•• 6 ••
Hay un nuevo integrante en la familia de KyungSoo (¡y no es un perro!).
. . .
KyungSoo nunca había pensado realmente en la posibilidad de tener hijos.
Siempre había estado enfocado en su carrera, en el trabajo y, posteriormente, en su matrimonio. La vida le estaba sonriendo después de haber atravesado tantas cosas, había sanado y era feliz, así que, por supuesto, disfrutó de lo que tenía y no se molestó realmente en dejar que los cambios llegaran a ellos.
Pero JiWoo llegó y su corazón se había apretado en un puño; KyungSoo fue suyo y él no podía apartar la mirada, no podía dejarlo.
Había recogido a RaeOn de la escuela ese día porque su cuñada estaba realmente ocupada, y mientras esperaba por su pequeño sobrino para llenarlo de besos y llevarlo a casa, notó al pequeño niño apartado del resto portando un uniforme descuidado, zapatos de segunda mano que no estaban en buen estado y sosteniendo un oso de peluche que había visto días mejores.
Pero no fue eso lo que llamó la atención de KyungSoo, fue la mirada opaca, distante y sin vida del pequeño. Como si hubiera visto demasiado de esta vida a pesar de ser tan joven.
Le recordó a sí mismo, y el golpe de la familiaridad le insta a acercarse a la maestra de RaeOn y preguntar por él.
La señorita Jang le había dado una sonrisa comprensiva y con cierto pesar se enfocó en el chico solitario. Ella murmuró solo para él:
—Su nombre es JiWoo; ha llegado recientemente a la escuela gracias a los nuevos proyectos del gobierno. Es huérfano, señor Do, y vive en un orfanato. Por lo que sé, no ha tenido mucha suerte en conseguir una familia, así que es comprensible que no quiera acercarse a nadie en los primeros días. Es una lástima porque es un buen chico y también es muy listo.
Le dejó pensando durante gran parte del día, y no pudo arrancarse sus palabras de la mente incluso cuando se acostó en la cama con JongIn abrazándolo apretadamente.
Al día siguiente vuelve a la escuela y sus ojos se deslizan conscientemente por el patio, donde los niños esperan a sus padres. Encuentra el grupo de RaeOn y con ellos halla a JiWoo.
Nuevamente está solo, en silencio, y abraza con fuerza a su sucio peluche. Hay una mirada desolada mientras ve a sus compañeros saludando alegremente a sus padres que le rompe por completo el corazón, y Dios, era tan doloroso.
Siente un nudo apretado en su garganta y su sonrisa es un poco triste cuando saluda a RaeOn y los ojos oscuros de JiWoo se posan sobre ellos.
Anhelante.
La misma escena se repite por un tiempo.
Esa noche, KyungSoo mira la cena profundamente y se distrae fácilmente con las preguntas, con los "¿y sis?" y con las posibilidades.
Se habían mudado a una casa linda en un lugar céntrico después del matrimonio; había un par de habitaciones libres, un jardín e incluso una piscina; no tenían mascotas y la entrada de dinero era obviamente fluida y constante.
Solo eran JongIn y él, y había sido así durante cinco años (de matrimonio, dos más de noviazgo), lo que hace que KyungSoo se pregunte.
Tiene treinta y dos años, JongIn tiene treinta y siete, han sido felices y dichosos juntos, pero KyungSoo sabe, Dios, él lo hace, que tiene mucho más amor para ofrecer. Que quiere darlo, que siempre quiso, y ahora que tenía todo lo que había deseado en el pasado (estabilidad, una familia, amor y felicidad incondicional), quiere permitirse esto.
Quiere amar a alguien como su padre no lo hizo. Quiere hacer germinar una pequeña semilla junto a JongIn, quiere tener su propia familia bonita para cuidar.
Él lo quiere tanto, con todo su corazón.
¿Pero JongIn lo hace?
Alza la mirada y finalmente se concentra en su esposo, que se encontraba devorando con gusto todo lo que había preparado para la cena. Su corazón se llenó de afecto al verle de esa manera: tranquilo y en paz, tan lejos del estrés del trabajo ahora que estaban juntos en su intimidad, siendo guapo y varonil solo para sus ojos.
