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Capítulo 21 (¿Quién te gustaba de verdad?)

Meg

Despierto en una cálida cama de sabanas rojas, una silla con las piernas cruzadas viendo la tablet con fascinación se encuentra él. Lleva un traje negro...tan negro como su mirada, su cabello rojo cae sobre su frente algo desordenado.

-así que son tan estúpidos como para querer venir por ella- una risa llena de malicia se asomó en su rostro.

-¿Debemos interceptados ante de que lleguen señor?- preguntó una voz que me sonó familiar.

-No que lleguen confiados, ya saben que hacer- río, y la otra persona con él.

Caiste.

-Te dejo que mi reina despertó- anunció posando sus ojos en mí.

-sí, señor- dejó el tablet en la mesa a su lado.

Se levantó con suma calma de la silla sin dejar de mirarme con alivio, cada paso me da un escalofrío que sé que para nada es mío.

Meg, tengo miedo.

La voz de Jess hace eco en mi cabeza, aprieto las manos a cada lado de mi cuerpo. Quiero decirle que no tenga miedo, que más miedo tenga de mi misma, pero mejor me callo. Se detiene a mi lado y con mucho cuidado se sienta en el borde de la cama.

-¿Cómo te sientes, mi reina? - una de sus manos me aparta el cabello de la cara dejando un rastro de caricias.

Eres mía, solo mía mi reina.

La voz de Adriel hace estragos en mi mente como un doloroso tormento. Se siente como mierda sentirse culpable, pero saber que a la vez se lo merecía.

-esto solo fue un rasguño- respondo sin interés.

-Sé que eres fuerte, pero déjame protegerte- se acercó dejando un corto beso en mis labios.

-yo se protegerme sola...de hecho mejor protégete de mí- digo con frialdad.

-¿Por qué dices eso?- soltó desconcertado .

-Ya sabes soy la reina que amas, y también puedo ser la reina que te mata- informo mirando a sus ojos fijamente.

-No te pongas celosa, las amo a las dos. Yo si se tomó enserio lo de amar a mi enemigo- pronunció con cinismo.

-Tú enemigo, tú aliado son la misma persona...estás condenado a perder- sentencio con diversión.

-Eres la obsesión que desata mi odio-admitió con voz hipnótica, enredando sus dedos en mi cabello.

-Esta es la parte en que...- me interrumpió tirando de mí pegándome a sus labios.

Su mano se deslizó desde mi cabello hacia mi cuello sujetándome con firmeza. El beso es impulsivo, ardiente, sensual...se siente ansioso de su parte cada sensación. Su otra mano viajó hacia mi herida acariciando con cuidado por encima de la ropa. Atrapo entre mis dientes su labio inferior dándole una mordida con rabia haciendo que sangre brote y un gruñido escapé de él. Llevó mi mano hacia su pantalón haciéndome notar su marcada erección por encima del pantalón.

Luna, te amo.

El recuerdo de la voz de esa persona hace que me detenga de momento.

Meg, céntrate se dará cuenta.

Todo a mi alrededor se esfuma ni siquiera la voz de Jess me puede traer a la realidad mientras me pierdo en aquellos días en los que solía tener todo lo que perdí, destruí con mis propias manos. El recuerdo de esas personas, de mí. Se separa en busca de aire. Hay en el momento en que mi fría y vacía mirada se encuentra con sus oscuros he profundos ojos es que lo sé.

-Bienvenida... Experimento odio-habló con malicia enarcando una ceja.

-¡Ups!, Me pillaron- sonrío con maldad entornando la cabeza hacia un lado.

-Desde el minuto uno en qué abriste tus ojos, esa mirada, voz...todo es tuyo pequeño demonio de ojos grises- reconoció de manera impostada.

-que mal, yo que quiera divertirme- hago un puchero con fingida mirada angelícal.

-¡Ja, ja, ja!- estallá en una sonora carcajada bajando la cabeza para volver a mirarme- que adorable y juro que me gustaría quedarme pero...Erick Klein me espera- se levantó de la cama tomando distancia de mi.

-Que descortés de tu parte dejar a las visitas esperando- vocalizo levantándome  de la cama.

-primero si quieres que me quedé solo debes pedirlo, segundo quien dijo que eras una besitos y tercero de aquí no saldrás...al menos no viva- advirtió divertido.

