Ya tenía todo listo, seguiría a Tom, aprendería hasta el más mínimo detalle de él, sé que suena enfermizo pero no es así, se los juro, solo quiero saber más del hombre que amo.

Me senté en el café "Grumpy", sabía que Tom solía frecuentar ese café así que me senté en las mesas de atrás.

Ya habían pasado algo de 2 horas aproximadamente, ya iba a tomar mis cosas para ir a casa, cuando escuché la campanilla de la puerta y lo vi llegar, tan pulcro como de costumbre.

Lo vi acercarse a la caja para pedir un café y pagarlo, se dio media vuelta y se dispuso a buscar una mesa, me di cuenta que la única que estaba vacía era la que estaba en frente mío, sonreí, hoy la suerte estaba de mi lado, lo observé tomar su café y como si fuera por alguna sensación de ser observado, levantó la mirada y se cruzó con la mía, sus ojos reflejaban sorpresa, yo a cambio le sonreí, el me devolvió una sonrisa forzada, entonces ahí me levanté de mi mesa y fui a la suya.

--¡Hola Tom! Que coincidencia encontrarnos aquí, ¿verdad? -solté alegre.

--Basta de estupideces Maïa, sé que nunca vienes a este café, para de seguirme ya -dijo frunciendo el seño.

--Vamos Tom, dame una oportunidad, sabes que no te fallaré -dije tratando de tomar su mano, pero el la quitó bruscamente.

--¿No entiendes el significado de NO?, Tengo esposa Maïa y tú igual tienes un marido en casa! -dijo algo ofuscado.

--Eso no es problema cariño, ya tengo los papeles de divorcio tramitando -Mentí.

--No me interesa Maïa, ya te lo dije, olvídalo- dicho esto se levantó de su silla y salió del café.

Me quedé ahí, sentada, pensando, talvez estoy siendo algo paranoica u obsesiva, oh talvez no, y Tom solo se están haciendo el difícil un rato. Ya cederá ¿no?

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Llegué a casa algo cabizbaja, no sabía muy bien si llevar mi plan a cabo con Tom o solo dejarlo ir; pero no... No puedo, amo a Tom, lo necesito en mi vida, sea como sea.

Entre a casa y lo primero que encontré fueron a mis tres empleadas del hogar esperándome en la entrada en firmes, esa era una de las reglas de mi casa que había dado especialmente para ellas, no servía para nada, solo me divertía verlas haciendo eso y que se lo tomarán tan enserio.

Entre a la habitación y me encontré con Peter en Boxers.

--Vamos Peter ponte algo de ropa, no quiero vomitar tan temprano -dije alcanzandole una bata de baño.

--Oh cariño, a ti antes te encantaba esto -dijo tomándome de la cintura y acercándome a su cuerpo.

--Basta Peter no estoy de humor -dije alejándome bruscamente de él.

--¿Como dices? -dijo acercándose a mi peligrosamente.

--Nada yo solo...

No me dejó terminar cuando sentí una bofetada en mi mejilla derecha, sentí el hormigueo y levanté la mirada con los ojos por estallar de lágrimas.

--Basta Peter, no lo hagas más -dije soltando un sollozo.

--¡NO! ¡¿Acaso no me quieres complacer?! -dijo gritando- ¡Yo soy tu marido!, ¡Soy tu dueño! Te doy de todo y ¡tú! Tienes que darme algo a cambio, nada es gratis en esta vida Maïa.

El comportamiento de Peter cambió, cuando notó que me había enamorado de otra persona, el lo sabía, por supuesto, no era para nada tonto, sabía que me casé con él por su dinero y desde ahí, siempre que me ve, me trata como a una prostituta, me obliga a tener relaciones con él y luego me lanza billetes de 100 dólares a la cara y se va de la habitación, todo un hijo de la gran puta; hoy, no fue la excepción.

Tome los billetes que estaban en la cama y los guardé en mi cartera, me vestí, baje a la cocina y tome una manzana de la mesa, tome mis llaves y fui a la cochera.

-Ujmm, ¿Qué auto llevaré hoy?-- pensé llevándole la mano a la barbilla.

Me decidí por fin por mi glorioso deportivo rojo carmesí, me encanta ese auto.

Me subí en el y salí de casa; ya sabía muy bien a quién darle una visita.

Llegue al edificio de Tom, tenía 30 pisos, hechos de vidrio y en el último piso decía en letras grandes "HIDDLESTON CORPORATION", sonreí, en algún momento, yo sería la Sra. Hiddleston, la idea era excitante, totalmente; dejé mi auto estacionado y entre, caminé hasta el edificio y me fui hasta el piso 30; se preguntarán, cómo se donde es la oficina de Tom, bueno, ya estuve aquí mucho antes mis niños. El elevador se abrió dejándome el paso hacia el pasillo, camine todas las oficinas y me pase a la secretaria, la escuché decir "señorita espere...", Obviamente no te tome importancia. Llegue a la puerta de la oficina de Tom, gire la perilla y entré; lo encontré revisando unos papeles, al escuchar el sonido de la puerta, alzó la mirada y se levantó, fue a paso firme hasta mi y cerró la puerta, me tomo por los hombros y habló.

--¿Que estás haciendo aquí Maïa?-- dijo haciendo presión en mis hombros.

--Ya sabes por qué he venido Tom -- dije mirándolo a los ojos--dejame, me lastimas-- dije para zafarme de su agarre.

Noto lo que le dije,me soltó de inmediato y se alejó de mi dándose la vuelta.

--Tom por favor, dame una oportunidad, al menos una cita-- dije tomando su brazo.

Tom volteo en mi dirección y me miró exhausto.

--¿No te vas a detener verdad?-- dijo mirando serio.

--Sabes que no- dije- confía en mí Tom.

-- ¿Como quieres que confíe?, cuando la primera vez que te conocí trataste de meterte en mis pantalones-- dijo riendo sarcástico-- no eres el tipo de mujer que busco.

--Solo dame una oportunidad, ¿que dices? --dije extendiéndole mi mano derecha-- trato?.

--Si digo que si, ¿me dejaras en paz?- dijo dudando para cerrar el trato.

--Hecho, si no funciona me alejo de tu vida para siempre, y si llega a pasa algo, no te vas a deshacer de mi, nunca --dije con una media sonrisa.

--Bien, en Eleven Madison Park a la 8-- dijo Tom con desdén.

--¿No pasarás a buscarme?-- dije ilusionada.

--No sueñes Maïa, es sólo una cena, no una cita. --dijo observando su laptop-- y si me disculpas, tengo trabajo que hacer.

--Vale hasta luego, nos vemos en la noche --dije para lanzarle un beso y salir de su oficina.

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Gracias por leer, soy nueva así que si tengo alguna falta oh algo, hágame lo saber, agradecería mucho sus comentarios! ❤️