Capítulo catorce.
Capítulo catorce.
25 de julio, 2018.
Para los humanos las vacaciones son la temporada más esperada ya que pueden relajarse, descansar y hacer todo lo que en sus días de ajetreo no pudieron. Para ellos es lo máximo, pero para mí es lo peor porque todo se vuelve más aburrido. Al entrar en vacaciones, ya no tengo una perspectiva amplia de todo lo que hacían mis zombies ahora que todos se han separado, pues para saberlo tengo que decidirme por cuál de ellos debo seguir y todos se encuentran a una distancia lejana.
¡Qué horror!
En todo caso, la persona más interesante hasta el momento es Pam y considero sería una perdida de información no seguirla así que hoy me he convertido oficialmente en la sombra de la pelirroja. Por si te preguntabas si me sorprendió el hecho de que Pam es rubia y lo oculta muy bien con su tono de cabello rojizo que parece muy natural, pues la respuesta es no, ya había visto su cabello en fotos de su adolescencia cuando fui a su casa, así que no me fue una sorpresa espectacular.
Aunque si he de decirte que lo que me ha sorprendido bastante es el silencio que ha guardado con respecto a las cosas que le están sucediendo, realmente me intriga saber por qué lo hace. Porque a ver, si hablamos de cosas lógicas y cuerdas, si recibes amenazas de alguien y más aún aparece alguien como yo dejando un ojo humano en tu casa como regalo, lo primero que haces es entrar en shock y luego llamar a la policía no entrar en shock y guardar silencio, ocultando ¡un ojo humano! En lo más profundo de tu armario.
Pero claro, aunque la decisión que ha tomado no ha sido la más cuerda o coherente si sé que le está afectando y mucho. Su deterioro físico empezó cuando recibió la primera amenaza y debido a las pesadillas no podía dormir y las ojeras se le marcaban más de lo normal, y que, aunque hacía lo posible por cubrirlas con maquillaje no podía. Luego empeoró más cuando la policía le llamó para poder revisar su apartamento, pero ahora, que ella ha vuelto a dicho lugar con ojo y amenaza incluidos, su deterioro ya no es solo físico también empieza a tornarse algo mental.
Se asusta por todo, y constantemente se gira hacia los lados pendiente de que alguien no la esté siguiendo. En ocasiones la veo frotarse la sien y también escucho los regaños que le da su jefe en el trabajo, la desconcentración forma parte de ella ahora, pero parece ser que también el estar alerta ante cualquier situación, lo cual la hace ver un poco… frenética.
La veo en las noches dar vueltas en su cama sin poder conciliar el sueño y las pocas veces que consigue dormir siempre termina gritando producto de las pesadillas que esta tiene y ni hablar del comportamiento que adopta cuando despierta de esas pesadillas, empieza a llorar y se hace bolita en su cama ocultándose entre las sábanas, tal cual niña pequeña como si esa fuera la solución para que lo que sea que ve en sus sueños no la lleguen a atormentar.
Hoy es una de esas interminables noches en las cuales vuelve a tener pesadillas, veo como su rostro aún dormido demuestra el temor y miedo que siente, las gotas de sudor recorren su rostro y se remueve inquieta, parece que verdaderos monstruos la atormentan pues el nivel de tensión que refleja es demasiado para ella.
—¡No! —grita despertando abruptamente. Su cabello es una maraña rojiza que cubre toda su cara con algunos mechones pegados a su piel por el sudor. Respira agitadamente y mira a todo su alrededor asustada, como si alguien la estuviera observando.
A como puede sale de la cama tropezando con sus propios pies hasta llegar al interruptor de la luz, y una vez este ha sido encendido parece ser que sus piernas ya no soportan su peso pues ceden y termina cayendo al suelo.
—¡Por favor, vete! ¡Vete! —grita cubriendo sus oídos y pataleando como si alguien quisiera tomarla por los pies—. ¡Déjame dormir en paz! ¡Ya no me tortures! —El llanto empieza a surgir y su condición es tal que la hace lucir completamente miserable, ya no hay rastros de la arrogancia que solía demostrar, ahora es un desastre completo.
La locura andante como la llamaría «el túnicas».
—Sabes por qué solo te quité un ojo Zach —La voz de «el túnicas» está llena de cierta malicia al igual que su mirada. El mencionado no responde y ni siquiera se atreve a mirarle, pero «el túnicas» le obliga, tomando su barbilla y alzándola con brusquedad hacia su dirección—. Porque a pesar de que ese ojo me interesa tenerlo en mi colección, creo que le gustará tenerlo más a cierta persona. Algo que le recuerde a ti, ya sabes, un pequeño presente de que tu siempre estarás a su lado, viéndola —ríe—, desde lejos pero siempre viéndola.
