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Capítulo 3

[Jungkook]

Aun no puedo asimilar el hecho de que te vas a casar con él.

Te casarás y yo te perderé para siempre.

Y es claro que no voy a permitirlo, porque yo te amo. Te amo mucho, y realmente no sé si pueda soportarlo más.

Verte ahí, acostado en tu cama con las sábanas tapando tu precioso cuerpo de porcelana, solo mostrando descaradamente una de tus piernas desnudas. Suspiro sin poder apartar mis ojos de ti, recargado en este árbol me dedico a contemplar tu fina contextura, esta escena me hace preguntarme:

¿Enserio tengo que hacerte esto? ¿Tengo que lastimarte para poder protegerte? O es mi mentalidad enferma la que me está cegando, los celos descontrolados y la ira de no poder tener tu amor me hacen pensar cosas muy malas, muy malas para ti mi dulce nene.

Pero ¿qué más puedo hacer?

Espero que puedas perdonarme algún día, claro... si es que al morir yo me vaya al cielo, aunque creo que ya tengo mi jodido lugar en el inferno ¿Lo ves? Ni siquiera en la muerte podré estar a tu lado, así que ¿qué más da entonces lo que haga ahora? Al menos, tendré la certeza de que te liberé de un gran error.

— Todo mejorará Gigi, todo lo hará. — susurré, acercándome a pasos lentos hasta tu cama, donde me acosté de lado junto a ti, abrazándote como cada noche lo hacía, hundiéndome en tu fragancia embriagadora que me hizo calmarme.

Y esta fue una de las tantas noches en las que me dormí a tu lado y al parecer, será la última.

Recuerda, todo lo que hago por ti, es porque te amo.

[Omnisciente]

Sus compañeros le sonrieron al verlo entrar de un ánimo muy contagioso a la cocina, su enorme sonrisa en la cual sus rosadas encías se mostraban y sus ojitos se cerraban, provocaba en los corazones de los demás un calor muy hogareño. Nadie pasó desapercibido el hecho de que silbara una canción y se moviera alegremente por las mesas.

— ¡Aún no puedo creer que te vayas a casar, Gi! — le dijo Hoseok, mirándole con emoción y sin poder asimilar la noticia. — Casarse a los 24 años es algo muy apresurado.

— Lo sé, Hobi. — respondió, probando el chantillí de los cupcakes, sonrió con el dedo entre sus labios, sonrojándose. — Yo tampoco puedo creerlo, simplemente paso y no sabes lo feliz que estoy ahora.

— Y no es para menos— siguió Hoseok, arrebatándole el bowl con la crema y entrecerrando los ojos al verlo alargar el dedo para continuar comiendo de ella. — Te vas a casar con el más guapo de la pastelería.

— ¿Más guapo? — enarcó una ceja, divertido al verlo asentir. — Y que hay de Jungkook hyung y Jimin hyung...

— Bueno, a Kook se le restan puntos por malhumorado y a Jimin porque ya tiene pareja, así que el único que queda es...

— ¿Pareja? — le interrumpió, confundido. — ¿Jimin hyung tiene pareja?

La expresión del pelirrojo pasó a una picará, sus ojos se iluminaron y asintió con fervor a su mejor amigo.

— ¡Sí! — chilló en voz baja. — ¿No lo sabías?

— No...— respondió en modo de pregunta, YoonGi ladeó la cabeza frunciendo el ceño, el moreno le indicó que se acercará a él. — ¿Quién es?

Miró hacía ambos lados antes de contestarle; — Jungkook hyung.

— ¡Qué! — gritó, el mencionado que estaba haciendo unos bollos a unas mesas alejado de ellos, levantó la mirada hacía su dirección, juntando sus cejas por el sonido.

— Cállate idiota. — gruñó, nervioso. — Sí, el día que anunciaste tu compromiso y que él salió azotando la puerta, ese día Jimin nos dijo que iban a tener una cita y por eso se fueron rápido.

— Vaya... eso sí que es algo de no creerse. — Negó, parpadeando y mordiendo su labio inferior.

— Losé, y yo fui el primero en deducirlo. — dijo orgulloso. — Oye ¿Y cuando piensan casarse? Supongo que sus padres ya lo saben. — afirmó, comenzando a poner el chantillí encima de los cupcakes de red velvet.

