29. ¿La persona correcta?
—¿Habias tenido este tipo de crisis antes de ser una persona mediatica?
Harry manoseo uno de los adornos sobre el escritorio de Jay mientras buscaba en su memoria por algo para poder responder esa pregunta. Su memoria estaba fracturada, habia puesto lineas y bloques frente a las cosas que no queria recordar pero Jay habia estado empujando cada vez más en un intento de que todo eso volviese a él. Aun le costaba muchisimo pero lo intentaba, recordando que estaba haciendo todo eso por su hijo.
Luego de un momento, suspiró—. No creo que haya sido una crisis pero recuerdo haberme enfermado de pequeño, luego de que mi padre se marchara.
—¿Enfermaste como?
—No lo recuerdo muy bien, solo sé que estuve muy enfermo por un tiempo.
Ella escribio algo en una carpeta sobre su escritorio y volvió a mirarlo—. ¿Cuando terminó esto?
Alcanzando algunos marcos con fotografias, las observó distraidamente—. Creo que fue cuando me di cuenta de que Gemma lloraba por las noches, entonces solo... me recupere.
Dejando caer el boligrafo, ella solo lo miró. Harry desvió la mirada hacia el marco en su mano, intentando escapar de sus ojos. Las cosas no fueron mejores cuando la misma mirada zafiro se encontró con la suya desde la fotografia. Su boca cayó abierta y su respiración se estanco cuando reconocio al niño al cual su psicologa abrazaba en la imagen.
Miró a Jay, volteando el marco—. ¿E-es tu hijo?
—Si, es mi hijo mayor Louis. —dijo con una sonrisa orgullosa que fue como una patada en el estomago de Harry.
Una mirada más al marco y lo devolvió a su lugar, sacudiendo la cabeza se puso de pie y se dirigio a la puerta—. Debo irme.
—Espera, la sesión aun no termina.
—Ya terminó. —murmuró, saliendo de la habitación antes de que la mujer pudiese detenerlo.
Louis era el hijo de su psicologa, el primogenito de la mujer con la que habia entablado una relación de confianza en las últimas semanas, ¿como rayos debia tomar eso? Talvez debió haberle preguntado a Jay, seguro ella tenia una buena respuesta a eso pero seria raro, por lo que no lo hizo. Solo se apresuró por el pasillo, evitando los saludos que enviaban a su paso en su apuro de llegar al estacionamiento y su auto.
Sanders, quien estaba esperandolo en la sala exterior, se puso de pie cuando lo vio pasar pero Harry no se detuvo. En vez de ello, cambio el rumbo y se dirigio a los servicios, cerrando la puerta luego de asegurarse de que no habia nadie allí. Deteniendose frente al lavabo, observó su reflejo palido en el espejo e hizo una mueca. Se veia mal, horrible. Abriendo el grifo, humedeció su rostro con agua fria y volvió a mirarse pero nada habia cambiado. Nada excepto las incontrolables nauseas.
Abriendo la puerta de uno de los cubiculos, entró al mismo y no dudo en llevar sus dedos a su boca. Debia limpiar el error, habia sido un idiota al contarle todas sus intimidades a una mujer que no conocia. ¡A la mujer que era la madre de Louis! Era un imbecil, se sentia tan malditamente sucio y estupido. Era una sensación que se arrastraba sobre él al igual que las calientes lagrimas que bajaban por sus mejillas mientras se inclinaba sobre el inodoro.
Cuando el contenido de su estomago se acabo, solo se acurrucó en un rincón del cubiculo y hundió su rostro entre sus piernas, sollozando nuevamente. No sabia cuanto tiempo habia pasado antes de que la puerta se abriera y brazos fuertes se deslizaran bajo su cuerpo, sacandolo del rincón y presionandolo contra un fuerte pecho.
—Te llevaré a tu casa, Harry. —la voz de Sanders fue suave mientras se dirigia a la puerta con él en sus brazos—. Estoy seguro de que Shane te esta extrañando y tu a él.
—No —gimió lastimosamente, hundiendo su rostro en el pecho del guardaespaldas—. No puedo ir con él, no así. Él no puede verme de así, no quiero que lo haga.
—Esta bien, no te verá así —acordó.
Debian dar una imagen extraña ya que Harry estaba bastante grandecito para ser cargado al estilo princesa pero se sentia mal y no tenia ninguna buena razón para decirle al chico que lo dejara en el suelo. Así que se mantuvo con el rostro enterrado en la tela de la oscura camiseta hasta que llegaron al estacionamiento y abrió la puerta del pasajero, Sanders lo acomodo en el asiento y se aparto para mirarlo.
