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Capítulo 4

Louis pasa corriendo junto a Harry para llegar a su bebé peludo y levantarlo en sus brazos. Lo sostiene cerca mientras besa la parte superior de su cabeza. No le pasa desapercibido que Harry y Kittypuff se están mirando.

—Puede ser un poco posesivo. Lo crié desde que era un gatito. Lo encontré en un callejón y solo se me acercó a mí, nadie más —sonríe pensando en la facilidad con la que Kittypuff lo había tomado. No tenía idea de quién era Louis ni de lo que podía darle. —Él me eligió.

—¿Qué le sucedió?

—No estoy seguro. Creo que podría haber sido el pequeño de la camada, así que su mamá lo dejó. Apuesto a que uno de los otros gatitos le hizo esto a la oreja. —el gato de Louis tiene solo una oreja.

Louis le rasca el lugar de la cabeza donde debería estar la oreja que le falta. Ronronea en voz alta, golpeando su cabeza contra la mano del castaño. Observa mientras Harry recorre el resto de su camerino. Está un poco avergonzado con todos los animales de peluche y los montones de dulces que tiene por ahí. Puede vivir de los dulces en su mayor parte.

—Parece una floristería aquí —Harry empieza a sacar tarjetas de las flores para leerlas. Sabe que está evaluando cada detalle en este momento.

—¿Estás listo? —la puerta comienza a abrirse.

Harry se da la vuelta.

—Maquillaje —suelta rápidamente Louis para que no mate a Becca. Realmente se está tomando esto en serio. Harry asiente, cerrando la puerta detrás de ella, que muerde el chicle con fuerza.

—¿No eres Harry Styles? —pregunta antes de hacer una gran burbuja. Louis piensa que está tratando de ser sexy, pero Harry parece no verse afectado por su intento. Continúa caminando hasta llegar a la zona donde Louis se prepara. Deja su estuche de maquillaje frente al espejo. Louis se sube a la silla y pone a Kittypuff en su regazo.

—Sí, ¿y tu nombre? —pide Harry.

—Becca. —responde.

—Tu nombre completo.

—Becca James. ¿Qué está pasando aquí?

—Él es mi guardaespaldas.

—Ah, ¿te deshiciste del Daddy dúo? Quería meterme entre ellos —ella mueve las cejas. —Sin embargo, no eres malo a la vista, Harry.

—Nos estamos quedando atrás —interrumpe Louis en su coqueteo. Una repentina chispa de celos lo golpea de la nada.

Harry le da una mirada sensata a Becca que la hace trabajar con Louis. Normalmente Louis piensa que el coqueteo de Becca es exagerado y divertido. De hecho, impidió que algunos hombres le liguen. Está bastante seguro de que se los llevó a casa, así que no está convencido si lo hizo por Louis o por ella misma. Sin embargo, no encuentra nada divertido en que ella intente coquetear con Harry.

Él es mío.

Observa cada uno de sus movimientos en el espejo mientras Becca lo maquilla. Puede que le moleste que ella coquetee con Harry, pero no puede negar el increíble trabajo que hace. La mujer es una artista con sus pinceles de maquillaje. Le hace brillar como si fuera un hada. Harry continúa deambulando por la habitación, asimilando hasta el último detalle.

Kittypuff salta del regazo de Louis, sintiendo curiosidad por Harry. El castaño no lo culpa, él se siente de la misma manera. Quiere saber más sobre Harry, hay algo en él que le llama la atención. Kittypuff no está siseando, lo cual es un comienzo. Es particular, y todavía mira mal a la pobre Becca cada vez que se acerca demasiado.

—¿Cabello con gel o sin gel?

—Sin gel —dice Harry antes de que pueda responder Louis.

Sus palabras lo toman por sorpresa. Se forman mariposas en su vientre ante la idea de que Harry quiera verlo así. Sobre todo porque no había mostrado interés en lo que Becca le estaba ofreciendo al rizado antes.

—Creo que me pondrás gel esta noche.

Los ojos de ambos se bloquean en el espejo por un momento, pero Louis no puede sostener su mirada así que la aparta.

