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🔪Capítulo 10 🔪

ADVERTENCIA:

Este capítulo tiene contenido sexual explícito y acciones éticamente reprobables.

(Si eres sensible o no sabes separar ficción de realidad, sal de aquí ahora.)

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Redville 31 de Octubre 2020

**Llamada entrante al 911**

—Comisaria de Redville. ¿Cuál es su emergencia?—La oficial Jenner tomó el teléfono.

Silencio

—Yo...—La voz distorsionada se escuchaba nerviosa a través del aparato.—Ayu... denme.

La oficial no lograba distinguir si la voz  pertenecía a un hombre o una mujer, ya que la respiración agitada y errática dificultaban su explicación.

—Mantenga la calma, respire  y dígame en qué podemos ayudarle.—La chica intentó transmitirle toda la calma posible a la persona al otro lado de la línea.

—Está muerta, hay mucha sangre.—Sollozó.— Tienen que venir rápido, tengo miedo.

—Deme la dirección por favor, respire.—Insistió.

—Mansión Sloan, por favor vengan.— Se escucharon varios perros ladrando en la distancia y luego de eso se cortó la llamada.

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**Kasia** (5horas antes)

Despierto con la sensación de una mano que sube lentamente  desde mis piernas, encontrando mi camisa y colándose por los costados de mi abdomen.

Cada vello de mi piel se eriza ante el delicioso tacto.

—Mmm—murmuré más dormida que despierta.

— Quiero hacerte el amor princesa— Comienza a dejar besos pequeños por todo mi rostro sacándome una sonrisa.

—Lo hicimos toda la noche, tenemos que organizar la fiesta, ven aquí y duerme otro poco.—Palmeo la cama esperando que se una pero no lo hace.

Solo se queda observándome fijamente.

Como un león a punto de cazar a su presa, pero al mismo tiempo como un artista el cual al fin ve su obra de arte expuesta en un museo.

Con admiración y deseo.

—¿Que haces?—Me cubro la cara con la mano, pensando que tal vez estoy horrible y mi cabello vuelto un desastre.—Deja de hacer eso.

—Me gusta mirarte— Suspiró  y se acercó más a mí.

—Pero no estoy haciendo nada.—Rode los ojos riendo, me había sonrojado.

Tan bobo y tan tierno.

Es como si a veces olvidara todo lo que es capaz de hacer y solo quedara su parte buena, pero no. Ambos sabemos lo cruel y sádico que es, solo que conmigo deja ver su parte humana.

Si es que tiene una.

—Me gusta mirarte haciendo nada.—Recortó la poca distancia que quedaba besándome y quedando su cuerpo sobre el mío.

Me estremecí al sentir como mordisqueaba mi labio inferior, para luego chuparlo y besarme de una forma exquisita.

Sus manos acariciando mi abdomen y su lengua andentrándose en mi boca, batallando con la mía, mi respiración cada vez más errática por sus caricias.

Klaus se apoderó de mis labios como un adicto se aferraba a la droga,  deslizó mis bragas de encaje negro por mis piernas para despojarme de ellas, luego las llevo a su rostro para captar el aroma que desprendían y puedo jurar que su rostro excitado era lo más sensual del mundo.

—Hueles divino.—Nos observamos por unos milisegundos hasta que sentí sus labios en ese punto entre mis piernas, mi espalda se arqueó ante el delicioso placer de la lengua de mi hermano lamiendo cada parte de mi.

Tiré de su cabello mientras el seguía concentrado en mi vagina, con una mano acariciaba y con la otra alcanzó uno de mis senos jugando con mis pezones.

—Key —Gemí a punto de llegar al orgasmo con su lengua aún dentro de mí.

Solía llamarlo así desde que éramos niños.

Sentí un remolino hacer estragos por todo mi cuerpo cuando me corrí en su lengua, Klaus subió entre mis piernas hasta besarme nuevamente en los labios.

—También sabes delicioso.—Lamió mi mejilla y comenzó a mordisquear mis pezón izquierdo.

En un movimiento rápido quedé sobre el tomando sus manos sobre su cabeza, sonreí ante su cara de sorpresa.

Tome su grueso y duro miembro entre mis manos y lo acaricie lentamente de arriba abajo sin perder el contacto visual, mordí mi labio y luego lo lleve a mi boca, lamí desde la punta hasta el tronco y lo deje entrar a mi boca como si del más delicioso helado se tratara.

Intercalaba mi boca y los movimientos manuales, solo se escuchaban los sexys gruñidos  y mi respiración acelerada. Me tomó de la mandíbula con fuerza y me hizo sentarme a horcajadas sobre él.

Él quería hacerme el amor y yo quería sentirlo dentro de mi como un animal salvaje.

