Los días en los que Tom se pasó recuperándose fueron muy rápidos. Todo ese tiempo que él estuvo internado en el hospital nos la pasamos reconstruyendo aquello que... yo destruí por tonta. A veces aun peleábamos, pero procurábamos siempre arreglarlo. Con el paso de los días Tom volvió a ser él mismo, se recuperó y nuestra relación se volvió aún más fuerte.

Hablé con mis padres y ellos se han regresado a Londres a vivir, todo volvió a ser como era antes. Excepto por una pequeña cosa, no había vuelto a hablar con Nate desde el accidente de Tom. Los primeros días no tuve tiempo, me enfoqué solo en Tom, en su recuperación y en nuestra relación. Después, tuve miedo de lo que fuera a decir o hacer, sabía de los sentimientos de Nate, pero yo no quería lastimarlo.

Me encontraba en mi habitación mirándome al espejo dando los últimos retoques a mi maquillaje. Los chicos habían organizado una cena para Tom, para celebrar su recuperación y que nosotros habíamos regresado.

Se escuchó que golpearon a la puerta de mi habitación mientras me colocaba los aretes.

—Pase—dije y abroche el ultimó arete, por el espejo pude ver que era mi madre quien abría la puerta y le sonreí.

—En la sala te está esperando un joven muy apuesto. —dijo mi madre y me levante de golpe. —Oh cariño, estás preciosa—dijo viéndome de arriba abajo.

—Gracias, mamá. —Fui a abrazarla y le di un dulce beso en la mejilla. Salí de mi habitación y mientras bajaba por las escaleras al pie de estas pude ver a mi amado Tom. Mi mirada se iluminó al verlo tan guapo como siempre en un traje azul marino. Al llegar al penúltimo escalón él me ofreció su mano y yo la tome, me ayudo a bajar el pequeño tramo que quedaba de escaleras y después dio un dulce beso en mis labios.

—Están lloviendo ángeles. —una sonrisa tímida se dibujó en mis labios.

—Tuve suerte que me atraparas. —le dije.

—Créeme hermosa, él de la suerte soy yo.

Mi padre carraspeo a nuestro lado y yo rodeé los ojos, a pesar de las cosas que habían pasado a mi padre le era difícil aun asimilarse a esto y dejar atrás los rencores con Tom.

Tom se giró y vio a mis padres, les dedico una sonrisa.

—Prometo traerla temprano y cuidar de ella.

—No espero menos—dijo mi padre con voz severa, puse mi mano en el brazo de Tom y le di un suave empujón hacia la puerta para que comenzará a avanzar así la puerta y así lo hizo.

—Los amo—les dije a mis padres y les mandé un beso a cada uno para después salir por la puerta con Tom.

Tom me abrió la puerta de su nuevo y lindo BMW X6 en color negro. La verdad es que Tom estaba encantado con su nuevo auto, los primeros días se la paso hablándome de las ventajas de dicho auto, admito que no escuche gran parte de los detalles, un auto era un auto. Pero bueno, los hombres y sus juguetes.

De camino al restaurante sonaba en la radio Unconditionally de Katy Perry. Tom y yo íbamos cantando la canción mientras nos mirábamos por momentos de reojo y él tomaba mi mano entrelazando nuestros dedos y dando un suave apretón. Si antes amaba a este hombre, creo que ahora lo amo aún más.

Llegamos al restaurante y Tom bajó para abrirme la puerta, le entrego las llaves al Valet Parking y entramos al lugar. Con la mirada buscamos a nuestros amigos y los encontramos en una larga mesa con dos lugares solos para mí y para Tom. Caminamos hasta ellos y los saludamos, estaba encantada de volver a ver a Ben, Mari, Trent, Karina y Luke. Todos juntos como antes.

Nos sentamos en nuestros respectivos lugares y los meseros comenzaron a atendernos trayéndonos lo que les pidiéramos.

En medio de la comida, Benedict pidió la palabra, se levantó de su asiento y alzó su copa.

—Quiero proponer un brindis—dijo en tono solemne— por Tom y Andrea que de nuevo están juntos y les deseamos lo mejor de lo mejor.

—Gracias—dijimos Tom y yo.

Entre todos chocamos las copas.

Todo era... perfecto, si a pesar de los problemas que se nos pudieranvenir, todo era perfecto y éramos feliz y eso nada ni nadie lo va a cambiar,jamás. l