
Capítulo dieciocho.
Capítulo dieciocho.
08 de septiembre, 2018.
¿Recuerdas cuando te dije que tuvieras presente el refrán que dice «las apariencias engañan»?
Bueno, me refería a este pequeño detalle.
Realmente las apariencias de los humanos engañan, sino entonces dime, ¿quién pensaría que una estudiante de psicología es una asesina con un leve trastorno mental?
Quiero decir, no es que yo sea un especialista para detectar ese tipo de enfermedades, pero como bien dice el dicho «lo que está a la vista no requiere antojos», tú y yo sabemos que algo está mal con la mente de Lin. Muy probablemente se deba a los traumas de su infancia, de hecho, ella misma parece reconocerlo.
En su retorcida mente piensa que haciendo esto ayuda en cierta manera a las víctimas de la infidelidad, pero tú y yo hemos visto que en lugar de ayudar parece afectarles más. Solo recuerda a la novia de Timothy, enloquecida preguntando por él en el bar, negándose a creer lo que decían de él, o a Heather, la ex novia de Mason, la cual a pesar de haber obtenido una venganza de manera indirecta sufrió en cierta manera porque era acusada y juzgada de algo que ella no había hecho.
Por supuesto no es como que todos los humanos sean asesinos pero lo que, si he comprendido en este tiempo con ellos, es que, si hacen uso de falsas apariencias, de falsas vidas. Pues pretenden ser felices cuando no le encuentran sentido a la vida, pretenden ser personas con dinero cuando en realidad viven en la pobreza, pretenden actitudes y personalidades diferentes a la suya propia solo para encajar con los demás o para obtener algo de ellos. Todo se basa en fingir y pretender, y cuando se dan cuenta, en realidad no tienen una personalidad propia que los defina, únicamente son una cascara vacía adoptando personalidades y apariencias para ser aceptados y encajar con los demás por el miedo a la soledad y el rechazo.
Como Pam, que pretendía no estar enamorada del novio de su mejor amiga cuando en realidad si lo estaba, o Zach, que fingía amar a Lin mientras en su interior deseaba a otras mujeres, y no dejemos de lado a la misma Lin, una chica que fingió inocencia y victimismo para poder llevar a cabo su descabellado plan de venganza, no solo con Zach o los otros chicos, sino también con aquel que originó todo esto.
Porque para ella, si quieres deshacerte de algo entonces debes hacerlo desde la raíz para evitar inconvenientes en un futuro.
Así que ve haciéndote la idea de que todos estos chicos no tendrán un final feliz, muy pronto morirán ya sea porque ella decida matarlos por completo o porque la naturaleza decida que ha llegado el momento, como a Mason, por ejemplo. Algo sucedió con su organismo, no sé exactamente que pudo haber sido pero lo que sí es obvio es que a Lin le beneficia pues eso significa que hay un testigo menos.
Quien diría que este chico terminaría bajo tierra, sin ojos, sin un funeral, sin una despedida y sin un entierro decente.
—Lin —murmura con la voz gastada una pelirroja que ahora está en el sitio que antes solía pertenecerle a Mason—. Déjalos libres, ya obtuviste lo que querías de ellos, ¿por qué mantenerlos aquí sufriendo?
—Porque si quisiera dejarles libre, tendría que cortarles las lenguas para que no hablasen —responde con desinterés tecleando algo en su móvil—. Y lenguas no es algo que me gustaría coleccionar.
—Tu resentimiento es contra nosotros —insiste—. Ellos no tienen nada que ver.
—Ustedes y ellos tienen una cosa en común —Suelta un suspiro tomando su cabello para peinarlo en un moño y sujetarlo con una horquilla—. Y es que todos son unos infieles, además, ¿crees que soy tan tonta como para dejarlos ir? Puede que no vean, pero aún tienen boca y oídos para hablar todo lo que han escuchado. Solo… dejaré que la naturaleza se encargue de ellos, es un milagro que hayan resistido hasta ahora.
Louis y Timothy se estremecen ante las palabras de la pelinegra quien alza su mirada hacia ellos y les esboza una cínica sonrisa, por supuesto, ellos no pueden verla, pero Pam y Zach sí.