—¿Quieres hablar de lo que sucedio allá? —pregunto con suavidad, alcanzando el cinturón de seguridad y cerrandolo a su alrededor.
—¿Por qué siempre estoy haciendo cosas estupidas? —se ahogo con un sollozo—. Siempre hago las cosas mal.
Sanders alcanzó una bolsa que de los asientos traseros y tomó una botella de agua, cediendosela antes de hablar—. ¿Realmente crees que has hecho todo mal?
Deslizandose fuera del auto, Harry enjuago su boca y rostro rapidamente antes de volver al auto, bebiendo un par de tragos mientras pensaba en ello. Se encogio de hombros—. No puedo decir que haya hecho algo bueno.
—¿Y Shane?
—Fue una noche de borrachera —confesó, sacudiendo la cabeza—. Ni siquiera puedo decir que recuerdo como fue, ni siquiera reconoci a su madre.
—¿Decidir criarlo fue un error para ti, Harry? —pico—. ¿Todo lo que has estado haciendo por él es un error? —Harry lo miró indeciso y Sanders sonrió—. No dejes que la vida te lleve abajo tan facilmente, tienes un monton de cosas por las cuales luchar. No puedes permitir que las pocas cosas que te salen mal sean las que lideren tu vida.
—Estoy cansado de todo, Sanders —una lagrima solitaria bajo por su mejilla—. Yo... yo no sé si puedo cuidar de Shane, estoy comenzando a pensar que lo mejor para él es que lo dé en adopción.
—¿En verdad quieres eso?
—Quiero lo mejor para él —confesó—. ¿Que futuro puede darle alguien que se mete los dedos en la garganta cada vez que algo se sale de lugar en su vida? No quiero que él viva viendo eso.
—Entonces lucha por él, mejorate.
Se cubrio el rostro cuando los sollozos sacudieron su cuerpo—. No puedo, lo estoy intentando pero no puedo —susurró—. No soy lo suficientemente fuerte.
Brazos fuertes lo rodearon con suavidad—. Me gustaria decirte que todo estará bien pero no voy a mentirte. Si bajas los brazos ahora, te perderás —acarició su cabello suavemente—. Si das a Shane en adopción, ya no te quedará ninguna razón para luchar y te rendirás.
—Él tendrá una mejor vida.
—Pero no tendrá el amor de su padre, su verdadero padre —le recordó—. No le quites eso. No le saques la posibilidad de conocerte y ver la gran persona que eres, Harry.
Apoyando su frente en el hombro del guardaespaldas, intentó detener el llanto—. ¿Sabes? Hace tres años, cuando vivia aquí, pensaba que mi vida seria color de rosa. Amaria muchisimo a alguien, tendria un buen empleo y seguramente, algun día, tendria hijos. ¿Por qué no puede ser así?
—Si puede, tu solo lo hiciste en otro orden pero aun puedes tener el empleo que deseas y un amor verdadero.
—Quiero ser maestro de kinder —confesó.
—¿Has llamado a algun instituto para iniciar un curso? Si quieres puedo ayudarte con eso.
—¿Lo harias?
—Claro, tengo un amigo en el rubro de la educación que estoy seguro que puede ayudarte —ofreció.
Asintio, quedandose en silencio por un momento antes de suspirar:— ¿Que hay del amor? Ya no quiero amar a nadie nunca más, duele demasiado.
—Eso es porque no te han amado correctamente, solo debes esperar a la persona indicada.
—¿Que pasa si esa persona no existe? —musito con voz temblorosa—. Estoy condenado a vivir con el corazón roto.
—Hay una persona perfecta para cada uno de nosotros —aseguró—. Debes ser paciente y esperar a que aparezca.
Se apartó y miró dentro de los ojos grises del hombre, sus pestañas eran arqueadas y oscuras logrando que se vieran aun más grandes—. ¿Tu ya encontraste a la persona indicada?
—Aun no.
La mirada verde se posó en la boca del mayor por un momento, tomando nota de los generosos labios rosas del hombre. Inclinandose, dejó un suave beso en ellos antes de apartarse con un sollozo, abrazandose a Sanders y agradeciendole el sostenerlo cuando se sentia tan mal.
¿Que demonios estaba haciendo con su vida?
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