Decidió enviar un mensaje al grupo que tenía con Felix y Jeongin para que estuvieran al tanto de la situación y pudieran hacer algo si ocurre algo malo.

Aunque, realmente no quería pensar mal sobre ese chico, pero era mejor prevenir que lamentar.

Dos inteligentes y Jisung

Chicos, Minho me ofreció un té, acepté para no ser grosero, voy
pronto.

Ya habían pasado unos minutos y el mensaje parecía no querer enviarse.

No quería asustarse, no creía que Minho fuera capaz de hacerle daño.

Espero unos largos minutos hasta que Minho por fin volvió y con dos tazas de té.

Las dejó en la mesa y Jisung escogió la que tenía más cerca, dejándole la otra a Minho.

Minho no decía nada, estaban solos en la casa, en un barrio solitario y que nunca había ido, los mensajes no se enviaban y sus amigos estaban muy lejos, no sabía que hacer.

—Y bueno, ¿dónde está tu hermano?—le preguntó Jisung.

—Él está descansando.

Jisung, a pesar de que Minho cortó la conversación recién iniciada, quiso seguirla.

—¿Y como está?

—Bien.—Minho volvió a cortar la conversación, y Jisung dejó de insistir.

Tomó un sorbo de té seguido de otro.

Cuando ya se lo acabó, quiso iniciar otra conversación, pero no pudo.

La vista se había empezado a hacer borrosa y se sentía mareado, se puso una mano en la frente y con la otra se apoyó del mueble para no caerse, pero fue en vano.

Lo último que vio fue a Minho sonriendo, dejando de lado el té que no se había acabado y acercándose hacia él.

Que mala decisión había tomado.