» Es el precio que tiene que pagar por lo que hizo —se encoge de hombros—. Por lo que ambos hicieron, pero no podrá soportarlo. Esos ojos que una vez tanto amó ahora los odiará porque le recordarán a ti, alguien que en teoría tendría que estar muerto. ¿Y sabes que pasa cuando alguien que no tiene el mismo pensamiento que yo ve ese tipo de presentes? Le embarga la locura.
Y realmente no mentía, porque a pesar de que «el túnicas» no le dio el presente tal cuál tenía planeado, sino que lo tomé antes de que lo hiciera, el resultado siempre fue el mismo. El cerebro de Pam le empezó a jugar malas pasadas y ahora está terminando loca.
—¡No! —exclama con fuerza hacia la nada—. Yo no lo hice, a mi no me culpes —Sacude su cabeza—. Tú te insinuaste, llegaste a mi casa diciendo que era mejor que tu novia, que tenía mejor cuerpo que ella, que era más bella que ella…
Su voz se ha vuelto ronca de tanto gritar y sus ojos están rojos e hinchados de tanto llorar. Al paso que va, la poca cordura que aún posee la irá perdiendo poco a poco.
—Tengo que deshacerme de ti —murmura y luego de unos minutos de silencio exclama—¿Qué? Yo no tuve la culpa, yo no te maté —sorbe por la nariz y oculta su cabeza entre sus rodillas—. Yo no fui infiel porque quise, tú me obligaste… —Empieza a balancearse de atrás hacia adelante.
Me pregunto, ¿se obliga a alguien a ser infiel? ¿Qué diría «el túnicas» ante esto? Su respuesta me resulta intrigante…
26 de julio, 2018.
He escuchado mucho decir a los humanos que hay que saber separar asuntos personales del trabajo, y ahora, escucho lo mismo de parte del jefe de Pam decírselo. La chica solo se limita a asentir avergonzada, ni siquiera alza su mirada, sin embargo, la veo mirar disimuladamente por el rabillo del ojo hacia el lado derecho donde si te lo preguntas no hay nadie. Los constantes regaños que recibe la pelirroja aumentan con los días pues así incrementa también su nivel de desconcentración.
—¡Dios! ¿Por qué actúo así? —exclama sentada en una banca fuera de la clínica. Sus manos refriegan su rostro afligido y lleno de preocupación y hoy, al menos solo por este leve momento parece que los fantasmas que la atormentan han desaparecido pues a comparación de otras veces, hoy se ve un poco más… cuerda—. ¿Debería renunciar? ¿Tomarme unos días de descanso?
—Lo que deberías hacer es darte cuenta de que la policía te sigue de manera sospechosa y a este paso creo que hay posibilidades que encuentren el ojo de Zach en tu casa —murmuro por mí mismo negando con la cabeza.
Es una lástima que no me vea ni tampoco pueda escuchar mis advertencias.
El día pasa con lentitud hasta que llega el atardecer dándole entrada a la noche, veo como Pam sale de la clínica aún con su bata puesta y camina en dirección a su casa, con una mirada nostálgica y pensativa, lo que me lleva a contrastar esta escena con la que presencié dos meses atrás haciéndome sentir una especie de dèjá vu y no me gusta.
Sin embargo, a diferencia de la vez anterior que iba directo a su casa hoy se desvía del camino, y toma una dirección que poco a poco me va resultando familiar. La aglomeración de personas va aumentando conforme ella se va acercando al lugar, el fuerte olor a alcohol invade mis fosas nasales haciéndome sentir incomodo y un tanto mareado, pero no al nivel de las personas que van saliendo de los locales aledaños donde apenas y pueden permanecer en pie y hacer un intento por caminar.
Parece que alguien quiere experimentar los sucesos que está presenciando pues se quita la bata para guardarla en su cartera y soltando un enorme suspiro le veo entrar a un lugar muy peculiar, a un lugar al que tu y yo ya estamos más que familiarizados, sí, al bar «born to die».
Como es costumbre siempre que vengo a este sitio me dirijo hacia la puerta trasera en la espera de que alguien salga de ahí para botar la basura y aprovechar el momento para colarme y esconderme entre medio de unas cajas y bolsas en la barra que me dan una amplia vista de todo lo que sucede sin ser captados por los humanos, aunque siendo sincero, me da igual que me vean, van tan borrachos que pensarán que es una alucinación pero por supuesto que los que están sobrios si suponen un problema para mí.
