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Capítulo 12

Louis le sonríe a Harry mientras se baja con gracia de su caballo. Después de que dieron de comer a algunos de los animales, fueron a dar un paseo. Harry se pasó el día mostrándole al castaño cada centímetro de la tierra; fue fácil ver cuánto orgullo tenía por este lugar.

No tenía ninguna duda de que el fuego destruyó a Harry. No había nada peor que ver cómo el lugar al que llamas hogar se incendia.

—Deja que te ayude —Harry le ofrece sus manos, ayudándolo a soltarse del caballo. —Estás cubierto de lodo.

Y Harry tiene razón: Louis tiene lodo en todas partes, incluso en su cabello, pero a él no podría importarle menos, se siente increíble.

—No pude evitarlo —se ríe Louis. —Ese caballo quería correr por los charcos.

—Tendré que llevarte en motocicleta después.

—¿En verdad? No me tomes el pelo. —agarra la camisa de Harry, emocionándose. Louis nunca querrá salir de este lugar, cada segundo que está ahí, se encuentra cada vez más enamorado de él. Ahora entiende la necesidad de Harry de reconstruir el lugar.

Harry lo mira, algo así como una sonrisa que le hace cosquillas en los labios.

—Eres algo especial. ¿Tú lo sabes, Louis?

—¿Qué se supone que significa eso?

—Te hice trabajar en las caballerizas esta mañana, y tarareaste todo el tiempo teniendo el mejor momento de tu vida.

Louis suelta una carcajada, por supuesto que Harry no lo había obligado a hacerlo. El rizado había comenzado y Louis se había unido de buena gana. No sabía que lo disfrutaría tanto como lo hizo. Fue muy diferente a lo que hacía con su vida diaria.

—No fue mi parte favorita del día, pero quiero hacer mi parte aquí. Si este caballo tuyo me llevará a dar los paseos, seguramente puedo alimentarlo y limpiar un poco de su suciedad.

Harry se inclina, dejando un beso en sus labios. Louis agarra su camisa con más fuerza cuando profundiza el beso. Esta es, con mucho, su parte favorita del día.

—Mierda. Perdón. —se separan al oír la voz de Winston. La cara de Louis se calienta al notar que el hermano de Harry los descubrió besándose como si fueran adolescentes. Ese pensamiento en realidad le hace sonreír, porque Louis nunca llegó a hacer cosas normales de adolescentes mientras crecía.

—Está bien —se apresura a decir cuando se da la vuelta para irse.

—Llevaré a los caballos. ¿Por qué no te limpias? Linden ya debería haberte traído algo de ropa —Harry le da un apretón en el trasero antes de irse.

—Él lo hizo. Las puse en tu habitación —dice Winston.

—Entonces nos prepararé algo para comer después de la ducha —agrega Harry.

Louis asiente con la cabeza y se dirige a la casa. El sol ya se está poniendo sobre el viñedo, ofreciendo una vista impresionante. Es un final perfecto. Todavía él no puede creer lo rápido que pasó el día antes de que se diera cuenta. Tenía que admitir que montar a caballo no era de ninguna manera tan fácil como pensó que sería, pero lo entendió bastante rápido.

Camina por la casa, asegurándose de dejar sus zapatos embarrados en el patio. Inmediatamente se dirige a la habitación de Harry, no debería ser una sorpresa que Kittypuff esté acurrucado en la parte superior de la cama durmiendo. Le da una pequeña caricia en la cabeza antes de buscar en la bolsa de la cama unos pantalones de yoga y una playera. Se los lleva consigo al baño y luego abre el agua caliente antes de meterse en la ducha.

Un pequeño gemido abandona sus labios mientras el agua tibia corre por su cuerpo. Cierra los ojos, en su mente se reproduce el día anterior; no recordaba la última vez que había sonreído tanto. Sonrisas que no fueron forzadas. Todo en ese lugar es real y natural, cura el alma.

Es una lástima que el viñedo ya no crezca, las hileras estériles hasta que Harry ahorre lo suficiente para conseguir nuevas enredaderas. Le contó a Louis sobre lo que él y su hermano quieren, una variedad de vegetales; su charla pasó por encima de su cabeza. Pero entendió que las vides serían súper caras.

Una idea comienza a formarse en la mente de Louis, quiere una forma de ayudar a Harry. El rizado salvó su maldita vida y está tratando de mantenerlo a salvo, por eso Louis cree que es lo mínimo que puede hacer ahora por él, y sabe que también Harry no aceptaría ni un centavo. Sin embargo, podría ser diferente.

