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En el que KyungSoo recibe un regalo especial para navidad.

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Los días festivos llegaron y KyungSoo estaba feliz, mierda, estaba reluciente al obtener sus deliciosas y preciadas vacaciones decembrinas. 

Y es que uno creería que dejar de trabajar codo a codo con Kim JongIn haría más fácil su vida, pero como siempre solía ocurrir desde que llegó a Kai Corporation, KyungSoo se equivocó.

El departamento de contabilidad era un campo de guerra atroz. KyungSoo tenía que lidiar con muchas cosas al mismo tiempo, buscar libros viejos con cuentas antiguas, atenderle el celular a su superior a cualquier maldita hora del día porque por alguna razón los de contabilidad nunca duermen ni encuentran paz, hacer muchos pagos con números abismales, encargarse de que el personal tuviera sus mensualidades justas y completas y cuidar que las ganancias superaran las pérdidas.

No había espacio para los errores; la presión era abrumadora y él flotaba en medio de toda esa mierda y dejaba que la corriente lo arrastrara hasta donde sea que tuviera que llegar.

El trabajo le hizo descubrir que, de hecho, podía sentir cierto odio por su carrera, y que ese odio se atenuaba únicamente al ver su cuenta bancaria agradablemente llena a fin de mes.

BaekHyun, que también gozaba de un puesto fijo en lo de Park, estaba atravesando su propia etapa de amor-odio, así que fue reconfortante no estar solo en el barco de la vergüenza y la realidad adulta.

Ahora, con la rápida entrada de diciembre, las tiendas adornadas preciosamente y todos los postres navideños expuestos en las vitrinas de las panaderías, KyungSoo finalmente podía sentir cómo se relajaba lentamente.

Había olvidado su teléfono luego de confirmar los pagos de las utilidades de los trabajadores y la bonificación por las fiestas y luego se despidió de su jefe con un "sí, hasta pronto. Y por favor, no llame hasta el seis de enero porque no responderé el teléfono antes de ese día. ¡Feliz navidad!". Así que ahora se encontraba paseando felizmente por las calles concurridas de Seúl al mediodía.

Hundió su rostro en la bufanda mullida y calentita que BaekHyun había envuelto alrededor de su cuello antes de salir del departamento y echó algunos vistazos a las tiendas abiertas y repletas de gente.

Salió muy temprano para obtener el regalo de navidad para todos, así que se embarcó completamente solo en esta aventura y trató de no ser tragado por la marea de personas que habían salido de casa con el mismo propósito.

Al menos no es veintitrés de diciembre. Ese día todos enloquecen realmente por las compras tardías.

No era veintitrés de diciembre, pero era el día veinte, así que las cosas seguían siendo un poco locas y complicadas; de todas formas, era una suerte que a KyungSoo le gustara salir de compras y pudiera soportar esto con bastante tranquilidad.

En este punto había conseguido los regalos para BaekHyun, ChanYeol, sus suegros, cuñadas y RaHee.

Para su amigo obtuvo una colección de lápices de colores originales con fácil difuminado y algunos marcadores y resaltadores porque sabía que los suyos estaban secándose rápidamente; a ChanYeol le compró una nueva corbata porque, ¿qué más podría ser?; para su suegro KyungSoo compró algunos calcetines con impresiones de renos, Santas, trineos y Rudolphs, otro con el rostro del Grinch y unos más con impresiones de patos (sí, lo hizo intencionalmente porque realmente amaba molestar al Kim más viejo); para su suegra y cuñadas obtuvo algunas cajas con productos para el cuidado de la piel; al esposo de EunHa le compró un reloj muy bonito y para RaHee consiguió una pijama calentita de Pororo con sus pantuflas a juego y un par de calcetines que sabía que se verían lindos en ella.

Ahora solo faltaba JongIn y KyungSoo quería tomarse su tiempo para encontrar el regalo indicado para su pareja.

Él conocía al tipo mucho mejor que la mayoría y nunca dejó de jactarse por ello, por lo tanto, sabía que JongIn sería feliz con cualquier cosa siempre y cuando viniera de sus manos. Ya sea un caramelo o la mitad de un chicle masticado, JongIn se sentiría complacido y lo atesoraría, pero de todas formas KyungSoo quería esforzarse realmente esta vez.

Era su primera navidad juntos, después de todo, así que KyungSoo podía ser un poco dulce.

Pasó por completo de las corbatas, calcetines, perfumes y billeteras (porque los regalos para hombres parecían reducirse exclusivamente a esas opciones) y en cambio se encontró echando algunos vistazos a las joyerías que se presentaron ante él en el camino.

Se detuvo en una pequeña esquina para no estorbar el recorrido de las demás personas y pensó profundamente por un momento.

Su opción era especial, pero también era terriblemente cursi y KyungSoo sabía que BaekHyun y el propio JongIn harían un par de comentarios idiotas porque así eran ellos, pero mientras más intentaba imaginar otro regalo, más difícil se volvía para él y al final terminaría volviendo a su idea inicial.

