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Capitulo 3- Idiota Egocéntrico

El número treinta y siete se quitó el casco dejando ver su cabello ligeramente sudado. Se acercó al grupo de aspirantes a jugadores de este año y comenzó a hablar con ellos, no escuchaba lo que decía desde donde estaba sentada, pero conociendo a Emir, algo jodidamente inspirador lleno de testosterona.
Él le pasó el balón al número once, Matías, demostrando un lanzamiento perfecto. Luego de unos segundos los demás se pusieron en parejas y tomaron un balón para practicar los lanzamientos. Emir toma una botella de agua y antes de llevarla a sus labios me saluda con la mano y una sonrisa. Le devuelvo el saludo y él voltea volviendo la atención a los jugadores.

– ¿Fanática del futbol?

Miro hacia la izquierda, viendo a Destian subiendo las gradas. Suspiro fijando la mirada al frente.
–Para nada.
– ¿Entonces por qué estás aquí?
Se sentó a mi lado y me observó unos segundos, como no tuvo respuesta miró hacia el campo de futbol. – ¿Es por él, verdad?
– ¿Por quién?
– Tu amigo, ¿Como era su nombre? ¿Gemir?
– Su nombre es Emir. –Dije a la vez que volteaba a verlo, el hizo lo mismo y una sonrisa burlona apareció en sus labios.
– Ese. ¿Te gusta, no?
– ¿Por qué estamos hablando de esto? No quiero hablar contigo.
Algo en su postura cambió, entreabrió sus labios y luego volvió a juntarlos apretando los dientes. Quedó en silencio y volví la mirada al campo de juego.
– ¿Por qué no? Todas quieren.
Solté un bufido, incrédula de su egocentrismo. Por Dios santo.
– Siento decepcionarte, pero yo no soy todas.
– Está bien, lo siento, ¿Okay? Sé que no te di una buena impresión, se que crees que te estoy acosando...
– ¿Y lo estás haciendo?
Él se encogió de hombros –Puede ser.
Centré mi atención en él, mirando sus brillantes ojos. Eran hermosos, casi hipnotizaban.
–Aparta tu mirada de mí. – Dije tratando de alejarme pero él tomó mi muñeca y me acercó a él. Tragué saliva y casi jadeo al tenerlo tan cerca.
–No soy un mal chico, no me meto en problemas... la mayoría de las veces. –Dijo haciendo una mueca. –Solo quiero hacer amigos, en un colegio nuevo. ¿Sabes lo difícil que es eso?
–No es... No es la mejor forma de hacer amigos...–Murmuré bajando la mirada a sus labios. Ellos se movían de una manera confiada cada vez que hablaba.
– Perdón... Quería preguntarte algo...
Sus ojos esmeralda se fijaron en los míos– Ayer. Cuando hablaste de que oías a los lobos todas las noches... ¿Crees en los mitos?
– ¿Q-qué? ¿A qué te refieres?
– Me refiero a mitos de criaturas sobrenaturales.
– ¿Pie grande?
El soltó una risa, divertido por mi comentario.
–Pensaba mas en brujos, hombres lobo, vampiros y esas cosas.
– Oh...
Entrecerré los ojos... mi mente viajando a la noche de verano, cuando vi a la extraña criatura en el medio del bosque. Tragué saliva y sin darme cuenta mi respiración se aceleró tan solo lo suficiente para que el corazón comenzara a golpear en mi pecho.
– ¿Crees? –Ladeó la cabeza, aun sostenía mi muñeca cerca de su pecho, intenté zafarme de su agarré pero no lo conseguí. De repente un balón de futbol se estrella contra el brazo de Destian y este me suelta. Ambos miramos hacia el campo de futbol, Emir nos estaba mirando, entrecerrando los ojos por el reflejo del sol.
– ¿Me lo devuelves?
Gritó para que lo escucháramos. Destian agarró el balón y se levantó del asiento, echó su brazo hacia atrás y luego lo lanzó con una fuerza increíble haciendo que el aire zumbara. Observé el trayecto que hizo el objeto hasta que Emir lo atrapó sin un ápice de dificultad.
Ambos se quedaron mirando, mi amigo entrecerró los ojos, apretó la mandíbula y volteé a ver a Destian quien lo observaba con aire de superioridad.
El entrenador del equipo se acercó a Emir y estuvieron hablando unos minutos.
– ¡Tú! –Apuntó a Destian con el dedo. – El entrenador quiere hablar contigo.
Destian se dedicó a bajar las gradas pero se paró en seco y me miró sobre su hombro.
– Algunos mitos si son reales. –Sonrió de lado y continuó caminando hasta el campo de futbol.

