🔪Capítulo 13 🔪
"Su voz es tan suave y tranquila, como imagino que sonó el diablo al tentar a Eva"
Aria
Desperté de madrugada agitada luego de la pesadilla, definitivamente me había afectado la voz de Dexter en mi cabeza, recordar cómo lo conocí y como salvo mi vida se sintió tan real.
Era un recordatorio de mi deuda.
Salí de la cama descalza y caminé escaleras abajo hacia la cocina, el piso de madera antigua crujía con cada paso, era demasiado viejo, al igual que el resto de la casa, estaba oscuro y solo se escuchaba el sonido de la televisión en la sala de estar.
Luego de tomar el vaso de agua que necesitaba me acerqué a ella y apague el televisor, cubrí a Joss con la cobija, se había quedado dormida en el sofá con varios papeles escolares regados y la serie aún corriendo en netflix lo cual me sorprendía ya que no era muy estudiosa que digamos.
Subí las escaleras amarrando mi cabello en una cola alta y vaya sorpresa cuando al entrar estaba Alec semi acostado en mi cama, con las manos cruzadas atrás de su cabeza.
—Me harás morir de un infarto.—Llevé mis manos al pecho.
—Si, tambien me alegra verte Aria
¿Que tal tu día?—Esa risa descarada que no quitaba me hacía sentir extraña, pero trate de ignorar esa sensación.
—¿Qué haces aquí y como entraste?
—Vine porque me enteré del vídeo, entre por la ventana, deberías cerrarla con pestillo, nunca sabes que demente puede estar oculto en las sombras acechando o en el peor de los casos, cruzar por ella.
—Uno como tú definitivamente.
—¿Me llamaste loco? —Llevó su mano al pecho con drama.
Rodé los ojos y me senté en la cama junto a él.
—Llevan días sin ir al instituto, Evan se encargó de enviarle el vídeo a todos y ahora soy la puta del pueblo.
—Nadie creerá eso Aria.—Toco mis mejillas.—Tranquila nena, yo me encargaré de todo esto.
—¿Cómo, asesinando a Evan?.—Reí Irónicamente.—No te sorprendas, tal parece que es la única salida que conocen.
—No es mala idea, no sé cómo no me cruzo por la mente.—Hizo una mueca pensativo y lo golpee con la almohada.
—Ven aquí.—Extendió sus brazos y trague saliva.
Entrecerró sus ojos y supe que si me negaba terminaría jalandome de todas maneras, así que me acerque poco a poco quedando contra su pecho.
Descanso su barbilla en mi cabeza y casi pude sentir como...
¿Me olía?
—¿Acabas de olerme?
Brotó una risa de sus labios y sentí la vibración de su pecho contra mi espalda.
—No dejaré que te hagan daño, yo te cuidaré.
Era difícil confiar en palabras, cuando toda la vida te has acostumbrado a que te fallen.
Entonces las palabras se vuelven vacías y lo único en lo que crees es en los actos.
¿Y quien me va a cuidar de ti?
Pensé mientras me quedaba dormida en sus brazos.
(...)
La mañana siguiente desperté sola en mi cama y de no ser por la nota en mi mesita de noche, creería que todo fue una alucinación y Alec nunca estuvo aquí.
"Paso por ti a la una, ponte cómoda"
Sonreí como tonta
Definitivamente no aceptaba un no por respuesta y yo tampoco sabía si quería negarme.
Después del desayuno y ordenar mi habitación me di un baño en la tina, me tome mi tiempo mientras leía algunos capítulos de un libro que me tenía atrapada.
Me coloque un par de jeans oscuros y una sudadera vino, estaba haciendo frío por lo que decidí llevar mi chaqueta de cuero y mis botas de combate negras, coloque el chocker en mi cuello y me coloque un poco de rimmel.
Me sorprendí viendo la hora en mi móvil.
A los minutos el auto de Alec estuvo afuera, subí rápidamente sin saludar, por su parte él me sonrió y beso mi mano cuando me descuidé.
—¿A donde vamos?.—Pregunté luego de unos minutos
Lana del Rey sonaba con Serial killer en el auto, sonreí ante la ironía del asunto y espere por su respuesta.
—No me arruines la sorpresa.
Llegamos a una especie de campo abierto, parecía de esos lugares de entrenamiento para el ejército, había trincheras y árboles con objetivos marcados en rojo.
Agradecí internamente mi decisión de llevar botas, esto no era una cita romántica común, ese definitivamente no era el estilo de Alec.
Aunque pensándolo bien, ni siquiera sabía si esto era una cita.
—¿Qué es esto?
Alec bajo del auto y me abrió la puerta, aunque quisiera no podía pasar por alto su gesto de caballerosidad.
Los modales hacen al asesino.
Intenté callar mi consciencia y me concentre en su mano extendida.
No la mantuvo así por mucho tiempo, sin embargo coloco su mano en la parte baja de mi cadera mientras nos dirigimos a la recepción.
