Capítulo 12
YoonGi se sentía inquieto, la cama comenzó a enfriarse poco a poco a pesar de que la calefacción estaba puesta. El bosque era frio por las noches y el viento silbaba cuan encantador de ovejas, atrayendo con su silbido los cantos de los grillos y los bichos que merodeaban por ahí.
La pesadilla no tenía fin, se veía así mismo correr entre los grandes árboles a mitad de la noche, no sabía porque, no sabía de qué estaba huyendo; su respiración agitada y sus manos rojas eran lo único que podía ver, ¿qué estaba pasando? ¿Qué era eso que lo tenía tan temeroso? Un gemido quedo ahogado en su garganta cuando en aquella escena algo luminoso lo impacto.
Su corazón comenzó a latir sin control, no podía despertar, su cuerpo estaba paralizado y eso solo aumento su miedo, gritaba porque su pareja lo moviera, gritaba internamente por liberarse, pero por más que lo deseara, no podía hacerlo.
Y se quedó ahí, sufriendo dentro de la penumbra de una noche helada y un sueño abrumador del que no podía escapar, mientras que en la otra punta de la casa un acontecimiento estaba por comenzar.
[...]
Hoseok no podía ver nada, no sabía si aún era de noche o ya había amanecido por completo. Estaba sumergido dentro de una inquietante oscuridad que lo rodeaba haciéndolo sentir asfixiado con solo tomar una respiración. Su cuerpo estaba inmovilizado, sentía cuerdas filosas en su cuerpo y algo pesado en sus tobillos.
Los murmullos de Jisoo eran lo único que lo mantenían cuerdo, no podían hablar porque estaba seguro de que había una mordaza o algo fuerte dentro de su boca, impidiéndole siquiera mover correctamente su lengua.
Miedo, angustia, desespero.
Hoseok no sabía que sentía más, pero su cuerpo tiritaba y su cabeza expulsaba sangre por un lado debido al golpe que recibió. Solo esperaba poder salir de ahí, no sabía cómo, no sabía en qué condiciones, pero debía salir de ahí para encontrar a YoonGi... solo que...
No tenía mucha esperanza sobre ello.
"¿Qué es este lugar? ¿Dónde estoy? Mierda y mil veces mierda."
Resopló por la nariz cuando los nervios comenzaron a jugarle en contra, sus dedos se contraían y movía la cabeza en busca de aire, se sentía preso y eso no estaba muy alejado de la realidad, estaba cual presa atrapada en un lugar esperando por su depredador.
Hoseok sabía que aquella bestia, era la peor de todas.
De pronto, como si hubiera invocado a la persona de su mente en aquel momento, unos pasos comenzaron a resonar por el suelo. Se quedó estático, solo esperando el momento en que las pisadas se detuvieran, con sigilo como si de alguna manera él pudiera verlo a través de la oscuridad, volteó lentamente la cabeza tratando de agudizar sus oídos y definir la dirección exacta en la que se pondría.
Las luces atacaron sus ojos con rabia, cegándolo por lo fuertes que eran y haciendo que cerrara sus ojos abruptamente mientras gemía por el dolor en sus iris. Jisoo se sobresaltó en su silla empujándose un poco más cerca de Hoseok.
— Es un placer volver a encontrarnos, ¿No lo crees Hobi?
Aquella profunda voz le hizo temblar un poco y, no era porque tuviera un miedo extremo en este momento, si no, porque no tenía forma de poder defenderse de lo que aquel hombre corpulento pudiera hacerle. Solo entonces cuando abrió sus ojos y parpadeó para acostumbrarse a la claridad, fue que notó sus muñecas y tobillos inmovilizados a una silla de madera; Jisoo estaba igual y justo alado de él.
