Decidió enviar un mensaje al grupo que tenía con Jisung y Jeongin para que estuvieran al tanto de la situación y pudieran hacer algo si ocurre algo malo.

Aunque, realmente no quería pensar mal sobre ese chico, pero era mejor prevenir que lamentar.

Dos inteligentes y Felix.

Chicos, Chan me ofreció un té, acepté para no ser grosero, voy pronto.

Ya habían pasado unos minutos y el mensaje parecía no querer enviarse.

No quería asustarse, no creía que Chan fuera capaz de hacerle daño.

Espero unos largos minutos hasta que Chan por fin volvió y con dos tazas de té.

Las dejó en la mesa y Felix escogió la que tenía más cerca, dejándole la otra a Chan.

Chan no decía nada, estaban solos en la casa, en un barrio solitario y que nunca había ido, los mensajes no se enviaban y sus amigos estaban muy lejos, no sabía que hacer.

— Y bueno, ¿Dónde está tu hermano? — le preguntó Felix.

— Él está descansando.

Felix, a pesar de que Chan cortó la conversación recién iniciada, quiso seguirla.

— ¿Y como está?

— Bien — Chan volvió a cortar la conversación, y Felix dejó de insistir.

Tomó un sorbo de té seguido de otro.

Cuando ya se lo acabó, quiso iniciar otra conversación, pero no pudo.

La vista se había empezado a hacer borrosa y se sentía mareado, se puso una mano en la frente y con la otra se apoyó del mueble para no caerse, pero fue en vano.

Lo último que vio fue a Chan sonriendo, dejando de lado el té que no se había acabado y acercándose hacia él.

Que mala decisión había tomado.