continuación
Meg
A la imbécil mandarme una amenaza el mismo día que sucedió eso en casa, me di cuenta que es ella o esta relacionado con ella. Igualmente me apetece acabar con su vida. Esos sentimientos, esas alertas, esas ansias, las ganas, los instintos estaban dormidos. Hasta que desearon despertar a al monstruo, es como tentar a diablo en su propio territorio. La luna roja se alza nuevamente en el negro cielo. En mi rostro se dibuja una débil sonrisa que oculto con rapidez. Escondo el cuchillo en mi bota negra que llega casi hasta mi rodilla, es algo común en mi algo que siempre hago. Me detengo en un punto lo bastante cercano para montarme, y lo bastante lejano para que nadie lo vea. Bajo del coche subiendo la capucha de mi suéter negro que por ''casualidad'' tiene escrito la palabra: Hate. Coloco mi mascarilla negra. No debo dejar pistas que fui yo, se que esta vez Aizen no vendrá por mí, ya que él esta...no mejor no decirlo así que me olvido el tema.
A pasos firmes y decididos me encamino a la casa, toco el timbre, saco mi cuchillo escondiéndolo en la manga. La puerta se abre revelando a Susan algo soñolienta.
-¿Qué se le...-sus palabras se quedan suspendidas en el aire cuando mi cuchillo se hunde en el lado izquierdo de su abdomen.
-¡Ah!-grita de dolor retrocediendo hacia atrás.
Giro mi cabeza de lado viéndola ''correr'', sería algo así como caminar a pasos apresurados agarrando la herida. Bajo mi capucha, dejo mi mascarilla caer al suelo, y detrás de mi cerro la puerta. Camino despacio sin prisa detrás de ella, una sonrisa torcida se dibuja en mi rostro al frotar mis dedos por la sangre de mi propia mano, es tan...jodidamente bien. Cae al suelo por el dolor, aprovecho la oportunidad tomándola del cabello arrastrándola hacia la sala. Intenta forcejear, pero el dolor solo la debilita.
-Tienes un bonito color de cabello, tal vez lo tome para hacerme una bonita peluca-hablo con malicia tirándola contra el sofá.
-Es el mismo que Adriel me jala todos los días cuando me pone en cuatro y entra en mi-ríe, con ápice de dolor.
-Lo hará porque le recordará el mío-la veo fruñir el ceño-Pero sabes que...no estamos aquí para hablar de Adriel-la tomo de la barbilla haciendo que me mire.
Sus ojos se conectan con los míos y una mezcla extraña de valentía con algo de dolor y una expresión neutral se refleja en su rostro. Antes de que pueda abrir la boca me escupe la cara. Con el dorso de mi mano limpio la zona mirándola.
-No eres tan peligrosa como me dijeron-dice llenándose de valor.
De un impulso entierro el cuchillo sin apenas esperárselo a un costado cerca del corazón.
-¡Ah!-un grito desgarrador junto con una mueca repleta de absoluto dolor recorre su rostro, en lo que entierro a mas profundidad el cuchillo haciéndolo girar en círculos.
-¡Shh!-me llevo el dedo ensangrentado a mis labios, y una sonrisa torcida se traza macabramente en mi rostro.-¡Ups!, realmente lo siento. Ya vez no deberías tentar- le saco el cuchillo viendo la sangre gotear y manchar el suelo.
-¿Te crees que eso causo efecto en mí?-sonríe entre dientes, haciendo presión en la herida.
La tomo del cabello arrastrándola al mismo sitio al que me llevo Adriel la ultima vez que estuve aquí. Entro y cuando intenta forcejear conmigo para quitarme el cuchillo, le doy una patada haciendo que ruede escaleras abajo con el cuchillo. Bajo despacio contemplando su dolor.
-¿sabes esta vez iba a horrarte sufrimiento?, pero creo que tu sola te resistes a eso-Me acerco y en el momento que intenta atacarme con el cuchillo esquivo y le propino una patada en la cara.
Tomo el cuchillo del suelo y lo dejo ha un lado, tomando una soga atándola.
-¿Cuánto crees que aguante una persona perdiendo sangre?-pregunto tomando la cierra mirándola directamente a los ojos.
-¡No sé!-Grita desesperada.
-Tranquila pronto lo sabrás- doy un profundo corte en su muslo, en ese punto exacto donde no parara de sangrar y mucho menos caminar.
-¡Ah!-grita, y sus ojos llorosos me suplican.
-Lo siento, se que hay más cosas que podría hacer para que no duela. Pero es que quiero que te duela, quisiste joder a mi familia. Mataste a Kayle- le llevo el cuchillo a la cara.
-podrás matarme, pero jamás encontraras al verdadero titiritero. Tu solo eres su títere, te envió a matarme indirectamente. ¿Verdad?-soltó con dolor.
-¿de que hablas?-pregunto tomándola del cabello.
-¡Ja,ja,ja!-se morfa-Ya te lo dije ¿no?, te falta algo mas que un cuchillo para acabar con tu verdadero enemigo-hay un cierto cinismo en su voz que me hace molestarme.
Miro todo el sitio encontrándome una cierra eléctrica, automáticamente una sonrisa se dibuja en mi rostro. Entorno la cabeza hacia un lado con los ojos clavados en el objeto.
-¡ja,ja,ja!-rio como loca, sin dejar de maquinar la escena.