—Cógeme.—No deje de observar sus gestos al hablar mientras comencé a moverme sobre su miembro causando fricción entre ambos cuerpos desnudos.

—Cógeme tan fuerte que me queden temblando mis piernas y no pueda sentarme sin recordar lo que causaste en mi— Dije tomando su pene y lo coloqué en mi entrada, me tomo de las caderas y se introdujo en mi, haciéndome soltar un gritito por su longitud.

Comencé a cabalgarlo, mientras el me tomaba como un poseso de las caderas, sabía que dejaría marcas en mi blanca piel, los movimientos se hacían cada vez más acelerados y el sonido del choque de nuestras pieles inundaba la estancia.

—Mía antes, ahora y mía siempre—Klaus giro dejándome con la espalda sobre el colchón, subió una de mis piernas en su hombro y me penetró sin piedad, entraba y salía de mi a un ritmo descontroladamente sensual.

Una, dos, ocho veces más, perdí la cuenta de las veces que entró en mi cuando mis piernas comenzaron a temblar, Klaus sabía lo que venía por lo que me tomó del cuello fuerte con ambas manos dejándome sin oxígeno mientras me seguía penetrando, no podía explicar la sensación tan placentera y el orgasmo tan intenso que llegaba cuando estabas en ese estado, gemí su nombre sin aire antes de explotar en placer, un placer que solo conocemos los que practicamos la hipoxifilia.

Soltó mi cuello dejándome respirar unos segundos después, mientras sentía como se derramaba dentro de mi, quedando desplomado sobre mi pecho que subía y bajaba como un caballo desbocado.

—Te amo, feliz cumpleaños.—Besé su cabello.

—Yo a ti, con toda la demencia que hay en mi.—Respondió con su ronca voz acariciando mi cuello con delicadeza.

Si algo amaba de él era su voz, era tan sexy que me hacía sentir una corriente eléctrica por todo mi cuerpo con solo escucharlo.

Pasamos así varios minutos hasta que el teléfono de la mansión comenzó a sonar insistentemente.

Este día no había servidumbre, la verdad es que solo eran el chófer y la señora de limpieza, ya que por nuestra  relación, debíamos mantenernos al margen, ya era suficiente distancia en el instituto como para tener que hacerlo aquí también, yo no podía estar alejada de él, no podía y no quería, por eso no quería tomar enserio a nuestros padres cuando decidieron  que enviarme a Suiza sería una excelente opción.

Klaus se adelantó y tomó el teléfono.

Mientras el respondía entre monosílabos yo acariciaba su pecho negándome a hablar con ellos, no tenía nada que hablar, nisiquiera sabía cómo decirle esto a Klaus sin que se enojara conmigo.

—Ya están en altavoz—Avisó K, mientras presionaba el botón.

—Habíamos quedado en que estaríamos allí pero lo lamentamos, se nos hizo imposible, ya será el próximo año, no hagan locuras, feliz cumpleaños.—Colgarón y sentí lastima ante semejante felicitación carente de emoción, pero y estábamos acostumbrados.

Solo nos teníamos el uno al otro.

—Mi hogar siempre va a estar en el lado izquierdo de tu cama.
En donde mi cabeza reposa sobre tu pecho cada noche, escuchando en tus latidos, todo lo que las palabras a veces no son capaces de expresar.

—¿Esta todo bien, hay algo que no me has dicho?—Me miró con ojos entrecerrados.

Me conocía demasiado, tanto que a veces pensaba que lo hacía más que yo misma.

—No dejaré que nada nos separe ¿Lo entendiste?—beso la punta de mi nariz al no obtener respuesta.—Lo prometo

Nadie lo entendería.

Nos juzgan porque no obedecemos las órdenes que  impone la sociedad.

No entienden que el amor simplemente llega, que no elegimos ni como, mucho menos de quién, tampoco el momento.

Les cuesta entender que hay diferentes tipos de amor y diferentes formas de expresarlo y que todos están bien, siempre y cuando sea en consenso y sin dañar a terceros.

Mientras muchas niñas veían historias de Disney y se enamoraban de los protagonistas, yo tenía a mi propio príncipe azul, ese que daría la vida por mi.

Así como yo sería capaz de quemar este pueblo por él.

Klaus, es tan prohibido como peligroso, pero es sin duda, mi alma gemela.

Si la reencarnación existiera, yo estoy segura que nos amaríamos en cada una de nuestras vidas.

"Si algún día asesinas a alguien y debes esconder el cadáver, ten por seguro que allí estaré a tu lado con una pala en la mano ayudándote a esconderlo"

¿Que prueba de amor más grande que esa?

Recordé sus palabras antes de descubrir lo que hacía con Alec y Hael, antes de unirme al círculo y saber la verdad sobre quién colocó el veneno aquel día en la comida del colegio.

.

