Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 2- Acosador


"¡Allí está!"
Gritó Cielo cuando me vio entrar al salón de clases, me sorprendí un poco y la saludé con un beso en la mejilla a ella y a Matías antes de sentarme.

– ¿Qué ocurre?
– ¿Desayunaste hoy? – Preguntó Matías con una sonrisa en los labios mientras jugaba con su bolígrafo entre los dedos.
– ¿A qué viene eso? ¿Tú también vas a controlar lo que como?
Levanté una ceja un poco confundida por su pregunta. Estaba por contestarme algo pero alguien se acercó a nosotros y saludó a Mati con el típico saludo de chicos.

– ¡Hey! ¿Cómo estás, hombre?
– ¿Muy bien y tú?
Esa voz.
Levanté la vista para ver quién era y ahí estaba otra vez con su cabello desordenado y el fantasma de una sonrisa en sus labios. ¿Por qué era así? ¿Acaso no sabe que su actitud es un poco intimidante?
–Bien. Chicas, él es Destian.
– ¿Destian? –Pregunté murmurando y él me miró, de cerca sus ojos parecieron destellar.
–Le dije que su nombre es raro como la mierda–Continuó mi amigo. – Pero que podemos esperar de los franceses.
– ¡Oye!
Le advertí y el levantó las manos a la altura de su pecho con una sonrisa divertida.
–A mi me parece un nombre original. –Mencionó Cielo.
–Gracias...-Dijo Destian simplemente y fue a su asiento detrás de Matías.
–Entonces...–Mi amiga continuó. – ¿Desayunaste o no?
Puse mi atención en ella y rodé los ojos.
–No, no lo hice.
Cielo extendió su mano hacia Matías y este maldijo.
– Joder...-Sacó un billete de cincuenta de su bolsillo trasero y se lo puso en la mano a mi amiga. Levanté mis cejas, incrédula.
– ¡¿Apostaron si había desayunado?! Son unos idiotas.
Dije levantando un poco la voz y vi que Destian nos ponía atención desde su banco.
–Deja de quejarte y toma, te servirá para que compres algo.
Dejó el billete en mi banco.
–No quiero su dinero.
– ¿Entonces me lo devuelven? –Preguntó Matías.
–No. Una apuesta, es una apuesta. –Cielo le sacó la lengua y mi vista fue obstruida por unos cálidos dedos.
– Me dijeron que una personita iba a nalguearme por faltar ayer...-oí murmurar cerca de mi oído.
Emir.
Sonreí divertida apartando sus manos de mis ojos. Volteé en mi asiento y él me abarcó en un abrazo. Luego de un momento nos separamos y vi como este sonreía.
– ¿Como han estado chicos?
Preguntó antes de saludar a Cielo y Matías. Ellos contestaron que estaban bien.
–Bien, pero ¿Y tú qué? –Pregunto percatándome de la herida en su ceja y su mejilla izquierda. Intento llevar mis dedos hacia su mejilla pero él toma delicadamente mi mano y la aleja.
–No es nada, no te preocupes.
– ¿Por qué faltaste ayer?-Preguntó Cielo, curiosa.
–Ahh... Tenía un par de cosas que hacer-Contestó poniendo una de sus manos sobre mi hombro.
Por alguna razón mi mirada terminaba en el chico nuevo, y este nos seguía prestando atención. Sus ojos estaban en mi hombro, donde Emir tenía su mano. Su mandíbula tensa, noté los nudillos blancos en la mano que sostenía la esquina de su banco.
Entrecerré los ojos un poco desconcertada.
– ¿Te sientes bien? –Me encontré diciendo de repente, noté como mis amigos paraban su charla y me miraron intrigados por mi repentina pregunta dirigida a ninguno de ellos.
Destian me miró, sus ojos fijos en los míos.
Se levantó ruidosamente de su asiento y caminó hacia la salida chocando a Emir con su hombro al pasar. Salió del aula al mismo tiempo que un profesor entraba.
-¿Y a este que le pasa? –Preguntó Emir.
-Ni idea...-Respondió Cielo.- Es nuevo y un poco raro. Pero está buenísimo.
Todos la miramos entrecerrando los ojos en plan "¿Qué carajos?".

