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Capítulo 19 (Plan fallido)

Erick.

Near se quedó a mi lado hasta que me tranquilice luego salió de la habitación en busca de mi tía.

(...)

Al rato la puerta de mi cuarto se abrió y la mirada en los ojos de Near me demuestra que algo está mal.

-¿Qué sucede?-lo agarro antes de que caiga al suelo.

Esta completamente ido, su semblante esta pálido. Sus ojos están rojos de haber llorado y algo me dice que hasta yo lloraré. La puerta se abre y tío Drex entra, observa con cuidado a Near. Por primera vez también él llora, ¿me pregunto qué sucede? Él desde que lo conozco no es alguien que demuestre lo que siente con facilidad.

-¿Me pueden decir que es lo que pasa?- pronuncio centrando mi atención en Drex, dejo a Near para acercarme a él.

-Erick, calma ¿sí?- me toma del hombro mirándome fijamente.

Miro de nuevo a Near que se cubre el rostro con las manos sollozando sonoramente. Para volver a mirarlo, la idea de que sea algo de Grace queda descartado. Pero la idea de ver así a Near me enoja, algo malo está pasando y nadie me ha dicho.

-¡No, no pienso calmarme hasta que me digas! ¡¿Por qué cojones esta así?!-espeto señalando a Near, que esta perdido en un mar de lágrimas.

-¡Ella!...¡Ella está muerta Erick!-escupé Near con dolor y rabia.

<<Ella, ¿Ella quién?>>

-¿Quién?-suelto como idiota, esperando que no sea quién creo que es.

-¡Mamá!..-dejo de escuchar el resto de las palabras.

Todo da vueltas para mí, no puedo procesar nada adecuadamente. Mi mente está en blanco, no me lo creo, no puede ser. No quiero, no lo acepto. Esto es una broma. Doy unos pasos hacia Drex que se mantiene estático mirando a Near.

-Miente ¿verdad?- pregunto con enojo-¡Miente! ¿Cierto?-lo tomo del cuello de la camisa.

-¡No!-confirmó, soltándose de mi agarre.

-mientes...dijiste que ella estaba bien...¡Maldita sea, dijiste que estaba aquí!-grito tan fuerte que me duele la garganta.

-Lo siento-susurró.

-¡Ahh!-rujo con ira.

Lo empujo quitándolo delante de mí, salgo por la puerta abriendo cada habitación de la casa en su busca. Me acerco a la última tomando el pomo y antes de abrirla me detengo dejándome caer frente a esta. Las lágrimas caen sin cese, es tan fuerte el dolor. Ni siquiera cuando lo de mi madre dolió tanto, ella no puede estar muerta. Me levanto del suelo golpeando una y otra, y otra vez la pared. Esta se agrieta, el sonido del crujir de los huesos de mis dedos contra la pared no hacen que me detenga, un hilo de sangre se escurre por la pared. Siento unos brazos rodearme por la espalda.

-¡Erick, detente te haces daño!- ordena Grace con dolor.

La aparto de un tirón de mi volviendo a golpear la pared. Se pone de pie deteniéndose a mi lado mirándome con dolor.

-Lo siento, pero déjame...solo déjame soltarlo-musito casi suplicando.

Su mano sujeta el brazo con el golpeo la pared haciendo que me tenga, se coloca frente a mi tomándome de la mejilla haciéndome mirarla. Mis ojos empapados en lágrimas se encuentran con los suyos cristalizados, formula un: Respira, sin ni siquiera decir una palabra. Me detengo dejando caer el brazo a un lado, me atrae hacia ella envolviéndome en sus brazos. Recuesto la cabeza en su hombro rompiéndome como un niño pequeño, buscando protección.

-Déjalo salir, estoy aquí-susurró en mi oído en lo que me acaricia la espalda.

-Grace, lo siento. Te prometí que no mataría a nadie más, que me iba a curar pero...ahora mismo necesito ver su sangre correr-confieso apartándola de mi.

-Erick...no, tengo miedo de perderte-su voz salió ronca por las lagrimas.

-Sino me dejas ahora mismo ir a por él, entonces ahí si me perderás-respondo en lo que aprieto mis puños.

-Erick no puedo dejarte...-no la dejo terminar.

La tomo del cuello colocando su cabeza en mi pecho haciendo la presión suficiente como para desmayarla sin hacerle daño, sus manos hacen fuerza para soltarse hasta que deja de resistirse y se detiene. La sujeto con fuerza y en un movimiento ágil la cargo, la llevo de regreso a su habitación dejándola sobre la cama. Aparto su cabello de la cara, beso con delicadeza su frente en lo que la cubro con la manta.

-Me alegras que vivas, princesa-susurro con ternura.

Cierro la puerta al salir, me encamino al cuarto agachándome frente a él. Le coloco una mano en el hombro haciendo que me miré.

-¿Recuerdas cuando me dijiste que querías ir al lado oscuro?, ¿sí? pues este es el momento. Acabemos con esto de uno ves-sugiero con firmeza.

-Creemos el caos hermano, venguemos a nuestras madres-su voz sonó ronca con cada palabra que pronuncia.

-Los Klein tomaran venganza-sonreí con rabia.