Sabiendo que no conseguiría nada si continuaba de la misma forma, y siendo consciente de que ya había tomado una decisión en su corazón, KyungSoo suspiró con resignación y se preparó desde ese momento para escuchar las risas de su mejor amigo.

Él partió hacia la joyería y consultó con el empleado sobre lo que quería.

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KyungSoo no solía celebrar la navidad.

BaekHyun pasaba las fechas junto a su familia y él permanecía en el departamento comiendo roscas dulces mientras veía el Grinch para no perderse por completo del ambiente festivo. Claro, hubo un par de veces donde BaekHyun se escabulló y se encontraron disfrutando de las vacaciones juntos, pero nunca fue nada demasiado grande o increíble. Comían, bebían algún vino lo suficientemente bueno y veían películas en el sofá antes de entregar sus regalos e irse a dormir.

Él había dejado de tener una navidad real desde la muerte de su madre; no tenía ningún sentido celebrar a lo grande cuando su familia se había roto y él se encontró soportando las fechas como un pequeño gatito triste y olvidado. No obstante, este año fue la excepción a la regla.

Con BaekHyun, ChanYeol y él mismo yendo a la fiesta de los Kim, KyungSoo se había envuelto en toda esta aura feliz y acogedora que la familia de su novio tenía para ofrecer; ayudó a decorar la casa con una sonrisa entusiasmada y se metió en la cocina con la señora Kim y sus cuñadas para preparar algo delicioso.

Carajo, él no había hecho esto en años.

KyungSoo recuerda con afecto a su versión infantil admirando las casas de sus vecinos con anhelo antes de sumirse en la tristeza por su propia realidad, al KyungSoo joven que trató de sobreponerse y que no tenía dinero para gastar en estas cosas y al KyungSoo adulto y distante que se dedicaba a recordar a su madre y a una vida que ya había pasado.

Ahora, a punto de cumplir veintiséis años, él finalmente había recordado lo que se sentía la unión familiar, la calidez de la esperanza y la ilusión y la felicidad que burbujeaba por todas partes cuando se es amado y aceptado completamente. Es la magia de las fiestas volviendo a golpearlo, y KyungSoo está agradecido de que esto lo haya conseguido gracias a JongIn y su mejor amigo.

Es lo que lo vuelve todo aún más especial.

Estaba terminando de pelar las papas que serán embadurnadas con mantequilla y queso cuando un par de brazos fuertes y conocidos se envuelven en su cintura y una barbilla cae hasta posarse tranquilamente en su hombro. KyungSoo sonrió, dejando de lado el pelador, y sintió el roce de un beso suave y dulce en su cuello.

Es entonces cuando gira el rostro y se encuentra directamente con el perfil atractivo e impresionante de JongIn cerca de su mejilla; ahí aprecia los labios regordetes, la pequeña nariz, los pómulos afilados y el cabello libre de gomina cayendo sobre sus ojos pequeños, y puede o no haber perdido el aliento ante la imagen que le brinda de buena gana porque, maldita sea, él es tan hermoso.

Otro beso encuentra la calidez de su piel y KyungSoo se siente seguro y feliz en la comodidad del pecho amplio y duro del mayor, no obstante, ya que no puede perder las viejas costumbres, él decide fastidiarlo un poco con voz suave.

—¿Qué haces aquí? Los inútiles en la cocina tienen prohibido entrar.

JongIn sonrió abiertamente, sin problemas ahora que habían estado juntos por un tiempo y no había necesidad de reprimir la dulzura y la felicidad uno del otro, y giró el rostro para poder mirarlo también.

—ChanYeol y mi padre están teniendo una conversación de mierda sobre negocios y no hay forma en el infierno que soporte eso después de haberme jodido todo el maldito año en Kai.

KyungSoo sonrió con diversión y apoyó la espalda contra su pecho.

—Oh, y yo que pensé que me habías extrañado y por eso habías venido a verme... soy tan iluso. 

JongIn bufó sin dejar de parecer divertido.

—No seas ridículo, por supuesto que te extrañé.

—Hum... tan honesto. ¿Debo besarte?

—Es una pregunta tan ridícula como tú, solo hazlo.

Y KyungSoo no pudo no obedecer. Aprovechó que JongIn se encontraba agachado para poder abrazarlo cómodamente y se inclinó sobre él para que su boca cayera directamente sobre la ajena.

JongIn tomó el control de inmediato y deslizó sus labios entre los suyos, moviéndolos lánguidamente mientras se abrazaban en la soledad momentánea de la cocina. KyungSoo suspiró, colocó sus manos sobre sus antebrazos desnudos y se dejó envolver por la calidez de su boca y la exquisita experiencia de su lengua parsimoniosa.

Culminaron el beso con un suave chasquido y un pellizco renuente entre sus labios y sonrió cuando fueron atrapados por EunHae y su suegra.