— Oh cierto, pff...— se golpeó la frente incrédulo. — No puedes hablar, lo siento tanto, pero debía evitar que gritaras... aunque nadie puede oírte...— le vio fruncir el ceño y pestañear varias veces. — Okey, eso fue estúpido de mi parte, pero vamos ¿Le dio la tensión a las cosas, eh? — se encogió de hombros, sonriéndole con picardía.
— ¿Dónde estamos? ¿Dónde está YoonGi? — habló sin importarle el dolor en los labios cuando el castaño le quito la mordaza. — ¿Qué le hiciste a Taehyung?
El contrario levantó la mirada hacía los ojos ajenos, estos se oscurecieron tan pronto aquel nombre salió de los labios del pelirrojo. Su mandíbula se tensó, sus nudillos se pusieron blancos y continuó con su trabajo de quitarle la mordaza a Jisoo.
— Yo no les hice nada. — respondió entre dientes.
— ¿A no? ¡Entonces porque YoonGi está aquí contigo y no con sus padres! — gritó Jisoo cuando al fin estuvo libre. — Dinos, dinos que le hiciste a nuestros amigos.
— ¡Yo no hice nada! — espetó furioso, Jisoo se sobresaltó cuando lo tuvo cerca de su rostro. — Y es mejor que mantengas tu boca cerrada si no quieres que te la cierre. — amenazó
Hoseok vio cómo se alejó de su novia y dio unos cuantos pasos para quedar enfrente de ellos dos, les miró con intensidad intercalando su mirada entre los dos; la pareja sentía la tensión en el aire cuando Jungkook se tomó la cabeza entre sus manos, golpeándose ligeramente con las palmas y murmurando cosas que no podían escuchar.
— Si alguien aquí tiene la culpa. — habló, captando la atención de los dos. — es Taehyung.
Hoseok relamió sus labios y tragó saliva lentamente. Los profundos orbes marinos no se despegaban del suelo, él parecía ido, como si algo lo hubiera retenido en aquel momento dentro de su mente y por un instante tuvo el pensamiento de que estaba recordando algo, más solo se limitó a preguntar:
— ¿Tae? — farfulló captando la atención de aquel par de ojos vacíos. — Vamos hermano, Taehyung jamás te hizo nada... ¿Por qué demonios esto sería su culpa? El único lunático aquí eres tú—. Escupió con acidez.
La risa floja lo puso aún más nervioso de lo que ya estaba, compartió una mirada con Jisoo que estaba igual de anonadada que él.
— ¿Yo? — Preguntó con ironía—. No tienes ni puta idea de lo dices, Hoseok. — musitó entre dientes. — Taehyung no es más que un maldito hijo de perra que se metió en mi camino con YoonGi.
— ¿En qué camino? ¿Eh? — Jisoo habló. — Taehyung nunca se metió ¿Y sabes porque? — le miró con falsa diversión. — Fácil, porque tú nunca tuviste nada con YoonGi, él jamás, escúchame bien. — reto. — Jamás se fijaría en alguien como tú.
Lo único que resonó en el cuarto fue el grito de Jisoo y el de Hoseok cuando vio que Jungkook se tiró encima de ella, tomándola por el cuello con ambas manos y acercándola amenazadoramente a su rostro; las venas en su cuello parecían a punto de explotar y su rostro enrojecido mostro la furia que emanaba de su cuerpo.
— ¡YoonGi me ama! — le gritó, escupiéndole en el rostro. — ¡YoonGi me pertenece ahora, él es mío, no de imbécil de Taehyung! — apretó su agarre, la chica abrió los ojos y la boca por la falta de aire. — ¡Él es mío, mío! — la zarandeó con brusquedad escuchando los ecos lejanos de su intento de tomar aire, sus oídos pitaban y estaba fuera de sí mismo en ese momento.
— ¡Te juro que si no la sueltas voy a romperte la maldita cara! — Hoseok se removió desesperado en su lugar cuando notó el cambio de color en la cara de su novia. — ¡Jungkook, suelta a mi novia, mierda!
