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Capítulo 10

[Omnisciente]

El detective Kim SeokJin esperaba con calma al testigo que llegaría el día de hoy. Disfrutaba amenamente una taza de capuchino con sabor a vainilla, cerró los ojos con tranquilidad solo pasando el momento en un silencio relajado... hasta que un ruidodo policía de cabellos largos irrumpió en su oficina a gritos.

— ¡Hyung, Hyung! — el mencionado se sobresaltó, tirándose encima algunas gotas de la bebida caliente. — ¡Hyung, ya llegó el testigo! — sonrió emocionado con las manos en la cadera. — ¿Jin hyung?

El aludido le lanzó una mirada molesta.

— ¡¿Por qué siempre tienes que estar gritando Kai?! — exclamó limpiándose con una servilleta. — ¿Podrías no sé, hablar como alguien normal? — pidió a regañadientes, el contrario rio en voz baja. — Dile que pase.

— ¡Enseguida hyung! — salió a pasos rápidos del pequeño cuarto y al cabo de unos segundos regresó con otro hombre a su lado, eran casi de la misma estatura. — Aquí le presento al chico de la tienda. — presentó, señalándolo con la cabeza. — Park Seo Joon.

El adverso levantó la mano en forma de saludo con una sonrisa plana adornando su rostro, pequeñas arrugas se formaron en las esquinas de sus ojos. Vestía un hoddie negro y encima un chaleco con el logotipo de un cerezo y soju en color rosado: Jin evitó reírse por el color tan chillante.

— Adelante, tome asiento. — indicó. — HueningKai, cierra la puerta y quédese aquí. — Acomodo sus papeles sobre el escritorio de madera mientras los otros dos hacían lo que les había pedido.

— Bueno señor Park Seo Joon, ¿correcto? — reafirmó, el más alto asintió. — Bien, me imagino que mis oficiales ya le dijeron para que lo mandamos a llamar el día de hoy.

— En realidad no. — Jin miró de mala manera a su oficial, que desvió su atención al techo. — Pero creo que ya se por donde va. No he podido venir por motivos de trabajo, pero aquí estoy ahora ¿En qué puedo ayudarlo?

Jin movió la cabeza, colocó sus brazos sobre la mesa y se recargó en ellos para ver más nítidamente el rostro de Park.

— Usted estuvo aquella noche cuando sucedido aquel fatídico accidente. — mencionó. — Así que me gustarías saber desde su perspectiva ¿qué fue lo que usted presenció?

— Oh, sí. — hizo una mueca. — Yo volvía del trabajo y estaba lloviendo demasiado, así que como iba en mi motocicleta trate de manejar lo más precavido posible. Este auto delante de mi iba a mucha velocidad así que pensé que cuando se detuvo de forma repentina era porque se le había ponchado una llanta.

— ¿Quiere decir que el otro conductor manejaba sin cuidado?

— Claro, ¿quién va a más de cien kilómetros por hora en medio de la lluvia? En fin, me detuve a ayudarlos y fue cuando vi a este chico tendido en el suelo con aquellas heridas y la pierna lastimada.

— El otro señor nos dijo que había visto algo perderse en el bosque... ¿Es cierto? — puntualizó Jin, moviendo su cabeza hacia delante.

El de cabello rapado de los lados asintió, soltando un sonido de afirmación.

— De hecho sí, aunque para ser completamente sincero solo logré ver que vestía totalmente de negro, era muy alto o al menos eso noté por la distancia en la que estábamos... y logré ver algo de sangre caer por su mano.

Jin levantó las cejas.

— ¿Estaba lastimado?

— A lo que noté si, parecía un pequeño corte en la mano... además, sostenía una especie de arma en ella y sus dedos estaban tatuados. Lo más aterrador fue haber cruzado mirada con él... su forma de ver. — se estremeció. — realmente daba miedo.

HueningKai vió los hombros de Park tensarse y como escondía las manos en los bolsillos de su hoddie, al parecer para Park aquella fue una experiencia muy mala.

— ¿Vio algo más, escucho otra cosa? — el castaño movió sus manos en círculos.