—Bien, todo está listo —exclama poniéndose en pie, dejando el móvil sobre la repisa de la estantería y tomando en su lugar una nueva jeringa, para caminar con profunda calma hacia la celda donde se encuentra Pam.
La reacción de Zach ante dicha acción es de locos, creo que el chico quisiera tener superpoderes para arrancar la puerta de la celda y ponerle las manos encima a Lin, pues la sacude con brusquedad haciendo crujir el hierro.
—¡Déjala! ¡Déjala! —grita desesperado.
Pam al contrario se ha quedado petrificada en su sitio, viendo con incredulidad como de un momento a otro tiene a Lin frente a ella, sonriéndole con falsa inocencia. El lugar se vuelve un caos, los gritos de Zach son desesperantes y los quejidos de los otros chicos ante el miedo que están viviendo no hacen más que aumentar la tensión. Parece que de manera inconsciente la pelirroja empieza a llorar y me sorprende que aún tenga lágrimas en su sistema después de todo lo que lloró estos días…
—No llores, Pam —susurra como si estuviera arrullando a un bebé—. No te haré nada malo.
La pelirroja apenas y puede negar con su cabeza mientras ve como Lin abre la puerta de la celda. Zach por su parte empieza a gritarle a Pam que escape, que salga de ahí cuanto antes pueda, pero ella no le escucha, está en shock, su mirada está perdida y parece ser que su mente también.
¡Oh! Me gustaría saber lo que está pensando en estos momentos.
Lin se acuclilla frente a la pelirroja y acaricia su mejilla mirándola fijamente a los ojos.
—¿Algo que quisieras decir, Pamela?
Las lágrimas en el rostro de la mencionada no paran y con dificultad abre sus labios para murmurar un leve:
—Perdóname…
Lin chasquea su lengua.
—No —niega con su cabeza—. Esa respuesta debiste haberla dicho en el momento oportuno y, además, —Se gira en dirección a Zach quién la ve horrorizado—. Tú no deberías ser la única que pida perdón —Y diciendo eso inserta la jeringa en su cuello con brusquedad, presionando el embolo hasta vaciar todo el liquido en el organismo de la pelirroja, quien esta vez a comparación de la anterior no tarda en caer al suelo completamente inconsciente.
—¡Paaaaaaam! —exclama el rizado con una evidente agonía que parece hacer feliz a Lin pues sonríe ante sus gritos.
—¡Sí! ¡Así! —ríe inclinando sus oídos—. ¡Déjame saber cuanto sufres por ello! ¡Déjame deleitarme con este sonido! Esto es música para mis oídos.
Y mientras va soltando esas frases consigue cargar a Pam hasta colocarla en la camilla, y ya puesta ahí, hay algo que noto diferente en cuanto a las otras veces en las que la vi hacer este procedimiento. Dejando de lado el hecho de que el suelo está cubierto por plástico, a diferencia de las ocasiones anteriores, es su mirada la que me tiene curioso.
No refleja la emoción y adrenalina característica de ella, su mirada se nota turbia pero también una leve tristeza que parece ser opacada por el odio y el resentimiento. Ni siquiera se preocupa por utilizar todas las herramientas que ocupó las veces anteriores para realizar la extirpación de ojos, sino que, con una furia evidente en el rostro, toma el bisturí y realiza un corte profundo y descuidado causando que la sangre empiece a fluir sin control.
Perturbador.
Parece tan fuera de sí misma al punto de que creo que no le importa obtener los ojos azules de la chica, sino que matarla por completo. Por supuesto los gritos de Zach inundan todo el lugar y el llanto de los otros chicos le hacen compañía, haciendo de la habitación un caos por completo que no hace más que aumentar la locura y el desenfreno de la pelinegra.
—¡Cállense! —grita queriendo seguir el procedimiento con cordura sin éxito alguno pues se nota en la forma en como sostiene el bisturí, en la fuerza que ejerce, en como rechina sus dientes y hace girar su cuello. Cierra sus ojos quizás tratando de concentrarse, pero al final puede más la locura que ella y termina clavando el bisturí en el cuello de la pelirroja terminando con su vida por completo.
La sangre salpica el rostro de Lin y sus guantes ya no son de color blanco, sino que rojos, sacude su cabeza como queriendo de esta manera remover el líquido que ha caído en su cuerpo.
