Cuatro.
Se despertó con un dolor de cabeza, intentó adaptarse a la oscuridad de la habitación, no sabía dónde se encontraba.
Cuando por fin se adaptó a la oscuridad, volteó a ver a su alrededor.
Parecía un sótano, un sótano muy oscuro. Vio que estaba atado con unas cuerdas, y ya sabía perfectamente lo que había pasado.
Unos pasos se escucharon de lo que parecía la planta de arriba y después se escuchó unos pies bajando por una escalera.
Estaba demasiado asustado y no podía creer lo que le había hecho Chan.
— ¡Eres un psicópata! — dijo Felix llorando apenas Chan se puso delante suyo.
— No me hables así — dijo Chan mientras tenía un cuchillo en su cuello, amenazándolo —. No soy un psicópata, soy tu novio ahora.
Chan le sonrió y se le acercó, Felix reaccionó tirando su cabeza hacia atrás, no quería tener a Chan cerca.
Chan se molestó y lo volvió a amenazar con el cuchillo.
— ¡Mírame carajo! — le gritó, Felix por el susto obedeció.
Chan dejó de lado el cuchillo y le volvió a hablar. — Ahora eres mío. ¿Comprendes? — le dijo —. No, espera, siempre lo fuiste, solo que antes no lo sabías — sonrió.
Felix hizo una mueca que Chan no alcanzó a ver debido a que se volteó para agarrar de nuevo en cuchillo.
— Di "soy tuyo, Chan" — le obligó.
Felix no estaba dispuesto a decir eso, así que le gritó —. ¡Que te lo diga alguien que verdaderamente te quiera!
Chan se molestó, pero no dijo nada. Dejó de lado el cuchillo de nuevo y lo miró.
— ¿Sabes? Siempre quise confesar mis sentimientos por tí, pero me acobardaba y me iba. Además, creía que no me ibas a aceptar por no tener amigos y tú llevarte con toda la escuela — dijo Chan —. Pero ahora, te tengo aquí, y eres solo mío.
Felix se echó a llorar.
— ¿En serio creías que ésta era la mejor forma de ganarte mi corazón? ¿Por qué no simplemente me conquistabas como una persona normal haría? No soy tuyo, Chan. Y te odio.
Chan lo miró.
— Está bien, si tanto me odias... — tomó el cuchillo para clavárselo a Felix, pero este reaccionó rápido y le pegó una patada que lo hizo caer y golpearse contra la pared, quedando inconsciente.
Felix aprovechó esto para poder salir. Con su pie fue acercando el cuchillo que se le cayó de la mano a Chan.
Utilizó los dos pies para llevar el cuchillo hasta sus muslos y fue pujando hasta que logró tomar el cuchillo con la mano derecha.
Con mucho esfuerzo, logró desatarse la mano derecha y después, con menos esfuerzo, se desató la mano izquierda.
"Deberá ser muy tonto para olvidarse de atar bien los pies" Pensó Felix.
Cuando estaba apunto de salir, una caja se cayó y dejó ver una cabeza humana.
Felix gritó del susto pero se cayó a si mismo inmediatamente al recordar que Chan aún estaba ahí y en cualquier momento podría despertarse.
Lloró en silencio del impacto, definitivamente esto le dejaría un trauma que podría ser curado con ayuda profesional, claro, si lograba salir de ahí.
Inconscientemente vio de nuevo la cabeza, dándose cuenta que solo era un maniquí dañado.
Se tranquilizó más, se había visto tan real que se asustó demasiado.
Subió las escaleras que se podían ver a simple vista. trató de abrir la puerta pero no lo conseguía, al parecer necesitaba unas llaves, y sabía quién las tenía.
Bajo de nuevo las escaleras y se acercó a Chan, con mucho miedo de que se despertara, buscó en sus bolsillos y por fin las encontró.
Volvió hacia las escaleras y abrió la puerta, dejando ver una habitación pero que no parecía la habitación de Chan.
Apenas se acordó de su celular, lo buscó en sus bolsillos pero lo único que encontró fue una moneda que había guardado la semana pasada en ese bolsillo.
Estaba casi jodido.
Intentó abrir la puerta de la habitación pero ésta necesitaba una llave, así que probó con todas las que tenía después de haberle robado a Chan.
Después de trece intentos con diferentes llaves, por fin pudo abrir la puerta.
Estaba apunto de bajar las escaleras, cuando una voz lo llamó.
Se volteó a ver quién era, era el hermano de Chan.
— ¿Hola? — su voz tembló.
— No tengas miedo de mí, sé lo psicópata que es Chan, te puedo ayudar a salir de esta casa.
Felix lo dudó, pero después se acercó a él niño de metro cincuenta.
— Y... ¿Cómo?
— Primero que todo, ¿Cómo hiciste para liberarte de él? — él niño preguntó con curiosidad.
— Le di una patada, se cayó y se golpeó fuerte contra la pared. Está inconsciente.
El niño sonrió —. Está bien, eso es gracioso... — cambió de nuevo su cara a una seria como la tenía antes —. Abajo hay un teléfono, es el único que funciona en esta casa, no intentes llamar a la policía por otro dispositivo que no sea ese teléfono, porque no servirá.
Felix asintió.
— Pero, primero, ¿Cerraste la puerta del sótano?
Felix lo miró asustado, definitivamente no lo había hecho.
— La jodiste.
Unos pasos se escucharon en las escaleras de sótano, Chan ya no estaba inconsciente.
— ¡Escóndete, ve hacia la sala! — le gritó bajo.
Felix hizo lo que le dijo inmediatamente, llegando con éxito a la sala y escondiéndose detrás de unas cajas que parecían no moverse en años.
Vaya juego que había comenzado.
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