Pasan los minutos y nadie sale por la puerta trasera, lo que me lleva a impacientarme un poco porque me estoy perdiendo de todo lo que pueda estar sucediendo dentro. La verdad es que ya tenía un cierto tiempo que no visitaba este lugar porque estaba más enfocado en seguir a Lex, Lin o Pam que venir a ver a humanos ebrios a decir estupideces, además, «el túnicas» ha parado con los secuestros por un momento, supongo que ya no ha encontrado más chicos que llamen su atención.
—¡Ah! ¡Joder! —El sonido de unas botellas quebrándose más la exclamación de alguien ahí adentro llama mi atención. Bajo del lugar donde estoy y me dirijo rápidamente a la orilla de la puerta, cerca de unas cajas que ahí se encuentran porque creo que alguien abrirá las puertas muy pronto.
Y en efecto, solo es cuestión de minutos para que la puerta sea abierta y vea salir a una chica con su cabello atado en una coleta y su característico antifaz que es lo que distingue a los trabajadores de este lugar, cargando unas bolsas llenas de basura solo con una mano, ya que de la izquierda le está saliendo sangre debido al leve corte que tiene justo en la palma.
En lo que ella se voltea para colocar la basura en el contenedor, aprovecho para entrar y ocultarme entre la oscuridad justo a tiempo pues la chica se da la vuelta y observo que no es nadie más que Plumitas.
¡Ay, pobre! El corte que se ha hecho parece doler.
La veo sacar las bolsas que sobran y luego entrar para tomar una escoba y recoger los escombros que han quedado de las botellas. Le doy un ultimo vistazo y me apresuro para llegar hacia mi escondite favorito, ya puesto ahí observo todo el lugar en busca de la pelirroja y la veo sentada en una esquina con unas botellas sobre la mesa y un vaso lleno de líquido en su mano que va directito a su boca.
Y así pasa el tiempo, la veo beberse una botella tras otra y yo solo me pregunto ¿cuánta resistencia tendrá esta chica al alcohol? Porque parece como si bebiera agua y no otra cosa. Una vez se ha terminado las botellas en su mesa, se levanta y a cómo puede camina tambaleándose ligeramente hacia la barra.
—¡Dame otra botella, por favor! —medio murmura cerrando y abriendo sus ojos constantemente.
—¿No crees que ya has bebido mucho? —le responde Plumitas, con una venda en su mano, preparando una mezcla de bebidas extrañas en unas copas, algo llamado «margarita»
—Beber me ayuda a olvidar —Es lo único que responde llevando sus manos a la cabeza.
Plumitas ladea su cabeza y colocando una rodaja de limón en el borde de la copa le tiende una a Pam y coloca las otras en una bandeja para luego salir de la barra e ir hacia unas mesas.
La pelirroja mira la copa frente a ella y medio vacilante la toma entre sus manos para llevársela a su boca y dar un sorbo que la hace arrugar su cara cuando el líquido ya ha bajado por su garganta. En tanto Dedalera, la observa mientras camina hacia la barra de nuevo y me gustaría saber cuál es la expresión de su rostro bajo el antifaz que cubre sus ojos.
—¿Y bien? ¿Qué te parece? —pregunta una vez detrás de la barra.
Pam cierra sus ojos y musita suavemente:
—Mejor que la cerveza, supongo.
La chica continúa bebiendo hasta terminar la ultima gota en su copa y le pide otra a Ded, quién esboza una sonrisa y la toma para volver a prepararle otro.
—¿Sabes? Te pareces a alguien que conozco —susurra sosteniendo su mejilla con su brazo.
—¿Ah sí? ¡Pero si no puedes ver mi rostro! —ríe— Pero a ver, ¿a quién me parezco?
—A mi mejor amiga —murmura esbozando una sonrisa llena de nostalgia—. Ella siempre me acompañaba a donde fuera, estaba conmigo en los malos momentos y fuimos amigas durante mucho tiempo…
—¿Fueron?
La pelirroja asiente y su cabello cae sobre su cara ante el movimiento, cubriéndola por completo.
—¿Te puedo hablar de ello? —inquiere llevando su cabeza hacia atrás—. Hay mucho que me está agobiando últimamente y no puedo decírselo a nadie.
Dedalera termina de preparar el trago y se lo desliza nuevamente a la pelirroja quien mueve su cabeza hacia todos lados, como si fuera un bebé que no puede detener el flujo de sus movimientos.
—Si no puedes decírselo a nadie, ¿por qué a mí? —Suelta una ligera risa.