— ¿O qué? — volteó a verlo, Hoseok tembló un poco al ver el rostro endemoniado del mayor. — ¡Qué carajos crees que puedes hacerme! — carcajeó, ensañándose con el débil cuello de Jisoo.
— Suéltala, ahora. — menciono con cautela, sin despegar el contacto visual con él. — O yo mismo me encargaré de que YoonGi sepa toda la verdad.
Jungkook movió la cabeza sin poder creérselo ¿En verdad era tan idiota? Soltó sin cuidado a Jisoo, sonriéndole falsamente al pelirrojo que se puso a la defensiva cuando llegó frente a él, inclinándose y colocando una de sus manos en la parte trasera de la silla quedando con el rostro frente al contrario y arrugando la nariz con diversión.
— Aww... ¿Enserio piensas que saldrás con vida de aquí? — informó con viéndole con ojos de cachorro y una mueca triste. — Realmente eres un imbécil, Hoseok.
El mencionado abrió los ojos y los despegó de los contrarios escuchando la risa contra su mejilla izquierda, de pronto sintió como si una nube negra se pusiera encima de él y lo absorbiera en la maldad que emanaba del hombre frente a él.
— YoonGi recordará, lo hará. — regreso su mirada lentamente a los temibles marinos que lo escudriñaban con ira. — Y cuando lo haga, escapará de ti. — sentenció, notando las facciones suavizarse, sus ojos brillaron y estaba demasiado seguro de que había tocado una fibra sensible dentro de él.
— No lo creo. — le dijo Jungkook, sus cejas caídas. — Porque antes de que él logre siquiera, escúchame bien, siquiera poner un pie fue de aquí. — apretó los dientes, Hoseok se empujó hacia atrás. — lo mataré también, porque si él no es jodidamente mío, no será para ningún otro cabrón.
— Así que es eso. — habló Jisoo de nuevo, Hoseok le suplico con la mirada que se mantuviera callada cuando la atención del mayo cayó encima de ella. — Estas obsesionado con YoonGi.
— Lo amo. — respondió gélidamente.
— Vaya amor que le tienes. — se rio la mujer, negando con la cabeza. — Tan patético y enfermo que eres que te aprovechas de su pérdida de memoria, Eres tan ridículo ¿Lo sabes? Tener que fingir ser otra persona para que YoonGi te quiera, sal de tu maldita nube, ¡Si no te amo antes, no te amara ahora, imbécil!
— ¡Jisoo! — Hoseok gritó, ella le miró apretando la mandíbula y dándole una mirada que no pudo descifrar, el pelirrojo sintió el miedo volver a inundarle cuando los músculos de Jungkook se tensaron. — Cállate, por favor. — rogó, ella negó molesta.
— No, déjala que siga hablando. — pidió Jungkook de forma serena, reincorporándose frente a él. — ¿Tienes algo más que decirme?
— ¿Qué le hiciste a Taehyung? ¡Dónde lo tienes! — La risa del castaño inundo sus oídos haciéndola sentir impotente, se removió brusca como tratando de quitarse los amarres que le impedían lanzarse encima de él y rasguñarle toda la maldita cara. — De que te ríes, pedazo de mierda.
— ¡Jisoo, cierra la puta boca! — ordenó Hoseok exaltado.
— ¿Quieres saber que le paso? — Ambos voltearon a verlo, sus puños cerrado. — Te lo mostrare, jodida perra mal educada. — Espetó.
Se tiró encima de Jisoo haciéndola caer al suelo con la silla detrás de ella, chilló asustada cuando el primer golpe cayó en su rostro con fuerza atontándola enseguida.
— ¡No, no, déjala, Jungkook por favor! — Hoseok se empujó con su silla, moviéndose para poder verlos. — ¡Jungkook, déjala, no le hagas daño! ¡Jungkook, por un demonio!