— Después de eso me aleje de ahí, no quise seguir inmiscuyéndome en donde no me llaman. Así que me acerqué al muchacho y esperé junto a los demás a que llegara la ambulancia; solo pasaron cinco minutos cuando escuché unos motores encenderse y unas luces de autos en la gasolinera del frente, una camioneta arrastraba a toda prisa a un jeep rojo, sabe... creo que ese era el auto del chico.

— ¿Por qué lo dice?

— Porque aquella persona que vi... estaba conduciendo la camioneta blanca. — Jin abrió los ojos sosprendido al igual que el de melena larga, HueningKai levantó los puños eufórico.

— Dígame que logro ver las placas... o al menos algo más. — rogó, sus ojos suplicantes.

Seo Joon sonrió orgulloso.

— Sí, logre verlas... ¿tiene donde anotar?

Un bolígrafo y un pedazo de papel fue entregado con rapidez.

[...]

La pastelería estaba en su auge, los pasteles salían y entraban de los hornos y posteriormente se decoraban para su venta en la tienda, Jimin coordinaba todo sintiendo la carga de trabajo sobre sus hombros y suspiró cansado, si tan solo Jungkook estuviera con él las cosas serían mucho más sencillas.

Pero debía comprender que ahora su mejor amigo — y de cual estaba enamorado. — se encontraba cuidando de su "pobre abuelita enferma." Pasó de largo entre las mesas de sus empleados, notando como Hoseok esparcía chispas de colores sobre las donas glaseadas y frunció el ceño cuando las vio repletas de las mismas y un mar de colores sobre la mesa.

— ¡Hoseok, estás desperdiciando las chispas! — gruñó molesto, acercándose a su área y le arrebato la bolsa de las manos. El pelirrojó se sobresaltó asustado.

— Oh mierda. — maldijo, su jefe no se veía muy contento. — Lo siento hyung, estoy muy distraído estos días, no se preocupe yo limpiare antes de cerrar.

— Esta bien, pero ¿qué te sucede? ¿necesitas ayuda con algo? — Jimin ayudó a Hoseok a limpiar la mesa.

Hoseok suspiró.

— Han pasado muchos días... y todavía no sé nada sobre YoonGi y Tae. —sus hombros decayeron al igual que su rostro, sus ojos se notaban tristes. — Y sabe, no he podido hablar ni con Jungkook hyung.

— Jeon está ocupado, Hobi. — contó. — Hace semanas que no viene porque ha estado ocupado acompañando a la señora Jeon porque su cáncer regreso, él ama mucho a su abuela así que en cuanto se enteró decidido cuidarla.

Hoseok se sintió apenado.

—Mierda, así que eso hacía ahí. — susurró por lo bajo, Jimin le miró extrañado.

— ¿Dijiste algo?

— Creo que vi a Jungkook hyung a las afueras de un hospital, pensé que tal vez le había pasado algo... aunque creo que ahora tengo mi respuesta. — sonrió tímido.

— No creo que este sea el mejor momento para hablar con él. — sugirió Jimin.

— Pero sabe. — Hoseok cambio repentinamente de tema. — ¿No le parece curioso hyung? — junto sus cejas pensativo, sus ojos viajaron a la fotografía al final de la cocina, donde se les veía a los tres mencionados.

— El qué.

— Que YoonGi, Tae y Jungkook hayan decidido irse casi al mismo tiempo, por no decir el mismo día. — proclamó seguro, Jimin le miró confundido. — ¿No cree que es una enorme casualidad? — insistió cruzándose de brazos bajo la mirada atenta del pelirosa.

— Ahora que lo pienso... sí. — dijo distraídamente, bajando la mirada al suelo. — ¿Crees que tenga algo que ver?

Hoseok bufó.

— No lo sé. — respondió áspero. — pero me parece algo muy pero muy inusual. Sabe creo que iré a hablar con Jungkook hyung para preguntarle lo que está haciendo.

Jimin hizo un sonido de negación.

— No. — le miró severamente. — Sabes, yo creo que deberías dejar de andarte metiendo en donde no te llaman. —Recriminó sacudiendo el trapo sucio con fuerza. — O algún día eso te traerá problemas, Hoseok.