**Aria**

Si alguien te hace dudar de ti o de tus principios, aléjate. Quien puede hacer eso, tambien puede destruirte.

Eso es lo que Alex siempre me decía cuando era más pequeña, sin embargo aquí estaba en el mismo sitio de las  personas que volvían mi cabeza un completo desastre.

Por algún extraño motivo, pasé todo el camino  pensando que al entrar a la elegante mansión, estaría llena de niños ricos y mimados.

Quizás por eso pase más de lo normal  intentando lucir bonita está noche, por eso Joss eligió para mí con mucho cuidado, el vestido de color rojo que ahora llevaba puesto, mi cabello suelto y completamente liso, medias oscuras, botas negras que no podían faltar y la chaqueta que hacía juego.

—Esto está increíble
—Mencionó mi amiga al ver a todos dentro de la piscina y a otros bebiendo alcohol y bailando en la pista de baile.

Definitivamente no entraría a esa piscina congelada.

—Llegan justo a tiempo.—

Nos ofrecieron un vaso a cada una que ni puta idea de que lo que lleva dentro, tampoco lo pensé mucho cuando dejé que bajara por mi garganta.

El ambiente se sentía increíble, pensé que al ser Halloween, tal vez la fiesta sería de disfraces o algo por el estilo pero estaba muy equivocada.

—Esperaba ver fantasmas, calaveras o algo por el estilo—Admití.

—Aun no es la hora del terror—La gemela bromea entre risas.

Trate de mantenerme alejada toda la noche de Alec y agradecía que estuviese ocupado atendiendo a sus amigos, porque a así no tendría que lidiar con él.

Tomé varias copas, era bien sabido que el alcohol te desinhibe y lo comprobé mientras conocía a algunas personas presentes en la fiesta.

Después de todo no estaba tan mal ser sociable de vez en cuando.

Todo por obtener información.

Tristán en especial, era un moreno apuesto con quién mantuve una larga charla sobre quién era el mejor héroe del universo de Marvel.

—Obviamente Iron Man y no tiene discusión.

—El capitan América es el mejor.—Respondí un poco ebria.

—Las mujeres siempre lo eligen porque están obsesionadas con su trasero, pero no significa que sea el mejor, pienso que Tony es mejor y solamente está sobrevalorado.—Explicó su argumento el cual no le presté mucha atención, pues ya el alcohol en mi sistema era más de lo   usual.

Joss se encontraba con los demás en la piscina, cuando gire a verla, me di cuenta de la mirada siniestra que tenía Alec en la dirección que me encontraba y no precisamente en mi, sino en Tristan.

El nos vio.

Jodidamente nos vio y estaba furioso.

(...)

—Debes decir dos verdades y una mentira—Me explicaban mientras me unía a los demás minutos más tarde en la piscina que dije no entraría.—Si adivino puedo ponerte un reto.

El alcohol y sus efectos.

—Soy virgen, he consumido cocaína y una vez hice una orgía.—Habló Zoe.

—Se supone que una debe ser mentira, no todas.—Klaus comenzó a reír a lo que Zoe le salpicó con agua.

Su reto fue salir completamente desnuda corriendo por la calle, ella cumplió mientras los demás seguimos el juego.

—A ver, estoy enamorada de un chico que está aquí mismo, está noche pienso follarmelo y tengo frío.—Casi escupo mi trago al escuchar a Joss quien estaba peor de ebria que yo.

—Yo puedo ayudarte con lo último, si tienes frío puedo prenderte fuego,  así te calientas.—Murmuró Kasia con odio tan bajo que solo yo pude escucharla mientras los demás trataban de adivinar cual era la mentira.

Era mi turno y no tenía ni idea de que demonios decir, así que dije lo primero que se me ocurrió.

—Mi nombre no es el que todos conocen, me gusta comer pizza Hawaiana y asesiné a mis padres.—Dije cuando fue mi turno y me lleve las manos a la boca al decir lo último.

Todos quedaron en silencio por varios segundos, Hael que no me había prestado atención en toda la noche me miró con curiosidad y luego todos comenzaron a reír fuertemente, todos menos Alec y él.

Ninguno creyó que en esas tres confesiones se escondían dos verdades, para ellos, todo era mentira y tampoco me detuve a explicarles cuales eran ciertas.

Nadie podía comer la pizza hawaiana porque era asquerosa, según ellos.

Colocarle piña a la pizza debería ser un delito.—Decía Zoe
—Solo un subnormal comería eso.

—Te reto a que beses a Alec.—Habló Klaus al notar mi mirada en la del chico quien sonrió con suficiencia.— y también a Hael.—Continuó mientras la sonrisa de Alec se convirtió una mueca y yo solo sentía mi corazón acelerarse.

Se escuchó un vitoreo colectivo en ese momento y yo solo quería ahogarlo dentro de esta piscina cuando noté el rostro serio de Hael.