—¡Kim JongIn, ¿qué estás haciendo aquí?! ¡Los inútiles deben mantenerse fuera de la cocina!

JongIn maldijo por lo bajo y no se movió ni un poco para separarse de su cuerpo, en cambio, él lo apretó aún más y hundió su nariz en el cuello de KyungSoo como un crío obstinado.

Si tan solo el resto del personal de Kai Corporation pudiera verlo en este momento...

—JongInnie, deja de molestar a nuestro cocinero estrella. Si te dijimos que te mantuvieras fuera de la cocina era para evitar que KyungSoo se distrajera y pudiera cocinar rápidamente y sin interrupciones. Entorpeces nuestro ritmo.

—Sí, JongInnie, debes irte —siguió rápidamente las palabras de su suegra, pero su tono fue definitivamente cariñoso y dulce, tan contento que no pudo fingir falsa molestia—. Estaré contigo en un par de horas, lo prometo.

JongIn suspiró y finalmente se vio derrotado. Se incorporó lentamente y KyungSoo se dio la vuelta para poder verlo adecuadamente.

Incapaz de reprimir el impulso, se puso de puntillas y le dio un breve beso en la mejilla; JongIn le echó un vistazo antes de mostrarle una sonrisa, tomarlo de la nuca y acercarse para darle un beso apropiado en los labios. 

Su suegra rió y su cuñada gimió dolorosamente, soltando algo que se parecía mucho a "Dios mío, quién pensaría que terminaría extrañando al JongIn frío, distante y aterrador de antes", pero no le importó demasiado. Correspondió al beso suave (y sin lengua, afortunadamente) y se sonrojó un poco cuando su mano dejó una palmadita suave en su trasero.

—Nos vemos más tarde entonces. No te tomes mucho tiempo aquí, ¿bien?

Asintió torpemente y recibió un beso corto en su frente antes de ser separado del calor y del toque cómodo de JongIn. KyungSoo lo miró partir con una pequeña sonrisa y solo volvió en sí cuando escuchó la risita divertida de su cuñada.

—Por todos los cielos, están tan enamorados. Es verdaderamente impresionante y emocionante de alguna manera. El amor les queda muy bien a ambos, así que cuídenlo mucho y encárguense de ser muy felices juntos, ¿está bien?

Y KyungSoo simplemente asintió, aún un poco sonrojado y emocionado y en general siendo una gran bola de alegría y de dicha; él regresó a su tarea con una sonrisa imborrable y desde entonces el trabajo fue mucho más fácil y cómodo.

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Aunque la cocina estuvo prohibida para los inútiles, los inútiles se movieron rápidamente para ayudarlos a llevar los platos y los alimentos preparados a la mesa.

JongIn le había quitado la bandeja con el pollo horneado y le guiñó un ojo antes de darse la vuelta para colocarlo junto al pavo relleno. BaekHyun acomodó la ensalada, el señor Kim trajo el pastel y ChanYeol la gran bandeja llena de pasteles de arroz. La mesa se llenó rápidamente con ensalada de frutas, puré de papas y rebanadas de pan suave y delicioso, caldo y tortas de pan, bizcochos y vino, y pronto se encontraron sentados con sonrisas brillantes y expresiones entusiasmadas, listos para disfrutar de la cena.

Viéndolo todo ahora, él se sentía bastante orgulloso y satisfecho con el resultado de su trabajo duro. 

—Bueno, ¿por qué no comenzamos? ¡Disfruten la cena, niños!

La señora Kim sonrió para todos y la cena dio inicio. JongIn no tardó en llenar su plato con una presa de pavo y ensalada y luego le besó la sien para encargarse de llenar su propio plato, mientras tanto, BaekHyun y ChanYeol habían comenzado a pelear silenciosamente porque "maldita sea, ese era mi pollo, así que dámelo" y "olvídalo, ahí hay más, simplemente toma otro" que le hizo reír detrás de su mano antes de comer.

La cena fue tan bien como podría ser. El señor Kim se había mostrado especialmente blando hoy, lo que significaba hombros relajados en el esposo de EunHae y felicidad para su cuñada. La señora Kim también parecía muy feliz y complacida y de vez en cuando se apoyó en su esposo, dichosa y con los ojos brillantes.

Y KyungSoo, oh, KyungSoo se sentía completamente cobijado por la calidez, por la felicidad de todos, por el buen recibimiento a sus vidas. Así, él pensó que lo tenía todo.

—Esta es una navidad muy especial —dijo la señora Kim en algún punto y KyungSoo alzó la mirada para verla, una mano de JongIn posada cómodamente sobre su muslo—. Mis hijos y mi nieta están en casa, tengo nuevos invitados para compartir momentos agradables y mi hijo menor finalmente ha sentado cabeza. Me siento tan feliz.

KyungSoo sonrió cariñosamente y entrelazó sus dedos con los de JongIn.