JongIn siente el peso de su observación y sus ojos se encuentran de inmediato. Alza las cejas con curiosidad y KyungSoo amplía su sonrisa y extiende su mano para cubrir la suya cálidamente. Entonces sus facciones se relajan, sus hombros caen y JongIn toma su mano con delicadeza y la lleva a su boca para dejar un beso suave en su muñeca.
Es hermoso. KyungSoo lo ama profundamente.
—¿Sucede algo, Soo? —preguntó con suavidad, sin soltando y acariciando amablemente su dorso con el pulgar—.
KyungSoo negó y apoyó su barbilla en la palma contraria, el codo sobre la mesa sosteniéndola tranquilamente.
—No es nada, solo pensando.
—Mmmh. ¿Qué es?
Lo observa fijamente por un momento y se deja empapar con la mirada tranquila y paciente de JongIn, se relaja bajo las caricias de su dedo y el afecto en su tono, y entonces no encuentra razones para dudar en exponer esto para él.
Es JongIn; siempre puedo confiar en él.
—Es solo que... dime algo: ¿qué opinas de la idea de adoptar?
JongIn permanece en silencio por un tiempo y sus ojos se clavan con fuerza sobre los suyos. Tan intensos y profundos como él mismo, siendo capaces de agitar sus entrañas y provocar un suave ardor en su piel a pesar de todo el tiempo juntos.
Su agarre se afirma suavemente sobre su mano y KyungSoo se siente seguro de inmediato; tan bien, protegido y cálido. Le hizo saber que todo estaba en orden.
—Creo que mientras sea contigo será maravilloso.
KyungSoo sonrió ampliamente y JongIn le dio esa sonrisa suya tan hermosa, honesta y segura.
Con eso, todo estuvo dicho.
.
El proceso fue largo pero KyungSoo no puede molestarse porque es algo que esperaba.
Los inspectores los monitorearon por un tiempo, los psicólogos llegaron para hacer preguntas continuas y las visitas al orfanato comenzaron. JongIn lo había mirado atentamente luego de ver a JiWoo por primera vez y KyungSoo le dio una sonrisa ligeramente avergonzada.
Luego el mayor se inclinó hasta la altura de su oído y susurró discretamente mientras una cuidadora se acercaba con JiWoo tomando su mano:
—Lo entiendo ahora; eres tan dulce, nene.
KyungSoo se sonrojó, le dio un codazo y se preparó para recibir al pequeño, que los miraba con curiosidad, con una sonrisa cálida.
JiWoo resultó ser tan distante como KyungSoo lo había imaginado. Estaba dolido, nota de inmediato, porque había sido abandonado por sus padres verdaderos y fue rechazado cinco veces por diferentes matrimonios. Estaba cansado de ser devuelto como un objeto, de ser abandonado, de ser reemplazado y nunca ser escogido. Él había creado una coraza alrededor de su corazón y no se abría a los demás con facilidad para no resultar más herido de lo necesario.
Fue doloroso, tanto que JongIn tuvo que abrazarlo con fuerza cada vez que salieron del orfanato y tuvieron que dejar atrás a un indeciso y vulnerable JiWoo.
Sin duda alguna, se trataron de meses estresantes y emocionalmente desequilibrados para todos.
Una noche lo atacaron las dudas.
JongIn no había podido ir con él a ver a JiWoo porque tuvo una reunión importante que no podía posponer, así que KyungSoo partió solo con un pastelito empaquetado para compartirlo con el niño cuando estuvieran juntos.
Notó de inmediato que los hombros de JiWoo se desplomaron ligeramente cuando lo vio solo y las dudas sacudían su rostro joven y delicado. Sin embargo, KyungSoo se sentó a su lado, le dio una sonrisa y cubrió su pequeña mano con la suya.
—¿El tío JongIn no viene? —le preguntó suavemente, como si no quisiera ser escuchado preguntando en primer lugar, y KyungSoo acarició el dorso de su mano con el pulgar—.
—No, hoy no, JiWoo. Tiene trabajo que hacer.
JiWoo bajó la mirada, y aunque no se alejó de su toque, KyungSoo siente como se distancia un poco y se encoge en su interior ligeramente.
—¿De verdad? ¿No se cansó de mí?
Y eso fue suficiente para tomar al pequeño en sus brazos y acunarlo protectoramente contra su pecho. Negó de inmediato, sintiendo una ligera incomodidad en sus ojos y en su nariz, y le acarició el pelo de forma confortable. Lentamente las pequeñas manos de JiWoo se cerraron alrededor de su cuello y él se hundió por completo en él, queriendo sentirse amado y protegido y, Dios, KyungSoo ya le adoraba.