-lastima...porque yo no te pediré que te quedes, si soy visita. Y quién no saldrá vivo de aquí eres tú cariño- magnifiesto apuntandolo directamente sin más preámbulos.

Se toca dónde debería estar la pistola hace poco.

-Ni la busques que ahora está en mis manos. Mira que lo digo, pero no hacen caso no se distraigan, pero que se va hacer son hombres ya es suficiente con que respiren- digo andinamente.

-eso es un insulto y duele, ¿Sabes?- se toca en donde debería estar su corazón.

-Hay venga no estoy para perder tiempo hagámoslo rápido. Te acuestas en la cama te quitas la ropa. Yo te apuñaló y te mueres- ordeno sin ganas- ahora que lo pienso es súper aburridísimo decirlo así...- interviene antes de que continúe.

-mejor me dejas mostrarte aldo-mete la mano en uno de los bolsillos sacando su celular- toma- me lo lanza hacia la cama.

Lo tomo sin dejar de apuntarlo viendo la pantalla, allí se encuentra Bese atado a una especie de lugar abandonado.

-si me matas, ellos lo matarán y jamás lo encontrarás-amenazó triunfal.

-Nunca te había imaginado haciendo un truco tan rastrero, y te tengo tantas ganas que no creo que pueda aguntarlo. Es mucho mejor dejarte para otros que también te tienen ganas... Pero creo que muchos desean que sea yo la que acabé contigo.

-Entonces adelante... podrás matarme, pero jamás estarás bien, porque tú eres tú mayor enemigo y no creo que sea justo que te puedas vengar de ti misma como lo mereces- comentó con malicia.

-créeme que de mí misma también me vengarse, pero ahora serás el primero que se despida del mundo- disparo directo al brazo.

La sangre brotó de la herida deslizándose por su brazo, la comisura de mis labios se elevo.

-¿Te duele?- pregunto dando suaves paso hacia él, en lo que aguanta la nueva de dolor- pero eso no se compara para nada con lo que has hecho.

- yo en mi defensa debo de admitir que si debe ser difícil no recordar que fuiste la última que lo vió morir- se quedó pensativo unos instantes -¿Cómo era? A sí, ya recuerdo...luna- dijo lo último con frialdad y maldad.

Mi cabeza comienza a dolor tan fuerte que parece Miles de personas golpeándome.

-¿A qué te refieres?- pregunto agarrándome fuertemente la cabeza.

-Te diré- camino hasta estar frente por frente a mí, me quito el arma de la mano- la misma noche en qué tú dormías pacíficamente, mi diosa estaba aquí conmigo. Tú Edensito luchaba bajo los efectos de un veneno poderoso que lo mataba lentamente, tú fuiste la última en verlo...besarlo - me acarició la espalda con la boca de la pistola, un escalofrío me cubrió.

La cabeza volvió a doler más fuerte mientras indagaba en los recuerdos intentando recordar, nada...No hay nada, solo dolor es lo único. Aunque los recuerdos pasan uno a uno como la cosa más dolorosa, no hay nada de lo que dice.

- ¿Qué pasa, reina?, Intenta con más fuerza. Lo encontraste o es que mi diosa te tiene bloqueado ese recuerdo- susurró en mi oído mientras acaricia mi cuello.

A pesar de todo no te odio.

La voz de oscurito se hizo presente, pero no recuerdo que me halla dicho eso alguna vez a mi, ¿o si? Me obligo a recordar aún si el dolor me mata...ahí está, un vago recuerdo borroso se hace cada vez más presente mientras más profundizo no recuerdo del todo. Su silueta, voz. 

Duele.

Meg, por favor céntrate.

¡No!, yo quiero recordarlo. Quiero, lo necesito. Si no lo recuerdo Jess es como decir que nunca existió que solo fue producto de mi imaginación, que estoy muerta y nada es real, que no soy real. Porque así como tú eres parte de mí, él también lo es.

<<Jamás te cederé ese recuerdo>>

¡Hija de puta!

Las lágrimas salen sin control mientras más insisto ese recuerdo. Todo se nubla a mi alrededor a ratos, el aire se me escapa mientras respiro de manera agitada. Su voz la sigo intentando con fuerza de verlo, tocarlo en mi mente.

Monstruo.