Agarra el jabón y empieza a lavar el lodo de su cuerpo. Su mente va a la deriva con pensamientos de que ese lugar es su hogar. ¿Cómo sería despertar ahí todas las mañanas con Harry a su lado en la cama? Podía besarlo por buenos días y buenas noches todos los días.

También podía hacer otras cosas. Se le corta el aliento mientras desliza su mano entre sus muslos, apoyándose contra la pared de la ducha. La idea de que Harry se bañe con él lo tiene en las nubes. Harry sería el que lo limpiaría, sus manos viajarían por todo su cuerpo. ¿No son esas las pequeñas cosas que las parejas hacen juntas? Quería experimentarlo todo.

Jadea mientras frota su mano más fuerte, deseando que sea la mano hábil de Harry y no la suya. Su toque es firme, sus dedos callosos, haciéndolo mucho mejor.

—H-Harry. —gime su nombre, está cerca pero no lo suficiente.

—Demonios. —los ojos de Louis se abren de golpe, y encuentra a Harry de pie fuera de la ducha con solo un par de jeans, el botón superior desabrochado. Louis lo mira en estado de shock por un momento antes de sacar su mano entre sus piernas. —No pares.

El castaño se inclina hacia atrás de nuevo, su mano va a su entrepierna. El conocimiento de que Harry está mirando lo excita más. Harry mete la mano en sus jeans y Louis deja escapar un pequeño grito ahogado cuando él empieza a hacer exactamente lo mismo.

Louis se lame los labios, teniendo un impulso abrumador de arrodillarse frente al rizado.

—Sigue tocándote —ordena.

Una emoción lo recorre ante eso, y hace lo que le dice. La mirada de aprobación en los ojos verdes de Harry, impulsan a Louis a morderse el labio con fuerza.

Harry se acerca, apoyando su otra mano en la pared. Sus ojos están por todo el cuerpo del castaño, pudiendo sentirlo como un toque en su piel.

—¿Vas a correrte para mí, cariño?

—Sí, por favor.

—Entonces hazlo. —espeta, con la voz entrecortada.

Jadea el nombre del rizado cuando el éxtasis lo golpea. Sus rodillas se debilitan, pero no se cae. Harry está allí antes de que pueda, envolviendo su brazo alrededor de su cintura para sostenerlo mientras el orgasmo lo recorre.

Lo levanta y Louis se envuelve alrededor de él mientras está presionado contra la pared de la ducha. Entierra su cara en el cuello del castaño y lo abraza más fuerte.

Es ahí, cuando se dan cuenta y están realmente seguros de que ambos nunca quieren dejarse ir.

Pero Louis es demasiado para él.

—Necesito reducir la velocidad —pasa sus dientes a lo largo de su cuello, su respiración se vuelve un jadeo mientras lo inmoviliza contra la pared de la ducha.

—¿Por qué? —Louis agarra sus hombros, sus uñas se clavan en la piel de Harry.

—Porque no me conoces —si lo hiciera, Harry está seguro que no habría manera de que quisiera estar solo con él, y mucho menos desnudo en la ducha.

—Tú me proteges —lo dice con tanta paciencia, como si Harry fuera una colegiala tonta y Louis la maestra amable que se interesa.

—Lo hago y ahí es donde tengo que concentrarme —se aparta y mira los ojos brillantes de Louis —Necesito mantenerte a salvo y terminar el trabajo.

—El trabajo —repite Louis, apartando las manos. —Soy un trabajo —asiente con fuerza y empuja a Harry.

Los jeans del rizado están empapados, pero los levanta y se da la vuelta, dándole privacidad a Louis.

—Eres más, Louis. No eres sólo un trabajo.

—Entonces, ¿qué soy yo para ti?

Una tentación. Un deseo que nunca se hará realidad, un maldito sueño febril de perfección que nunca podrá ser de Harry.

—Se aprovecharon de ti, fuiste herido. —se aleja un paso —No quiero ser el siguiente que te lastime.

—Oh. —la tristeza en la voz de Louis casi le hace dar la vuelta, casi. Pero si lo hace, solo lo lastimará más cuando descubra quién es en realidad, todas las cosas horribles que hizo y todas las cosas que es capaz de hacer si eso significa que está a salvo.

Se necesita cada gramo de control que tiene Harry, pero sale del baño y deja que se duche.

Tiene que hacerlo, porque si no lo hace, joderá su vida aún más, y no puede hacerle eso. Louis pasó por suficiente para que Harry lo haga.

Cierra la puerta del baño y se pone ropa seca mientras Kittypuff lo mira con sospecha desde la cama.

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