Había una habitación con redes militares y mucho armamento.
Habló unos minutos con un chico moreno bastante alto y este vino a ayudarme a colocar los implementos.
—Vamos a jugar paintbal.—declaró orgulloso.
Oh mierda, no no no.
—Alec, he visto como esas cosas dejan la piel. —Me sentí nerviosa.
—Para eso son los chalecos.—Le restó importancia.
—No quiero, enserio.
—Si lo haces y consigues dispararle al menos a 3 del equipo contrario, dejaré de molestarte, no sabrás más de mi.
¿Quería realmente eso?
—¿Cuál es el truco?
—No hay truco ¿Tengo cara de tramposo?
Quería gritarle que si, pero en su lugar solo alcé una ceja.
Con Alec siempre había que leer las letras pequeñas del contrato.
—Bien.—Admitió—Si hay, la cuestión es que si no lo consigues, entonces serás mi novia.
Me ponía contra la espada y la pared definitivamente.
—No pienso perder.
Acepté y pronto estuvimos divididos en equipos de diez personas, nosotros. Identificados con una franja roja en el brazo izquierdo y los demás con una azul.
El chaleco pesaba como el demonio, me di cuenta cuando tocaron las trompetas y comenzamos a correr cuesta arriba en una de las colinas.
Eso sumado al peso del casco y el rifle.
Alec se acercó a mi cuando llegue a la cima sin aire y untó una especie de pintura negra en mis pómulos.
¿Acaso me ve cara de Rambo?
Realmente esto le divertía, podía notarlo en su actitud.
Mientras él había disparado a varios yo no llevaba el primero y eso me estaba cabreando.
No se lo pondría tan fácil.
Subí a la casa del árbol y apunté mi rifle, era una buena idea estar aquí, puesto que no era experta y mientras yo tenía una vista increíble de todos, ellos no sabían en donde estaba.
O eso creí hasta que apunte mi arma con un ojo cerrado y le disparé en el pecho a uno del equipo contrario y esté con sus binoculares miro hacia mi escondite.
Intenté bajar y correr cuando la escalera cayó al suelo.
Esto no podía estar pasandome a mi.
—Puta madre, Alec bajame de aquí.
—grité desesperada pero no hubo contestación.
¿En donde estaba?
—Alec bajame, nos vieron.—intenté nuevamente.
No estaba por ningúna parte, me di cuenta al ver en la ventanilla, que estaba disparándole a otros chicos y no me escuchaba o eso esperaba porque si lo hacía y no me ayudó iba a asesinarlo.
Sentí un dolor punzante en mi costilla, cuando dos impactos llegaron a mi por el único espacio libre del chaleco.
—¡Maldición, duele muchísimo!—Grité llamando la atención de mi compañero.
Dolía como el infierno, dolía y ardía mucho, sentí que me iba a desmayar y no exageraba.
O quizás si.
Pero enserio dolía.
El chaleco quedó manchado de color azul y vi a Alec llegar a donde estaba el chico disparándole en la pierna, exactamente en la rodilla.
Cayó al suelo, retorciéndose del dolor y diciéndole cosas a Alec como que era un sitio prohibido y no se qué cosa más, porque estaba aguantando el dolor.
—Baja —me pidió ignorando al otro chico.
—No puedo.—Me quejé del dolor.
—Yo te atrapo, tú salta.
—Duele mucho.
—No seas llorona.—Comenzó a reír y no podía creerlo, estaba enojada porque él estaba disfrutando esto.
Me senté en la orilla y salté, Alec me tomó en sus brazos y me llevo cargada hasta bajar de la colina.
Llegamos a los vestuarios y ayudó a quitarme toda la indumentaria militar.
—Quítate la camisa.—demandó.
La subí luego de negarme varias veces, y sus ojos se abrieron al ver los dos circulos en mi costado.
—Estarás bien.—dijo entre dientes, también noté como endureció sus facciones.
—¿Tan mal se ve?
—Fue mala idea venir aquí.—dijo para mí sorpresa
—¿En serio? No me digas—Hablé con sarcasmo.
.
(...)
Llegamos al autoservicio de MC Donald's cuando ya estaba oscureciendo, el dolor no había desaparecido, pero se había apaciguado con los analgésicos que el chico a mi lado me ofreció.
—Dos Mc pollo, con papas y dos coca cola.—pidió a la mujer que atendía a través de la ventana.—Tambien una cajita feliz, con sorpresa por favor.
Casi tengo una convulsión cerebral al escuchar eso, quise reírme , pero me contuve.
—¿Qué? No me veas así.
—¿Te gustan los juguetes?
—Me gusta coleccionar.—dijo un tanto sombrío.
—Coleccionista eh..—Mis cejas subieron y bajaron.
Imaginé su habitación llena de figuras de acción, revistas e infinidad de artículos coleccionables.
Me estaba divirtiéndo, por un momento olvidé todo y me concentré solo en el chico a mi lado.
