➖Cap.7➖
Avanzamos con mi sub alterno, despacio y como al acecho, pero más pareciera que somos la precavida presa metiéndose directo a la guarida de la bestia.
¡Maldita sea! Necesito pensar en positivo o no saldré vivo.
Sé que cuento con la vida de Nam (dicho desde sus propias palabras) pero en estos momentos, siento que podría ser aquel que falle... Aquella persona a la que todo le sale mal, dejándome vencer sin luchar en el intento de no hacerlo.
¡Maldita mente de mierda! ¡Y malditos pensamientos intrusivos! Debería estar en alerta en vez de seguir dándole vueltas a mi incipiente demencia.
Al avanzar en un silencio aterrador, mi sub alterno realiza unas señas con su mano... Al final, tenía razón Nam, pareciera que somos la presa ubicada estratégicamente para las malditas bestias sedientas de lo nuestro.
Inspiro a mi alrededor tratando de agudizar mi sentido del olfato, sentido que me juega una mala pasada cuando no me da indicio de nada pero se percibe claramente el acecho.
Entonces, decido seguir hasta donde se abre el camino, pero un ahogado y repentino llanto me frena haciéndome sentir desorientado y en continua alerta. Aún así, no dudo en seguir mis instintos aunque eso suponga hacer más ruido del necesario o realizar movimientos bruscos e imprevistos.
Así que, bajo los constantes regaños de mi sub alterno, me inclino entre unas duras ramas cubiertas con harapos, huesos y pieles secas (Lo normal en este mundo de mierda) Pero en cuanto doy dirección a mis ojos, solo la oscuridad asoma.
Nuevamente, se escucha un gorgoteo ahogado junto a una especie de lamento. Y confiando en mi instinto, saco mi filo y me acerco...
Uno, dos, tres pasos y diviso algo pequeño. Algo diminuto que no se queda quieto a medida que trata de escapar de un doloroso suceso. Y cuanto más me acerco y mi visión se ajusta a las sombras del momento, lo veo.
Un cuerpecito recubierto de mugre, sangre y fluidos negros que se retuerce adolorido, Pero me detengo, cuando sus dolidos ojos se conectan con los sorprendidos míos e interpreto en el silencio, un implícito pedido de auxilio.
Entonces, todos los recuerdos se me vienen como flashes. Extremas situaciones en donde he tenido que tomar cartas en el asunto matando sin piedad a diversas mutaciones de mierda. Y heme aquí, pensando en acercarme para salvar ese bebé... Niño que a simple vista se observa que tiene de humano lo que también tiene de bestia.
Me inclino sobre él haciendo uso de mi cuchilla y de mi fuerza para cortar lo que lo apresa. Hasta que por fin lo libero, sacándolo de un jalón y cayendo de espaldas al suelo con su cuerpo, encima de mi cuerpo.
En eso aparece Nam. Aquel al que solo podía escuchar con reclamos lejanos pero nada en concreto, quedándose congelado y atónito ante el suceso ya que me encuentro a medio acostar a medida que el pequeño se aferra con todas sus fuerzas a mi pecho.
Y lo siento...
Percibo su calor emanando mientras emite un suave ronroneo. Escucho su respiración a medida que se calma por puro instinto protector y cavando mi tumba cuando eleva su pequeña cabecita observándome con esos redondos ocelos.
E increíble pero real, sus ojos son completamente negros como el oscuro cielo, pero tiene calor corporal y sangra rojo, como lo hacemos nosotros.
—Capitán... Déjelo despacio en el suelo, muy lentamente —anuncio mi sub alterno en un suave susurro que pareciera entender el adosado como babosa a mi pecho.
Entonces, levanto la mano hacia Nam como dándole a entender de que todo está bien y que no debe preocuparse por nada a medida que intento levantarme del suelo sin dejar que el pequeño caiga en el proceso. Pero me entierra sus filosas uñas para evitar justamente eso, cuando trastabillo y se acerca de lleno mi sub alterno.
—No tengas miedo Nam, él, no te hará daño —ni siquiera sé porqué mierda dije eso, solo sé que salió como recurso para mantenerlo sereno.
—J-Jung K-Kook —escucho la entre cortada voz de Nam.
—No digas nada, se lo que debo hacer, es que... ¡Solo míralo! Tiene el cuerpo caliente y sangra como nosotros. Déjame curarlo y luego seguimos —anuncio sin poder creer mis palabras.
¿Desde cuándo me importa algo que se asemeje a él?
Y tenía que volver a mi memoria esa maldita escoria, tenía que aparecerse justo como un indefenso bebé.
—No recuerdo haber visto a un niño nacido así, si a otros transformados pero este no sería el caso. Aunque sus ojos sean el fiel reflejo deshumanizado de ellos, su cuerpo dice lo contrario.
—¿Y si decide alimentarse luego de cansarse de su arrope? — Anuncia Nam malhumorado y lo pienso.
Sé que existe esa gran posibilidad pero cuando observo como se chupa el dedo gordo acomodado sobre el calor de mi pecho, algo me quema por dentro.
—Nam... No lo puedo abandonar —largo sin dudarlo y con una clara convicción de que estoy haciendo lo correcto. En estos momentos, observo a un indefenso niño en busca de afecto.
En eso que mi sub alterno sacude su cabeza en desaprobación (pero sin cuestionamientos) se escuchan los inconfundibles sonidos de algún par de ellos a los lejos. Pero no lo suficientemente lejos como para mantenernos quietos.
Entonces, le digo al pequeño que lo voy a cubrir en telas mientras Nam solo se dedica a rebuscar algo en su morral. Luego, lo recuesto suavemente usando mi voz como calma mientras él, no deja de seguir cada uno de mis movimientos. Me saco mi transparente camisa y lo envuelvo, limpiando lo que puedo de su demacrado cuerpo. Sus heridas sangran en rojo y sin el característico y hediondo olor de la pudrición de los otros.
Y cuando rebusco mis cosas ubicándolo sobre mi pecho para atarlo a mi mochila, Nam extiende alguna especie de fruta silvestre haciendo que el bebé se desespere.
—Mejor mantenerlo con la boca ocupada, tengo varias de esas en mi bolso. Ya comprobé que no son venenosas —articula mi sub alterno como dándome a entender de que tome la decisión que tome, me acompaña y me apoya.
Entonces, le devuelvo a Nam mi más sincera sonrisa. No creo poder abandonarlo y seguir como si no existiera. Y si el destino me jugara una mala pasada, no dudaré en ponerle fin yo mismo a su corta vida. Por mientras, lo ato de modo que su boca no alcanza ninguna parte expuesta de mi soma.
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