Dos.
Llegó a un vecindario que no le daba buena espina.
Las luces de todas las casas estaban apagadas y las únicas encendidas eran las de los postes de luz.
Estaba comenzando a tener miedo, y más cuando solo una persona se paró de su asiento para salir, pero en vez de ir hacia el vecindario, tomó el camino contrario.
Es un estudiante que debe cuidar de su hermano, no será millonario.
Miró el número de la casa que le había mandado Chan por WhatsApp y se dirigió a ella.
Era de las primeras que aparecían en el vecindario.
Saludas, le dejas las notas, te despides, y te vas. Pensó Felix.
Tocó el timbre con algo de miedo. Las cortinas estaban cerradas y la única que había abierta no se podía ver absolutamente nada dentro de la casa.
La puerta se abrió y dejó ver a Chan parado ahí.
— Hola, Chan, ¿Cómo estás? — preguntó — Aquí están tus notas.
— Hola, Felix, muy bien, ¿y tú? Muchas gracias.
Recibió las notas que le dió Felix.
— ¿Cómo está tu hermano? — decidió preguntar para disimular y porque realmente le interesaba saber si estaba bien o no.
— Oh, él... Él está muy bien.
— Me alegro, de verdad — fingió mirar la hora, aunque en realidad vio si tenía llamadas perdidas —. Oh, me tengo que ir. Adiós, Chan.
Se alejó un poco hasta que la voz de Chan lo llamó.
— ¡Felix, espera! No quiero ser grosero, pasa a tomar un té a mi casa.
— ¿Qué? No, no, no hace falta.
— Vamos, es que tú me das tus notas con mucho esfuerzo tuyo y yo simplemente no te doy nada, entra, quiero agradecerlo al menos con un té y comida.
— No, gracias, no tengo hambre.
— Por fa Felix.
Felix lo pensó, no quería ser grosero, además, Chan siempre había sido rechazado por los del colegio debido a su forma de ser, quizás no estaba tan mal aceptarlo.
Aceptas, tomas el té y te vas.
— Está bien.
— Bien, pasa, siéntete como en casa.
Eso era imposible, se sentía con miedo a que le hiciera algo.
Vamos, no puedes desconfiar de alguien así de amable, te ofreció comida y té.
Chan lo guió hacia la sala.
— Espérame aquí, haré el té, ¿Qué quieres de comer?
— Como de todo, no te preocupes.
— Bien, ya vengo.
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