Estaba ebria, pero en el fondo la imagen mental pudo más.

Alec se acercó a mí mientras yo temblaba y me tomó por la cintura con posesión.

—Ves como no puedes ignorarme toda la noche.—Hablo cerca de mí oído.

Esto era parte de su plan, o al menos eso pensé.

No me dejó pensar o negarme cuando rozó mis labios, primero con delicadeza y yo no puse resistencia, lo que lo alentó a tomarme de la cintura con fuerza y profundizar el beso, lo dejé que metiera su lengua en mi cavidad, por un momento abrí mis ojos, encontrándome con la mirada del otro Leine, quien venía en nuestra dirección con una mirada que no supe descifrar.

¿Lo haría?

No lo creo, el no.

Alec bajo sus labios a mi cuello, lo que me hizo cerrar los ojos por lo erótico del contacto, sentí como desde atrás me tomaron por la nuca    y sucedió algo que jamás pensé, Hael giró mi rostro y me besó, simplemente lo hizo, sin más, me besó con hambre, como si en ese beso quisiera probar todo de mí, sentí su lengua entrar y jugar con la mía, una de mis manos en el cabello de Alec y la otra en el pecho de Hael.

Sin duda estaba jugando con fuego y no tenía miedo de quemarme.

Sentí que el mundo se detuvo, que era una Diosa entre dos demonios hambrientos de deseo.

—Ahh! —Gemí de dolor cuando sentí sus dientes clavarse en mi labio inferior y lo empujé. —¿Que te pasa?

—Besas mal.— fue lo último que dijo cerca de mí rostro antes de irse a su lugar dejándome hecha un manojo de nervios mientras el mantenía su rostro impasible.

Como lo odio.

Me las iba a pagar.

—Estaba por salir de la piscina.—Exclamó Klaus riendo.

—¿Ibas a jalartela pensando en mí?

—Iba a huir antes de ver los mini Leine flotando en el agua—Dijo haciendo mueca de asco y todos comenzaron a reír.

Me sentí avergonzada al ver la mirada de los demás en mi, la cual no duró mucho mientras los retos iban subiendo de tono y los demás hacían cosas realmente vergonzosas dejando ver nuestro tribeso como un acto de niños.

(..)

La mayoría de los invitados se habían ido y solamente quedábamos aproximadamente veinte personas en el área de la piscina.

—Es hora.— murmuró Klaus al oído de Alec quién se apartó de mi y salió de la piscina.

—Presten atención, hoy es un día muy especial, ya que es el cumpleaños de los gemelos.—Mencionó mientras palmeaba a Klaus.—Y como ya saben, no podemos perder la tradición, así que jugaremos a los fugitivos.

Comenzaron a repartir pulseras fluorescentes rojas y verdes, para distinguirnos unos de los otros.

—Quiero una de estas.— Joss comenzó a colocarse la pulsera fluorescente que un chico le entregó con una sonrisa divertida.

—Esto será Interesante...—murmuró Zoe que lucía espectacular esta noche.

—Bien chicos, el juego es el siguiente. Nos dividimos en dos grupos, las reglas son fáciles, los que llevan pulsera fluorescente al momento de tocar el silbato, tienen que esconderse y no dejar que los atrapemos.—Klaus explicó las reglas del juego.

—Eso es fácil. —Comentó un chico de ojos rasgados.

—Claro que lo es...—Sonrió el rubio, pero algo en su mirada había cambiado, no sonreía como habitualmente lo hacía, está vez había algo más.

—Traelos.—Ordenó Alec al chico que sabía se llamaba Tristan, quien se acercó segundos más tarde con tres perros doberman que se veían completamente hambrientos y aterradores.

—Aquí es donde se pone interesante, pueden esconderse, pueden trepar, o pueden dejar que  Atenea, Hades y Ares los alcancen, tengan en cuenta que llevan días sin comer.—Dijo restando importancia

Esto era una locura, pero nadie se quejaba.

Al menos la mayoría parecía estar acostumbrada a este tipo de juegos mientras los demás estaban muy drogados como para negarse a participar.

Otros incluso parecían fascinados ante lo que estaba a punto de suceder.

—Enseñame tu locura para ver quién eres en realidad.—Quedé estática al escuchar las palabras de Alec, quién me arrojó un arma la cual sostuve en mis manos tratando de controlar el leve temblor mientras apagaron las luces y el conteo regresivo comenzaba.

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Deje aquí su amor por Klaus👉

¿Sabían que el pueblo de Redville es mencionado en un capítulo de Crueles intenciones?

#TeamAriel (AriaxHael)

#TeamArlec (AriaxAlec)

#TeamHarialec 7u7
(Aria, Hael, Alec)

¿Que creen sucederá en el siguiente capítulo?

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