El llamado de mi ángel fue como un llamado a la realidad donde el olor a metálico me golpea, el punzante dolor en mi costado. Sus manos me aprietan la herida haciendo que esta se abriera. Y como un balde de agua fría el recuerdo se muestra ante mí haciéndome ir perdiendo el control de mi cuerpo cayendo encima suya.

-Nosotros seremos débiles cuando se trata dé ustedes, pero ustedes son demasiado sentimentales. Esperaba más de ti, experimento odio-fue lo último que oí antes de que mis ojos se cerraran sumergiéndome en el recuerdo.

Near

Drake llega con sus hombres, me quita la mordaza y las cuerdas que me mantienen fijo a la silla. Levanto abriendo y cerrando mis puños permitiendo que la circulación vuelva a circular bien. 

-Gracias, tío Drake- agradezco mirando como lo se estúpidos que trabajan para aquel imbécil.

-Por favor perdóname, tengo familia- ruega uno aferrándose a mi pie.

Las comisuras de mis labios se curvaron hacia arriba de manera fría y tal vez macabra por la forma en la que el pobre hombre tembló frente a mis pies. Eso solo me hizo sentirme mejor. Se siente tan bien ser superior y tener la vida de muchas personas en las manos, ¿así que a esto se refiere Erick al lado oscuro?

¡Pues bienvenido seas lado oscuro!

-Perdona, acaso dijiste algo?- hablo haciéndome el tonto, arrancándome la nuca.

-sí...-antes de que pueda continuar le pisotee la mano.

-¡ahh!- gritó desgarradoramente.

-Eso pensé- levanto el pie propinando una patada justo en su cara haciéndolo caer al suelo.

Coloco el pie sobre su cuello haciendo presión hasta ponerse rojo, me sujeta el pie con fuerza intentando quitarme de encima, mas no lo logra. Tomo el tubo de hierro que se encuentra reposado sobre el suelo golpeándolo con toda la fuerza en la cabeza. El sonido de aquel hierro mientras se estampa contra su cabeza lo más excitante del mundo que había oído, visto, o incluso sentido antes en toda mi vida. El disparo que disfrute como loco cuando mate alguien por primera vez no es nada comparado con esto, ahora entiendo porque es tan divertido hacerlo con tus propias manos acabar con alguien. Su ojo se salió hacia afuera, golpeé nuevamente hasta que su cabeza se hizo desecho. La sangre que salpicó mientras mataba aquel hombre, al que estaba al lado suyo del asco o del miedo no sé, se vomitó encima.

-¡Near!, ¡Near!- llamó Drake con horror, mientras respiro agitado volviendo en mi.

-¿Qué sucede?- sonrío de lado con la mirada fría.

Esto ha sido lo más divertido que he hecho nunca. Por qué huí tanto de esto, si esto es lo que siempre había querido en secreto tantas veces excepto, que tenia miedo de desatar el demonio que vivía en mí. Ese al que tanto temí despertar, porque sabía que en el momento en que lo hiciera jamás podría volverlo a domar, y ahora estoy tan seguro de que el monstruo que se ocultaba detrás del el héroe que me esforcé por crear se regocija haciendo esto.

Soy un monstruo mamá, siempre lo supe.

-na...nada- titubeó con voz frustrada y herida mientras me ve embarrar el tubo en la sangre y los pedazos de la cabeza.

-trae a la familia de esté- señalé al que aún vomita y casi se ahoga en su propio vomito al ver que hablo de él.

-Near- sentenció en tono de advertencia, mientras da un paso para encararme.

-tráelos, y al de esté- Marco al muerto.

-¡señor!-rogó otro muerto de miedo. Sin parar de llorar.

Di un paso en su dirección con la intención de ejecutarlo por sus lloriqueos absurdos. ¿Si saben que van a morir para que llorar?, Drake se adelantó pegándole un disparo en el medio de la frente haciéndolo caer de cara contra el suelo. La sangre se dispersó con rapidez y los demás se sobresaltaron por el impacto.

-A mi nadie me toma de débil, lo que si no te voy a traer a sus familias porque yo soy un criminal no un asesino de personas inocentes. Además Near, no podemos desviarnos del plan. Así que lo que vayas hacer hazlo rápido- se dió la vuelta para irse.

-¡ja, ja, ja!-mi risa lo detuvo- ¿Inocentes?- repetí la palabra con frialdad y diversión, mientras continúo riendo.

-sí, esas personas son inocentes solo siguen órdenes- respondió con voz enojada.