— Los de él sí. — respondió, trozando unas barras de chocolate amargo que después colocó en un bowl de porcelana. — Hoy le diremos a mis padres, iremos a cenar a su casa. — explicó, tendiéndole el bowl a Hoseok que comenzó a esparcirlos sobre los panecillos.

— Espero que me consideren como el padrino de bodas. — ordenó de forma altanera.

— Si hobi, lo serás. — rodó los ojos ante la risa del pelirrojo.

— Hoy me iré a visitar a Jisoo, tal vez pase a saludarlos a tu casa después. — avisó, el pelinegro hizo una mueca de fastidio. — ¡Oye!

— ¡Ustedes dos! — ambos se sobresaltaron al visualizar la filipina negra de Jungkook que se paro frente a ellos de brazos cruzados y mirada seria.

— H-hyung...— YoonGi le miró apenado, poniendo sus manos sobre su delantal, Hoseok apretó los labios.

— ¿Se puede saber porque aún los cupcakes no están en las repisas? — chistó, sonriendo irónico.

— ¡Todo es culpa de YoonGi! — acusó Hoseok, señalándolo. — Él se la pasa comiéndose todo y, y luego ¡Ya no queda nada para los cupcakes! Y debo volver a empezar de nuevo.

— ¡Eres un traidor, Jung Hoseok! — infló las mejillas, apretando sus puños y fulminándolo con sus orbes verdes.

— Hoseok, ve ahora mismo a dejar los cupcakes.

— Pero porque yo. — se quejó, golpeando el piso con sus pies.

— Ahora. — señaló la salida, el menor de todos le saco la lengua al pelirrojo, Hoseok lo maldijo.

Se quedaron el silencio, YoonGi volviendo a su actitud tímida frente al más alto y jugando con los botones de su filipina, divisó a Jimin ayudar a Soobin con las donas, ambos reían alegres y se preguntó cómo fue que alguien como Jimin pudo conquistar a Jungkook, eran muy diferentes en todos los sentidos.

— ¿Estás seguro?

— ¿Eh? — volvió a la realidad cuando el mayo le habló, pestañeó dándose cuenta de que miró a Jimin por varios segundos. — ¿Seguro? ¿De qué?

—... De casarte. — susurró, escondiendo sus manos dentro de los bolsillos delanteros de tu pantalón y caminando hasta quedar a su lado y recargarse en la mesa de metal para poder verle bien. — ¿Estás seguro de hacerlo?

— ¿Por qué no debería? — planteó, confundido por la pregunta.

— No lo sé, tal vez, él no es el indicado para ti y solo te estás apresurando. — sonrió vacilante, notando el destello en los ojos verdes del menor.

— Puede que sí, pero estoy enamorado. — levantó los hombros feliz. — Amo mucho a mi novio, y sé que seremos muy felices juntos. — respondió eufórico, juntando sus manos sobre su pecho y soltando un suspiró profundo.

— Entonces, esto va enserio ¿Cierto? — YoonGi sentía que la conversación tenía un trasfondo diferente, pero decidió solo asentir a su pregunta.

— Mucho. — asintió.

— Ven aquí. — Jungkook abrió sus brazos, el menor entendió el llamado y algo sonrojado cumplió la petición de su jefe, rodeó la cintura del mayor, dejando su cabeza reposar encima de su pecho.

El azabache puso una mano sobre su espalda baja y la otra rodeando sus hombros, acercándolo a él todo lo posible. Cerró sus ojos, moviendo su cabeza y enterrando su nariz en los rizados cabellos, extrañaría aquel delicioso aroma a fresas y peras.

Movió la mano de sus hombros a su cabello, acariciándole las hebras con cuidado, disfrutando del contacto con el fino cuerpo entre sus brazos. YoonGi se sintió atrapado y pequeño entre ellos, no pudo evitar soltar una pequeña risa al sentir la nariz ajena sobre su cabeza.

— ¡Hyung! Eso me da cosquillas. — chilló, removiéndose entre sus brazos al escucharlo reír. — ¡No, no haga eso!