Harry había dicho que sería un dolor en el trasero. Louis nunca había sido uno; sus padres fueron los primeros en hacerlo. Terminó teniendo que emanciparse de ellos cuando tenía diecisiete años, sólo para caer en manos de su agente y gerente. No estaba seguro de quién fue el menor de dos males. Mudarse a Las Vegas fue la primera vez que retrocedió e hizo algo que quería hacer.

Estuvo viajando y haciendo giras desde los trece años. Su vida nunca se siente resuelta. Pensó que Las Vegas sería mejor para Louis. Todavía puede actuar, pero también intenta hacer una especie de hogar. Eso no parece que vaya a suceder pronto con un acosador. Tiene miedo de quedarse solo, incluso si tuviera seguridad de primer nivel. Quienquiera que sea este tipo, no parece disuadido por nada de lo que han hecho hasta ahora. Sigue entrando en lugares que no debería. No entiende cómo es posible.

—Todos estos son de hombres —murmuró la voz profunda de Harry. No puede distinguir la expresión de su rostro.

—Es así todos los días. Todo el mundo quiere un pedazo de él —responde Becca. El rostro de Harry se vuelve frío. Todos menos Harry quieren una parte de Louis, observa mientras él embolsa todas las cartas.

—No más flores.

—¿Por qué? —no es que realmente le importe. Pueden ponerlas en otro lugar por lo que a Louis le respecta.

—¿Me vas a interrogar sobre todo?

Niega con la cabeza.

—Idiota. —murmura Becca en voz baja. Louis muerde el interior de su mejilla.

—La gente puede poner lo que quiera en ellos —saca un objeto de alambre de uno de ellos y lo deja caer al suelo antes de aplastarlo con el pie. Santo cielo. El estómago de Louis se revuelve.

—Sólo están escuchando, ¿verdad? —pregunta Louis, su estómago da otro vuelco—. ¿No hay vídeos? Eso se filtraría por todas partes.

—Solo audio.

Louis toma un respiro, tratando de calmarse.

—Bueno, espero que les haya gustado hablar con Kittypuff —Becca da un paso atrás, habiendo terminado con su cabello. Louis se acerca al perchero y agarra su primer atuendo. Becca limpia su área. —Hasta luego —dice antes de salir.

Louis se quita las zapatillas y se quita la ropa antes de tirarlo en el sofá.

—¿Qué diablos estás haciendo?

—Cambiándome. —se pone una playera brillantes y unos pantalones negros ajustados de cintura antes de volver a ponerse las zapatillas que combinan con su playera.

—¿Simplemente te cambias frente a la gente? —Harry inconscientemente tiene los puños apretados a los costados.

—Sí, tengo que hacerlo todo el tiempo para los cambios de vestuario.

—Ya no. —responde.

—Pero... —un doble golpe suena en la puerta antes de que se abra y Kenny asome la cabeza.

—Tiempo de la función.

—Nadie dijo que pudieras entrar. Llamas, y luego esperas una maldita respuesta. Él podría haber estado desnudo —los ojos de Kenny rebotan entre Harry y Louis.

—Estoy listo.

Kenny asiente y luego da un paso atrás para mantener la puerta abierta para él. —¿Están listos los bailarines también?

—Sí. —se acerca a la puerta, pero Louis se detiene cuando un brazo rodea su cintura, tirando de él hacia atrás.

—Fuera —le dice Harry a Kenny. Su tono es tan mortífero que Kenny lo acepta sin dudarlo. Harry hace girar al castaño y este tiene que dejar caer su cabeza hacia atrás para encontrar la mirada del rizado, pero sus ojos quieren bajar a su boca. El corazón de Louis comienza a latir con fuerza de emoción.

—Mantén tu ropa puesta, ¿entendido?

Louis asiente con la cabeza, su corazón late con fuerza. Cada vez que Harry lo toca, Louis no puede evitar aceptar lo que sea que le pida.

Es la primera vez que un hombre le dice eso.

Harry lo suelta y retrocede.

—Vamos —ordena.

Ese sentimiento de soledad que siempre tiene lo golpea más fuerte de lo normal por alguna razón. Louis aleja ese sentimiento y pone una sonrisa en su rostro, convirtiéndose en el chico que todos quieren que sea antes de salir de la habitación.

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