🔪Capítulo 12 🔪
"Es ese caos, el que sientes pero no muestras, el más letal que existe."
Aria
El lunes siguiente, aún sin comprender la magnitud de lo sucedido el fin de semana en la mansión Sloan; caminaba por los atestados pasillos del instituto.
Las personas en su rutina habitual, no había carteles anunciando personas desaparecidas.
Quizás, tenía la vaga idea de que eso era lo primero que vería al cruzar las puertas, ya que pasé la mayor parte del tiempo pensando en cuanto era el número exacto de desconocidos.
Joss a mi lado, le dio un leve golpe a los casilleros que me sobresaltó, contándome lo increíble que según ella la pasó.
Oh, si supieras que te creí muerta.-Pensé pero no dije nada.
-Aria fue increíble, aunque no se en donde te metiste luego. -pareció recordar algo.-Llegó la policía, tenías que ver a Alec, técnicamente dejo como idiota al oficial diciéndole que no podía entrar sin una orden.
Yo la verdad es que dudaba de su versión de los hechos, estaba tan drogada que la encontraron casi inconsciente sobre un árbol en el bosque.
-Según lo que explicaron, al parecer alguien hizo una llamada de mal gusto, ya sabes algún vecino entrometido o envidioso de que los gemelos no los invitaran a la fiesta.
Yo asentía sin prestarle realmente atención, sabía muy bien que era lo que realmente había sucedido esa noche.
Luego de que Hael se quedará dormido o más bien inconsciente, subí por las escaleras y llamé a los chicos, allí arriba tenía algo de señal.
Me sentí tonta por no pensar en ello desde el inicio, pero rápidamente Alec y Klaus llegaron a auxiliarnos.
Hael había perdido mucha sangre, lo llevamos a un apartamento en la única zona del pueblo con edificios altos.
Al parecer era en donde vivía junto a su hermano, a los pocos minutos llego un médico demasiado joven para ser graduado, acompañado de una rubia llamada Olivia, ellos fueron quienes ayudaron a suturar su herida.
Me había quedado dormida en el sofá de la sala de estar, hasta que Alec me despertó.
-¿Te gusta?.
Tuve que pestañear un par de veces.
-Me refiero al apartamento.-explicó al notar mi confusión.
-Es lindo.-Respondí observando la elegante sala.
-Pareces confundida.-Sonrió descaradamente.
Realmente su gusto era impresionante, pero sabía que había algo más detrás de su elección de palabras.
-Esperaba algo más.-Chasqueé la lengua.-Sombrío tal vez.
-¿Calabozos y paredes negras?-Soltó una carcajada.
-Dicen que las cosas se parecen a sus dueños, las esperaba tan negras como tu alma.-Dije con un tono de falsa decepción.
-Eso déjaselo a mi hermano.-Hizo una mueca.
Se notó el cambio de atmósfera al mencionarlo.
-¿Cómo esta él?
-¿Te preocupa?-Una chispa de curiosidad cruzó su rostro.
-Tomando en cuenta que salvó mi vida...
-Está bien, ha perdido mucha sangre pero gracias a ti sigue vivo.
-Gracias a mi casi muere.-refuté.
Me dio un asentimiento.
-Tienes razón-No me contradijo.
Aún no me acostumbraba a su manera de ser tan directa, pero no me molestaba tanto como antes, quizás porque ya estaba acostumbrada a que Jossie no mantuviera si boca cerrada.
Luego de nuestra conversación, Alec me llevo a casa y no supe más de él ni de su hermano, lo cual era sumamente extraño, poco a poco me estaba acostumbrando a los constantes acosos por parte de Alec y a la frialdad de Hael.
Volví a la realidad cuando alguien choco conmigo en el camino al salón, haciendo que cayera bruscamente al suelo.
Me levanté alisando mi falda de cuadros negra y Joss luego de resoplar con enojo, me ayudó a recoger mis libros
-¿Cuál es tu problema?
Evan sonrió como el hijo de puta que era frente a mí, no me gusto para nada la mirada que me dió, sus ojos quedaron sobre mis pechos por unos segundos, pero no iba a demostrar lo intimidada que estaba.
-Dime algo Aria.-Colocó los dedos en su barbilla.-¿Cuando vas a la heladería pides dos bolas en vez de una, quizás cuatro?
-¿Esta es tu forma de invitarme a una cita?.-respondí sarcásticamente.-Mis gustos gastronómicos no son de tu incumbencia, ahora apartate de mi camino imbécil.
