía, a su aliento cálido y fascinante, por haberle permitido mi ánimo a su antojo.

—Lo siento, Agnes, yo... sólo... no lo sé—tartamudeó, apenas audible.

No me permití seguir escuchándolo, simplemente caminé rápido por entre el tumulto de gente, perdiéndome entre ellos y haciendo caso omiso al eco de su voz llamándome, porque no, ahora estaba dispuesta a irme. 


El exceso de alcohol en los fanfics siempre es sinónimo de drama! jaja 

Besoos  <3<3 

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