— ¿Qué? ¿Esto? — preguntó burlón, moviendo su nariz entre su cabello.

Las carcajadas de YoonGi se las grabó y guardo dentro de su memoria, disfrutando de la suave melodía de ellas y sintiendo el calor de su cuerpo. Se dijo que jamás debía olvidar esta sensación y besó indecentemente la coronilla del más bajo, dejándolo quieto de la impresión.

— Espero que seas muy feliz, YoonGi. — murmuró, su voz apagada. — Eres un chico muy precioso y muchos quisieran estar en el lugar de tu pareja para tener a alguien tan genial como tú.

— Jungkook hyung...

El mayor los separó, tomando entre sus manos tatuadas el suave rostro ajeno, sus mejillas se hundieron y sus labios sobresaltaron, Jungkook rio despacio al ver sus ojos brillosos.

— Las cosas mejoraran. — El menor frunció el ceño, la voz ronca y dura del tatuado lo desconcertó. — Todo mejorará.

YoonGi mordió su labio inferior cuando lo soltó, viéndole sonreírle por última vez y caminar a la salida de la cocina. Le vio hablar con Jimin en voz baja y después tomar su abrigo para irse de ahí.

Se estremeció sin sentido, algo le hizo temblar sin medida. Se frotó las palmas de sus manos y vio a su pareja acercarse a él.

— Hey... ¿Amor, estas bien? — indagó, sus ojos perdidos y su ceño aun fruncido. — ¿YoonGi?

— ¿Ah?... ¡Ah! Hola bebé. — saludó, sonriendo de lado.

— ¿Todo bien?

— S-sí, sí. — asintió, sus ojos volvieron a la puerta de la cocina. — Creo que si...

Esa misma noche, mientras YoonGi se preparaba para ir a la casa de sus padres a darles la noticia de su compromiso, en el otro lado de la ciudad, justo en un edificio de departamentos, la música fuerte resonaba por las paredes.

Los cuadros se veían por todos lados dentro de la habitación segura, la computadora prendida y la impresora sacando hojas con imágenes. Recipientes con líquido revelador de fotos y pequeñas polaroids colgadas de un hilo en el techo.

— Ni esta pintura puede igualar tu belleza. — negó, su torso desnudo lleno de pinceladas de color y arrodillado frente a un caballete, admiraba su trabajo.

; "Ni todas estas fotos pueden retratar lo hermoso que eres"

El cuarto entero parecía un especie de templo para Min YoonGi, todas y cada una de las paredes estaban llenas de sus fotografías, unas donde él no se daba cuenta de que se las tomaban, otras sacadas de sus redes sociales y otras más robadas de su celular.

Dejó el pincel sobre el suelo para irse a la computadora, donde su pasatiempo favorito era modificar las fotos de YoonGi con su pareja y ponerse a sí mismo junto a él.

— Un poco más y quedará perfecto. — sonrió, entrecerrando los ojos para ver cada detalle de la edición y cerciorarse de que no hubieran errores en la misma. — Perfecto.

Su atención cayó sobre la impresora que sacaba la fotografía recién editada. Se impulsó con la silla hasta la mesa contraria donde tomó un álbum de pasta negra gruesa, en la portada venían sus iniciales grabadas junto a las de YoonGi.

Abrió aquel libro de falsos recuerdos, momentos que jamás pasó con el pálido pero que con una simple edición parecía que si lo hubiera hecho. Se devolvió para tomar la fotografía y comenzar a recortarla y meterla en el plástico transparente.

Su mirada orgullosa estaba sobre las fotos. Cerró el libro y lo abrazó contra su pecho, echándose hacía atrás en la silla.

— Realmente me pones las cosas muy difíciles, amor. — soltó al aire, viendo la televisión sostenida en la pared, ahí se podía ver a YoonGi sentado en su cama, maquillándose. — Te lo dije, todo mejorara... solo confía en mí.

Relamió sus labios, viendo el masculino y delicado cuerpo del menor moverse desnudo por su habitación, indiferente a que una cámara estaba profanando su privacidad.

— Nos vemos en un ratito, Gigi.

Yo también iré. 

-No olvides votar y comentar.

-Nos vemos en el próximo capítulo. 

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