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Capítulo 20 (¿Quién creó a quién?)

La historia contada desde La Reina Oscura, La Princesa y El Monstruo.

Evelyn

En la oscuridad de la habitación estaban aquellas chicas. Una con cabellos castaños oscuros casi negros, de ojos negros que el reflejo de la única luz del lugar hacian que parecieran grises. De curvilíneo pero sencillo cuerpo. Está me miraba con algo de temor detrás de la espalda en que se haya oculta, por encima del hombro de la chica de cabellos negros, tan negros como la mismísima noche. Ojos grises profundos que me miraban con tanta frialdad que congelaría cualquiera, sus brazos cruzados alzaba su busto.

Sonreí divertida ante la actitud de las dos, un sonoro suspiro escapó de los labios de Meg, mientras Jess se tensó.

-Nos vemos otra ves, que casua...- mis palabras quedaron suspendidas en el aire, al recibir una sonora bofetada.

-¡UPS!, Lo siento se me resbaló la mano- exclamó Meg con una sonrisa torcida en sus labios.

-¿Ya te sientes mejor?- pregunté mirando a Meg directamente en los ojos, mientras me frotaba la mejilla- ¿Quieres tú también?- me dirijí directamente a Jess.

Me tomó Meg de la barbilla haciendo que la observará en lo que ella miraba con dedicación la mejilla.

-¡Mira nada más como te deje el rostro!, ¿Debería darte en la otra para emparejarla y no dejarla celosa?, ¿O mejor prefieres dejar a Jess y transar conmigo?- la malicia en su voz me hace apretar los puños, sin despegar los ojos de ella.

-En estos momen...- su mano impactó con fuerza contra la mejilla.

-¡UPS!, ¡Otra vez!- habló con entre una sonrisa divertida.

-¡Meg!, ¡Mira dónde estamos!- llamó la chica con tanto temor.

Ambas nos alejamos viendo el lugar con cuidado sin dejar pasar ningún detalle por alto, ahí esta la habitación en la que nací, la habitación de las pesadillas. Las paredes rasgada con una piedra había escrito: Experimento Odio. En toda las paredes de distintas maneras, la escritura cambia en cada una de las veces que se escribe. Cada una va cambiando a la de un monstruo, un monstruo que deseaba acabar con todos u incluso ella misma. El verdadero monstruo que el experimento odio creó.

Las sillas, las herramientas, la soga en el techo. La sangre en el suelo y también las chicas distorsionadas por culpa de un experimento.

-¿Qué... qué ha...hacemos aquí- logro decir finalmente Jessie al balbucear del miedo.

- Mejor preguntemos a quien nos creó- setencié mirándola fijamente.

Ella dió un paso adelanté con pesar acariciando una de las paredes, mirando con fastidió la silla. Sus ojos se cristalizaron al detenerse en una de las esquinas.

-¡No!, ¡No!- gritó llevándose las manos a la cabeza, cayendo en el suelo ahogada en lágrimas.

-¡¿Jess, qué te súcede?!- Meg intento tocarla, ella se alejó tomando distancia en el suelo.

-Ella...solo está recordando, esta viendo cada momento como debe ser. Como la única que tuvo que haber pasado por esos momentos dolorosos que solo les pertenece a ella, no a nosotras- agarré de los brazos a Meg para no dejarla avanzar.

-Te equivocas, yo le agradezco que me diera la vida. Viví momentos hermosos gracias a ella. Amé, odié, todo lo que el mundo le negaría a una personalidad como yo. Si ella me necesita estaré cada vez que lo haga, yo soy ella y ella yo. No puedo odiarme a mi misma, no a ella- sus palabras salieron tan rotas como los gritos silencios de nuestra creadora.

-Aún me pregunto porque nos empeñamos los seres humanos en querer tener algo bueno, más cuando sabes que no queda nada. Que somos lo que nos convirtieron, somos un monstruo. Está realmente jodida. Cada una de nosotras somos la representación de cada versión de rotura en nosotras mismas, nos rompieron de formas diferentes y padecemos de dolor distintos. Con sentimientos, recuerdos, personalidades distintas pero algo en común...como lo es este lugar.

-A veces somos pequeñas herramientas para enseñar a otras personas para sepan que tan jodido está el mundo, que tan retorcido es el ser humano. Pero principalmente de nosotros mismos que no sabemos arreglarnos...mucho menos detenernos a tiempo- verbalizó con dolor mientras ve a Jess llorar.

-En algo estoy en desacuerdo contigo, la culpa no solo es nuestra también del mundo. De lo podrido que esta, veo un mundo pero no humanidad- Aclaré con algo de pesar mirando alrededor.

-La verdad es que...mientras más nos veo, más me doy cuenta de que los seres humanos somos nuestro mismo peor enemigo; mejor versión, y hasta la más rota. Nosotros somos nuestra propia miseria, destrucción...Lo peor es que odio ver que me convertí en lo que más odié alguna ves- sentenció avanzando hacia ella. La tomó del rostro secando sus lágrimas.

-Mi otra yo- musitó entre suspiros.

-Así es, recuerdas vamos de la mano...te prometo que arreglaré esto- prometió con una sonrisa de calidez-pero primero, debemos acabar con esté trauma- se levantó caminando hacia mí.

-¿Crees que te contará algo?-preguntó secando sus lágrimas avanzando hacia mí.

-Claro que lo hará, ¿Sabes por qué?-Negó sin pronunciar una palabra- porque le duele tanto como a nosotras, ¿Cierto?