-No, ellos como ya dijiste siguen órdenes, pero no lo pensaron antes de hacer algo como lo que hacen. Ellos saben lo que hacen así que tan inocentes no son. Y su familia estará tan jodida como ellos... ¿además crees que después de matarlos, su esposa, hermanos u hijos no buscarán venganza? Así como lo hiciste tú, mamá. Las personas son malas por naturaleza, el ser humano está podrido.

-tú no eres nosotros, tú no eres un monstruo-afirmó observándome con los ojos cristalizados.

-te equivocas siempre lo he sido, solo me contenía, se acabó-miro a todos- Ahora sal y déjame solo con ellos-ordeno viendo cuantas balas me quedan.

-te arrepentirás así como yo lo hice, así como ella lo hizo un día-se que se refiere a mi madre y eso me enoja.

-te equivocas ella no se arrepiente y jamás lo hará. Ellos merecían morir, los malos siempre seremos malos. Solo que algunos diferentes a otros, con motivos diferentes. Pero igual malos al fin de cuentas y ninguno nos iremos sin pagar. Malos, buenos todos sufrimos y al final de nuestra jodida vida morimos. Nadie es nada para juzgarnos-explicó con decisión.

Se giró en su eje saliendo de aquí lleno de enojo. Tomó el galón de gasolina bañándolos con el líquido. Los veo suplicar, llorar. De manera que me deberían dar lastima, salvo que no lo hacen. Tomo el encendedor encima del tanque mirándolos en lo que la enciendo y contemplo la pequeña llama.

-De la nada vienen y a la nada vuelven, como de cenizas se esfumarán u el viento se los llevará. Con pase vip sin escala al cielo-argumento en lo que acerco la llama a la gasolina viendo como el fuego se expande.

En seguida las súplicas se vuelven gritos desgarradores, los cuerpos bailan junto a las llamas que los cubren y siguen prendiendo. Se retuerce intentando librarse sin embargo, no pueden moverse mucho solo pueden quemarse. El olor a quemado, de carne quemada empieza a abundar. El olor a sangre, todo el ambiente se siente de maravilla nunca me había sentido así. La adrenalina corre por mis venas, así como por mi cabeza las miles de imágenes que cualquier ser humano si las viera vomitaría. Sonrío mientras mis ojos contemplan la escena inhumana frente a mi. Es éxtasis, todo me satisface de modo que ni el sexo es capaz de llenar ese hueco. Desperté el demonio que vive en mí desde que soy un niño, ese que cuando niño mamá encontró jugando con el gato que asesinamos Kami y yo. La psicóloga me convenció que estaba mal, me mintió al decirme que se sentía mal. Esto es gloria y apenas comienza.

Pequeño demonio, te fuiste demasiado rápido y nos traicionaste acabando con el poco chico bueno que quedaba en mí, Kami.

Salgo en dirección al hombre que espera impaciente.

-listo- suspiro aliviado al terminar.

-¿Qué sucede contigo?- preguntó sin entender.

-Nada que antes no hubiera deseado y me prohibí- me subo al coche, no quiero ser con él la última persona en discutir.

Jess

Abro los ojos viendo todo a mi alrededor, me encuentro exactamente donde estaba Meg. Él me observa con cautela y yo intento con todas mis fuerzas no temblar.

-Adivino, eres la princesita ¿verdad?- solo lo observo con cuidado- esa es la confirmación, nunca había tenido el privilegio de tenerte aquí conmigo. Aún si digamos que he tenido suerte, ya puedo decir que las tuve a las tres en mi cama- alardeó con una mirada de lujuria he curiosidad mientras me recorre sin reparo.

-Mantén tus asquerosos ojos fuera de mí-informo con molestia.

-¿sino qué?, ¿he cariño? Eres inofensiva. Tu moral de chica buena te lo prohíbe, pero ni siquiera tú buen hermano tenia sus manos limpias, ¿por qué insistes tú en seguir así de inocente y pura?- se sienta a mi lado y yo respiro profundo calmando mis miedos. No puedo darle ese gusto.

Mi mente viaja a un recuerdo que me llena de valor mientras sus asquerosas manos me recorren:

<<Mírame reina, ahora apunta...dispara- el disparo salió dándole justo en la cabeza al animal.

-soy buena ¿verdad, perdedor?-proclamo con orgullo viéndolo a sus ojos miel.

