Parte/14
Lentamente pasaron los meses, cada día engordaba más y más, los familiares empezaron a adivinar el sexo de mi futuro hijo, la mayoría decía que iba a ser niño y las menos que niña, yo lo que quería era que ya naciera fuera lo que fuera.
Cuando cumplí siete meses de casada tuve el primer aviso que la criatura ya iba a salir de su cautiverio, a las doce de la noche me dieron ganas de ir al baño, fui hacer, pero nada solo sentía un retorcijón que duraba unos cuantos segundos, me regresé a la cama, no se cuanto tiempo pasó cuando me despertó otro dolor y así fue toda la madrugada hasta que amaneció, me preguntó Ernesto.
-Que tienes te sentí que te levantaste varias veces.
-Me pego torzón, me dan ganas de ir al baño, pero no hago nada.
-Ahorita voy a ir con mi mamá a decirle a ver que me da.
-Vamos a vestirnos te dejo de paso.
-Vamos a almorzar.
-Yo no probé bocado los retorcijones eran más frecuentes.
Salimos de la casa Ernesto me dejo en la casa de mis padres y el se fue a trabajar, cuando mi madre me vio se sorprendió.
- ¿Y ahora tú que andas haciendo tan temprano apenas van a ser las ocho?
-Esque no pude dormir en toda la noche me pego torzón.
Mi madre abrió desmesuradamente los ojos exclamando.
¡Eso no es torzón esos son dolores de parto, porque no viniste antes, mira nada más ya traes la panza bien abajo ya no tardas en explotar!
Sus palabras me hicieron muy feliz, por fin se me iba a quitar la panzota, como ni mi madre ni Julia me dijeron lo que realmente se sentía yo en mi ignorancia cría que solo me iba a acostar en la cama y ya iba a salir la criatura, le pregunté a mi mamá.
-Crees que alcance a llegar Ernesto para que me lleve al hospital.
- ¡Que hospital ni que nada! Ahorita mismo mando a Juanita por doña Nati, aquí va a nacer tu niño, así te puedo cuidar mejor.
-Pero mamá, que va a decir Ernesto el me apuntó en el hospital.
-Qué diga misa, más experiencia que doña Nati no vamos a encontrar.
-Pero mamá doña Nati ya está bien viejita ya le tiemblan las manos.
-Ella sí, pero Severiana su hija no, ella hace todo bajo la atenta mirada de doña Nati.
Diciendo eso le habló a Juanita una señora que le ayudaba desde hacía algún tiempo.
- ¡Juanita, Juanita! ¿Dónde andas?
-Aquí Simoncita, ¿Qué se le ofrece?
-Vete a las volandas (aprisa), por doña Nati y Severiana, que Concha ya va a tener a su niño, pero vuélale, que esta muchacha ya no tarda.
-Si Simoncita ahorita vengo.
-Como si mi madre hubiese sido adivina me arreciaron los dolores, ella me preparo una bebida que sabía a rayos, me ordeno.
-tomate este chocolate con ruda y camina mientras llegan doña Nati y su hija, yo voy a arreglar tu pieza para que este todo listo.
-Pero me duele mucho ayayay.
-Pues que creías que tener chiquillos era muy papita, así duele y te falta lo mero bueno, ¡Sigue caminando!
Las mujeres llegaron poco tiempo después, dando órdenes, y comentando entre ellas.
-Simoncita sí que sabe, esta muchacha ya no tarda mucho en parir, mira ya donde lleva la panza.
-Malo sería que no supiera tantos partos que tuvo.
- ¡Cuales tantos si tiene re poquitos hijos!
-Los que le viven, pero tuvo muchas camas chicas (abortos) y esos duelen igual o más.
A ver mija acuéstate, vamos a revisarte.
-Si señora.
-Ponte muy flojita, pa no lastimarte mucho.
-Sí, ay me duele.
-Y más que te va a doler, pero ya no tardas naditas, cuando te pegue otro dolor pujas como si quisieras hacer del excusado (evacuar).
- ¡Ay, tengo otro dolor más fuerte!
-Puja, puja fuerte.
Y así entre gritos, pujidos y algunos dolores más nació mi hija.
-Te lo dije que ya no tardaba tanto en llegar al mundo esta criaturita.
¿Y qué es, niño o niña?