-Te equivocas conmigo. Yo no soy como vosotras...siempre he estado manipulandolas, soy la mala de la historia. De esas que no llevan un trauma, solo son malas porque sí- aseguro con seguridad, dando un paso adelante.

-vale, empieza Jess- ordenó dando vueltas en circulo alrededor de ella.

- aquella vez...-sus palabras hacen eco en la habitación, mientras los recuerdos llegan a mi mente.

Sentada en aquella esquina aún con mis brazos y pies asegurados a la pared.

<<-¡Oh!, ninguna tortura parece hacerte hablar.>>

<<-No sé de qué hablas>>

<<-Bien, así lo quisiste>>

Se acercó a mí con el cuchillo en su mano y una mirada fría, con tanta maldad que sabía que esto me dolería más de lo que me dolieron las otras. Rasgo la ropa, y el resto fue lo más asqueroso y malvado que pudieran hacerle a una niña. Tras cada violación que Jess vivió creo un monstruo sin sentimientos, uno que quería destruir al mundo, hasta ella misma. No confío en nadie, solo aguantaba en silencio la oportunidad de escapar.

Y así fue cuando Meg lo logró, hasta que ya el monstruo no era necesario y lo ocultó. Lo quiso hacer desaparecer hasta que Adriel la primera vez fue brusco, salvaje y casi obligó a Jess a estar con él. Salí por primera ves en tanto tiempo, casualidad del destino conocí a Dariel. Casualidad no, encuentro forzoso por parte de él que a mí me benefició.

Yo no queria ser el ser que aguantará los abusos sexuales y desapareciera sino...tomar el control, vivir. Eso era todo lo que quería, no quiero morir.

Jess

-Lo siento, Evelyn...-no la dejo continuar.

-No sientas pena, porque mientras pueda destruirte no pararé.- Dijo tan seria para hacerme entender.

-ella será así siempre, a tu peor enemigo no se le pide disculpas Jess. Mira que te enseño y no aprendes- avanzó a hacia mí.

-¿Meg, y tú?-se giró hacia ella

-Yo, no tengo nada que decir. No ahora- acepto.

Recuerdo tanto aquellos días, aquellos sentimientos negativos. Todo y cada uno de ellos, no quería pasar por ese dolor, no las creé aposta. Yo no las creé para aguantar mi dolor, no las quiero ver sufrir pero no tocó otra manera. No quiero que ninguna otra persona muera. Ellas...ambas son personas, Evelyn no me interesa que desaparezca. Pero Meg es mi hermana, ella no puede morir. Incluso si tengo que desaparecer yo, a una hermana se le da la vida. Después de todo lo que las he hecho vivir, me toca arreglar la rotura de cada una de ellas.

-Sé que pedir disculpas no solucionará nada, pero se que era lo que hubieran querido oír en un momento así. Quiero que sepan que quiero arreglar mi error- doy un paso adelanté.

-¡Ja, ja!, ¡¿En serio creés ternura que eso arreglará algo?!, Si me dejas matarte tal vez, no sabes cuánto te odio- reclamó Evelyn.

-Evelyn eso es desperdiciar energía por gusto, yo simplemente no gasto energía en ello. Yo soy la ama de mi puta historia, soy la dueña de el final de mi historia. Y admito que no terminaré así- respondió Meg con determinación.

Cada vez más se ve más lejos, la vista se me nubla. Ya sé, Meg tomará el control. Me rindo.

Meg

Abro mis ojos encontrándome en medio de la sala con un Near apuntándome a la cabeza, apartó la pistola con cuidado estrechandolo contra mí. Parece tomarlo por sorpresa ya que deja el arma hacia abajo. Tomó la pistola con cuidado y le apunto justo en la frente.

-nunca bajes la guardia, esa es la primera lesión- aseguré quitando el cargador dejándolo hacia un lado.

-Tia, te extrañé- me envolvió en los brazos Erick.

-sí, sí. Venga tengo un plan- aplaudí captando la atención de los dos.

-¿Cuál?- me acerqué susurrándole el plan a ambos.

(...)

Me baje del auto casi arrastrándome, me dejé caer en sus pies. Sus ojos se abrieron como platos, enseguida se agachó delante de mi tomándome del rostro.

-¿Evelyn que sucedió?-la voz de preocupación de Dariel casi me hace reír.

-Erick... él me descubrió- cerré débil los ojos.

-¡¿él... él te hizo esto?!- solo asistí con debilidad.

-no funcionó...- me colocó una mano sobre los labios.

-¡Shh!- me mandó a callar- yo me encargaré- emitió casi como una orden.

-no me trates como una débil- amenacé con fingido dolor.

-No lo hago, preciosa- besó mis labios con cuidado, haciendo presión en la herida.

-primero curarme, ya pensaré en algo- aseguré con molestia.

-Vamos dentro- me levantó en peso como si fuera una pluma.

No sabes lo que haces Dariel, dejaste pasar al enemigo. Es como dejar pasar al lobo a la casa de los chivitos un grave error que por mi parte acabará bien.

<<¡Qué comience la diversión!>>

Jess nos creó, Evelyn resultó ser nuestro propio enemigo viviendo en nuestra mente. Y yo terminé siendo la dueña de todo. Yo acabaré de una vez con esta historia, nadie jamás volverá a tormentar a los Klein. La próxima ves que escuchen el apellido cada fibra del cuerpo les hará temblar.

Una Obsesión enferma, un experimento odio fallido, un final sangriento. Adiós a el enemigo en mi cabeza. Los demonios no juegan conmigo porque ellos a mí me temen.

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