Sin embargo sus suplicas no fueron escuchadas, el mencionado golpeo fuertemente el rostro de la mujer hasta hacerla sangrar mientras soltaba gritos que le erizaban la piel al pelirrojo que no hacía más que comenzar a llorar al ver el rostro ensangrentado de su novia que pedía por que se detuviera. Jungkook tomó su cabeza entre sus manos y la golpeó fuertemente en el suelo.
— ¡Maldita perra! — Su garganta se desgarró con aquel gritó, tambaleándose se puso de pie, sus manos llenas de sangre al igual que su mandíbula y camisa. — Eso te enseñara a no volver a retarme en tu jodida vida.
Jisoo apenas y se movía de su lugar, su rostro le quemaba en demasía y el golpe el su estomagó le hizo chillar de dolor, Jungkook comenzó a patearla sin control.
— ¡La matarás, déjala ya! — Fue entonces que se dio cuenta que Jungkook se había olvidado de él, por un instante pensó que no fue buena idea haberle hablado porque ahora se dirigía hacia él con el rostro rojo. — ¡No te acerques a mí, aléjate!
— ¿Alejarme? — se burló. — ¿Tienes miedo, Hoseok? — chupó uno de sus dedos ensangrentados, sus ojos divertidos posándose sobre él.
"Sí..." pensó, su corazón latía desenfrenado y su cuerpo tembló bajo aquella perspicaz mirada que lo intimidaba, pero su pizca de valentía seguía ahí.
— Si de todas formas voy a morir...— tragó saliva, sus labios temblándole. — ¿De qué me sirve tenerlo?
— Buena respuesta, pero te diré algo. — Jungkook se balanceo lentamente, pasando encima de Jisoo. — Morirás, es inevitable, no dejaré que nadie más me quite lo que por mucho tiempo me perteneció. — afirmó, su menor apretó los ojos, sintiendo las lágrimas bajar por sus mejillas. — Pero hoy no, hoy no es tu día, sin embargo. — se alejó para devolverse a donde estaba la chica. — El de ella sí.
— ¿Qu-qué? No, no, hey, Jungkook, amigo espera...— dijo nervioso, el mencionado le quito los amarres a Jisoo, dejando su cuerpo débil libre de las ataduras pero sin poder moverse debido al dolor punzante en su cuerpo. — ¡Hey!
— Siento mucho tener que hacerlo... bueno, en verdad yo no siento nada. — carcajeó, tomando los brazos de la fémina y le dedicó una última sonrisa a Hoseok antes de comenzar a caminar arrastrando a su víctima. — Nos vemos. — sonrió.
— Jungkook, ¡Jungkook! ¡No lo hagas! — Se removió con desesperó en la silla, cayendo al suelo de lado y gimiendo de dolor con los ojos lagrimosos, viendo como aquel tipo se llevaba al amor de su vida. — ¡Jungkook, vuelve aquí pedazo de mierda! ¡Jungkook! — explotó, soltando el gritó más fuerte que alguna vez profeso y el cual rebotó en las paredes de concreto. — ¡Jungkook, carajo! — serpenteó en el suelo, deseando poder liberarse para salvar a su novia.
La puerta de una habitación siendo cerrada fuertemente le hizo llorar aún más, sus manos formaron puños por la impotencia de no poder hacer nada, viendo el rastro de sangre que había en el suelo.
— Jisoo...— susurró dolido, su rosto constipado y las lágrimas bajando sin control alguno, siendo el único que escucho su voz en medio de aquel frio cuarto.
[...]
Un estruendo resonó por la habitación y YoonGi se levantó de golpe quedando sentado en medio del enorme colchón, estaba empapado de sudor frio y su cuerpo tiritaba, aún era de noche. Sus labios resecos pidieron agua a gritos y tanteó la mesita de noche para alcanzar el vaso de agua y bebérselo de golpe.