Hoseok guardó silencio al percatarse del cambio de actitud de su hyung, intentó hablar nuevamente con él pero este se alejó a pasos acelerados de ahí, dejándole con las palabras en la punta de la lengua.

— ¿A qué se refería con eso? —caviló.

— En que dejes de meter tus narices en los traseros de los demás. — gritó Soobin, tirándole un pedazo de pan a la cabeza.

— ¡Jodete, Soo!

[...]

Habían pasado al menos otras dos semanas donde no había ningún avance significativo en el caso Min. En los cuales Jin y Namjoon se sentían cada vez más ahogados hasta el cuello sin salir de aquel mar de información inconclusa. El moreno trató de hablar con YoonGi en el hospital, sin embargo le tomó por sorpresa el hecho de que nadie además de su prometido pudiera verlo.

"—Pero soy un detective. — frunció el ceño, molesto."

"— Y estas son las reglas del hospital, lo lamento pero eso nos ordenaron."

Y para rematar sobre su mala suerte, HueningKai había derramado su vaso de agua sobre la computadora de Jin haciéndole perder todos los avances que tenían hasta el momento, tuvo que controlar a su esposo antes de que asesinara frente a más de diez agentes al joven policía.

Al parecer... el destino no quería que resolvieran el caso.

A YoonGi por otro lado le habían dado de alta después de llegar a la conclusión de que estaba recuperado en un 80 por ciento de sus lesiones. Sus heridas faciales habían sanado por completo y la herida de su abdomen cerró con éxito, su memoria estaba en buen estado exceptuando la amnesia y su pierna comenzando a tener movilidad coordinada solo teniendo el tobillo lastimado.

Por ello, en cuando su pomposo trasero tocó la silla de ruedas que le dieron, manejó de forma errática las ruedas de la silla saliendo a toda prisa. — si a eso se le podía decir velocidad. — de la habitación.

Soltaba risas incontrolables al escuchar los pequeños gritos de su novio, su sonrisa ensanchada y sus ojos casi cerrados por completo a causa de sus mejillas levantadas. Golpeó un carrito de medicinas y aun enfermo, le vio entre asustado y contento.

— ¡Yoonie! — Volteó sobre su hombro, el mayor se encaminó hacia él.

— ¡Alcánzame Tae! — espetó alegre, haciendo el afán de volver a ponerse en marcha, pero un jalón hacía atrás le hizo gritar alarmado, aún más cuando fue volteado quedando con el rostro frente al adverso.

— Pudiste matarlo. — Jungkook soltó, riéndose junto a él. — Vamos, se hace tarde para irnos a casa. — revolvió su cabello, despeinándolo y escuchando la queja del pelinegro.

— ¿En dónde vivimos? — le dio una mirada hacia arriba, interesado, Jungkook tenía los brazos endurecidos por empujar la silla de ruedas, bajó sus orbes zafiro para responderle.

— En las montañas, casi a las afueras de Gangseo. Créeme es un buen lugar para los dos. — aseguró, levantando nuevamente el rostro.

— ¿En las montañas? — repitió, ladeando la cabeza sobre su hombro derecho, el mayos soltó un jadeo en acuerdo. — Creí que vivíamos en Busan.

— Eso era cuando estábamos solteros amor. — contó, doblando en el pasillo. — Pero nos mudamos juntos hace un tiempo, creo que ya te lo había comentado... ¿o no? — meditó.

— ¿Enserio? — masculló en voz baja, sus ojos entrecerrados.

— Te gustará, ya verás... no hay nada más que árboles y aire fresco. — describió, notando los labios ajenos hacer un puchero.

"Y solo tú y yo estaremos ahí... para siempre."

YoonGi se sintió nervioso cuando se acercaban casi a la salida del hospital, sus manos sudaban y miró cohibido hacía la recepción, dándose cuenta de que estaba por volver a su vida normal junto a su pareja que estaba detrás suya, una vida que no lograba recordar, que no la sentía como suya.

Pensó entonces que, tal vez esta era como una nueva oportunidad de volver a revivir y experimentar aquellos sentimientos que en su momento había sentido. Así que inhaló aire con fuerza, listo para lo que viniese.

"Tal vez... todo sea mejor ahora."