-Te amo, mi reina-sus labios se unieron con los míos sorprendiéndome.

Mi primer beso con Adriel en nuestro sitio especial. El lago rodeado de piedras y árboles que casi tocan el cielo, ocultan la cabaña de madera. Sus labios se abrieron paso en los míos con una habilidad increíble, yo tan solo puedo preguntarme con cuantas se habrá besado, para llegar hacerlo tan bien. Nuestros labios danzan de manera hermosa y sincronizada, su lengua busca la mía enredándose, guiándola. La mía lo sigue sin problemas, el ritmo es suave, tierno lleno de ansias. Yo me siento que en estos momentos me estoy derritiendo en sus deliciosos labios, podría pasarme horas así...perdiéndome en sus labios, en él.

Sus manos se deslizan por las mías quitándome la pistola dejándola en el borde de las piedras, me toma de la cintura pegándome a él. Nuestra ropa mojada se pega a nuestro cuerpo como una segunda piel, se siente incómoda como si estorbara. Se separo de mí un poco tomando aire y quitándose la camiseta de un tirón, se queda mirando mi blusa mordiendo sus labios en el proceso. Me observo percatándome de que ando sin sujetador y la blusa se puso transparente.

-¿Qué esperas para tocarme?- me insinúo de manera directa, pero provocativa.

-eres maravillosa, Jess -susurró arrancándome la blusa de un tirón.

-Adriel...yo no...-digo nerviosa sintiéndome algo insegura de mi misma.

-Eres hermosa, no dejes que la inseguridad te gane. Porque te lo juro yo te haría de todo menos daño-menciona recorriendo mis costillas con suavidad.

-No es eso, es que ya lo has hecho con otras y yo no sé si cumpla con tus expectativas - me sinceré sintiendo que mis mejillas se sonrojan.

-No serás a la primera que se lo haga, pero serás a la primera que amo, quiero y se pasa todas las horas en mi cabeza, incluso cuando lo hacia con ellas- esas palabras fueron suficientes para que me lanzara sobre sus labios.

Sin querer choque con su nariz al intentar besarlo con torpeza, sonrío sobre mis labios. Me sonrojé de inmediato por la vergüenza.

-Lo siento...-colocó un dedo sobre mis labios.

-eres perfecta, la única que me tiene realmente y siempre me tendrá-confesó, estaba besándome él a mí.

-Quiero que me marques por siempre la vida, porque escúchame soy tuya, por siempre tuya- afirmo despojándome de mi short.

-Así será siempre, siempre serás mía-me volvió a besar solo que esta vez de manera enloquecedora.

Sus manos rápidos y ágiles movimientos nos libró de las únicas prendas que nos quedaba. Mordió mis labios dejándome aun más loca de lo que estaba, enredé las piernas alrededor de sus caderas. Me sujeté de su cuello mientras le hacía caricias en la nuca, subía mis manos enredando mis dedos en su cabello mientras sus manos me recorrían entera. Bajo de mi boca a el cuello atacándolo con húmedos besos, sus manos sujetaron mi trasero con fuerza sin importarle la insuficiencia de volumen en esa zona. Entreabrí mis labios dejándome guiar por las miles de sensaciones nuevas que estoy sintiendo. Tiré fuerte de su cabello provocando que un gemido escapará de su sensuales labios mientras le daba placer a mis grandes senos. Sin apuros, despacio poco a poco se fue hundiendo dentro de mí. Un gemido placer se ahogó en su boca cuando volvió atacar mis labios para distraerme del dolor que creí tener, pero no siento. Se mueve a un ritmo rápido sin embargo, soportable para mí.

Gemí sobre sus labios al sentir el placer puro en todo mi ser, sonrío de una manera tan bonita que hasta yo sonreí. Succionó con fuerza dejando una marca en mi cuello.

-te contaré un secreto...eres mi debilidad- murmuró mientras me observa.

Nos movimos a la par dándonos placer de manera sincronizada dándonos placer los dos a la vez. Con la ayuda del agua los movimientos se me facilitan. Sus jadeos y mis gemidos era lo único que se escucha en todo el sitio, además de los sonidos del agua, animales y la naturaleza. El calor de su piel con la mía, nuestras caricias, besos...tan divinos, mágico. Sentirlo así es demasiado para mí. Su olor mezclado con el mío, sé que por siempre se quedará conmigo hasta el final de mi vida. No hay ninguno más, solo es él para mí.