-¿Consejo?-remarcó colocándose de pie.

-sí, no dejes divertirte-suelto serio, él ríe.

-Eres un demente-declara.

-ya, puede ser-agrego y él asiente.

-¿cuándo salimos?

-hoy.

-no mejor mañana, Erick-asiento con la cabeza- para la próxima me avisas, que dormí a Grace por gusto- rodeé lo ojos, saliendo del cuarto.

Entré en el cuarto cerré la puerta detrás de mí, acostandome al lado de Grace. La tomé de la mano mirándola directamente a su rostro, una sonrisa melancolía se asomo en mi rostro. Extrañamente me duele y siento rabia por mi mom, pero Grace me alivia. Ella cura mi malestares mis males...ella es un ser hermoso a manos de una bestia.

- Gracias por estar conmigo- susurré acariciando su mejilla.

Evelyn

<<Eres tan preciosa, tan... deliciosa>>

Echo hacia un lado la cabeza intentando hacer que no me toque. Aún así lo hace, sus dedos fríos recorren el cuello hasta llegar a uno de mis pechos. Una lágrima se desliza por mi mejilla, cierro mis ojos aguantando las demás. El asco crece en mi garganta, deseo que paré sus asquerosos intentos de tomarme, aún así no tengo nada que pueda hacer.

<<Entrégate a mí, pequeña mía>>

Trago en seco al sentir sus dedos abrir los botones de mi vestido. Respiro profundo mientras me repito lo mismo constantemente. Esto pronto acabará, algún día lo hará. Me inclinó hacia atrás para darle más acesso, sus manos abren mis piernas con suavilidad. Le encanta hacerme sufrir, aún creé que algún día me gustará. Quita mi braga introduciendo a la misma par uno de sus dedos lubricados por su saliva en mí, aprieto mis puños aguantando la rabia.

<<Algún día esto te gustará>>

Entra y saca sus dedos soltando jadeos desagradables, veo su bulto entre su entrepierna. Me tomó de los cabellos con fuerza pegándome la cara contra la mesa, me pone en pompas. Lubricó su miembro entrando en mí con rabia, mis ojos estaban sin expresión mientras me penetraban con fuerza. Mis labios se mantenían juntos en una fina línea, sus gruñidos hacían ecos en la habitación. Aprieto mis puños dandome fuerza hasta que terminé el sufrimiento.

<<¡¡Jodeeer cariño!!>>

Despierto empapada en sudor, mirando a alrededor con la respiración agitada. Viendo a los ojos de Dariel que me mira con preocupación.

-¿Otra pesadilla?- habló con la mandíbula tensa, dandome una toallita.

-Sí, nada de que preocuparse. Las tengo desde que tengo uso de razón- explico con cuidado, tomando la toallita secando mi sudor.

-Evelyn...- me tomó de la mandíbula haciendo que lo mire.

-Dilo, otra ves... dímelo- susurré agarrándolo de la camisa.

-Evelyn, Evelyn- dijo en voz baja con suavilidad, acariciando mi mandíbula.

-Me encanta cuando dices mi nombre, sobre todo más porque me lo diste tú- pegue los labios míos con los suyos.

-¿Estás lista?- preguntó apartandose de mí.

-Estoy lista- aseguré con decisión, con una sonrisa maliciosa.

-Ya muestras tus colores, mi señora del infierno- su sonrísa se ensanchó maliciosa.

Ambos nos miramos con complicidad. Nos besamos con rudeza y deseo, mordí su labio inferior con tanta fuerza hasta hacerlo sangrar. Reírmos con tanta malicia y complicidad que parecemos los malos de la historia, de una historia que nadie sabe la verdad aún.

(...)

Toqué con fuerza la puerta dejándome caer en el suelo de la entrada. Al cabo de unos minutos está se abre dejando ver a un Drex con la mirada perdida. Me levanté como si nada tomándolo del hombro, su mirada se poso en mí al sonreír con maldad.

-¿Qué haces aquí?- se tornó frío e indiferente.

- A buscar a mi familia que los extrañé tanto, que vengo a buscarlos para llevarlos a la muerte- digo con sarcasmo, empujándolo del hombro para pasar por su lado.

-no te llevarás a nadie, seas quien seas. ¿Sabes por qué?, porque la verdadera mujer que yo conocí preferiría morir antes que llevar a la muerte a su familia. Así que antes tendrás que matarme- me empujó volviendo a dejarme afuera.

Que lástima que el hombre lindo de ojos azules y cabellos blancos quiera morir en mis manos.

-Pues no me lo tienes que decir tres veces, cariño- tomé el cuchillo para encajarlo en su costado.

Un quejido de dolor salió de sus labios justo cuando una aguja aterrizó en mi cuello. El líquido al entrar en mi cuello hizo que me mareo, el aire se esfumó de momento.

-Regresa, Meg- musitó cerca de mi oído.

Algo dentro de mí se removió, la cabeza comenzó a latirme y más que suficiente para saber que ella saldrá. Solo necesito confiar en Dariel para saber que hará, no creo que lo engañen y mucho menos espero que ella salga. Porque creo que ella jamás saldrá, mi cuerpo cayó al suelo y mis ojos se cerraron.








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