Dejo el vaso en su lugar, volteándose para ver si no había despertado a su novio y dándose cuenta de que el lado donde él debería estar permanecía vacío. Junto sus cejas confundido y, diviso la hora en el reloj de su mesita.
"5:00 am"
— ¡Tae! ¿Estás en el baño? — Al no obtener respuestas pensó que tal vez estaría en la cocina, hizo una mueca y se sacó las calientes sabanas de su cuerpo con la intención de ponerse de pie, cuando alzó la mirada al gran ventanal y notó algo.
Un hombre corpulento estaba en su huerto, entrecerró los ojos tratando de enfocar bien su vista pero la penumbra de la madrugada apenas le ayudaba. Notó que estaba haciendo algo entre los árboles sin embargo, no pudo ver bien qué; un montículo de tierra sobresalía de un lado y entonces se alarmo.
— ¡Taehyung, Tae alguien entro a nuestra casa! — gritó alarmado, volviéndose a meter dentro de las sábanas. — ¡Ta... ¿Tae? — parpadeó incrédulo.
¿Qué hacía su novio a estas horas de la madrugada ahí afuera? Se preguntó al ver que el hombre había salido del huerto de grandes árboles y se sacudió la chamarra negra que tenía puesta. Le vio ponerse sus lentes de armazón, y caminar tranquilamente hacía la casa frotándose sus manos. YoonGi se quedó sentado y en cuanto escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse se acostó.
Los pasos resonaron y por alguna razón un escalofrió le recorrió de pies a cabeza. Entró al dormitorio con pasos quedos, tratando de no hacer demasiado ruido y poco tiempo después YoonGi escuchó la ducha ser prendida; estaba confundido, ¿Por qué estaba afuera? ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué se metió a bañar justo después de eso? Relamió sus labios y se limitó a cerrar los ojos.
"5:40 am"
Las sábanas se abrieron, YoonGi se removió adormilado al sentir como unos brazos lo levantaban con cuidado, pasando debajo de él y lo rodeaban con fuerza, gimió gustoso al sentir los besos sobre su cuello y sonrió adormilado.
"Todo lo que hago, es por ti." Jungkook le miró, acercándolo más a su cuerpo y caer profundamente dormido con el pequeño hombre en sus brazos.
[...]
YoonGi sintió algo húmedo pasearse por su piel, frunció el ceño levemente y se removió. Un chasquido y una pequeña mordida lo hicieron despertarse poco a poco; manos tatuadas fue lo primero que vio antes de ser acomodado sobre su espalda y tener un amplio y fornido cuerpo entre sus piernas níveas.
— ¿Cariño? — murmuró adormilado, el contrario sonrió. — ¿Mmm?
El mayor se inclinó moviéndole la cabeza con la mejilla y yendo directamente al cuello ajeno, abriendo los labios y comenzando a dejar besos húmedos que lo estremecieron, miró la musculosa espalda clara y la acaricio lentamente, perdiéndose en el calor de los labios que ahora iban a su manzana de adán, donde succionó esta con cuidado robándole un gemido bajo a YoonGi.
Las manos descendieron a sus muslos gorditos, abriendo más sus piernas y dejándole acomodarse completamente sobre él. Unos labios atacaron rápidamente los suyos, besándolos con hambre como si nunca antes los hubiera probado, jadeó al sentir la lengua ajena introducirse en su boca para comenzar una guerra con la suya, las caricias en sus piernas subieron al borde de su short de pijama y apretó las mismas sin lograr cerrarlas por el enorme cuerpo entre ellas.
— Buenos días, mi amor. — murmuró el castaño una vez dejo de besar esos deliciosos labios, quedando con el rostro pegado al ajeno.
— Buenos días hyung. — saludó risueño, notando esos orbes marinos oscuros mirándole con adoración.