La cajera nos entrego el pedido luego de recibir el dinero y nos dirigimos a las afueras del pueblo.
Alec estacionó en el mirador y saco una manta de la parte trasera del auto..
No quería pensar el motivo de esa manta allí.
Quizás esté era el lugar a donde traía a las chicas para follar.
De repente me sentí celosa y posesiva.
—Ayúdame, creo que hay un porta vasos en la parte trasera.
Fui a revisar, abrí la puerta y había un bolso negro de lona como el que tenía Hael en los vestidores del instituto.
Estaba semiabierto y la curiosidad me ganó, cundo menos lo esperaba, ya estaba revisando en él y me encontré con la mano tocando algo parecido a una peluca.
—¿Encontraste?.—Me sobresalté y saqué rápidamente mi mano.
Nos sentamos a comer y charlar un poco sobre el pueblo.
—¿Estuviste en la masacre de ese colegio?
Me contó que estuvo allí, ese día no se sentía bien del estómago por lo que no comió en la cafetería, Hael estaba siendo acosado por unos chicos mayores que él y tampoco quiso probar alimentos ese día.
—¿Y klaus, Kasia?
—La versión policíal dice que sus padres se los llevaron del instituto esa mañana, nadie sabe el verdadero motivo y tampoco me he encargado de preguntar.
—Wow, entonces lo que para ese momento era algo malo, resultó siendo bueno, porque les salvó la vida.
Aunque pensándolo bien, de haber muerto ese día, no existiera su grupito de psicópatas locos.
Me contó que Evan era un idiota básicamente porque nunca se le tomó en cuenta en su círculo, que su odio venía hacia todos desde la muerte de su hermano mayor y solamente buscaba llamar la atención.
—Yo no tengo nada que ver con sus problemas personales.—aclaré.
—Lo sé, pero está tan obsesionado con nosotros, que la sola idea de que hayas logrado en poco tiempo, lo que él no logro en años, lo enferma.
—Es peligroso.
—Nosotros lo somos más.
—Has pensado alguna vez...
No quería decir la palabra asesinar frente a él.
—Más de las que puedo contar.—admitió sin remordimientos.
Y allí estaba su brusca sinceridad.
Cruda y directa.
—Pero no asesinamos a personas de nuestro pueblo.—preciso.
—Entonces, ¿cómo los escogen?.
—Solo asesinamos turistas o nuevos habitantes.—puntualizó sombríamente.
Se me heló la sangre y desee no haber preguntado.
Alec explotó en risa cuando vio mi reacción.
—Es broma, joder, casi te mueres del susto.
—Eres un tonto.
—Lo sé.—Se acercó a mí.—Pero ahora eres novia de este tonto.—iba a refutar cuando me besó dulcemente.
—Ahora eres mía.
Tomó mi cuello y me besó con lentitud, como saboreando cada parte de mi, besó desde mi clavícula hasta mi abdomen, subió de nuevo y se detuvo en mis labios.
Una deliciosa sesión de besos que se extendió por horas hasta que comenzó a amanecer y nos dimos cuenta de que era momento de regresar.
Había sido un día increíble, pero era momento de volver a la realidad.
Y vaya manera, cuando entramos al pueblo, estaba repleto de policías y forenses por todas partes.
Solo se veían a lo lejos las luces azules y rojas, también llamaba la atención la cinta amarilla que se encontraba cubriendo una parte a un lado de la carretera..
—Ve despacio.—Le pedí que bajara la velocidad al acercarnos.
Me hizo caso y bajo la velocidad, dándome tiempo para observar mejor la escena.
—Leine. ¿Que haces por acá a estas horas?—Preguntó el sujeto que llegó hasta la ventanilla del auto causando que me sobresaltara del susto.
—¿Que sucedió oficial? —No lo dejé terminar de hacer las preguntas al notar la incomodidad de Alec.
Me observaba con curiosidad y alterno la vista entre Alec quien parecía también algo irritado .
—Acabamos de encontrar el cuerpo de Sara Mitchels, ha sido brutalmente asesinada. Las pistas indican que estamos tras la pista de un posible asesino serial.
Ay oficial, usted no tiene ni idea de lo que se enfrenta.
Miro el auto varias veces cuando por la radio le decían algunas cosas que no logré a entender
—Te copio —dijo guardando el aparato.—Chicos, lamento decirles que deben bajar del auto, tengo unas preguntas que hacerles.
—¿En donde estuviste las últimas dos noches entre las 8:00pm y 11:00pm?—Entonces preguntó a Alec y supe que quizás estaríamos en problemas a menos que yo abriera la boca para decir algo.
De repente sentí la necesidad de decir que estuvo conmigo,
Incluso cuando sabía que no era del todo cierto.
Incluso cuando el oficial me mostró fotos de las chicas y me di cuenta de algo sumamente escalofríante.
Todas y cada una de ellas, se parecían a mi.
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Don romántico le dicen al Alec.
Capítulo corto pero con algunas pistas.
Besos, Male 🌙
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