Parte/27
Yo escuchaba a mi padre con mucha atención nunca me imagine que hubiera sido victima de maltrato, ahora comprendía porque a él nunca le gusto violentarnos él siempre nos decía que hablando se entiende la gente, se sirvió una copa de vino generoso y siguió su relato.
-Cuando salía de la casa de mis abuelos, me encontré a mi abuelo que iba entrando cuando me vio con mochila al hombro me preguntó.
-Quiubole hijo, pos a donde vas, parece que vas de salida.
-Si abuelo voy a pasar unos días con mi tío Ricardo.
- ¡Achís!, y eso según tengo entendido tu y Ricardo chico no se llevan bien, a ver vamos pa dentro.
Al parecer a mi abuelo no lo había engañado como a mi abuela lo seguí dócilmente hasta su recamara el cerró la puerta para que no nos interrumpieran.
-A ver mijo dígame la verdad, ¿qué paso?
-Pues nada, el marido de mi mamá por fin se salió con la suya, me voy de la casa.
- ¿Qué ese cabrón te corrió? ¿y tu madre que dijo?
-No, pues nada ella esta engañada con él, tuvimos un pleito mi mamá nos escuchó y el muy cabrón me volteo la tortilla, chillando le dijo que yo era el que lo corría, y que yo nomás estaba esperando que naciera el niño para vengarme con la criatura, hágame usted el divino favor, mi mamá me dijo que mañana me va a llevar a la escuela militar yo no quiero ir.
-No pues eso sí que está mal, déjame ir a hablar con tu madre ella tiene que entender que primero están sus hijos antes que su marido.
-No abuelo así déjelo, ella ya escogió, yo me largo del pueblo lejos donde no le estorbe.
-Pero hijo no tienes que irte del pueblo quédate aquí en la casa con nosotros.
-Gracias abuelo, pero no le quiero dar más trabajo a mi abuelita ella ya esta cansada, es mejor que me vaya.
-Lo que pasa es que ya tomaste tu decisión y nada te va a hacer cambiar de idea, pero dime adonde vas a ir.
-Yo quiero viajar ir a otros países, por eso me voy a ir a manzanillo a pedir trabajo a un barco.
-A caray pos vuelas alto, pero me gusta tu determinación, yo tengo un amigo que trabajas en la administración portuaria de Manzanillo, yo mismo te voy a llevar con él, para que te acomode en algún barco y te arregle los papeles que se necesitan.
- ¡Deberás abuelo harías eso por mí!
-Pos claro mijo, no me voy a arriesgar a que te vayas a ciegas, a ustedes los jóvenes se les hace muy fácil todo, capaz que te vas de polizonte y en el primer puerto te bajan y te meten a la cárcel, mañana mismo tomamos el tren en Etzatlan y ese nos lleva hasta manzanillo, hoy te quedas a dormir aquí en la casa, vente vamos a cenar.
Cenamos y mi abuelo le dijo a mi abuela.
-Cande, mañana voy a llevar a Pedro con Ricardo sirve que me doy una vuelta por allá ya tengo tiempo que no nos vemos.
-Esta bueno ¿y a qué horas se van?
-A las cuatro de la tarde, me voy a quedar por allá unos tres días para que no te preocupes.
-Esta bien por allá me los saludas a todos.
Al otro día tomamos el camión que nos llevó a Etzatlán y a las seis de la tarde tomamos el tren que nos llevaría al puerto de Manzanillo, viajamos toda la noche y a las siete de la mañana me despertó la brisa del mar abrí los ojos y me quede maravillado era una vista maravillosa del mar.
Bajamos del tren y fuimos directamente a desayunar, cuando terminamos nos dirigimos a las oficinas, una secretaría nos preguntó sin levantar la vista de la máquina de escribir.
- ¿Asunto?
-Deseo hablar con el señor Ramón Manríquez.
- ¿Tiene cita?
-No, tengo cita, pero...
La mujer ya no dejo hablar a mi abuelo.
-Mire señor, don Ramón solo atiende con cita, por lo tanto, si usted no la tiene no lo puede atender.
-Mire señorita o señora o lo que sea, venimos de lejos y no nos vamos a ir hasta ver a Ramón.
-Mire señor a mi no me grite yo solo sigo órdenes.
Antes de que mi abuelo le contestara a la mujer una voz a nuestras espaldas lo contuvo.
- ¿Qué está pasando aquí?
-Este señor que insiste en hablar con usted, pero no tiene cita.
Mi abuelo giro la cabeza de donde provenía la voz, el hombre al verlo exclamo con júbilo.
- ¡Pero si es mi gran amigo Marcos, pasen por aquí!
-Marina que no nos molesten por favor.
-Si señor.
Pasamos a una amplia oficina amueblada con cómodos sillones y un escritorio y varios diplomas en la pared.
-Tomen asiento por favor, que gusto verte cuantos años sin vernos, ¿Y dime que te trae por aquí?
-Pues primero saludarte y pues aquí mi nieto que se quiere ir a la aventura.
-A que caray no cabe duda que todo se hereda, jajaja
- ¿Y cuál es tu nombre?
-Me llamo Pedro Cantú Ramos.
- ¿Es hijo de tu hija?
-Si,
- ¿Hasta qué año estudiaste?
-La secundaría
-Bien, esperen un momento.
El hombre salió unos momentos, regresando poco después.
-Ve con la señorita Marina para que te tome los datos para tu permiso de trabajo, mientras Pedro y yo nos ponemos al día.
Fui con la señorita que tan mal nos había tratado, pero esta vez su actitud fue muy diferente se porto muy amable, me dio una forma para que la llenara con mis datos personales, cuando termine me dijo.
-Esto sería todo puedes esperar a tu abuelo aquí
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