—Madre, ha sido un placer. Gracias por invitarnos.

BaekHyun no tardó en asentir.

—Concuerdo con KyungSoo; señora Kim, todo ha sido tan agradable. Fue muy amable al extender su invitación para nosotros. Gracias por recibirnos en su casa.

—Ustedes siempre son bienvenidos. Las personas especiales para mis hijos serán especiales para nosotros también. Además, ustedes son una pareja refrescante. ¿Llevan mucho tiempo saliendo?

KyungSoo rió divertidamente al escucharla y BaekHyun tropezó con sus propias palabras; se había sonrojado y ChanYeol desvió la mirada y se dedicó a comer para evitar responder eso; así pues, viendo lo torpes y lamentables que estaban siendo, KyungSoo tomó la palabra y le explicó a su suegra:

—Están en la eterna etapa de conocerse, madre. No quieren formalizar nada, pero sí, han estado juntos por un tiempo.

Esto trajo diversión a la mirada de la señora Kim y ella no tardó en mirar a su esposo con una ceja alzada.

—Eso me recuerda a alguien. De todas formas, sean muy felices muchachos; si es amor, entonces ustedes sabrán perdurar en el tiempo.

KyungSoo apreció el brillo en los ojos cafés de BaekHyun y como ChanYeol se había relajado en su lugar, y así, sin necesidad de palabras, todos supieron sobre sus sentimientos.

JongIn apretó su mano y KyungSoo giró el rostro para mirarlo, y entonces encontró su mirada suave, su sonrisa irresistible y la ligereza en sus facciones duras. Su corazón saltó con dureza y corrió a toda marcha en su interior, y cuando JongIn se inclinó y sus labios rozaron su oído, él suspiró.

—Es amor.

KyungSoo sonrió inmediatamente y recibió un corto beso en la mejilla antes de ser abandonado por el bienestar de EunHae y sus quejas porque "Dios, todos son tan malditamente dulces. ¡Cariño, debemos competir con ellos!"

Y él lo supo. Sí, era amor.

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No esperaron al día siguiente para abrir los regalos, en cambio, todos llevaron los platos a la cocina, los inútiles los lavaron y los útiles buscaron los numerosos paquetes para dejarlos bajo el árbol.

RaHee exclamó con felicidad al ver todas las cajas forradas y los tamaños variados y no tardó en acercarse a KyungSoo para abrazarlo apretadamente. KyungSoo la cogió en brazos y ella se acurrucó tímidamente en su cuello mientras veía todo con ilusión.

Ella aún estaba un poco encantada con el tío Pororo, JongIn dijo que su enamoramiento había durado más de lo esperado, pero a él no le importaba. RaHee se convirtió rápidamente en su sobrina favorita (no tenía más sobrinos) y no podía dejar de consentirla. Era su pequeña debilidad y no estaba haciendo nada para cambiar las cosas.

Le acarició el pelo con suavidad y su dulce voz infantil se dejó escuchar en forma de una pregunta inocente.

—Tío Soo, ¿crees que Santa me ha traído muchos regalos?

—Lo hará si has sido una niña buena.

—¡Lo fui!

—Entonces es seguro que serás recompensada. Solo hay una persona que debe preocuparse, y ese es tu tío JongIn.

RaHee rió entre dientes y KyungSoo se quejó cuando sintió un suave pellizco en su costado. Bajó entonces a la niña y se volvió para mirar a su novio con el ceño fruncido, no obstante, JongIn lo rodeó tranquilamente por los hombros y lo acercó a su pecho en un semiabrazo cálido y agradable.

Después de eso él no pudo molestarse por mucho tiempo, lo que era patético. Pero bueno, es lo que consigo por enamorarme de este hombre.

—No es bueno hablar a espaldas de las personas, ¿sabes? Santa se llevará tu regalo.

—Santa me daría más regalos solo por soportarte durante tanto tiempo. Mi paciencia es digna de ser premiada.

—Solo dices tonterías, KyungSoo. Me adoras.

—Mi idiris.

JongIn volvió a pellizcarlo y KyungSoo rió abiertamente, burlándose de él antes de ser atacado por un rico beso con sabor a tarta de chocolate. Se derritió completamente en el toque y lo correspondió rápidamente, aferrándose a su boca mientras JongIn continuaba sosteniéndolo por los hombros.

—Cristo, alejen sus bocas por un minuto. A donde sea que mire los encuentro besándose.

KyungSoo rió contra los labios de JongIn al escuchar la queja de BaekHyun y se separó del mayor para mirar a su mejor amigo con diversión. Él pareció mortificado, sacudido por una falsa molestia e incomodidad, y KyungSoo rodeó la cintura de JongIn y se apoyó en su pecho solo para joderlo un poco más.

—Es mi venganza por haber sido traumatizado hace un par de meses por tu querido novio.