-Te amo, mi rey. Y así será hasta el fin de mi vida. Por siempre tú mi obsesión-aseguro mirando con ternura a sus hermosos ojos miel.

-Mi reina...en todas tus hermosas versiones eres mi obsesión. Te protegeré siempre de mí, ti, de todos -me beso intensamente aumentando el ritmo.

Me siento en el cielo aún estando en la tierra, mi cuerpo está apunto de explotar. Nos miramos a los ojos justo en el momento en que estallamos, mientras nos debilitamos apoyándonos en el cuerpo del otro. Nos miramos con la respiración agitada sin separarnos, juntamos nuestras frentes y entonces nuestras risas se mezclaron haciendo eco en el lugar>>

Se desvaneció el recuerdo trayéndome a la peligrosa realidad donde mi enemigo tenía su boca pegada a la mía. Deslice mis manos tomando el bisturí entre mis manos y escondiéndolo.

Ahora enana.

Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. La voz de la persona que más amo en el mundo pasó de ser mi más bonita melodía de tranquilidad, para convertirse en solo un recuerdo. Adriel mintió diciendo que no me haría daño, que me protegería de todo y no lo hizo. Y me quedé sin volver a verlo a él o a mi querido hermano.

¿Quién soy? Nada...ya no queda nada, nunca tengo el valor para hacer lo que debí de hacer hace tanto. Mi mano tiembla, no puedo...no puedo matarlo.

<<Si puedes ánimo.>>

<<No, no puedo, Meg.>>

Me despegué de él de un empujón. Sus ojos se abrieron sorprendidos, mas una sonrisa macabra apareció en su rostro.

-Interesante, no te dejaré marcharte. Cuídala- habló para detrás de mí.

Giré mi rostro encontrándome a un hombre detrás de mí. Me quedé quieta cuando se acercó a besarme, aparté la cara evitando el beso.

-no dejes que pierdas el conocimiento, o mucho menos se duerma. Porque sino, tendrás problemas- ordenó sin la más mínima cortesía.

-sí, señor- respondió. Si tuviese cola la tuviera entre las piernas.

Justo cuando salió de la habitación lo sentí cerrar con llave la puerta. Cerré los ojos llevando la mano bajo la almohada tomando el bisturí, no dejaré que este hombre si se le ocurre me haga lo mismo que a Evelyn.

-¡Oye!, acaso no oíste que te dijeron que no te durmieras- habló con voz hostil. Aún así me quedé exactamente igual sin apenas moverme.

Dios, como quisiera gritar y que mi hermano le pegara una hostia al igual que cuando era niña.

Lo recuerdo como si fuera ayer. El recuerdo me da gracia, pero a la vez un toque melancólico:

<<El olor de la lluvia impregno mis fosas nasales, es toda una delicia. Mientras camino por la calle desierta de la noche completamente enfadada porque Adriel me dejó plantada. Ahora cierto chico de ojos esmeraldas me encontró y me acompaña a casa. Estoy nerviosa, debo admitirlo. Jugueteó disimuladamente con mis dedos mirando al suelo, cuando su mano me detiene.

-¿Pasa algo?- hablo con tono nervioso. El ambiente está tan tenso se que se puede cortar.

-Pasa de todo, y lo sabes-contestó de manera hipnótica.

Sus ojos esmeraldas se iluminaron bajo la luz tenue de la farola, haciéndome perder el aliento. ¿Por qué tiene que ser tan lindo?, ¿por qué sus ojos tienen esa manera de dejarme sin habla?

-No se nada, Ray- respondí haciéndome la tonta.

-Mira esto que haré está muy mal, porque a mi hermano le gustas. Bueno técnicamente no eres tú...Joder que difícil, esto de las palabras se me da fatal- tiró de sus cabellos con frustración sin poder dejar de temblarle el labio inferior.

-la verdad es que si, Idiota-Determino con diversión. En lo que río.

Se acercó tanto que su nariz y la mía se tocaron, nuestros labios se rozaron. Podría detenerlo pero, para que me voy a engañar Ray a mi me atrae y me gusta de una manera peligrosa. Aún estando con Adriel, nunca le he dado una oportunidad. Pero creo que hoy se lo merece.