El entrenador hablaba con él y el chico negaba con la cabeza. Gonzales, el entrenador, puso su mano sobre el hombro de Destian y el miró la mano con cara de pocos amigos, a lo que Gonzales la quitó rápidamente. Negué con la cabeza, ¿Como quería conseguir amigos si se comportaba de esa manera? Idiota.
Emir estaba cruzado de brazos a pocos metros de ellos, junto a Matías. El primero negaba con la cabeza. Lo próximo que vi, es a Destian colocándose las hombreras. Algo me decía que esto no iba a funcionar.
Gonzales le gritó algo a un chico y este trajo uno de los pantalones del equipo.
Destian comenzó a desabrochar su cinturón, luego bajó su pantalón de jean revelando un bóxer negro. Mis labios se separaron levemente y el descarado se voltea a verme dedicándome la que debió ser de sus mejores sonrisas. Junto nuevamente mis labios apretándolos y negando con la cabeza.
–Idiota egocéntrico.
Murmuré levantándome de las gradas y dirigiéndome al baño del club.

Me encierro en uno de los cubículos y marco el número de cielo en mi celular. Tres tonos después...
– ¿Hola?
Una voz nasal respondió del otro lado de la línea.
–Cielo... Tengo que contarte algo...
– ¿Qué sucede?
–Pasaré por tu casa luego de la práctica de futbol, ¿De acuerdo?
– ¿La practica? Noo ¡Joder! Me perdí a los chicos lindos
Estaba segura de que un mohín se formaba en sus labios justo ahora.
– No te perdiste de mucho, descuida...–Mi mente vagó hasta el momento en que Destian se quitó el pantalón.
–Vale... ¡Te espero!

Luego de colgar salí del baño, miré a lo lejos notando que los chicos ya no estaban en el campo así que deben estar en los vestidores. Camino lentamente por el estacionamiento, cuando siento unos pasos apresurarse por detrás y me giro.
Destian apareció agitando su cabello.
–Hey...
– ¿Estas siguiéndome?
–No... –Dijo parándose frente a mí. – Solo pensé que podía darte un aventón. –Asintió hacia una reluciente Ducati color negro.
– Yo la llevo.
Ambos apartamos la mirada hacia la voz, Emir había aparecido. Su cabello estaba mojado y se acercó más a nosotros pasando su brazo por mis hombros. Por alguna razón eso me incomodó, Destian nos miraba atentamente, sus ojos se oscurecieron. –
–Gracias de todas maneras...–Dije mirando a Destian antes de girarme con Emir guiándome hacia su auto. Si Emir no hubiera aparecido, de todas maneras me habría negado.
Miré por el espejo retrovisor mientras mi amigo sacaba el auto del estacionamiento, Destian sostenía su moto, mirando como nos alejábamos.

– ¡¿Que, qué?!
Le había contado a mi amiga todo lo que pensaba sobre Destian. Me había costado comenzar a hablar sobre el tema, por su cara parecía no creerme pero me había dejado terminar sin interrumpir.

–Creo que Destian es la criatura que me sorprendió en el bosque.
– ¿Haz comido bien hoy día, nena?
– ¡Claro que he comido bien! –Mentirosa. – No me crees, ¿Cierto?
– No es que no te crea... Es que suena jodidamente irreal.
Ruedo los ojos. – ¿No es eso lo mismo?
–Nop. – Se acomodó en la cama, abrazando una de sus almohadas. – Entonces, ¿Lo que me dices es que piensas que Destian es algún tipo de bestia chupasangre que anda suelta por ahí?
– En teoría... si.
– ¿Un vampiro?
– No estoy segura, no es como que haya visto un jodido vampiro antes, Cielo.
–Cálmate mujer...–Tomó su laptop de la mesita de noche y la abrió empezando a teclear.
– ¿Qué haces?
–Ven aquí.