Por supuesto, BaekHyun cerró la boca y desvió la mirada con las mejillas sonrojadas. Él había ganado esta vez.

—Dios mío, tú no me dejarás olvidarlo nunca. De todas formas, ¿no es hora de abrir los regalos? Vamos, vamos, sentémonos y comencemos con esto.

El resto no tardó demasiado en reunirse con ellos y poco a poco comenzaron a ocupar los lugares vacíos del sofá y los sillones bien acomodados en la sala de estar.

JongIn había elegido un sillón solitario, lo había atraído para sentarlo en su regazo y apoyó su barbilla sobre su hombro para ver cómo se desenvolvía todo, mientras tanto, él solo pudo acurrucarse cómodamente contra su cuerpo y mirar a su suegra dándole los regalos a RaHee con una sonrisa cariñosa.

La satisfacción lo golpeó con fuerza cuando ella chilló al ver la pijama de Pororo y todo lo demás que había comprado y JongIn tarareó con aprobación mientras su aliento golpeaba la piel de su cuello desnudo.

—Lo hiciste de nuevo. Dios, ella te adorará a un punto preocupante si continúas mimándola como lo haces.

—Oh, cállate, solo estás celoso porque le gustó más mi regalo que el tuyo.

—Cariño, tengo un gusto excelente para los regalos.

KyungSoo rió burlonamente al escuchar semejante tontería.

Cariño, no es así. Si tus regalos fueron un éxito anteriormente fue porque contaste con mi ayuda y mis consejos. Lamento decirlo, pero tú realmente apestas en eso.

JongIn sonrió contra su cuello, y a pesar de encontrarse de muy buen humor, él susurró contra su piel:

—Bueno, ya lo veremos.

Esperaron pacientemente mientras los regalos fueron repartidos por la señora Kim; luego de RaHee, ella le dio los suyos a su esposo, continuó con EunHae y SeungJeon, luego JeonMin y ChanYeol y BaekHyun.

—No hemos estado juntos por mucho tiempo, pero aún así les trajimos regalos. Espero que les gusten, chicos.

—Mami, ¿puedes ayudarme a cambiarme? Quiero ponerme mi pijama nueva —la vocecita de RaHee se escuchó mientras la señora Kim reunía los pequeños paquetes para BaekHyun y ChanYeol y EunHae asintió con una sonrisa, se puso de pie y extendió su mano para llevarla a su cuarto—.

—Mamá, volveremos en un momento; ustedes continúen.

KyungSoo se despidió de RaHee y luego se enfocó en su mejor amigo, que ya tenía sus regalos en su regazo, y JongIn, que se había mantenido en silencio desde hace un rato, se incorporó y le dijo a BaekHyun con contundencia:

—Abre el mío primero.

KyungSoo lo miró con una confusión que fue fácilmente compartida con su mejor amigo, pero él simplemente se encogió de hombros y tomó el paquete que estaba identificado con el nombre de JongIn.

—¿Qué le compraste?

Los dedos de JongIn formaron círculos sobre su cintura y una sonrisa ladina se formó en sus labios gruesos.

—Ya lo verás.

BaekHyun rompió el papel de regalo con entusiasmo y KyungSoo jadeó sonoramente cuando la caja transparente mostró un consolador de gran tamaño y de un color rosa chillón que dañó sus ojos.

Las mejillas de BaekHyun se sonrojaron violentamente al ver lo que había entre sus manos y las risas divertidas y estruendosas del señor Kim y JeonMin no tardaron en llegar mientras gritaba una maldición y cubría el juguete sexual con el abrigo de ChanYeol.

—¡Tú, imbécil, ¿cómo se te ocurre darme esto?! ¡¿Acaso estás demente?! ¡No lo puedo creer, eres un idiota! ¡Déjalo, KyungSoo, es demasiado malo para ti!

KyungSoo también rió en ese momento y no rechazó el acercamiento de JongIn o que este apoyara su mejilla contra la suya. BaekHyun, mientras tanto, estaba echando chispas en el regazo de ChanYeol, que parecía bastante tranquilo por toda la situación, y recibía algunas palmaditas amistosas de una divertida señora Kim.

—¿Por qué fuiste malo con él? BaekHyun incluso eligió un reloj bonito para ti.

—¿Recuerdas la vez que metió ese lubricante de contrabando y te sentiste realmente avergonzado? Bueno, te vengué.

—Mierda, JongIn, en serio eres terrible —él lo regañó, pero no se sentía ni un poco enojado y JongIn lo sabía—.

Recibió un beso en la mejilla y sonrió al escuchar el suave "todo por ti" que fue susurrado en su oído.

Por fortuna BaekHyun se aplacó con al ver los colores y marcadores y dijo algo como "esto es un regalo real, mierda, aprende un poco de tu novio, estúpido Kim" y luego soltó un "aaaaw" extendido al ver la linda y delicada pulsera que ChanYeol había comprado para él. También recibió dinero de los padres de JongIn y una caja de bombones de parte de sus cuñadas y con eso él fue feliz nuevamente.