-Estoy enamorado, Jess. Estoy seguro que si hago lo que haré ahora. Todo lo que planeó y personas que amo se irán a la mierda. Todo porque esto será lo único que me falta para volverme loco, no poder sacarte nunca más de mi cabeza-susurró mirándome los labios, volviéndome a ver a los ojos.

-Yo amo la manera en la que te crees el mejor y conmigo te derrites, sabes eso no lo logra cualquiera- mordí su labio inferior con sensualidad, volviéndolo loco.

Me tomo de la cintura levantándome en peso en lo que sus manos me dan suaves caricias en el muslo sin dejar de observarme, sus ojos me tienen idiotizada. Me llevó hasta un árbol a escasos centímetros de nosotros, me dejó en el suelo nuevamente colocando sus manos a cada lado de mi cabeza.

-¿qué haces?- reí sin dejar de mirarlo, golpeándolo en el pecho.

-Para que no te me escapes-susurró con diversión.

Llevo sus manos a mi rostro repartiendo excitantes caricias, que me hacen cerrar los ojos con fuerza disfrutando de la sensación. Mis labios se abren en un gesto involuntario cuando me empieza a besar el mentón y rozar sus labios en los míos. Mientras sus manos me tientas acariciando por encima de la ropa, sin miedo ni tapujos apretó uno de mis senos cosa que me hizo sonreír.

-Me gusta todo de ti, excepto que no estés conmigo-susurró tentándome con la lengua jugando en mi oído.

-Pero eso puede cambiar-cuestione esta vez siendo yo quien lo pega contra aquel árbol.

-¿Ah, si? Demuéstramelo...-llevó su mano a mi trasero dando un apretón que me levantó.

Fui a pegar mis labios a los suyos, pero en un gesto hábil me pegó al árbol estampando sus labios contra los míos. En este beso el domina, me mantiene sometida ante él, su lengua se une a el ritmo.

¡Santo dios! Que bien besa. Si besa así de bien, como me llenará de placer.

Su mano subió por mi muslo dejando caricias en el proceso hasta llegar a mi rompa interior, con uno de sus dedos apartó mi ropa interior dando círculos en ese punto que me vuelve loca. Mordió mi labio con fuerza cuando introdujo dos de sus dedos en mi mojada entrepierna. Joder sus dedos son mágicos, me hundida de placer. Reposo una de mis manos en su nuca y la otra desciende por su musculoso torso llegando a su pantalón, introduzco mi mano dentro de su pantalón. Me abro paso entre su bóxer y su piel, llegando hay donde está duro y firme. Tocando, apretando disfrutando de la dureza y detallando semejante pedazo de semental.

Jadeos y gemidos se ahogan en nuestros besos. Abro el botón de su pantalón apartándome unos centímetros de su boca llevando mi mano de saliva llevándola a su entrepierna. Comienzo subiendo y bajando con lentitud por sus largos centímetros dándole el mismo placer que el a mí, aumento el ritmo igual que él. Nos volvemos a besar en lo que nuestras manos nos condenan al placer. Explotó en su mano sintiendo como el placer toma mi cuerpo, miro hacia todos los lados viendo que nadie nos vio. Me arrodillo frente a él sus ojos se abren como platos al saber mis intenciones mirando hacia todos los lados, llevo su miembro hasta mis labios mirándolo en lo que mi lengua lo recorre. Sus ojos entrecerrados me observan con deseos mientras disfruta, lo introduzco en mi boca moviéndome a un rápido movimiento haciendo que minutos después descargue su caliente líquido en lo profundo de mi garganta. Subo limpiando mi boca satisfecha mientras él se abotona el pantalón, volviendo a besarme.

-¡Oigan jóvenes!, tienen que acompañarme por acto de exhibición en vía pública- comenta un agente haciendo que nos despeguemos de golpe.

-Jodeeer, ahora que hacemos-susurro solo para que me oiga.

-cuando te diga que corras corres-susurró solo para mí.

Se giró encarando al agente, tomándome de la mano. Mis mejillas se tiñeron de roja al ver cómo el agente mi mira en gesto desaprobación, que vergüenza.

-jóvenes eso no se puede hacer-replicó.

-Señor agente eso es un ladrón, lo que está entrando por la ventana en aquella casa- habló Ray con fingido interés.

El hombre miró hacia donde Ray miraba y este sin problema corre en lo que se aferra a mi mano como si la vida se le fuera en ello.

