6 AÑOS DESPUES

— ¡Travis no le jales la cola al Shakespeare! —grite al ver a mi pequeño hijo jugar con el perro.

— ¡Mamá, mamá!

— ¿Qué sucede Camille? —me gire a ver hacia donde venía el llamado.

—William me quito mi muñeca—dijo la pequeña rubia haciendo pucheros.

—Ahorita te la doy, princesa. ¡Travis no dejes que te lama la cara!

— ¡Amor, ya llegue! —dijo Tom entrando por la puerta de nuestro hogar.

— ¡Papi! —Gritaron nuestros cuatro hijos y corrieron a abrazarlo.

Después de nuestra Luna de miel, Tom y yo tuvimos a las gemelas Camille y Clarie que justo ahora tienen seis años. Tiempo después vinieron los gemelos Travis y William de cuatro años. Tom y yo vivimos con nuestros cuatro hijos en Londres, Tom dejó de ser actor para experimentar en ser director de teatro y la verdad de momento le va de maravilla.

Nuestra vida no podía ser mejor, nuestra familia estaba llena de amor, tenemos hijos fuertes y sanos. El amor que Tom y yo nos tenemos era más fuerte con el paso de los años. No había fuerza en el mundo que nos pudiera separar, si teníamos nuestras discusiones y diferencias como todos los matrimonios pero nada que no pudiéramos solucionar juntos.

Era la hora de llevar a los niños a la cama, los metimos a bañar y después les pusimos sus pijamas favoritos. Les contamos un cuento para dormir y cuando cayeron vencidos les dimos un beso en la frente a cada uno para ir a nuestra habitación a descansar.

Tom y yo estábamos abrazados y descansando en nuestra cama. Por mi mente pasaron muchos recuerdos desde que creí que jamás conocería a Tom, hasta el día de nuestra boda, pero mi mente se detuvo en un momento en específico.

— ¿En qué piensas, amor? —pregunto Tom.

—En todo lo que he vivido a tu lado y sé que no cambiaría nada, cada tropiezo nos hizo más fuertes, pero me acordaba de algo en especial.

— ¿Qué?

—En la primera cita que tuve con note, pedí un deseo a una estrella fugaz.

— ¿Qué pediste?

—Desee volver a ser feliz.

— ¿Y se te cumplió?

—Sí, y de una forma extraordinaria, soy feliz contigo y con nuestros hijos.

—Prometo hacerte feliz hasta el final de mis días, te amo.

—También te amo, Tom, para siempre.

Hoy sé que los sueños se cumplen, si luchas por ellos y nunca pierdes lafe, porque cuando menos lo esperas todos tus sueños se harán realidad.