—¡No! —Alza la voz el rizado al ver la acción cometida. Empieza a sacudir la celda y a darle patadas, el hierro cruje y la cerradura junto con ella, al punto de que hay posibilidades que esta ceda por la presión que el chico ejerce.
Lin parpadea sorprendida y retrocede negando con su cabeza dirigiendo su mirada llena de furia hacia el chico escandaloso.
—Mira lo que hiciste Zach —Gira su cuello al tiempo en que cierra sus ojos como si quisiera recobrar la compostura—. Con tus gritos impediste que la dejara ciega, pero en cambio aceleraste su muerte.
La cara de Zach se encuentra del color del tomate, sus manos están hechas puños y en su frente se refleja una vena sobresaltada, como si estuviera conteniéndose de tocar el borde de la locura.
—¿Sabes? —murmura soltando sus manos de las rejas—. Ya no me importa lo que sea que hagas… hay una manera más fácil para acabar con todo esto.
—Pero ¡qué dices! —comienza a reír—. ¿Qué? ¿Quieres morir por ella? ¡¿Eso quieres?! —exclama alzando lo más que puede su voz, dejando a un lado el bisturí para acercarse hacia la celda del rizado.
El chico, al borde de la locura, una vez empieza a ver como la pelinegra se dirige hacia él, empieza a quitarse la venda que cubre el vacío de su ojo dejando ver la abrumadora cuenca cosida de muy mala manera generándole un aspecto siniestro y perturbador.
—Estás mal si crees que te dejaré morir por ella —ríe la pelinegra metiendo su mano por las rejas de la celda para sostener el brazo del rizado—. ¿Qué harás? ¿Dejar que se te infecte la herida? Por favor —bufa.
El brazo de Zach se llena de la sangre de Pam y este solo hace una mueca ante el olor que despide. Su ceño se arruga y pone su mano libre sobre la de Lin.
—Es mejor morir por ella que por ti —suelta compungido.
—¿Crees que aún me importa lo que pienses de mí? —inquiere alzando una ceja—. No me importa si sigues diciendo que ella es mejor que yo, mira cómo ha terminado, ella está muerta, pero yo… yo sigo aquí.
—Puedo morir por ella porque la quiero —masculla— y porque a ti nadie te querrá nunca porque estás enferma, ni siquiera tus padres lo hacen, ni siquiera tu lo haces, entonces por qué buscar el amor de alguien que jamás te amará.
—Tú me quisiste en su momento —se encoge de hombros—. Y además no lo busco —le contradice con la seriedad adornando su rostro—. No creas que hago esto con la esperanza de que vuelvas conmigo, ¡en mi vida lo quisiera de nuevo! —ríe.
—Porque no sabia que estabas así de enferma —Su mano ejerce presión sobre la de Lin en un intento de apartarla mientras que la chica incrusta sus uñas en la piel de él haciendo que arrugue la cara con un gesto de dolor—. Realmente eres una experta en ocultar tu verdadera personalidad Lin, cualquiera que te vea nunca se imaginará de tal cosa. Solo mírate, una mezcla de psicopatía y sociopatía derivado de traumas de tu infancia, de tu entorno y muy posible por genética. El que te quiera deberá de estar completamente loco.
—Di lo que quieras, no voy a dejar que te suicides —le amenaza sosteniendo ya sin fuerzas su brazo—. No tienes el derecho a decidir cuándo terminar tu sufrimiento.
—¿Y tú sí? —Alza su voz soltándose de súbito del agarre de Lin para llevar de forma inesperada sus manos al cuello de la chica.
La pelinegra empieza a patalear y a querer dar grandes bocanadas de aire, pero conforme ella se mueve y se sacude como un gusano a punto de ser aplastado, así aumenta la fuerza el rizado. La mirada de Lin transmite odio y un poco de miedo, sus ojos están llenos de lágrimas y su rostro empieza a ponerse rojo y aunque no lo demuestra sé que siente la agonía en su interior al ser incapaz de respirar.
—Ma-mátame —jadea con la voz entrecortada—, y jamás saldrás de aquí —sonríe al tiempo en que Zach presiona más su agarre—. De todos modos, nunca lo harás.