Palmeó el lugar junto a ella en la cama y trepé hasta allí, acomodándome y poniendo atención a la pantalla. VAMPIROS, había puesto en el buscador.
Un montón de imágenes de caras pálidas habían aparecido, con los colmillos a la vista, sus ojos eran rojos y sus labios estaban salpicados de sangre. No se parecían a lo que había visto aquella noche.
– ¿Y?
Niego con la cabeza. – No se veía así en absoluto.
Cielo hizo una mueca y nos quedamos en silencio. Esto es una locura.
– ¡Tengo una idea! Pero no va a gustarte...
– No es como que por lo general me gusten tus ideas... ¿Que propones?
–Seguirlo. Vigilarlo. Saber en que anda.
– ¿Qué? Es una completa locura. Estoy segura de que eso cuenta como acoso.
– No suena tan loco como tú diciendo que nuestro guapísimo compañero de clase es una criatura que sale a cazar por las noches.
Touché. Suelto un suspiro dejando caer mis hombros.
– Si voy a prisión por hacer esto...
– Pff... No iremos a prisión, descuida.

Cielo y yo llegamos temprano al colegio, ella pasó por mi e hizo que por primera vez en mucho tiempo llegara temprano, hasta me dio tiempo para desayunar.
Miro a mi amiga, quien aún no estaba totalmente recuperada de la gripe pero aun así decidió venir a ayudarme con el plan que ella misma propuso, no iba a perdérselo por nada.
Los alumnos comenzaron a llegar y el salón comenzó a llenarse rápidamente. Mis amigos se sentaron detrás de mí y entonces lo vi. Caminando hasta su lugar, sus ojos me divisaron entre todos los alumnos y podría jurar que el verde en ellos se intensificó. Le devuelvo la mirada y mis labios se despegan levemente tomando un respiro, bajo la vista tratando de concentrarme en cualquier cosa que esté escrita en el cuaderno sobre mi banco.
Miro a mi amiga y me doy cuenta que ella me estaba viendo desde hace rato.

– ¿Que fue eso? –Murmuró inclinándose hacia mí.
– ¿Qué cosa? –Pregunté sin entender de que hablaba.
– ¿Toda esa cosa de la mirada intensa? ¿De qué me perdí?
–Nada que no sepas ya.
Vale, quizá ayer haya omitido la parte en que el quedaba en bóxer frente a todo el equipo de futbol y de las personas que estaban en las gradas. Yo incluida. Además de la charla que tuvimos.

Durante toda la clase de matemática, no entendí nada. No es como que alguna vez haya entendido la materia, pero esta vez había otra razón, estaba nerviosa. Después de clases seguiríamos a Destian. Le dije a mamá que me quedaría a dormir en lo de Cielo y ella le había dicho a su madre que iríamos a estudiar a lo de Emir. Así que teníamos el paso libre para estar fuera de casa hasta tarde.

–Ahí está saliendo del colegio... Camina directamente por el estacionamiento hasta su... ¿¡Motocicleta?!
–Es una Ducati.
– ¿Y tu desde cuando sabes sobre motos?
–Desde ayer...–Mencioné encogiendo mis hombros. Cielo volvió su mirada al frente.
–Está poniendo su casc...
–Sabes, no tienes que relatarme todo lo que hace. Estoy viéndolo.
– ¡Uy!
Cuando Destian puso en marcha su moto saliendo del estacionamiento, Cielo puso primera a su auto y lo seguimos a una distancia prudente.
Habíamos salido casi corriendo del salón de clases cuando los chicos nos detuvieron y preguntaron a dónde íbamos tan deprisa. Cielo les dijo que había rebajas en el centro comercial que no quería perderse, y entonces corrimos hasta su auto.

Seguimos a Destian hasta que se detuvo frente a una casa, bastante bonita, debía decir. Bajó de la moto y entró a la casa, estábamos a una calle de distancia de la propiedad.