—No es así —le aseguró en voz baja, con seguridad, mientras lo sostenía apretadamente—. Él te quiere, JiWoonnie; lo prometo.
—¿Tú también me quieres?
Y a pesar de las lágrimas que amenazaban con derramarse descuidadamente de un momento a otro, KyungSoo sonrió y asintió para él.
—Lo hago. Te quiero mucho, cariño.
JiWoo consiguió calmarse después de eso y él se abrió un poco más cuando todo se encontró en orden nuevamente. Disfrutaron del pequeño pastel y KyungSoo lo escuchó con atención mientras hablaba de su día y lo mucho que le había gustado el paquete de legos que habían comprado para él hace tres días.
Finalmente, cuando la hora de visita llegó a su fin, él se despidió del pequeño con otro abrazo, un beso en la mejilla y la promesa de volver pronto.
Una vez en casa, con JongIn abrazándolo por la espalda y la tranquilidad de la noche rodeándolos, KyungSoo se gira y mira a su esposo en la oscuridad. JongIn lo recibe de inmediato con caricias suaves en la cabeza y un par de ojos brillantes que permanecen fijos sobre su rostro.
—JongIn —lo llamó suavemente, como si temiera romper la calma del momento y la paz entre ellos—.
—¿Mmmh?
—Tú realmente amas a JiWoo, ¿verdad? Lo quieres tanto como lo quiero yo, ¿no es cierto?
JongIn estiró la mano para encender la lámpara sobre la mesita de noche junto a KyungSoo y sus ojos se enfocaron adecuadamente en su rostro. KyungSoo no se inmutó por esto; era un tema serio y necesitaban verse para hablarlo, así que lo dejó y esperó pacientemente por su respuesta.
Solo con solo la curiosidad genuina y transparente llenando sus facciones, JongIn se acomodó frente a él y no dudó en responder:
—Por supuesto, KyungSoo. Le quiero muchísimo.
KyungSoo asintió, sabiendo de primera mano que JongIn no suele mentir, que podía confiar en él para esto y se toma un momento para pensar un poco más profundamente en toda la situación. Un poco más tarde, y sin ser presionado por su esposo, él hace otra pregunta.
—Si llegara a suceder algo parecido a lo que pasó con mi madre, mi padre y yo, ¿lo escogerías a él? ¿JiWoo sería tu prioridad a pesar de todo?
Esta vez JongIn se tomó más tiempo para pensar y darle una respuesta.
Era difícil, KyungSoo lo sabía, porque él mismo tenía dificultades en ese momento. JiWoo era un plus que habían conocido recientemente y que serían muy felices de cuidar juntos; ambos lo querían, deseaban darle una familia, hacerlo feliz y otorgarle un poco de todo el amor que ellos tenían para ofrecer; pero KyungSoo había estado junto a JongIn por casi diez años; era su compañero, su fuente principal de seguridad, su vida.
Elegir era muy complicado, pero esto era tan importante para él, era tan necesario.
Por sus temores del pasado y por lo que vendría en el futuro, KyungSoo necesitaba nuevamente la seguridad de JongIn.
—El amor que siento por JiWoo es diferente al que siento por ti. Eres mi amante, KyungSoo, mi esposo; te quise desde el primer momento y desde que estamos juntos no he tenido un solo día solitario. Es difícil elegir tomando en cuenta esto, y no estoy seguro de que pueda hacerlo alguna vez, pero si hay algo que puedo prometerte, es que jamás, jamás, dañaría a JiWoo del mismo modo que tu padre te dañó a ti. Será mi hijo, mi heredero, lo amaré con intensidad durante toda mi vida y haré cualquier cosa para que su felicidad permanezca intacta.
Su corazón latió rápidamente en su pecho y una sonrisa cariñosa tiró de las esquinas de sus labios; KyungSoo colocó una de sus manos en su pecho y acarició la piel desnuda con sus dedos; Dios, se siente tan enamorado, tan complacido con el hombre que ha encontrado en esta vida complicada suya; los sentimientos se afirman en su corazón con facilidad y él no puede dejar que se vayan.