—Porque tú… —Hace una pequeña pausa— Me resultas confiable.
En todo lo que llevo viendo a Ded hacer su trabajo este tipo de situaciones ya no le parecen extrañas. Si tú supieras la de cantidad de historias que esta chica ha tenido que escuchar por parte de sus clientes en estado de ebriedad…
—Venga —ríe tomando un pañuelo para limpiar unos vasos y copas—. Cuéntame, que es lo que te atormenta.
La pelirroja parece estar luchando contra el sueño, su ceño se frunce y pareciera que además del sueño también lucha por encontrar las palabras.
—Yo… salí con el chico que le gustaba a mi amiga —murmura tomando un trago de su copa—. Nosotros nos conocimos desde secundaria, y veía como ellos se trataban ¿sabes? Me daba envidia porque siempre buscaba protegerla y yo no tenía a nadie que me diera los mismos tratos que a ella. Nunca fueron pareja, aunque lo parecían, y una vez ella me confesó que tenía sentimientos por él, pero no le decía por miedo a arruinar su amistad.
» Llegamos a la universidad y ellos se fueron distanciando un poco, ¿sabes? No tenían las mismas actitudes que en secundaria, pero ella le seguía queriendo y supongo que él igual solo que la veía más como una hermana —La pelirroja da una respiración profunda antes de continuar—. Hasta que llegó el día en que mencionó que tenía novia y pues, supongo que nada cambió ya que todo seguía igual pero poco tiempo después el comenzó a acercarse más a mí, chateábamos mucho y cuándo nos encontrábamos en la universidad salíamos a comer juntos, poco a poco fui sintiendo que me cuidaba, que le importaba, me llevaba a su casa y compartíamos mucho tiempo juntos ahí, pero me sentía culpable porque sabía que tenía novia y porque sabía que a mi mejor amiga le gustaba… por eso no me atrevía a hacer algún movimiento aunque por dentro sabía que estaba colada por ese chico.
» Cada vez que sonreía yo también lo hacía como boba, cuando me miraba algo en mi estómago me hacia cosquillas, cuando tomaba mis manos para cruzar la calle sentía nuestra química fluir. Hasta que un día él fue a mi apartamento borracho, diciéndome que había terminado con su novia porque yo era mucho mas bonita que ella, que quien le gustaba era yo y no ella, y… —Su voz se corta y de pronto parece querer empezar a llorar—, me dijo muchas cosas y cuando dijo todo eso me sentí feliz, porque tenía una oportunidad con él… por alguna razón me olvidé de mi mejor amiga, de sus sentimientos, yo solo quería sentirme viva y feliz… y al final terminamos juntos.
Ded quien todo este tiempo estuvo escuchando atenta, al escuchar la última palabra abre su boca llena de sorpresa y deja de limpiar la copa que sostiene entre sus manos.
—¿Y que pasó? ¿Tu amiga lo supo?
Pam niega con su cabeza.
—No lo hizo, pero luego me sentí mal, me sentía como una cualquiera por lo que había hecho hasta el punto de comenzar a creer que lo que las personas decían de aquellas que tenemos el cabello rubio era verdad y por ello decidí teñírmelo —Termina de beber lo que quedaba en la copa—. Pero luego todo empeoró porque él desapareció —refriega su cabello con frustración—, mi amiga lloró mucho por ello y me sentía mal porque mi conciencia me criticaba y decidí que lo mejor era alejarla.
—¿Y funcionó?
—Supongo que sí —Se encoge de hombros—. Discutíamos mucho y bueno, ya no me buscaba como antes.
—Oh… ya veo —comenta sin emoción volviendo a limpiar delicadamente el utensilio en sus manos—. Pero, ¿te arrepientes de ello?
Hay un breve momento de silencio pues Pam empieza a quedarse dormida, parece ser que los efectos del alcohol ya están haciendo presencia, pero luego despierta abruptamente y esboza una sonrisa.
—No —responde—, fueron los mejores momentos de mi vida.
Ded niega con su cabeza riendo ante la respuesta de la pelirroja.
—Bebe conmigo —musita tendiéndole la copa vacía—. Hay mucho que quisiera contarte y quiero una amiga de copas.
—No puedo —le responde—. Aún sigo en horas laborales, pero… —Hace una pausa—. Si quieres puedes venir mañana, saldré temprano y podemos beber aquí mismo.
—¿Lo dices enserio?
—Por supuesto —La emoción se percibe en la voz de Plumitas—. Pero tú, deberías ir ya a casa, has bebido mucho por ahora. ¿Quieres que llame un Uber para ti?