-¿ahora de que te ríes? -pregunta descolocada.
-de lo mucho que te va a dolor esto-doy suaves pasos hasta llegar hasta la cierra.
La tomo examinándola para comprobar que sirva, la enciendo. Y veo como el sonido la hace brincar. La apago y a pasos suaves me le paro detrás de ella, la veo temblar. El cosquilleo en mi interior me vuelve loca.
-¡buu!-digo en su oído, encendiendo la cierra.
-¡No!, ¡Prometo decírtelo!-dice con suplica.
-Te hiciste demasiada la chula y eso a mí no...gustarme- Informo, pegando la cierra en su pierna.
La hermosa melodía de sus gritos de dolor, de sus suplicas, el de la cierra cortando la carne. La sangre salpicar con si fuera una fuente, ver como la piel de su pierna se va haciendo mierda. Me siento como si hubiera vuelto a nacer, puede que extrañara esto. El olor de la sangre me recompone, su rostro demacrado del dolor me satisface. Luego de terminar de cortar su pierna voy hacia la otra, en sus ojos hay odio, dolor. La sangre rápidamente se expande por el suelo, por mi ropa. Apago la cierra y la veo directo a sus ojos.
-aun hay tiempo para salvarte, ¿dime quién? -admito con sinceridad.
-Es él...siempre ha sido él- Susurra con debilidad.
-¿Quién?-inquiero con desespero.
-Es...-se ve interrumpida cuando suena su celular.
Sus ojos conectan con los míos, y veo la muerte cada vez mas cerca. Su cuerpo pálido por la perdida de sangre, su cuerpo tiembla.
-Ahora lo entiendo, tú eres la única que puede acabar con él...Ahora debes irte-advierte sin fuerza.
-Ya me botas-digo con diversión.
-¡Hazlo ahora!-grita con su ultimo aliento cuando sus ojos se cierran.
Me toman de la mano arrastrándome fuera, miro para ver Adriel sudado sacándome a rastras.
-¡Espera!-intento zafarme.
-¡Corre!-solo hago lo que me dice, saliendo a toda velocidad de la casa.
Corremos montándonos en el coche, Adriel lo enciende y rápidamente pisa el acelerador haciendo que salgamos disparados. Nos detenemos a una distancia considerable y antes de que hable oigo la explosión.
-¿Qué...mierda?-escupo.
Una notificación llega a nuestros celulares. Lo tomo viendo la casa en la que estuve hace unos segundos envueltas en llamas, destrozadas. Nos miramos los dos a la vez cuando mi celular suena, lo tomo con decisión.
-hola toca ovarios-digo con diversión y molestia.
-¡Ja,ja,ja!-ríe con diversión-Antes que me odies deja que te cuente una historia que estoy seguro de que te gustara, la historia que él hombre que tienes a tu lado no te conto.
-¿Qué sucede?-masculla Adriel a mi lado, a verme mirarlo.
-Nada me ...-no me deja terminar.
-¿Qué sucede si te dijera que Adriel te traiciono?-su cínica voz me molesta tanto.
-Obviamente no te creería a menos que tengas pruebas-Hablo con firmeza.
-Tranquila llega a casa. Báñate que lo que menos quiero es que te arresten, y ve con calma los documentos si no me crees.
-¡Oh, un regalo!, gracias me encantan-agradezco entusiasta.
-Lo se reina, Te ves hermosa envuelta en sangre.
-Gracias, ¿ahora dime quien eres?...dame el gusto de matarte- hablo con fingida ilusión.
-No, eso no lo creo. Yo a pesar de creer que soy tu enemigo. Yo he sido una de las muchas personas que a estado a tu lado, cuidándote-cuelga.
-¿Qué pasa?-insiste.
-Nada, vamos a casa-dictamino.
Recuesto la cabeza al respaldar de la silla cerrando los ojos, intentando pensar en lo que dijo. En planear algo, esto me cogió más fuera de entrenamiento.
-¿Meg?-susurra.
-si.
-Te amo, lo sabes. Sería capaz de hacer cualquier cosa por ti.-afirma.
-No se a que viene eso, pero mas te vale que si-respondo con frialdad.
...
Entro en casa tropezando con todo a mi paso, apenas veo bien por tanto alcohol en mi cuerpo. Tropiezo contra el pecho duro de un hombre.
<<Espera que hace un hombre aquí>>
Todas mis alarmas se activan, me separo mirando hacia arriba viendo a un chico de cabellos rosjos y ojos negros. Una sonrisa se dibuja en su rostro y yo por el miedo le sonrío. El alcohol ha abandonado mi cuerpo.
-¡Sh!-pone uno de sus dedos sobre mis labios y nariz, mi labio inferior tiembla y una sonrisa de diversión se dibuja-Tan bonita, que hasta yo podría enamorarme-susurra acariciando mi mejilla.
-Ee...eres...¿Quién eres? -balbuceo con temor.
-Dariel, no hace falta que digas tu nombre se bien quien eres-me alejo tomando distancia.
-Llamare a la policía-Amenazo intentando sonar segura.
-no lo creo-unas manos me toman por detrás haciendo presión con un pañuelo.
Mis ojos se abren al ver de quién se trata, pero no se parece en nada a quien conocí. Sus ojos están llenos de malacia he indiferencia. Intento luchar por zafarme, pero el olor del cloroformo me adormece y lo ultimo que llego a ver es sonrisa llena de diversión.
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