No sabía a ciencia cierta cual era el problema de Evan conmigo, es como si mi mera presencia le incomodara.
-Aquí tengo un amigo por si lo que te gusta son los tríos.-dijo señalando al otro imbécil que estaba a su lado el cual río con malicia.
Maldición.
-Voy a llamar al director si sigues faltándole el respeto a mi amiga.-Joss intervino y se colocó entre el y yo como especie de barrera.
-Llámalo, me ahorrarías el trabajo de ir a su oficina, así le muestro esto.-Saco de sus pantalones un iPhone el cual dejó frente a nosotras.
Se veía claramente en la pantalla un gran grupo de personas en una piscina, se escuchaba claramente la música y el vitoreo colectivo, pero los que más destacaba era el beso triple con los hermanos Leine y las manos de ellos en mi cuerpo.
Cerré mis puños con fuerza a mis costados.
Joss intentó arrebatarle el teléfono inútilmente.
-Déjalo Joss, no vale la pena- Si demostraba no enojo, sería un punto para él y eso no iba a suceder.
-Pero Aria, si llega a manos del director te van a expulsar.
-No es el fin del mundo.-Mantuve la mirada altiva.
Por fuera mantenía mi rostro impasible, por dentro mis demonios internos ya habían pensado en mis maneras de torturarlo.
No podía ir allí.
Tenía que ser más inteligente y no actuar con impulsividad.
-¿Qué es lo que quieres?
-¿De ti? Nada, simplemente no puedo verte sin sentir asco.
-Nadie puede odiar a otro sin una razón, vamos dime ¿qué es lo que quieres?
Lo vi dudar, quería decir algo, pero no lo hizo.
Presionó algunas veces la pantalla táctil y luego me mostró como había subido el vídeo a la página oficial que manejaba toda la información sobre los estudiantes del instituto.
-Bienvenida a Redville Aria o Airam.-Dijo bajito el segundo nombre cuando paso a mi lado y en ese momento sentí el verdadero nerviosismo.
Lo sabía.
Al notar mi expresión y el jadeo de Joss, Evan sonrió triunfante y siguió su camino.
Estaba claro, el bastardo me estaba investigando, pero no sabía el por qué.
Caí en cuenta de las miradas que me daban los demás estudiantes, todos con sus teléfonos en las manos, algunos con miedo, otros con burla, incluso algunas chicas con rabia.
Para la tarde de ese lunes, todo el instituto me creía una zorra que estaba con ambos hermanos Leine.
(..)
Hay días en los que todo te importa lo mismo que al gobierno los ciudadanos de un país.
Nada.
Así me sentía hoy, pasé toda la tarde viendo un maratón en Netflix de la serie Hannibal con Joss, no podía creer la capacidad de manipulación del psiquiatra, definitivamente la trama y el misterio era envolvente, cuando me di cuenta y a estaba terminando la primera temporada y seguía enganchada.
Solo subí a mi habitación, cuando entro una llamada de un número desconocido a mi teléfono, contesté y paso lo mismo que las veces anteriores.
Un total silencio al otro lado de la línea.
Al colgar, me quedé revisando mis notificaciones y seguía sin tener respuesta sobre los Leine, Kasia tampoco atendía su celular y no tenía el número de Klaus para preguntarle, no me di cuenta cuando me quedé dormida, así que horas más tardes tuve una pesadilla, o más bien un horrible recuerdo.
-Sueltame.
El enfermero comenzó a tocarme con sus rústicas manos, apretando fuerte mis pechos casi inexistentes en ese momento, sin embargo dolía y mucho.
-Ayuda-Grite y me dio una bofetada
-Nadie va a ayudarte pequeña idiota, es mejor que colabores y así no te dolerá tanto- lo pensó- igualmente va a doler, pero puedo ser tan cuidadoso como tú comportamiento me lo indique.
Antes había visto películas pornográficas en casa, Alex las dejaba en su habitación, pero no era muy bueno con los escondites, incluso una vez lo encontré con una chica en su habitación una noche cuando sus padres salieron a celebrar a el aniversario de su unión matrimonial.
Pero no estaba en mis planes perder la virginidad de este modo tan horrible.
Me sacudía intentando alejarlo inútilmente de mi, las lágrimas comenzaron a salir a borbotones junto a los sollozos por lo que colocó su mano en mi boca muy fuerte para callarme.