Las clases pasaron, el banco detrás de Matías siguió vacío todo el día. Destian no apareció y no sé por qué me costó concentrarme en clases. La actitud que tuvo hoy venía a mi mente una y otra vez.
Antes de irnos a casa miré de nuevo el banco vacío, cuando Salió corriendo no se llevó sus cosas. Me acerqué allí, guardé su cuaderno en la mochila y la colgué en mi hombro. Caminé hacia Cielo y los chicos que me esperaban en la puerta del salón.
-¿Que vas hacer con eso? –Emir señaló la mochila negra que colgaba de mi hombro izquierdo.
-¿Alguien tiene que guardarlo, no?
-Puedo llevarla si quieres. -Matías comenzó a estirar la mano pero yo sujeté la correa.
-La traeré mañana y se la daré.

Sin más, nos dirigimos a la salida y Cielo me llevó a casa de nuevo.
Cuando llegué, saludé a mi madre que ya se iba a trabajar y mi hermano al colegio. Todos los días eran así, llegaba del colegio y me quedaba sola toda la tarde.
Fui a mi habitación y comencé a desvestirme, quité la falda del uniforme y fue reemplazada por un short de algodón. La camisa fue reemplazada por una blusa de tirantes blanca, solté mi cabello y me dirigí a la cocina para prepararme un sándwich.
Estaba yendo, cuando por el rabillo del ojo noto una sombra en la ventana y rápidamente me giro para ver, pero no había nada... Entrecierro mínimamente los ojos y trago saliva antes de caminar lentamente hacia allí. Seguro fue mi imaginación, porque no había rastro de algo allí pero pude notar que el clima había cambiado. El cielo estaba gris y el viento hizo acto de presencia moviendo la copa de los arboles, ya me había acostumbrado al sonido de las hojas moverse. Vivía en una zona que estaba próxima al bosque, con próxima me refiero a cruzando la calle.
Cuando nos mudamos aquí, las primeras noches fueron terroríficas. Me asustaba lo que podía llegar a salir del bosque, pero con el tiempo supe que lo único que podía salir de allí eran conejos. De todas maneras nunca se me ha ocurrido entrar allí para ver con que más me puedo encontrar.
Un fuerte golpeteo en la puerta me quita de mis pensamientos soltando un jadeo de sorpresa. Camino hacia ella y pregunto quién es pero no contestan, entonces la abro solo lo suficiente para ver quien está frente a la puerta y para mi sorpresa no hay nadie. Levanto las cejas y después de dudar unos segundos la abro completamente, cruzando el marco.

-No hay clima para usar shorts.

Oigo decir a mi derecha y pego un grito. Miro en esa dirección y estaba recargado contra la pared.

–Joder, Destian me has asustado...-llevo la mano a mi pecho y bajo la mirada a mis shorts. – Había un buen clima hace un rato y no esperaba visitas. –Levanto la ceja. – ¿Como sabes donde vivo?
–A última hora fui al colegio a recoger mis cosas, pero no estaban. Entonces llamé a Matías, quizá él las tenía pero me dijo que tú te las llevaste. – Se puso frente a mí. – Y me pasó tu dirección.
Tragué saliva y lo miré a los ojos. –Si... Pensaba dártela mañana.
Sus ojos se fijaron en los míos y en sus labios se formó una lenta sonrisa. –Bueno, puedes dármelas ahora.
Reaccioné y lo invité a pasar. –Iré a buscar tu mochila a mi habitación, espérame aquí.
Subí las escaleras con prisa mientras por mi mente pasaban miles de pensamientos. ¿Cómo rayos lo invité a pasar con las dudas que tenía sobre él? ¿Qué pasaba si mis dudas eran ciertas? ¿Qué tal si se arrepintió de no haberme matado esa noche y volvió para hacerlo? Y para colmo yo se lo facilité dejándolo entrar y ahora estábamos solos.
Tragué saliva y me obligué a calmarme mientras tomaba su mochila del suelo y cerraba la puerta de mi habitación. Bajé hasta la sala buscándolo con la mirada pero no estaba allí.

