Parte/30
En una reunión que se tuvo en el colegio de padres de familia, vi a un hombre muy interesante, con una gran personalidad, algo tenían esos ojos, grises, que por unos breves momentos me miraron fijamente a los ojos, por alguna razón no se me hizo desconocido, aunque eso era imposible mi antiguo círculo de ex amigos no era de la alta sociedad se dirigió a mí.
-Hola ¿Cómo está usted?
-Bien gracias ¿se le ofrece algo?
-Veo que no me recuerda.
-Perdón, pero creo que me está confundiendo con otra persona.
-Mire Concepción de lo único que me puedo jactar en esta vida es de mi buena memoria y no la estoy confundiendo usted es la hija de don Pedro Cantú el viejo amigo de mi padre.
-Oh claro perdóneme, yo no puedo decir lo mismo de mi memoria.
- ¿También vino a la junta de padres de familia?
-No claro que no, yo trabajo aquí, y si me permite voy a seguir con mis obligaciones, con permiso me dio gusto saludarlo.
-El gusto fue mío.
Me retire a seguir atendiendo a los padres de familia cuando se termino la junta Lucas se acercó a despedirse.
-Muchas gracias por sus atenciones, espero no sea la última vez que nos veamos.
-Espero que no.
En cuanto quede sola me dijo Beatriz mi compañera de trabajo.
-Parece que impactaste al señor Durán.
-No para nada, fue amable nada más.
-No sé, pero me dio la impresión que le gustaste
-No, que va, además ha de ser casado.
-Pues fíjate que no, es viudo, pero ya tenía varios años separado, tiene tres hijos, una mujercita y dos varones.
- ¡Mira si estás muy bien informada!
-Ya vez que una de todo se entera.
A los dos días me llegó un costoso ramo de flores, de parte de él, en la tarjeta decía.
-Gracias por sus atenciones Concepción.
Beatriz exclamó.
- ¡Oh que hermoso arreglo de los más caros! ¿Quién te lo mando?
-El señor Durán
- ¡Te lo dije lo impactaste!
-Nada de eso, solo me da las gracias por mis atenciones.
- ¡Ay mira mijita, yo lo he atendido varias veces, y yo, solo me llevo su agradecimiento verbal!
A los pocos días, cuando salí del trabajo, me encontré a Lucas, me saludo.
-Buenas tardes, Concepción, disculpe mi atrevimiento, la invito a tomar un trago, o lo que usted apetezca.
-Me toma desprevenida.
-Perdone lo último que quiero es incomodarla.
-No, no me incomoda, solo que no esperaba su invitación, acepto con mucho gusto.
Iba a seguir el consejo de mi amiga Soledad, me tenía que dar otra oportunidad, aunque solo fuera tener a un buen amigo, fuimos a un bar, platicamos alegremente, sin ahondar en nuestras vidas, de esa salida siguieron otras, los dos éramos dos almas solitarias, vinieron las confidencias, él fue el primero.
-Me casé muy enamorado, tuvimos tres hijos, yo era un hombre muy ocupado, viajaba mucho, para no hacer el cuento largo, un buen día llegue sin avisar y encontré a mi esposa acostada con mi mejor amigo, fue un golpe duro, pero no la culpó quizás yo tuve la culpa por abandonarla tanto, nos divorciamos en buenos términos, ella estaba muy enamorada de mi examigo, pero él era casado, le prometió divorciarse para casarse con ella, pero no le cumplió al contrario la abandono.
Ella no resistió se aficiono a la bebida, yo me hice cargo de mis hijos, hace dos años, atravesó una calle sin precaución alguna la atropello un carro que venía a alta velocidad murió al instante según la autopsia que le practicaron.
Los cuatro fuimos a terapia ya que nos quedó un sentimiento de culpa, afortunadamente ya estamos bien, los cuatro seguimos nuestras vidas.
Yo le conté, el motivo de la separación, el terrible error y, la equivocación que había cometido sintiendo un enfermizo amor por mi yerno, viviendo con la culpa, deseando convivir con mi hija y mi nieto.
Termine llorando.
-Creo que necesitas una terapia, para conseguir el perdón de tu hija, pero antes necesitas perdonarte a ti misma.
-Me dio una tarjeta de la psicóloga, que los había atendido a él y a sus hijos, acudí necesitaba curar esa culpa que llevaba cargando en mis espaldas, poco a poco y sin saber en qué momento termine enamorada de ese buen hombre que no me juzgo, simplemente me escuchó el me hizo una proposición.
- ¿Te quieres casar conmigo?
- ¿Me estas pidiendo que sea tu esposa?
-Si, desde que me separe de mi esposa no había confiado en nadie más, pero a tu lado me siento muy bien y no sé en qué momento termine enamorado de ti.
-No puedo aceptar.
-Pero porque no ¿creí que tu sentías lo mismo por mí?
-Claro que te amo, pero yo no pertenezco a tu misma posición social, además no creo estar preparada para un nuevo matrimonio tengo miedo de volver a fallar.
-La posición social no importa, pero si te parece vivimos juntos y cuando estés segura de ser mi esposa nos casamos.
Terminamos viviendo juntos, por consejo de la psicóloga, vendí la casa que había compartido con Ernesto y mis hijos tenía que empezar una nueva vida dejando atrás, todo lo que me recordara mi vida anterior.
Los hijos de Lucas me aceptaron bien a pesar de que eran unos adolescentes, trate de respetar su espacio, ellos pasaban todas las vacaciones repartidas entre sus abuelos maternos y paternos, Lucas y yo teníamos mucho tiempo para los dos, Su madre fue un poco más difícil, pero al final termino aceptándome no le quedo otra opción.
Lucas arregló una reunión entre mi hija y yo, nunca me dijo como le hizo, nos reunimos en nuestra casa que los dos compartíamos Lucas se encargó de que nadie nos interrumpiera, cuando estuvimos frente a frente, empezaba el enfrentamiento empecé yo.
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