– ¿Y ahora qué? –Le pregunto a Cielo.
–Ahora debemos esperar a que salga de nuevo.
– ¿Que si no lo hace?
–Mm... No he pensado en eso.
Suelto un suspiro acomodándome en el asiento. Pasaron varios minutos antes de que mi amiga volviera a hablar.
–Ahí está.
Me incorporé en el asiento y me acerqué al parabrisas agudizando la mirada. – ¿Que lleva en la mano?
Cielo imitó mi acción antes de hablar. –Si no veo mal... esos son tacones... Tacones rojos.
– ¿Por qué tendría Destian tacones rojos? –Pregunté sin quitarle la mirada de encima mientras guardaba lo que sea que llevaba en la mano dentro del compartimento de la moto.
–No tengo ni idea...
Destian puso en marcha su moto y se alejó por la calle hasta que lo perdí de vista. Como noto que Cielo no lo sigue me giro a mirarla.
–Es hora.
– ¿Hora? ¿Hora de qué? –Ya sentía mi corazón a punto de salir de mi pecho.
–Hora de entrar a la casa. –Dijo decidida mientras abría la puerta del auto.
– ¿Qué? ¡¿Estás jodidamente loca, cierto?!
Ella sonrió y cerró la puerta del auto. Dios mío esto no puede estar pasando, me quedo dentro del auto y la veo caminar hacia detrás de la casa. Ella voltea a verme y me llama con la mano. Suspiro, por más que quisiera no podía dejarla hacer esto sola.

Mi amiga encontró una ventana que estaba sinseguro en uno de los laterales de la casa y se impulsó a través de ella,echándome una mirada que decía "¿Vienes o no?" Suelto un suspiro y trepo por laventana hasta estar dentro de la casa de Destian.
Estábamos en un pasillo, caminamos por él y salimos a la sala, las paredes eranblancas, había un gran sofá negro y un sillón reclinable del mismo color. Un tvplasma colgaba de la pared frente a estos, era moderno.
Volteo y noto que cielo no está junto a mí.
– ¿Cielo?
– ¡Aquí!
Dice asomando su cabeza por las escaleras, me dirijo hacia ella y caminamos porel pasillo entrando a una de las habitaciones de la derecha.
–¿Adivina dónde estamos? –Pregunta con diversión en la voz, no entiendo cómopuede estar tan tranquila, yo estoy que me consumen por dentro los nervios y elmiedo de que Destian nos atrape allanando su casa.
Observo la habitación, mas paredes blancas por aquí, una cama losuficientemente grande para dos personas estaba ordenada, al igual que todo lodemás en el cuarto.
Cielo comienza a abrir, revisar y cerrar cajones.
–¿Qué buscamos?
–Algo que diga que nuestro lindo compañerito de clases en una criaturasobrenatural.
Camino hacia uno de los estantes, unos cuantos libros estaban acomodados allí.Abro los cajones, pero lo único que encuentro es ropa y más ropa. Por lo menosera ordenado, no recuerdo que la habitación de Emir y Matias estuviera así enalgún momento. Una leve sonrisa se forma en mis labios pero el miedo me invadede vuelta y me doy cuenta que tenemos que apurarnos, cielo camina hacia lo quesuponía era el baño, mientras me siento en la cama y reviso el cajón de lamesita de noche.

–¡Por Dios, mira esto!
La oigo exclamar y me giro viéndola salir del baño con unos bóxers negros en lamano.
–¡Calvin Klein! Debe ser la cosa más sexy que puede usar un chico.
Instantáneamente siento el calor subir por mis mejillas, era el bóxer queDestian estaba usando ayer en la práctica de futbol.
–¿Estuviste revisando la ropa sucia?
–Estoy buscando evidencia... Sensuales evidencias...
Niego con la cabeza a la vez que ruedo los ojos, ella nunca iba a cambiar y noesperaba que lo hiciera, en realidad.
Vuelve al baño y cierro el cajón de la mesita algo frustrada, no estabafuncionando, no estábamos consiguiendo nada más que perder el tiempo yconseguir que nos pillaran. Miro el piso, pensando donde más podría buscar loque sea que nos pueda ayudar, entonces algo rojo sobresale de debajo de lacama. Me inclino, tomándolo en mis manos y extendiéndolo frente a mí. Un bello,corto y ajustado vestido rojo. Mi corazón se hunde por alguna razóninexplicable y llego a la conclusión de que Cielo había visto bien. Lo queDestian había guardado en el compartimento de su moto eran tacones.
–Azul...
Volteo viendo a Cielo mostrándome una playera blanca, creo que igualé laexpresión de horror en el rostro de mi amiga. La playera estaba rasgada a la alturade los omoplatos, cinco arañazos en cada lado y algunas rasgaduras se teñíancon el color de la sangre.
Cielo observa el vestido en mis manos.
–Algo me dice que él no es el único.
–Debemos salir de aquí, ahora.

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