Jungkook sonrió abiertamente, inclinándose de nueva cuenta sobre el pequeño hombre y devorar sus labios con desespero, paso sus manos debajo de la espalda contraria acercándolo más a él y suspirando placenteramente por el calor corporal que YoonGi le daba.
YoonGi lo rodeó con sus piernas, dejándose llevar por un momento ante la sensación que aquel hombre tatuado le provocaba, sintiéndose excitado cuando le mordió el labio inferior mirándolo a los ojos.
— Te amo tanto, YoonGi, joder como me encantas. — el mencionado se sonrojó desviando la mirada con una sonrisa tímida. — ¿Qué? ¿El nene se puso tímido, ah?
— Cállate. — La risa de su pareja le hizo voltear a verlo. — Tae...
— ¿Sí? — respondió, dejándole besos por sus mejillas sonrojadas.
— ¿Qué estabas haciendo ayer? — los besos se detuvieron.
— ¿Qué? — Jungkook levantó la cabeza para verlo. — ¿A qué te refieres?
— Ayer...— murmuró indeciso entre contarle o no. — Ayer te vi, estabas en el huerto a las 5 de la mañana. — soltó.
— ¡A, era eso! — carcajeó, la mirada confundida de YoonGi cayó sobre él. — De vez en cuando salgo a esa hora para poner algunas trampas. — confesó, dándoles la vueltas y quedando ahora YoonGi encima de él. — Me gusta cazar, bebé. Así que a veces pongo trampa para que los animalitos caigan y después... comerlos.
Le miró travieso, YoonGi se sintió más calmado ahora que sabía cómo habían sido las cosas.
— Entonces... ¿hoy podemos cenar carne de conejo? — sus ojitos brillaron. — Me gusta mucho en conejo.
— Claro, en la tarde revisaré las trampas. — le sonrió. — Ahora... ¿qué tal si jugamos a los conejitos? — YoonGi abrió los ojos y se quedó sin aire, golpeó el pecho musculoso debajo de él para después bajarse de encima escuchando la risa divertida de su novio.
— ¡Idiota! — le gritó, tomando su bastón ayudándose a caminar fuera de la habitación, escuchando después el rechinido de la cama y los pasos detrás de él. Sonrió.
— Nop, usted no bajará las gradas. — murmuró juguetón, alcanzándolo.
No se esperaba que su prometido lo tomara con tanta facilidad por la cintura y lo cargara sobre su hombro para comenzar a bajar las escaleras con rapidez, se aferró a la espalda tatuada con miedo.
— ¡Hyung! ¡No corra, me voy a caer! — pidió temeroso.
— Tranquilo, nunca te lastimaría. — respondió sincero, llegando a planta baja caminando ahora a la cocina. — Ahora, quédate sentadito aquí mientras te hago algo de comer.
Lo bajo de sus hombros, dejándolo en la mesa ubicada frente al gran ventanal de cristal que daba al patio principal. Cerró los ojos cuando el contrario beso sus labios cortamente.
— ¿No necesitas ayuda? — indagó, viendo a las aves posarse sobre los árboles.
— No amor, estoy bien.
Suspiró ameno, colocando sus manos sobre la mesa y dedicándose a observar el gran paisaje frente a él. Podía sentir la calma en el lugar y la relajación invadir su cuerpo a la vez que Jungkook le dejaba un bowl de fresas maduras junto a una sonrisa risueña.
Tomó una entre sus dedos y la mordió disfrutando del dulce sabor que se esparció por su boca. Devolvió la atención al frente y fue cuando notó algo extraño al fondo del huerto.
Un bulto no muy grande de tierra se veía, si ponías la suficiente atención como para notarlo y estaba justo a unos pasos de donde su pareja había estado ayer poniendo sus trampas. Ladeó la cabeza extrañado volteando a ver a su prometido que se movía por la cocina.
¿Qué era eso? ¿Una trampa grande? U otra cosa. La curiosidad le pico y cuando volvió su mirada al frente un garaje también se notaba entre los matorrales, anonadado preguntó:
— ¿Tae?