La pelirroja asiente con una boba sonrisa en su rostro y paga sus bebidas para después empezar a cabecear nuevamente. Y continúa así hasta que Plumitas la sacude con suavidad para avisarle que el auto está esperándola y a cómo puede la pelirroja se levanta y camina yendo de un lado a otro sin poder detenerse hasta encontrar la salida.
Me quedo en el bar a espera de que Dedalera termine su turno y pueda irme con ella, la verdad es que pude haberme ido con Pam, pero en el estado en el que se encuentra no creo que haga algo interesante más que dormir. Las horas pasan y finalmente Ded termina su turno y sale del bar, y yo junto con ella por supuesto.
La noche es tranquila, no hay señales de que llueva, la luna ilumina todo a su paso con su suave resplandor y una leve ventisca se hace sentir de vez en cuando. Para la hora que es aún hay personas en las calles, el peligro que la mayoría una vez sintió por los secuestros de chicos con ojos de color ha decaído conforme pasan los días, pues al ya no tener noticias de que otro suceso así haya ocurrido todos han bajado la guardia. He notado como muchos lucen de nuevo su color natural de ojos y algunos chicos caminando solos por las calles como si nada, es como si todo lo turbio que se vivió en esos días solo fue una mala racha de la ciudad.
Justo ahora, vamos pasando cerca de la avenida morte el lugar donde reside Archie, un chico que resulta intrigante en cierta manera, la verdad es que no le presté la atención que tal vez merecía porque ¡vamos! No puedo dividirme para estar con todos al mismo tiempo pero que a pesar de su edad tiene una mentalidad de alguien muchísimo mayor. Y es esa misma cualidad la que me ha llevado a preguntarme porqué un chico como él accedería a realizar una petición de «el túnicas» sobre todo teniendo en cuenta que es algo muy arriesgado por lo cual el pequeño podría tener repercusiones si alguien se enterara.
Su vida no ha cambiado mucho después de la última vez que lo vi en su casa, tampoco su situación familiar, en realidad yo diría que eso es lo único que ha cambiado de mal a peor porque algunas veces que he ido a echarle un vistazo, siempre escucho golpes y gritos en su casa, y un día de refilón pude ver por la rendija de la puerta las sombras de dos personas luchando, no sé si Archie estaba en casa pero lo que sí sé con seguridad es que quienes peleaban eran sus padres y no solo era una pelea que consistía en palabras, también hubieron golpes de por medio.
Pasamos de la avenida y cruzamos hacia la derecha ya en dirección a la casa donde reside Plumitas, creo que es la única casa que no te he descrito. A comparación de otros, Plumitas no vive sola, ella vive con sus padres, pero es como si no lo hiciera. Ambos padres viven en sus propios mundos y para lo único que le prestan atención es para cuando quieren hablar mal el uno del otro, o cuando le reprochan por no tener un trabajo decente como el de los demás, en teoría, para Plumitas su hogar es su propio infierno.
—¡Deeeed! —El grito de un infante sobresalta a la mencionada y se gira hacia atrás buscando al dueño de dicha voz.
Y antes de que ella lo vea, yo lo hago primero. Quien viene entre corriendo y cojeando es el chiquillo del cual estábamos hablando minutos atrás, sí, Archie. Plumitas logra verlo y su cara se torna en un gesto lleno de confusión pues el chico que viene hacia ella no es el que estábamos acostumbrados a ver.
Su carita está llena de lágrimas y golpes, de hecho, uno de sus ojos está morado e hinchado al punto que casi parece no poder abrirlo. De su brazo derecho emana sangre y es debido a una herida que tiene y que parece haber sido hecha con un arma blanca y todo su cuerpo está lleno de raspones al igual que su ropa, está rota y sucia como si hubiera sido arrastrado por el suelo.
—¡Archie! —exclama asustada cuando le reconoce. Ni siquiera espera a que el chico llegue hasta ella, sino que acorta la distancia para ir a su encuentro—. ¿Pero que te pasó? —Sus manos van directo al rostro del chico para examinar los golpes.
Archie rompe a llorar refregando con sus manos las lágrimas que le ruedan por las mejillas y Ded está tan fuera de sí viendo todos los golpes que el chico tiene que parece ser incapaz de emitir palabra alguna.
—Ayúdame —murmura entre llantos—. Dijiste que, si necesitaba algo que te buscara, te ayudé cuando me lo pediste y hoy te necesito —suplica.
—¿Q-qué necesitas? —tartamudea.
—Desaparece a mi padre.
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