─Es una niña, mira que chula, está bien güera (Blanca)
- ¿Güera? ¿Dice usted que es güera?
-Pos si ahorita se ve bien roja, pero va a ser güera, ¿Por qué te extraña tanto?
-Bueno lo que pasa es que yo soy morena y Ernesto también, ¿A quién sacaría en lo güera?
-Ay mija yo que sé, pero de que esta niña es güera, es güera.
-No será que se ve así, porque está llena de sangre y cebo.
-Démela ama, pa limpiarla. ─dijo Severiana su hija.
-Tenla mija dale una buena limpiada, a ver si es cierto que se ve güera por el cebo.
Mientras Severiana lavaba a mi hija, doña Nati me aseaba a mí, me puso un ungüento que olía muy mal en el estómago.
- ¿Qué es eso? Huele muy feo.
-Es una pomada que yo misma hago con hierbas medicinales, para que te saque todo el aire de la panza, y quedes como quinceañera, bien planita, claro con la ayuda de la faja.
- ¿Cuál faja?
- ¿Cómo que cuál? La que tienes que usar toda la cuarentena, tu mamá ya sabe, no dé en balde tuvo tantos partos.
- ¿Tu eres la más chica de sus hijos verdad?
-Si, yo soy.
-Mira qué casualidad, yo te traje al mundo y ahora ayudé a traer a tu hijita, ya me acorde de ti, cuando naciste te dimos por muerta, estabas bien chiquita, te hubieran puesto por nombre Milagros, ya que fue un milagro que vivieras.
Su hija la interrumpió exclamando.
- ¡Aquí está la niña! Bien limpiecita, mire ama se me hace que la niña va a tener el cabellito rojo ¡Mire ya abrió los ojitos!
-No puede ser, pero mira nada más que chulos ojos, parecen dos luceritos de tan azules.
- ¡Pero que están diciendo! ¿Cómo que mi hija va a tener el cabello rojo y los ojos azules?
-Bueno mija, rojo no es, es más bien color zanahoria, pero no te hagas ilusiones, los niños conformen van creciendo van cambiando, pero por ahora, el poquito pelo que tiene es color zanahoria y los ojitos azules.
Mientras me decían todo eso limpiaban diligentemente la habitación dejándola presentable para recibir a los visitantes.
-Severiana, ¿apuntaste la hora en que nació la pelirroja?
─Si ama aquí apunte, la niña nació hoy seis de abril a las tres cincuenta de la tarde de 1969.
-Guarda bien el papel mija, pa cuando lleven a la niña a registrar y a bautizar te van a preguntar eso, bueno nosotros ya nos vamos, si se ofrece algo, no más me echan un grito, y si no pasa nada, nos vemos en quince días para bañarte y que te sientes.
- ¡Pero ¡qué está diciendo! ¿Qué no me puedo bañar en dos semanas?
-Estas mujeres modernas, ya no se cuidan por eso quedan todas por ningún lado, pero tu madre se va a encargar de vigilarte, nosotros ya nos vamos.
Mi madre se encargó de pagar por los servicios de la mujer, las vecinas en cuanto vieron salir a las mujeres de la casa, empezaron a entrar en tropel, mi mamá se había encargado de regar la noticia del nacimiento de mi hija.
Los comentarios eran los mismos.
-A quién se parece, yo no le hayo parecido ni a ti ni a Ernesto, está muy güerita.
-Lo que pasa es que está muy hinchadita, ya que pasen unos días vamos a ver a quién se parece.
-Pos está muy bonita tu niña, y más chula se va a poner cuando se le quite lo hinchado.
Así fueron todos los comentarios, por fin mi mamá les dijo.
-Le vamos a dar un descansito a concha, para que coma, porque no ha probado alimento, y tiene que comer bien para que le baje la leche, ustedes dispensen.
-Claro que si Simoncita, ahí le vamos estar echando vueltitas y ya sabe si se les ofrece algo no más nos hecha un grito.
-Gracias, que les vaya bien.
-Ay yo no sé cómo se dieron cuenta, estoy bien cansada y tengo mucha hambre y las mujeres que no se iban.
-Ya no te quejes no seas malagradecida ellas solo se preocupan por ti, mira Juanita ya te trajo tu caldito de pollo con muchas verduras, ahorita que comas te duermes, si la niña despierta yo la arrullo pa que te deje dormir bien.
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