Nunca podría dejarlos a un lado.
—¿Alguna vez te he dicho lo sexy que eres cuando hablas de tus sentimientos? —murmuró en un tono suave, bajo, y las cejas de JongIn se alzaron con diversión e interés. Las cosas se entibiaron rápidamente entre ellos—.
—No lo creo, pero supongo que es algo bueno.
—Mmmh, lo es.
JongIn se inclinó entonces y sus labios se encontraron con los suyos sin interrupción. Se aferraron cálidamente, apretando, tirando y atrayéndolo nuevamente y KyungSoo suspiró cuando su lengua rozó la costura de su boca antes de que le diera la bienvenida a su cavidad.
JongIn lo desarropó y KyungSoo suspiró cuando sus labios se alejaron de los suyos y dejaron un camino húmedo de besos en su mandíbula y su cuello. Cerró los ojos, llevó una mano a la nuca de su esposo y se aferró a ella mientras era atendido de esta forma placentera y agradable.
—Tienes que ser amable con JiWoo una vez que se instale con nosotros —susurró y luego jadeó cuando JongIn mordió su piel antes de lamerla hasta encontrarse con su manzana de Adán—. No puedes ser un idiota con él también.
—No lo seré —respondió después de dejar una pequeña marca en su garganta y sus párpados se entrecerraron gustosamente cuando él se incorporó para quitarse el boxer—.
JongIn le dio una de sus mejores sonrisas ladinas, esas que le hacían verse como un maldito depredador o una mierda parecida, y llevó sus manos a su ropa interior para tirar de ella todo el camino por sus piernas hasta liberarlo por completo. Su pene quedó al descubierto y KyungSoo tarareó con aprobación cuando la mano cálida y rasposa de su esposo lo cubrió por completo.
—Con él seré realmente bueno. Lo prometo.
—Está bien... ahora ven aquí.
JongIn lo obedeció fácilmente y juntos se dedicaron a adorarse y amarse durante gran parte de la noche.
.
Debido a la influencia de los Kim, la adopción de JiWoo fue menos conflictiva de lo que se podría haber esperado (hubo mucho dinero, publicidad y reconocimiento al orfanato de por medio y Zhang YiXing monitoreando todo con ojo de halcón para que las cosas estuvieran realmente bien).
Les dieron a JiWoo cinco meses después, cuando el niño había comenzado a aceptarlos a ambos y sonreía abiertamente para JongIn y KyungSoo.
Su corazón se sacudió cada vez que el pequeño corría directamente a sus brazos y los de su esposo cuando los veía llegar juntos al orfanato, pero ahora que había podido ir a ese lugar por última vez y esperaban para tomarlo e ir a casa, él simplemente sentía como todo se había inflado con emoción y dicha.
Construyeron la confianza de JiWoo en ellos, le hicieron feliz esos meses, lo escucharon y consolaron y ahora, después de tanto tiempo, ellos estaban buscándolo para mostrarle su hogar, y esta vez permanecería en él de forma definitiva.
Nadie lo devolvería. Nadie lo rechazaría. Él era un Kim a partir de ahora, y eso era imposible de borrar u olvidar.
Su corazón dio un salto cuando una cuidadora sonriente salió del interior del orfanato con JiWoo tomándola de la mano y se alejó de su cómodo lugar en el pecho de JongIn para sonreírle abiertamente al niño. JiWoo, que cargaba una pequeña mochila azul y mantenía su agarre seguro sobre su peluche (ahora limpio y bien cosido) se iluminó inmediatamente después de verlos juntos y soltó la mano de la mujer para correr hacia ellos con todas sus fuerzas.
KyungSoo rió y JongIn deshizo su agarre posesivo en su cintura para agacharse junto a su esposo y envolver a JiWoo en un gran y apretado abrazo. El pequeño rió entre ellos y su mirada resplandeciente se posó en ambos con entusiasmo.
KyungSoo se inclinó, le besó la frente y luego le acarició el cabello con delicadeza.
—¿Estás listo, JiWoonnie?
JiWoo asintió vigorosamente y se aferró a ambos con fuerza.
—¡Estoy!
—¿Dónde está el resto de tus cosas? —preguntó JongIn con suavidad mientras se ponía de pie y cada uno tomó una mano de JiWoo, KyungSoo encargándose de llevar el peluche con la misma atención y afecto que JiWoo invertía en él—.