— ¡YoonGi-yah! —Sonrió desde abajo a Naeyon, la noona que había estado cuidándolo desde su ingreso. — ¿Listo para irte a casa?

— En eso estoy Noona. — respondió con simpatía. — Ayúdame, tae.

— Claro mi amor. — le miró con cariño, el menor sonrió.

Una vez de pie, se apoyó en la repisa blanca y aceptando los papeles que Nayeon le ofrecía, dándole una mirada fugaz para comenzar a rellenar los espacios en blanco. El mayor lo rodeó por detrás abrazándolo por la cintura; en su rostro surcó un sonrojo inocente.

— ¿Podrías poner la dirección de la casa? — volteó a verle, topándose con el rostro ajeno a escasos centímetros.

— Si, déjame a mí. — Una mano abandonó su cintura pero no dejó de abrazarlo con la otra.

YoonGi acaricio los dedos posicionados sobre su camisa, mirando a detalle cada línea de tinta que ahí se encontraba. Su mano era más pequeña y el brazo lo abarcaba por completo haciéndolo sentir chiquito alrededor de este.

Vagó por los pasillos del hospital con la mirada, cayendo sobre una doctora que tenía el rostro con detonante sorpresa y asombro. Le frunció el ceño para hacerle saber que podía verla, aún así esta no despegó sus ojos de su figura, haciéndolo sentir incómodo.

El pálido frunció el ceño, apretándose más al fornido cuerpo que lo sostenía y le susurró:

— Tae. Esa doctora está mirándome mucho. — gruñó, pegándose al fornido pecho con recelo. — ¿La conozco o porque parece que ella si me conoce a mí?

Jungkook le echó un vistazo a YoonGi para después subir la mirada, percatándose de eso. Su mandíbula se tensó y apretó el cuello, pegando más al menor a su cuerpo si es que se podía, Jisoo balbuceó a lo lejos, señalándolo.

— No, no la conoces. — sentenció, YoonGi apartó su mirada. — Solo firma y nos iremos.

Asintió estando de acuerdo.

Tomó la pluma entre sus dedos, quedándose estatico cuando no supo que hacer en aquella línea negra, tragó saliva mirando a Nayeon que suspiró comprensiva, tomándole la mano.

— Es normal que se te crucen los cables, YoonGi-yah, no te esfuerces demasiado.

YoonGi tragó saliva apenado y asintió con las mejillas coloreadas.

Bufo nervioso, la pluma temblando en sus manos delgadas y firmó con su nombre bajo la atenta mirada de Jungkook, el mayor sonrió con los ojos brillosos, llegó el momento de irse a casa.

— Te doy un bastón, camina al menos dos minutos al día apoyándote con esto, te ayudará a recuperarte más rápido junto con las terapias. — Le extendió lo mencionado a Jungkook para que lo tomará y busco las medicinas recetadas.

— Gracias Noona. — se despidió moviendo las manos frente a ella, está le sonrió conmovida.

Jungkook le ayudó a sentarse en la silla con cuidado, escuchando el quejido bajo del pálido cuando su pierna lastimada, especialmente su tobillo rozó el reposapiés. Tomó los medicamentos de las manos de Nayeon para acomodarlos sobre el regazo de YoonGi y comenzar a caminar hacía la salida.

— ¡Oye, espera! — Escuchó a lo lejos, mordió su lengua.

Apresuró el paso arrastrando la silla con fuera para salir del hospital. Miró sobre sus hombros a Jisoo que le hacía señas para que se detuviera, movió sus labios para decirle "aléjate." Y mandándole una mirada fría que hizo a la chica estremecerse, se detuvo en seco y gritó:

— ¡Yoongi-yah! ... ¡YoonGi!

— ¿Qué? — YoonGi preguntó al escuchar su nombre. — ¿Me hablaste, Tae?

— Quería decirte que hoy te ves más radiante que antes. — Coqueteó, la luz del sol pegaba directamente a sus ojos que lo veían desde abajo, haciéndolos ver como un mar de esmeraldas brillosas, suspiró encantado.

Le sonrió para retomar su camino hacía su auto, YoonGi alzó el brazo para cubrirse de los rayos ultravioleta que le molestaban la visión.