ChanYeol desenvolvió sus propios regalos con tranquilidad y no se inmutó demasiado por la corbata que él había comprado o los calcetines que iban de parte de JongIn, pero aún así él lo agradeció sinceramente.

En cambio, hubo emoción en su mirada cuando abrió el paquete de BaekHyun y ahí encontró una colección completa de figuritas originales de La Guerra de las Galaxias. Sus ojos brillaron en dirección a su mejor amigo y este se encogió de hombros como quien no quiere la cosa.

—Eres un friki y sé cuánto te gustan, así que no pude no comprarlos.

ChanYeol lo miró un poco más y una sonrisa dulce apareció en su rostro antes de susurrar un suave "gracias, dulzura" y atraerlo para un corto beso.

Pronto llegó su turno y él se sintió increíblemente emocionado cuando la señora Kim colocó sus regalos en su regazo. Había pasado mucho tiempo desde que recibió tantas cosas, así que no tenía idea de cuál tomar primero, sin embargo, RaHee, que había llegado recientemente luciendo su pijama de Pororo con una gran sonrisa, cortó sus dudas al tomar una pequeña cajita envuelta en un papel azul bebé y extenderla para él.

—¡Tío, primero el mío! ¡Primero el mío!

KyungSoo rió suavemente y decidió complacerla, así que no tardó en tomar el pequeño regalo. Sus pequeños ojos brillantes lo miraron con expectación y él comenzó a abrir el envoltorio mientras todos lo miraban.

—Vamos a ver qué ha preparado mi linda sobrina.

Y entonces su corazón se derritió, porque en el interior de la caja había una linda pulsera con un dije de Pororo en el centro. Era tan bonita y dulce que no pudo evitar acariciarla con afecto.

Su pequeña RaHee, que tenía un corazón puro, había conseguido algo tan valioso para él. Lo había comprado pensando en KyungSoo y desbordando su propio gusto en este regalo; por supuesto, KyungSoo lo atesoró de inmediato y no tardó en abrazarla cálidamente.

—Muchas gracias, cariño; es hermosa. ¿Me ayudas a ponérmela?

RaHee asintió y abrochó la pulsera con una sonrisa de oreja a oreja, luego le dio un beso en la mejilla y corrió hacia su orgullosa madre para acurrucarse en su costado.

KyungSoo dejó la pequeña cajita a un lado, decidiendo que la conservaría para guardar la pulsera cuando tuviera que quitársela, y tomó el segundo regalo.

Era de BaekHyun y de ChanYeol, y se trataba de una reservación pagada en un cómodo resort ubicado a las afueras de la ciudad. Serían tres días donde dejaría atrás a Seúl, su ruido y su contaminación y mierda, KyungSoo realmente se sintió feliz al tener esto en sus manos.

Alzó la mirada y su mejor amigo le guiñó un ojo con una sonrisa cariñosa.

—La reservación de tu imbécil novio está entre sus regalos, así que no te preocupes, no irás solo. Espero que lo disfrutes.

Sus labios se rizaron fácilmente, tan afectuoso como su mejor amigo, y le dijo sinceramente, con todo su corazón:

—Gracias, Baek, gracias ChanYeol. Son los mejores.

Él alzó un pulgar y KyungSoo dejó el regalo a un lado y pasó al siguiente. Era de sus suegros y se trataba de unas cuantas clases de cocina avanzada con titulación al finalizar el curso, un regalo que se complementó con los materiales que necesitaría y que sus cuñadas y SeungJeon habían comprado para él.

Para ellos, KyungSoo se puso de pie y se inclinó profundamente como agradecimiento, una y otra vez mientras sentía como su corazón desbordaba calidez y afecto y la emoción provocaba un ligero ardor en sus ojos y su nariz.

—Muchas gracias. Mamá, papá, noonas, hyung, todos, muchas gracias.  Atesoro mucho sus regalos; estoy profundamente agradecido.

—Oh, querido.

La señora Kim se acercó a él y lo abrazó apretadamente contra su pecho.

—No es necesario que agradezcas por esto. Nosotros sabemos cuánto te gusta cocinar así que no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Sácale todo el provecho, ¿está bien? Y disfruta mucho tus clases. Sé que lo harás genial.

KyungSoo la abrazó de vuelta por un momento y asintió contra su cuello delgado; luego se alejó, le dio una pequeña sonrisa con los ojos llenos de humedad y esta vez asintió decididamente.

—Lo haré, y me aseguraré de venir más seguido para cocinar comida deliciosa para ti y para padre.

La señora Kim acunó su rostro con su suave mano y limpió amablemente la pequeña lágrima que se deslizó sobre su piel. Luego sonrió, le dio un pequeño beso en la mejilla y dejó un par de palmaditas en su hombro.