–Diablos... –susurré llevándome su mochila al pecho. –¿Destian?
– ¿Qué?
Me giré al oír su voz. Estaba mirando por la ventana. – ¿Que hacías?
– Me di cuenta de que vives frente al bosque. Es precioso, ¿No?
–Tenebroso, diría yo. –Dije entregándole su mochila. El la tomó y la colgó en su hombro.
– ¿Te da miedo?

Volteó a verme y algo brilló en sus ojos cuando hizo la pregunta.

– No. No me da miedo el bosque en sí.
– ¿Entonces qué? –Preguntó con su acento francés.
Me abracé a mi misma antes de pararme frente a la ventana, mirando hacia el bosque.

– Lo que pueda haber dentro de él.
– ¿Qué crees que pueda haber allí? –Preguntó, su aliento rozando mi mejilla.
– No lo sé... –Dije mientras negaba con la cabeza. – ¿Osos?
El soltó una risa, divertido.
– ¿Osos en Buenos Aires? No lo creo.
– Quizá no haya osos, pero... Estoy segura de que si hay una cosa.
Lo miré unos segundos, sus ojos fijos en mi. – Los oigo todas las noches, creo que son tres.
– ¿Qué son? –Murmuró.
– Lobos.

Destian se había ido después de la rara conversación que tuvimos, me dio las gracias por haber guardado sus cosas y le pregunté por qué había salido del salón tan precipitado esta mañana, a lo que dijo que no se sentía bien. No le creí, pero no insistí mas en el tema. Había besando mi mejilla antes de apartarse de mí, me sobresalté al sentir sus labios cálidos contra mi piel... Por alguna estúpida razón no había dejado de pensar en ese momento. Y ahora que estaba en la cama a punto de dormir, no podía conciliar el sueño.


Cuando llegué al colegio Cielo aún no había llegado, Matías estaba en su lugar habitual y yo fui al mío. Terminé de saludarlo y sonó mi celular.
"Resfriada. Lo siento, ¿Puedes pasarme los apuntes después? :c "

Cielo.

–Cielo no vendrá hoy. –Le dije a Matías mientras guardaba mi celular en el bolsillo.
– ¿Por qué?
–Está resfriada. –Hice una mueca y me pasé al asiento de la ventana.
–Entonces hoy puedo sentarme a tu lado.
Ambos levantamos la vista, Emir acababa de llegar y se sentó a mi lado antes de que yo pudiera contestar.
Nos saludó, con su perfecta sonrisa en el rostro. ¿Cómo podía estar sonriendo a esta hora de la mañana?
– ¿Vas a acompañarnos al entrenamiento esta tarde? –Me preguntó Emir.
– ¿Hoy empieza?
–Si, esperamos que se presenten buenos jugadores este año.
Las pruebas para el equipo de futbol americano empezaban hoy. No tenía planeado hacer nada después de clases así que asentí en respuesta y sonreí.
Destian entró al aula y se acercó hasta Matías para saludarlo.
–Hey amigo, puedes sentarte a mi lado. Mi compañero me acaba de cambiar.
Mencionó Matías refiriéndose al cambio de asiento que había hecho Emir, rodé los ojos y mi amigo a mi lado sonreía divertido.
–Seguro.
Destian tomó asiento directamente atrás mío. Lo miré a los ojos y el hizo lo mismo pero no me saludó. No esperaba que lo hiciera... ¿O sí?... No.
–Soy Emir. –Una mano tendida apareció entre nosotros desviando nuestras miradas hacia ella. – Ayer saliste casi corriendo y no tuve oportunidad de presentarme.
Destian lo miró y estrechó su mano en un saludo varonil.
–Soy Destian. Si, lo siento. –Dijo asintiendo hacia el hombro de Emir.
–No hay problema.
Giramos en nuestros asientos cuando el profesor entró y miramos al frente. A mitad de la clase mi celular vibró y me las ingenié para ver el mensaje ocultando el aparato bajo el banco.