Lo mordí, muy fuerte, tanto que sentí el sabor metálico de su sangre en mi boca y entonces el soltó un chillido, seguido de una maldición hacia mi yo aproveche ese momento para alejarme de él y salir corriendo por la puerta que había dejado semi abierta.
Cubrí mi pecho y seguí mi carrera por los pasillos, si bien era probable que no saliera del lugar, podría buscar un escondite hasta que amaneciera y llegarán las demás personas.
Subí las escaleras arriesgándome a caer de bruces por ellas y romperme un tobillo hasta llegar al tercer piso, era una copia exacta del anterior, con un pasillo interminable de color blanco y puertas a ambos lados con los respectivos números arriba.
Escuché el sonido de pisadas que me seguían.
Que tonta por creer que escaparías -me gritaba mi subconsciente.
Pero cuando los pasos se acercaban cada vez más vi que una de las puertas estaba abierta, tenía arriba una placa con el número 27.
Lo cual era sumamente extraño, pero en ese momento tenía tanto pánico que no me importó lo que encontraría al otro lado del metal, solo entre lo más rápido que pude.
Entré corriendo y cerré la puerta tras de mi, cuando giré caí en cuenta del chico de cabello negro que se encontraba sentado en la cama y mirándome fijamente.
-Airam ¿En donde estás?-Canturreó Jason acercándose cada vez más lo que me hizo apartar la vista de mi acompañante.
-Aquí estas- se asomó en la ventanilla y yo intercalaba la vista entre ambos sujetos.
El chico de cabello negro alzo una ceja.
El sonido de las llaves abriendo me hizo tomar la bandeja de metal que yacía en la habitación.
Al menos un buen golpe se iba a llevar.
-Ven conmigo niña.-Me tomó del brazo con fuerza y con ojos llenos de súplica mire al chico que parecía una estatua sentado en la cama.
-¡Ayúdame, por favor!
Jason comenzó a reír.
-No te va ayudar, ni siquiera habla, no se mueve, es un puto zombie, un puto enfermo como todos los que están aquí-Decidió que era buena idea molestar al chico, el cuál ni se inmutó.
-Te tomaría aquí mismo y no haría absolutamente nada, te dije que sería tan amable como me motivaras niña-Apretó mi nalga y comenzó a bajar mis pantalones blancos.
Seria cruelmente ultrajada y humillada frente a otra persona, comencé patalear y gritar cuando metió sus asquerosos dedos bajo mis bragas y de un momento a otro ya no lo tenía encima.
Tuve que pestañear cuando lo vi en el piso con las manos en su cuello intentando detener el sangrado, el chico de cabello negro azabache estaba con el rostro y el uniforme salpicado de rojo carmesí y en su mano un bisturí que ni puta idea de dónde lo había sacado.
De repente no supe que hacer.
¿Me iba a matar a mi también?
Levantó su rostro y se me hizo extrañamente familiar.
No había una pizca de emoción en sus facciones, ni rabia, placer, nada, absolutamente nada y eso me hizo morir de miedo.
Al no decir nada por segundos que parecieron eternos tomé el pomo de la puerta, seguramente vendrían los guardias al notar la ausencia y me podrían inculpar así que decidí salir.
-¿A donde crees que vas?-La voz gruesa llegó como una bala a mis oídos cuando el chico peguntó mirándome como un depredador.
Si hablaba.
-Yo . Yo... gracias
-Te acabo de salvar la vida niña, no agradezcas porque en algún momento, tendrás que pagarme.
Asentí y salí de la habitación corriendo nuevamente, cuando escuché las puertas de metal seguidas de la alarma.
Había olvidado por completo que había cámaras en los pasillos.
.
Serial killer ** una hora antes**
Siempre me causó intriga el hecho de que las mujeres se sintieran atraídas por el peligro, es como si nacieran con un detector de chicos malos y por muy insano que parezca, siempre los eligen a ellos.
Había probado sus labios y eran tan suaves como los imaginé, tomaba de la botella de vodka mientras pensaba en ella, es una maldita necesidad de tenerla cerca, al inicio tenía claro que deseaba verla sufrir, yo quería hacerla sufrir.
Ahora no sabía exactamente si quería follarla o quería matarla y eso me tenía la cabeza vuelta un desastre.
Comenzaron a caer los primeros copos de nieve mientras yo observaba por la ventana del local, un trío de chicas salía del club, dos de ellas subieron a un taxi dejando sola a la tercera.