—Yo se los di a mis amigos. Ellos no tenían juguetes tan bonitos para jugar... ¿está mal?
KyungSoo se entusiasmó al notar que no había temor en su tono al preguntar aquello; no era algo que hubiera ocurrido cuando conocieron a JiWoo. En ese entonces él caminaba cuidadosamente alrededor de ellos porque no quería cometer errores que le restaran puntos y lo hicieran a un lado si los disgustaba. Ahora simplemente los miraba con curiosidad mientras esperaba por una respuesta y el alivio y el orgullo lo inundan por completo.
—No lo está, JiWoo. Fue un gesto muy noble de tu parte; eres un buen chico, cariño.
Las mejillas de JiWoo se sonrojaron y una pequeña sonrisa alzó sus mejillas regordetas. KyungSoo cruzó una mirada con JongIn y en él notó el orgullo clásico de un padre, el pecho hinchado como un pavo real y la complacencia rodeándolo por completo como un gran manto brillante.
En medio de todo aquello, KyungSoo lo considero adorable.
Los pequeños ojos de JiWoo se abrieron de par en par y su quijada cayó graciosamente cuando el flamante Mercedes de JongIn finalmente apareció ante él. Giró el cuello y admiró a JongIn, cuyo orgullo se infló aún más, y preguntó con sorpresa:
—¡¿Es tu coche, tío JongIn?!
JongIn asintió con satisfacción y abrió la puerta trasera para él.
—¿Te gusta?
—¡Sí! ¡Es muy bonito!
KyungSoo bufó, pero no dijo nada cuando JiWoo entró y JongIn se apresuró a ponerle el cinturón de seguridad. Una vez estuvo listo, le revolvió el pelo y cerró la puerta.
—Trabaja duro y conseguirás uno igual.
Después de eso, JongIn se volvió hacia él con una sonrisa que parecía no querer irse y se inclinó para besarle una mejilla cariñosamente.
—Vamos, entra. Vayamos pronto a casa; todos deben estar ansiosos por conocer a JiWoo en este punto.
KyungSoo asintió, devolvió su beso y tomó el lugar de copiloto; se puso el cinturón de seguridad y encendió la radio mientras JongIn hacía lo mismo en su propio asiento.
El motor ronroneó felizmente y KyungSoo vio por el espejo retrovisor como JiWoo miraba el orfanato a través de la ventana.
Los niños que dejaba atrás habían salido para despedirse junto a sus cuidadores y una pequeña sonrisa se había formado en sus labios delgados mientras los saludaba con la mano. JongIn se puso en marcha entonces y el lugar fue dejado atrás.
En él quedaron las malas experiencias, las tristezas y las desilusiones. El pasado sería reemplazado y un futuro cálido y brillante estaba aguardando por él.
KyungSoo tarareó alegremente That's Okay de D.O. cuando esta dio inicio y se sintió cálido cuando la mano de JongIn cayó sobre su muslo con familiaridad. Colocó su propia palma sobre su dorso, entrelazó sus dedos con los suyos y sonrió cuando el mayor le devolvió el apretón afectuosamente.
Desde el asiento trasero, JiWoo los miraba atentamente; su propio pequeño corazón latía a toda marcha y él se aferró con fuerza a su peluche. Y entonces, cuando JongIn se detuvo en un semáforo en rojo, reunió el valor suficiente para murmurar con timidez:
—JongIn, KyungSoo —ellos lo miraron inmediatamente a través del espejo retrovisor y JiWoo exhaló ligeramente y compuso una pequeña sonrisa para ambos—. Gracias por adoptarme.
KyungSoo apretó aún más fuerte la mano de JongIn y sintió una incomodidad ligera y tonta en los ojos. Su corazón dio un salto y sus labios se alzaron en todo su esplendor; todo había calzado en su lugar.
—Gracias por aceptarnos, JiWoo —respondió JongIn y la sonrisa de JiWoo creció, sus mejillas se sonrojaron y él hundió el rostro en su peluche mientras asentía tímidamente—.
La luz cambió a verde y JongIn puso el coche en movimiento nuevamente.
Condujo directamente a su hogar, donde los tres serían una familia completa y saludable.
KyungSoo miró hacia adelante y la calidez se expandió por su cuerpo. En ese momento, él lo tuvo todo.
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