—Está bien, está bien, ahora vuelve con JongIn. Aún falta que veas su regalo y sé que está deseando que lo hagas pronto.

Asintió por segunda vez y le agradeció una vez más antes de regresar con JongIn.

Él no parecía impaciente ni ansioso, todo lo contrario. Ahí, sentado en ese sillón cómodo y moderno, le sonreía afectuosamente y le miraba con un brillo suave y fácilmente distinguible en la oscuridad de sus iris. KyungSoo le devolvió la sonrisa y se acercó cuando extendió el paquete sin abrir para él.

—Veamos qué tenemos aquí. ¿Es apto para todas las edades?

—Por supuesto que sí, no seas idiota.

KyungSoo tarareó y comenzó a rasgar el papel con una emoción cálida y cómoda asentada en su pecho con persistencia. Había estado tranquilo, un poco curioso, pero en paz mientras imaginaba lo que podría haber en el interior, sin embargo, nada lo preparó para ver aquello.

Se detuvo repentinamente y sus grandes ojos se mantuvieron fijos en el interior de la caja durante un tiempo indeterminado; su corazón, por el contrario, se encontraba latiendo a toda marcha, rápido y fuerte, mientras la calidez aumentaba y el deseo inmenso de gritar y llorar lo golpeaban.

Y Dios, ¿estaba sollozando? Ciertamente tenía la visión nublada y sentía algo frío sobre sus mejillas calientes, pero, Jesús, ni siquiera le importaba ni un poco.

Había estado tratando de mantener sus sentimientos a raya desde que había llegado a la casa de sus suegros, controlando su emoción porque por una vez él se sintió realmente aceptado, siendo parte activa en la felicidad de los demás.

Distó mucho de la primera vez que vino para acompañar a JongIn en el cumpleaños de RaHee, cuando todo era incómodo y él se sentía fuera de lugar en medio de una familia unida y amorosa. Esta vez, en cambio, él rió con los demás, cantó con los demás, cocinó con su suegra, se divirtió viendo los regalos ridículos de todos y comió con alegría; por supuesto que tenía las emociones a flor de piel desde el primer instante, y por supuesto que se desbordarían en este momento, mientras JongIn sonreía abiertamente, amplia y hermosamente mientras sus lágrimas escapaban.

Simplemente era demasiado. Estaba recibiendo tanto y él estaba tan agradecido.

Riendo torpemente, KyungSoo sacó el álbum XOXO de OXE del interior de la caja y se lo mostró a todos con una sonrisa temblorosa. BaekHyun, que era un fanático tan aplicado como el propio KyungSoo, se paró de un salto y sus pequeños ojos parecieron graciosas cuencas saltonas al verlo.

—¡Dios mío, es XOXO! ¡Lo consiguió! ¡¿Cómo carajo?! ¡Estuve buscándolo por meses para regalárselo a KyungSoo en su cumpleaños pero fue imposible!

KyungSoo también lo había buscado porque ahora, contando con un buen sueldo que podía despilfarrar como quisiera, él finalmente podía permitírselo. No obstante, no lo estaban produciendo y solo podía sentirse decepcionado al no poder obtenerlo cuando podía hacerlo.

Entonces, curioso y tratando de secarse las lágrimas que simplemente no dejaban de salir, miró a JongIn y le preguntó suavemente:

—¿Cómo lo hiciste?

JongIn se encogió de hombros y se puso de pie para acortar la distancia y limpiar la humedad en su rostro por él.

—¿Recuerdas cuando compramos el Pororo gigante para RaHee? Viste el álbum en esa tienda de música y yo no pude dejar de pensar en ti, en la sonrisa que compusiste al hablar de él y lo mucho que lo querías; para entonces ya estaba completamente colado por ti, así que me dije que volvería a esa tienda y lo compraría. Regresé dos días después y sorprendentemente solo quedaba uno. Desde entonces lo tengo conmigo y solo estaba esperando para dártelo en una ocasión especial; esta es la ocasión especial.

Maldita sea.

Maldito estúpido.

Lo amaba.

KyungSoo sollozó un poco más fuerte y JongIn no tardó en abrazarlo y acunarlo contra su pecho, le acarició el pelo y la espalda y dejó un par de besos dulces en su cabeza. Mierda, estaba tan conmovido, tan agradecido, tan feliz.

No solo por el regalo, sino por sus palabras, por haberse acordado de algo que parecía tan insignificante, por pensar en KyungSoo incluso en ese entonces, cuando las cosas no estaban establecidas entre ellos; queriendo hacerlo feliz. Eso era lo que lo hacía tan especial: que venía de su persona favorita, que estaba lleno de buenos deseos y sentimientos suaves y que se lo había dado con tanto, tanto amor.

—Oh, JongIn... yo... te quiero tanto. Muchas gracias... esto significa mucho para mí y yo solo...

—Lo sé, lo sé —susurró suavemente contra su cabello y luego se alejó ligeramente para poder mirarlo a la cara—.

