Pasó poco más de un mes, una mañana me levante con nauseas, corrí al baño a vomitar, solo arroje agua amarilla y amarga, lo peor fue cuando llegó la fecha de la llegada de la menstruación y esta brilló por su ausencia, yo no me preocupe al contrario me dio gusto ya que los días que duraba eran muy molestos.

Algo muy malo pasaba conmigo, de pronto la comida que me encantaba me causaba nauseas, solo se me antojaba fruta verde con mucho limón y chile, mi madre al ver que vomitaba la comida se preocupó por mi salud.

-Vamos hija para que te vea doña Nati, has de estar empachada, te hizo daño algo que comiste.

-Sí mamá vamos.

Cuando llegamos a la casa de la señora Nati, le preguntó a mi mamá.

─ ¡Válgame Simoncita! ¿Pues que la trae por esta su humilde casa? no me diga que está en espera de nuevo.

-Ay doña Nati, ni que fuera la señora Santana, ya estoy vieja para eso, jajaja, le traigo a mija, parece que esta empachada, no se le queda nada en la panza.

-No me digas que esta es la última niña que tuvo.

-Sí doña Nati, ella es.

-Pero mira nada más que chula te pusiste, si te hubieras visto, cuando naciste, parecías una ratita toda escueta. (Flaquita)

-Ay doña Nati, que cosas dice, jajaja.

­-Vente mija acuéstate en la cama te voy a revisar.

Me acosté, la mujer me empezó a palpar el estómago, enseguida le dijo a mi madre.

- ¡Ay Simoncita! ¿pues cuando se le caso su niña que ni cuenta me di?

-No doña Nati, ella todavía no se casa, la que se caso fue Julia, pero hace tiempo de eso.

-Pos si esta niña todavía no se casa, se tiene que casar pronto, porque ella no está empachada, está en espera, ya tiene poquito más de un mes, cuando mucho dos meses.

Mi madre abrió desmesuradamente los ojos.

- ¿Pero está segura? no eso no pudo pasar mi hija es virgen, ¿O lo era?

-Pues le aseguro que es cierto lo que le digo, a no ser que haya salido panzona por obra del espíritu Santo como la Santísima Virgen María.

- ¡Hija dime que no es cierto lo que estoy pensando!

-Yo no sé qué es lo que estás pensando, pero yo no hice nada malo.

-No si no es malo, al contrario, es re bueno ─Pensó doña Nati.

- ¡Cálmese Simoncita le va hacer daño! Si la muchacha no quiere hablar ahorita mismo la reviso y salimos de dudas.

-No doña Nati, no es necesario, usted es muy acertada, nada más con mirar a las mujeres a los ojos sabe cuándo están en espera, dispénseme, pero ya nos vamos, aquí tiene su dinero por la consulta.

-Gracias Simoncita, llévese estas yerbitas para que le cosa a la muchachita que se la beba como agua de uso, pa los ascos.

Yo quede en shock, no lo podía creer, cada minuto que pasaba sentía más odio contra Ernesto, mis padres me iban a obligar a casar con él, después de todo el maldito se iba a salir con la suya, que coraje; mi madre seguía hablando, pero yo no la escuchaba lo que decía, cuando llegamos a la casa fuimos directamente a su recamara me interrogó duramente.

-Dime la verdad ¿Ernesto te toco?

-Yo, no sé qué paso, el día de la fiesta del diez de mayo, me trajo a la casa, nos detuvimos en el callejón, yo no me acuerdo que pasó.

- ¿Cómo que no te acuerdas que pasó? ¿Acaso estabas borracha?

-Ahora que me acuerdo si, Rodolfo llevó unas cervezas, y tomamos, yo me sentía muy rara.

Mi madre ciega de furia me volteó la cara con dos tremendas cachetadones mientras me gritaba.

-No más eso me faltaba una hija borracha que dio las nalgas sin darse cuenta.