Ajuste mis guantes y di un trago al vaso en mis manos antes de dejarlo sobre la mesa y salir del lugar.
Podía ver la estela de mi respiración por el frío que había, muy cerca de los -5 grados celsius, sin embargo, la chica de piel blanca y cabello negro usaba una falda corta y debajo de ella medias negras.
Debería estar congelándose.
Pero esas son las cosas tontas que hacen las chicas con tal de llamar la atención.
-Oh Dios santo, me asustaste.-Llevó sus manos al pecho cuando al llegue hacia ella sonriendo.
-¿Que haces aquí afuera con este clima?.-Le ofrecí un cigarrillo, el cual acepto, así que saque el encendedor y me acerqué a ella para ayudarla.
-Estoy esperando un taxi ¿Y tú?.
-Te vi desde la ventana, y no pude evitar pensar en que una chica tan hermosa podía correr peligro acá afuera, así que decidí ser tu vigilante.-declaré.
La chica se sonrojó.
Bien hecho
-Oh, gracias.-Ella se frotó los brazos, definitivamente tenía frío.
Tomé mi chaqueta y se la ofrecí en un gesto que ella pensó era de hospitalidad.
Definitivamente no pensaba manchar mi ropa con su asquerosa e inservible sangre.
-Creo que a esta hora no pasará ningún taxi por aquí.-hablé pensativo.
Ella lo sabía, era tarde y la mejor opción era llegar dos cuadras más adelante, probablemente tenía miedo de ir sola, o eso entendí al ver su expresión.
-Vale, te acompaño, pero con la condición que luego el taxi me deje en casa a mi también, seríamos compañeros de viaje.
Ella sonrió ante mi ocurrencia, sus ojos no eran azules como los de Aria, ningunos eran como los de ella y eso me enojaba y excitaba al mismo tiempo.
El saber que los suyos eran únicos, me ponían la verga dura de enojo, quería sacárselos.
Luego de aceptar, caminamos juntos por el pueblo, ella intentó hacer algunas preguntas que respondí con la verdad, no tendría sentido mentirle cuando de todas maneras iba a morir.
Íbamos cerca de un callejón cuando su conversación ya me tenía atormentado, parecía que no iba a parar de hablar así que rodé los ojos antes de empujarla directamente a la oscuridad del mismo.
-¿Qué haces?- susurró desorientada.
-La verdad es que pensaba hacer esto de otra forma, pero joder, eres insoportable.
-Te voy a denunciar, esto es acoso, me estas lastimando, suéltame.
-Los muertos no testifican.
No la dejé asimilar el hecho de mis palabras cuando saque la navaja y la empujé dentro de su abdomen, ella gritó inútilmente y luego giré la navaja, bajando por su cuerpo dejando una enorme herida abierta.
La chica cayó al piso con sus manos intentando inútilmente parar la sangre, yo me arrodillé para luego, con mis guantes tomar un mechón de su cabello negro y cortarlo.
Otro más para la colección
Mis últimas víctimas tenían un patrón, todas tenían en cabello de color negro y eran tan blancas como un copo de nieve.
Seguramente las autoridades ya estarían analizando la posibilidad de un asesino serial, solo que yo era más inteligente que ellos.
Y atraparme no sería fácil.
Enrollé el cuerpo en una bolsa de plástico como un burrito y regresé a donde estaba mi auto, coloqué el cadáver en el maletero, cambie mis guantes y encendí el reproductor.
Psycho killer de Talking Heads estaba sonando y comencé a cantar agitando la cabeza de lado a lado.
-Fa fa fa fa fa fa fa fa fa fa fa fa, Psycho killer.
Recorrí las calles del pueblo, y me detuve en la entrada cerca del aviso de bienvenida al pueblo.
Dejé caer el cuerpo por la colina y me alejé de ese lugar.
Probablemente algún animal salvaje comería sus restos.
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Yo en lo personal, no puedo dejar de amar a Alec, tiene ese toque divertido y a la vez tan hijo de puta que me encanta.
Sorry not sorry
Mi internet es un asco, casi no me deja subir los capítulos, pero trataré de adjuntar las canciones en cuanto me deje.
¿Que opinan de como se conocieron Aria y Dexter?
¡¡Ya saben el proceso, dejen muchos votos y comentarios y se convierte en doble actualizacion!!
Besos, Male. 🌙
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