Su corazón estaba extasiado porque sin duda hoy era uno de los días más felices de su vida, ver al hombre que tanto deseo y al cual ama con locura estar por fin bajo sus brazos; se sentía extrañamente eufórico al darse cuenta de que, solo faltaban unos míseros pasos para poder llevárselo y esconderlo cual muñequito de porcelana solo para él, para su propio deleite sin nadie más metiéndose en su camino.

Lo subió con cuidado al asiento del copiloto.

— Espérame un momento, guardare las cosas.

— Claro.

Respiró el aire fresco, finalmente estaba fuera de aquel hospital y sus nervios lo invadieron con rapidez, ¿se sentía listo para volver a lo de antes? ¿Qué pasaría si nunca lograra recordar su vida pasada? Algo desorientado y con los sentimientos a flor de piel se echó un vistazo en el espejo retrovisor y la cabeza le comenzó a doler al ver su reflejo.

"Se encontraba en lugar desconocido sobre un auto, lluvia y truenos se escuchaban. Su rostro mostrando pánico, sangre manchando sus mejillas y unas luces cegándolo cuando de repente, algo lo jalo hacía atrás y gritó."

La puerta del lado del piloto cerrándose con fuerza lo hizo volver a la realidad haciéndole brincar en su lugar; Jungkook le miró con las cejas levantadas:

— ¿Estás bien amor? — alcanzó la mano ajena, tomándola entre las suyas para apretarlas, el menor le volteó a mirar algo consternado. — ¿Gigi?

— Sí, s-í, todo está bien. — Sus característicos ojos verdes parecían perdidos y sus finos labios sellados en una línea recta, perdido entre sus pensamientos.

El mayor notó el cambio repentino en su pareja, sus cabellos negros cual carbón caían sobre su frente en perfectas ondas y sus largas pestañas risadas reposaban sobre las mejillas regordetas. Extendió su brazo hacía la parte trasera del cuello contrario, jalándolo con cuidado hasta posar sus densos belfos sobre la piel de su mejilla.

— Ya verás que todo mejorará, estaré para ti y te ayudare en todo como lo he estado haciendo desde hace un mes. — le prometió sin titubeos, acariciándole la piel sonrojada con la punta de su nariz.

— Sí. — se limitó a contestar, volviendo a su lugar justo para que su pareja encendiera el auto.

Por otro lado, en la otra esquina del estacionamiento un chevy aparcaba, de la puerta izquierda salía Hoseok con las ropas de dormir y una cara de sueño, buscó con la mirada a su novia que le había marcado con urgencia hace unos minutos atrás. Chasqueó la lengua desconcertado al no divisarla por ningún lado.

Se rascó la cabeza cuando escuchó el sonido de su celular, lo sacó de su pantalón de chándal y respondió aun con voz ronca.

— ¿Dónde se supone que estás Jisoo? — reto, desperezándose mientras caminaba. — ¡Soo!

— ¡Hobi, no sabes que acabo de descubrir! Mierda siempre estuvo aquí...

El pelirrojo se detuvo, escuchando los cuchicheos detrás de la línea que su novia soltaba, se sobresaltó con el sonido estrepitoso de algo cayendo al suelo.

— ¡Lo siento!

— ¿De qué rayos estás hablando Kim Jisoo?

Un motor se encendió a lo lejos.

— De YoonGi... YoonGi estuvo aquí. — soltó sin tacto.

— ¿Cómo? — exclamó sin poder creerlo, su voz sonando aguda y su cuerpo estático.

— Si, demonios. ¡Hoseok, no vas a....

Unas llantas hacer un sonido estridente sobre el pavimiento lo hizo voltear con molestia, no pudiendo escuchar a Jisoo hablarle. Pero mayor fue su sorpresa, su consternación y su incredulidad cuando miró con los ojos  abiertos de par en par aquel auto negro.

Dentro estaba Jungkook, con sus manos apretadas en el volante y viéndole desafiante cuando cruzaron sus miradas, el de melena larga soltó aire cual toro enjaulado al percatarse de su presencia, aún así le sonrió de forma siniestra, mandándole una amenaza con aquel gesto.