El aludido miró sobre su hombro girando su torso.
— ¿Ocurre algo?
— Esa choza. — Señaló con su dedo...— ¿Para qué sirve?
Por unos largos segundos solo el tocino siendo freído se escuchó.
— Es una bodega. — le oyó decirle al fin. — Ahí guardo las cosas para hacer las trampas.
— ¿Puedo ir a ver? — pidió.
— No.
— Pero... podría ayudarme a recordar, a recordar que cazabas. — argumentó cuando dejó el plato con su desayuno frente a él y otro justo a su lado.
— Ya te dije que no, amor. No insistas. — dijo, sentándose junto a él con la cafetera y dos tazas de porcelana en sus manos.
— Pero Tae...— la cara seria le hizo apretar los labios resignado. Tal vez, ese pasatiempo era algo íntimo para su pareja. — Esta bien, lo siento.
— Come, se enfría rápido. — ordenó, comenzado a servirle algo de café y empezar a desayunar con la mirada triste del menor.
"¿Fui muy grosero?"
Observó a YoonGi comer lentamente, su mirada pegada al plato.
"Lo siento, Yoonie. Pero no puedo dejar que veas lo que hay adentro, no puedo."
Resignado le dejo un beso en la mejilla con suavidad, ganándose una pequeña sonrisa del pálido.
— Anda, come, se enfría ¿recuerdas? —hizo una mueca alegre, robándole una sonrisa al mayor.
[...]
"La llamada será transferida al buzón."
"El número que usted marco no está disponible y se encuentra fuera del área de servicio."
"Llamada desviada."
Colgó el teléfono frustrado. Namjoon miraba la hora en el reloj de pared de la oficina, sus dedos golpeteando el escritorio de madera y comenzado a inquietarse cuando nadie pasaba por las puertas de la comisaria.
— ¡Momo! — la oficial que chupaba una piruleta se detuvo, viendo expectante al detective. — ¿Sabes si hay alguien afuera preguntando por mí?
— Mmm, nop. — respondió sacándose el dulce. — ¿Esperaba a alguien, detective? Podría ir a revisar si quiere.
— En realidad. — se puso de pie, dándose por vencido. — Creo que me dejaron plantado. Hazme un favor. — Saco su libreta pequeña y su bolígrafo, anoto algo y se lo entregó a la japonesa. — Rastrea ese número y me avisas si encuentras algo.
Momo levantó sus cejas y asintió tomando el papel de su jefe.
— Cuando tenga algo le aviso. — comentó, alejándose ahí para ir a su puesto de trabajo.
Con las manos en la cadera, el platinado se movió hacia la puerta de salida pensando cual sería la razón por la que Taehyung y YoonGi no se presentaron a su reunión, ¿lo había presionado? Da igual, si no hacía algo el caso se quedaría estancado y sus superiores lo tacharían de incompetente.
— ¿Amor? ¿A dónde vas? — Jin le miró curioso.
— Al hospital, veré que más encuentro respecto a los Kim.
— Con cuidado. — se despidió el castaño, lanzándole un beso.
Namjoon tenía algo muy claro cuando puso en marcha su automóvil.
Este caso se está convirtiendo en un laberinto sin salida y al paso al que iban con la investigación, los callejones se hacían aún más estrechos.
— Esta mierda no fue un accidente.
¡Hola! Muchas gracias por seguir esperando por la actualización. Alguien me pidió un contacto KookGi, así que ahí esta, aunque verán como todo se vuelve mas confuso. 😈
Tuve un espacio y me puse a escribir, tal vez perdí un poco el hilo jajaja, pero se hizo lo que se pudo.
Gracias por aún seguir esta historia, les agradezco la espera. No prometo nada, pero tal vez vuelva a actualizar en unos días.
¡Besos!
NOS VEMOS EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO.
NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR.
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