-¡Oigan, alto ahí!- gritó aquel hombre mientras corremos.

Esto es nuevo para mí, genial si mi hermano me viera ahora qué pensaría de mí. Es divertido me siento una fugitiva, empiezo a reír así como Ray en lo que corrernos. En ningún momento me suelta ni siquiera cuando minutos después perdemos al agente y llegamos a mi casa.

Se acerca pegando su frente a la mía con la respiración aún agitada de correr en lo que reímos. Me toma de la cintura besándome con verdaderas ganas.

-Este momento espero que nunca se te olvide Jess, como fuiste mía hermosa-susurró antes de pegar nuestros labios otra vez.

En el momento en que su lengua entró en mi boca alguien me empujó hacia atrás haciéndome caer al suelo,golpeándome la cabeza el suelo. El golpe me dejó ido unos segundos hasta que pude ver a Adriel y Ray acertándose puñetazos uno al otro. Me levanté tirándome encima suya para apartarlos.

-¡Adriel para!- Me propinó un puñetazo partiéndome el labio.

Mi cara se volteó haciéndome tragar mi propia sangre, lucho con las lágrimas que amenazan con salir.

-Lo...-Adriel se detuvo viéndome y antes de que pudiera mediar palabra el puño de Ray le dió de lleno en la cara.

-¿Estás loco?, no la toques!- le advirtió Ray rojo de la furia, interponiéndose entre él y yo- No la vuelvas a tocar, ni siquiera se te ocurra mirar en dirección a Jess.

Unos brazos me giraron justo cuando las lágrimas cayeron sin fin, abrazándome de frente. Mis sollozos salieron desenfrenado contra el pecho de mi hermano. Que me apartó con cuidado pegándome a Ray, en lo que de dos zancadas estuvo frente a Adriel.

-La próxima vez que vuelvas a tocar a mi hermana, te voy a matar y eso te lo aseguró. No te lo prometo-dijo propinándole un puñetazo en la mandíbula haciendo que cayera en el suelo inconsciente.

-debo tener cuidado con usted, Lex- río Ray con diversión.

-Na, solo no me cabrees o lastimes a mi hermana- advirtió haciendo que Ray dejará de reír- Solo que a este le tenía ganas- Lo golpeó con el pie como en las películas para ver si estaba vivo- Es broma- dijo riendo al ver el rostro de Ray.

Aunque yo se que no es broma.>>

Todo se desvaneció dejándome sin aliento. Los momentos con Ray siempre fueron intensos, maravillosos. Con Adriel efímeros, tóxicos. Solo sé que los dos me hacían feliz de manera distinta, aún uno más que otro. Como también amaba uno más que otro.

<<¿Entonces Princesita quién de los dos te gustaba de verdad?>>

<<No lo sé.>>

<<Por decir algo random, a los dos los maté.>>

<<No es gracioso, Meg. Pero lo que sí es gracioso es que el tuyo también está muerto>>

<<Ya... lo pillo, no es gracioso>>

Los pasos del hombre acercándose a la cama, me sujeté con fuerza de lo ahora me servía de arma. Respiro profundo intentando calmar mis nervios, lo noquearé. El tacto de las gruesas manos y sus grandes dedos se aferran a mis hombros, sacudiéndome con fuerza.

<<Con esas manos debe hacerle buenos trabajos a su mujer>>

<<¡Meg!>>

<<Vale, me callo. Muérdelo y tira hacia ti>>

Espero a que se acerque para lanzarme sobre él, mordiendo su cuello con fuerza. Un grito desgarrador fue lo que salió de sus labios, cierro mis ojos al sentir las ganas de vomitar por la sangre en mi boca. Mientras me aferrándome a su cuello mientras intenta separarse. Me empujó con fuerza contra la cama haciendo que me quedara con parte de esa zona, mas sangre que vomito encima de la cama. Lo miro entre arcada que me viene, viendo sus ojos clavados en los míos al llevarse las manos a el sitio donde no para de desprender sangre, cayendo encima de la cama muerto. Las lágrimas cayeron como cascada se tratara, más los vómitos incesantes. Mis manos tiemblan por el miedo y el asco de acabar de matar a alguien, el pánico me inunda. Me falta el aire y con ella todo se vuelve oscuro.


Esto se pone bueno✨😁, ya casi se acerca el capítulo final 😘. 

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