JongIn retiró las nuevas lágrimas con sus pulgares y se inclinó para dejar un beso en su frente.

—Está bien, corazón. Yo también te quiero.

KyungSoo rodeó su cintura con ambos brazos, a pesar de tener el álbum en su mano, y le dio una sonrisa sincera antes de ponerse de puntillas y dejar un pequeño beso sobre sus labios.

Al alejarse, con unas cuantas risitas de JeonMin y la señora Kim, JongIn volvió a abrazarlo y KyungSoo ocultó su rostro en el cuello del mayor.

—Feliz navidad, KyungSoo.

Y KyungSoo suspiró dichosamente y cerró los ojos mientras se refugiaba en el olor de su perfume y la comodidad de sus brazos.

—Feliz navidad, JongIn.

. . .

Bonus

. . .

—Entonces, ¿puedo saber qué compraste para mí y por qué decidiste dármelo en privado cuando el regalo estaba junto a los demás en primer lugar?

KyungSoo, que había colocado su hermoso álbum nuevo en el escritorio de JongIn, se volvió al escucharlo y le dio una sonrisa abochornada mientras él se acercaba para rodear su cadera con sus grandes manos.

—Es solo que es un poco vergonzoso. Ya había llorado frente a todos y sabía que si lo veías en ese momento volvería a llorar; por lo tanto, debía dártelo en privado.

—Mnn, comprensible. ¿Puedo verlo ahora? Tengo curiosidad.

KyungSoo asintió y sacó la caja delgada y rectángular del bolsillo de su sobretodo, le dio una última mirada mientras se mordía el labio inferior y finalmente se lo pasó con ambas manos.

JongIn lo recibió sin decir nada, sin embargo, mantuvo la sonrisa divertida en sus labios y rasgó el papel, abrió la tapa de la hermosa y elegante caja blanca y sus cejas se alzaron al ver el contenido.

En ese momento KyungSoo juntó sus manos frente a su cuerpo y esperó impacientemente por lo que tenía que decir. Sentía el rostro un poco caliente y su ritmo cardíaco se había acelerado, pero se negó a apartar la mirada de JongIn, ansioso por obtener alguna expresión de su parte.

No llegó, pero él tomó la prenda con sus dedos y la sacó de la caja cuidadosamente. Solo entonces la cadena de plata brilló entre ellos y el lindo dije de la mitad de un oso cayó en el centro. JongIn lo apreció por un tiempo más y KyungSoo sintió el aumento de su sonrojo cuando sus ojos oscuros se posaron sobre los suyos.

—¿Y la otra mitad?

Tragó pesadamente, pero no tardó en moverse; bajó un poco el cuello de tortuga y debajo de él extrajo la cadena a juego que tenía la otra mitad del osito.

Dios, era algo tan ñoño, pero, maldita sea, él pensó que era un lindo detalle. Sabiendo lo posesivo que era JongIn y que él amaba que los demás supieran que KyungSoo estaba con él, esto podría ser el regalo indicado.

Entonces, porque pensó que los anillos aún eran algo muy serio y los relojes no eran una opción, él optó por esta cadena bonita y discreta pero tan significativa y explícita a la vez.

Y, carajo, ¿por qué no estaba diciendo nada todavía?

KyungSoo frunció el ceño y estuvo a punto de reclamarle por esto, pero entonces JongIn estiró su mano vacía y la colocó sobre su pecho, justo donde se encontraba la otra parte de la cadena, y la acarició suavemente.

—¿Por qué un oso? —preguntó y esta vez su voz fue un poco más profunda, sus ojos parecieron un poco más brillantes y sus rasgos habían comenzado a aflojarse y tornarse atractivos, ligeramente seductores mientras sus dedos continuaban acariciándolo—.

KyungSoo se lamió los labios y pensó en la posibilidad de mentir, sin embargo, supo que no sería justo hacerlo cuando JongIn, su Kim-obstinado-JongIn, había vomitado sus sentimientos frente a sus amigos y su familia sin siquiera dudarlo.

Entonces abandonó la opción que rescataría su integridad y sin poder hallar el valor de mirarlo, confesó:

—Es porque eres grande, fuerte, protector, cálido y muy cómodo. Se parecen a ti, así que lo quise de inmediato.

JongIn sonrió y por una vez KyungSoo quiso que no lo hiciera porque, mierda, era vergonzoso.

—Eres tan encantadoramente cursi, KyungSoo.

Y un momento después él tenía su boca sobre la suya, tan demandante y firme como el propio JongIn lo era fuera de casa; KyungSoo suspiró, rodeó su cuello con sus brazos y abrió los labios para darle paso a su lengua.

JongIn dejó la cadena junto a su álbum, tomó su trasero en sus manos y no tardó en alzarlo para llevarlo a la cama.

De esa forma, KyungSoo tuvo un regalo de navidad para mayores de dieciocho años.

(Sí, le encantó completamente).

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