Hoseok parpadeó sin poder creer semejante imagen, su celular cayó al suelo de la impresión y a pasos cortos se fue acercando al auto.

— ¿YoonGi? — levantó la voz, estaba casi cerca del auto.

El tatuado aceleró con prisa casi volando del lugar, Hoseok se dio cuenta y sus pies corrieron detrás del vehículo tratando de alcanzarlo.

— ¡YoonGi! ¡YoonGi-yah! — exclamó hasta dolerle la garganta, moviendo sus manos en el aire. — ¡YoonGi-yah! ¡Jungkook hyung!

Una maldición abandonó sus labios, el auto aceleró de tal manera que le fue imposible llegar a él. Pateó una piedra maldiciendo por lo bajo con la vista clavada por el camino que habían tomado.

Era inverosímil lo que sus ojos presenciaron, ¿qué demonios hacía YoonGi junto a Jungkook? ¿Y porque parecían tan unidos?

Con el corazón en la garganta Hoseok buscó su celular, viéndolo tirado a unos metros de él y corrió para tomarlo entre sus manos, la pantalla estaba rota pero aun funcionaba; marcó el número de Jimin repetidas veces hasta que le atendió.

— ¡Jimin hyung! — gritó despavorido, el contrario alejó la bocina del celular de su oído, torció la boca en una mueca molesta y respondió:

¿Hoseok? — escuchó la bulla de la pastelería. — ¿Qué haces llamándome en tu día libre, está todo bien?

— Jimin hyung... usted me dijo que Jungkook hyung estaba cuidando de su abuela ¿verdad? — habló rápidamente, trabándose con su propia lengua.

Eh... ¿sí? — respondió confundido. — ¿Por qué?

— ¿Y también recuerda que dijimos que era curioso que se fuera justo cuando Tae y YoonGi lo hicieron? — su respiración se agitó, el pelirosa no entendía porque su empleado le hacía esas preguntas. — Respóndame hyung.

Sí, lo dijimos. Enserio Hoseok, ¿qué demonios está pasando?

— Hyung... ¿Jungkook sigue viviendo en aquella colina? Donde hicimos la fiesta de pascua hace unos años. — indago caminando hacía su auto, una Jisoo alterada apreció corriendo para acercarse a él.

¿Para qué quieres saberlo? — Jimin sentía que algo no estaba bien, el tono desesperado de Hoseok comenzó a incomodarlo.

— ¡Solo respóndame hyung! — rogó, subiéndose a su auto junto a Jisoo.

— ¡Sí, el sigue viviendo en las colinas! Aunque en realidad son montañas, pero da los mismo ¿pero qué tiene que ver Jungkook aquí?

— Gracias hyung, muchas gracias. — ignoró lo último dicho por el pelirrosa.

— Ahora tu respóndeme Hoseok. — pidió amenazante, el pelirrojo negó aun sabiendo que no podía verle.

— Hyung...— dudo en decirle la verdad, pero al ver a Jisoo hacerle una seña de negación suspiró.

¿Sí? — dijo ansioso.

— Nada...— masculló derrotado.— Solo... iré a visitarlo.

Jim suspiró.

Solo... no hagas nada raro, por favor.

Y colgó, dejando a una pareja comenzar su camino hacía lo que se sería la peor decisión que hubieran tomado.

Jungkook tenía algo claro, si Hoseok lo había pillado justo cuando estaba por irse, lo más seguro es que lo seguiría hasta encontrarlo. Miró a su lado a YoonGi moverse ligeramente sobre el asiento y supo que no importaba que fuera lo que tuviera que hacer para mantener alejado a Hoseok, debía hacerlo para asegurar su futuro con el amor de su vida.

Así que sonrió con sorna, sabiendo en qué lugar Hoseok le buscaría y mientras conducía con una mano entrelazada con la de YoonGi, en su retorcida cabeza ya tenía un plan, uno muy bueno para él y poco agradable para el bastardo de Hoseok.

"Te dije que no te metieras en lo que no te incumbía, Hobi. Lamento que tu estúpida actitud de héroe patético sea la responsable de llevarte a tu muerte, imbécil."

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Ñam Ñam, volví sorrAs🤙🏻

Mi mood estos días 👆🏻😔🤙🏻

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