"¿En qué momento Destian obtuvo sus cosas? Ahora que me doy cuenta llegó con su mochila." 

Era Matías. Le eché un vistazo sobre mi hombro y me volví para escribir una respuesta.

" Ayer por la tarde apareció en mi casa..."

Obtuve una respuesta rápidamente.

"¿Qué?"

"¿Por qué actúas tan sorprendido?"


"¿Apenas se conocen y ya va a tu casa?"


"Tu... ¿Estás jugando conmigo?"

Los pelos ya se me empezaron a poner de punta, si estaba jugando no era nada bonito con todo lo que ya me tenia estresada.


"¿De qué hablas?" 


Giré en mi asiento mirando a Destian, él estaba mirando la pizarra pero cuando notó mi mirada en él, sus ojos se fijaron en mí y levantó una ceja. Desvié la mirada hacia Matías quien me mira con el entrecejo fruncido en confusión, esperando mi respuesta. Me volví y tecleé rápidamente.

 
"De nada. Quizá debí esperar un poco más antes de darle mi dirección..."

Cuando salí de clases para el almuerzo, en vez de ir a la cafetería me dirigí a mi casillero a cambiar los libros para la clase siguiente.
No había dejado de pensar en los mensajes que tuve con Mati, si él no le había dicho nada... ¿Entonces quien? No lo sabía, pero estaba dispuesta a averiguarlo.
Cierro la puerta del casillero y me pego un susto cuando Destian aparece apoyado allí.
–No estabas en la cafetería.
Dijo simplemente, levanté las cejas sorprendiéndome por su declaración.
–No... Estoy aquí. ¿Acaso estás vigilándome?
–No, pero quería darte algo.
Levantó su mano y sostenía un cupcake con crema rosada.
–Supongo que esta mañana tampoco has desayunado.
¿E-el acaba de preocuparse por mi? ¡No! No te dejes embelesar por un detalle así.
–Gracias...–Dije tomando el Cupcake. Nos quedamos mirando. Si quería averiguar cómo sabía mi dirección, ahora era el momento.
– ¿No vas a comerlo?
–Antes... Antes quiero preguntarte algo...
–Está bien... No tiene veneno, solo jarabe de frutilla en el centro. –Dijo burlón.
– ¿Quién te pasó mi dirección? –Solté rápidamente antes de arrepentirme.
Su mandíbula se apretó. – Matías, ya te lo dij...
– Matías no tenía ni idea de que estuviste en mi casa. Cuando le mencioné algo al respecto casi me reprende al creer que yo te invité a mi casa sin conocerte lo suficiente.
Lo interrumpí. Se quedó en silencio unos segundos... Sus ojos sonrieron al igual que sus labios. Mierda.

–Bien... –Cambió de postura mirando al suelo– No estoy acosándote, ¿De acuerdo?
– ¿No? Estás dando la impresión contraria. Da miedo.
No. No debí haber dicho eso último, pero era demasiado tarde para retractarme.
Mordió su labio inferior y levantó un poco la mirada, observándome por debajo de sus cejas. Esa pose habría derretido a cualquier chica, de no haber sido por lo siguiente que salió de su boca.
– ¿No es eso excitante?
Mis ojos se abrieron como platos. Pensaba en decirle algo pero no podía proferir palabra después de semejante barbaridad. Este chico estaba enfermo, es jodidamente raro.
Negué con la cabeza y me volteé comenzando a caminar por el pasillo, alejándome de él. 

-

-

-

-

¡Holi! Aquí está otro capitulo, espero que les haya gustado a los que leen la novela. Comenten si les gusta, para saber y no se olviden de votar!
¡Me ayudarían mucho si recomiendan la historia a sus amigas/os!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro