Narra Rafael.

Se que llame en mal momento, pero por Dios, necesitaba tanto poder escuchar su voz. Esta distancia que hay entre los dos me hace mal, tengo que tener paciencia que seguro habrá una manera para que los dos no estemos distanciados y así poder recuperar el tiempo perdido.

Me doy una ducha y cierro los ojos al recordar las manos de Eugenia acariciando mis brazos, sus besos rozando con los míos y probar esos hermosos labios, ese sabor dulce que me vuelve loco por completo. Me llevo las manos hacia mi cabeza y suspiro, como la extraño y recién paso un día.

No se a qué hora vendrá, pero estoy que camino por las paredes de la ansiedad que siento, quiero que este aquí ahora mismo. No se de que querrá hablar, solo deseo que ella de alguna vez por todas confié en mi, es lo único que pido así no hay malos entendidos entre los dos.

Las horas pasaban y estoy empezando a perder las esperanzas, trate de hacer cualquier actividad en la casa para no volverme loco y todavía no había noticias de Eugenia. No puedo transmitir lo que siento en este momento, ella de verdad no quiere saber nada de mi y siento que mi corazón esta terminando de romperse. ¿Ella quiere hacer que pague por todo lo que sufrió por mi culpa o solo me dejo de lado? Las dudas me están matando y la tristeza se esta haciendo cargo de mi cuerpo.

Suspiro y mi cuerpo se detiene cuando escucho el timbre. Camino rápidamente hacia la puerta con la esperanza que sea ella, ruego antes de abrir la puerta y mi corazón no deja de saltar al verla. Ella esta parada apoyada al marco de la puerta y me mira con seriedad.

–Hola. –Dice Eugenia.

–Hola. –Digo nervioso. –Pasa. –Me hago a un lado para que pueda pasar tranquila.

Ella lo hace y cierro la puerta, la sigo hasta el comedor y da media vuelta para mirarme.

–Aquí me tienes, ¿de que quieres hablar?

–Quiero que hablemos con sinceridad. –Trago saliva. –Se que no tienes confianza en mi, pero no podemos estar más separados. Eres testigo de lo que ocurre cuando lo intentamos.

Ella esta en silencio y mira para otro lado.

–No podemos perder más tiempo mi amor, yo te amo y si no quieres saber más nada de mi, juro por nuestro amor que no volvere a molestarte.

Ella suspira y cierra los ojos antes de contestar.

–No puedo decir eso Rafael, porque si digo que no quiero saber nada de ti... me mentiría a mi misma. –Se lleva la mano hacia su nuca. –En todos estos años quise odiarte, quise olvidarme de ti y no pude. Cuando nos volvimos a ver pensé vengarme de ti, pero no puedo, no quiero hacerte daño porque me lo haría a mi. –Se ríe entre lagrimas. –Me siento tan estúpida.

La abrazo con fuerza y la consuelo.

–No lo eres mi amor, nunca digas que eres estúpida... yo te amo con toda mi alma y hare todo lo posible para que todo lo malo que nos hice quede en el olvido.

Ella suspira y se aleja de mi, dándome la espalda.

–No puedo Rafael, tengo mi familia.

La abrazo desde atrás y apoyo mi mentón en su hombro.

–Lo se amor y te juro que te dare todo el tiempo que necesites. Yo voy a esperar todo el tiempo necesario.

Ella mueve la cabeza para mirarme.

–Y todo este tiempo, ¿Qué? ¿Quieres que seamos amantes? Ay Rafael ya estamos grandes para eso.

–Eso será hasta que te separes de Eduardo, tu no lo amas.

Ella cubre el rostro con sus manos y respira hondo.

–No quiero separarme de ti. –Le digo.

–Yo tampoco. –Ella susurra.

Sonrio y ella se da vueltapara besar mis labios.