Me resulta curioso el que Lin no luche por soltar el agarre del cuello que Zach tiene contra ella, aunque si veo con intriga como a pesar de estar casi ya sin aire hace el esfuerzo por levantar su brazo derecho y llevarlo a su cabello donde toma la horquilla que sujeta su moño. Su cabello cae en cascada sobre su espalda y creo que Zach está más concentrado en asfixiarla que cuando parece darse cuenta de lo que la pelinegra va a hacer ya es muy tarde pues en un abrir y cerrar de ojos inserta la horquilla de metal en la mano del rizado haciendo que emita un alarido estridente y con ello suelte el agarre que tenía.
Lin cae al suelo de rodillas sosteniendo su cuello mientras tose con fuerza queriendo recuperar el aire.
—Adelante —jadea— suicídate con ello, hazlo frente a mi cara a ver si en verdad… —hace una pausa queriendo inhalar oxigeno— quieres morir —le apremia la chica entre riendo y llorando.
Zach por su parte grita por el dolor, ignorando las palabras de su ex novia. La sangre fluye de su mano creando un charco a su alrededor y es que el pincho está incrustado en ella pareciendo de esta manera que el solo mover su mano le es un infierno.
—¡Hazlo! Ve a reunirte con tu amada rubia —le grita, su cabello está suelto y algunos mechones se le han pegado en la cara, y que al mismo tiempo se han cubierto de sangre.
El chico por más que quisiera matarse con ello no puede debido al dolor que le está infringiendo, cae de rodillas y se retuerce de la agonía, todo es una locura e inesperadamente veo como uno de los chicos, creo que es Timothy, ya no puede más con ello y soltando un grito cae al suelo completamente inconsciente, o a lo mejor muerto, lo sabré dentro de poco. Louis por su parte, cubre sus oídos y pienso que en lugar de quedarse sin ojos hubiera preferido mil veces no escuchar para no estar soportando todo este infierno.
Creo que Lin se ha recobrado un poco de lo que acaba de suceder, aunque no lo suficiente, pues cuando con mucho esfuerzo logra ponerse en pie y empieza a caminar se tambalea un poco de manera inestable, pero consigue no caerse. Se dirige hacia el cuerpo inerte de Pam para sacar el bisturí de su cuello y tomándolo entre sus manos, llenándolas aún más de sangre, se da la vuelta para regresar hacia Zach quien aún sigue en el piso llorando y sosteniendo su mano aun con la horquilla insertada.
—Cobarde —la escucho murmurar entre dientes colocándose frente a él para abrir la puerta de la celda, supongo que dándole pase libre a que el chico salga de ahí cuando él quiera.
Pero los pensamientos de Lin son otros, pues cuando el rizado, alza su vista, trata de ponerse en pie con el temor y cansancio reflejado en su rostro. Miro detenidamente su único ojo como si de esta manera pudiera leer lo que está pasando por su mente, puede que me equivoque o pueda que no, pero lo cierto es que él sabe que todo lo que haga será inútil, ya tiene un destino fijado y a menos que alguien más se entere del secreto de Lin, los que quedan podrán ser salvados. Ahora, ambos están uno frente al otro, cubiertos de sangre y heridos de alguna manera. Su único ojo sostiene la mirada de Lin quién le devuelve el gesto con una enorme sonrisa en su rostro.
—Muere.
No sé si es que el chico ya estaba cansado de luchar por vivir, o había perdido las esperanzas por salir de este lugar, créeme que a mí también me gustaría saberlo pues cuando el delicado y fino cuchillo atravesó los aires, tuvo la oportunidad de moverse, unos segundos le hubieran salvado la vida, o al menos hubiera evitado que el cuchillo se le insertase en el centro del cuello, pero en cambió prefirió recibir la muerte de una vez por todas.
La pelinegra da unos cuantos pasos hacia adelante mirando con desprecio el cuerpo agonizante del rizado al mismo tiempo en que gira su cuello y puedo escuchar como cruje ante cada movimiento que hace, causando que mi piel se erice.
—Te equivocaste —Una sonrisa se dibuja en el rostro de Lin mientras le da un puntapié al cuerpo con una evidente alegría y satisfacción—, aún hay alguien que me ama.
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¿Comentarios?
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¡Nos leemos luego!
Baaaiii.💕
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