Cap7:"Alma"
Pese a que en cuanto más pronto fuera a ver a Audy, iba solucionar más rápido este problema. Sin embargo, me había tardado mucho con Syr como para hacer un viaje más largo. Y desafortunadamente debía de terminar una parte del ritual, hoy. Me hervía la sangre de no haberme dado cuenta del plan de mi padre antes. Me eligió para hacer la selección de los sacrificios, porque así estaba obligada a hacer el ritual completo. Lo que le daba tiempo a él, pero me cedía un control que no se esperaba.
Caminé despacio por medio del bosque, irritada, abrumada y con muchas preguntas. Por primera vez en mucho tiempo, mi vida iba lenta, sin prisa y mi hambre de sangre era nula.
Desgastada.
Muy, muy desgastada.
— Pero que tenemos por aquí.— me detuve ante la voz de un hombre. Analice la voz, la zona y mi alrededor en general. Olía a perro y sexo.
— Gylle.— dije con asco.
Frente a mí, estaba terminado de vestirse y una joven se arreglaba sus ropas cubriéndose sus pechos.
— La princesa Scayth merodeando sola por el bosque, que predecible. — Se acomodó los pantalones mientras la chica huía del lugar lo más rápido que podía.— ¿No se supone que eras impredecible?
— Al igual que se supone que tienes un pene pero, por lo visto no sabes usarlo.— Ataqué muy rápido, no necesitaba hablar con alguien con el ego más grande que el mío.— Triste ¿No?
— ¿Tu cómo...
— La chica no se veía para nada satisfecha, es más, creo que tenía náuseas.— Seguí caminando con mala gana que no me reparé en ver la reacción de Gylle.— El hecho de que sea pequeño, no es excusa para que no lo sepas usar.
Mi boca decía lo primero que mi mente pensaba, sin ser consciente de nada más. Arrastré mis pies en dirección a la ciudad humana, creyendo que el lobo no iba a ser tan estúpido como para seguir está conversación.
— Te crees demasiado, Scayth.— Proclamó altanero y eso hizo detenerme.— Me tratas como tú basura, cuando hace poco te derretías por mí. ¿Acaso ya no recuerdas lo que sucedió en el lago?
Me comencé a reír como psicópata. — Eso eres, basura.— dije enfrentándolo.— Esa noche solo fue un acto de magia, todo estaba aquí.— con mi dedo toqué justo en medio de su frente, empujándolo un poco.— En tu inocente mente. Tranquilo, solo me divertía un poco.
— Ese día te deje beber mi sangre.— gruñó muy molesto.
— Si... No, eso no pasó.—No como tal.— ¿Crees que tomaría sangre de Lycan? No, me da arcadas.— me acerqué a su cara mucho más, dejando que me huela, dejando que me desee.— Que oscuro eres, tienes tu alma podrida y sucia. Soñando con desvestirme, acariciarme, besarme... ¿Quieres saber que se siente tenerme? ¿Qué se siente estar dentro de mí? — con la uña de mi dedo corté su rostro.— Si supiera tu padre lo retorcido que eres, no te reconocería Gylle.
— Aléjate.— escupió con odio.— No soy uno más de tus juguetes.
— Todos y cada uno de los seres, son mis juguetes.— me mordí el labio inferior con mis colmillos.— Aún que no lo sepan.— me di la vuelta, para retomar mi camino.
Una enorme mano intentó tomar mi cuello y romperlo en un solo movimiento, no pudo. Gylle se impactó contra un árbol, por mi causa. Controlado por mí, comenzó a dejar de respirar. Esto ocasionó que mientras más pasaban los segundos, su cuerpo se quedará sin aire y muriera lentamente. Sus piernas se contrajeron, sus manos se doblaron y en su cuello, sobresalieron sus prominentes venas. Su piel bronceada se coloró morada, sus ojos se volvieron saltones y su garganta soltaba un rechinido ahogado.
— !Princesa Scayth¡— Llegaron sus héroes.— Está rompiendo el acuerdo.— La voz de Walle, no ocultaba autoridad y molestia ante mis espaldas.
Solté al hijo de papi, quien inmediatamente metió aire en sus pulmones con efusividad. — Walle, si tu hijo deja de meterse en mi camino, créeme que no estaría en esta situación.— Me voltee a verlo con irá y siendo muy clara de lo que iba a suceder.— Espero que tú heredero no te lleve a perder todo.
— Me disculpo por su comportamiento, princesa.— El hombre de cabellos oscuros y de una avanzada edad me dedicó una rígida reverencia. Tras de él, estaban una joven loba me veía con odio puro.— Pero tenemos un acuerdo.
— Si, un acuerdo es de dos.— aclaré ya aburrida.— Si ustedes no cumplen, yo no tengo porque hacerlo.
Me arreglé las mangas de mi blusa, disponiéndome a seguir mi camino.
— Scayth, tu padre nos mandó a llamar.—Walle habló a mi lado.— ¿Tu viniste a escoltarnos?
— No.
— Bueno pues vamos para allá.— note como señaló a Gylle, quien ya respiraba mejor, para que se pusiera a lado de él.
— Lo supuse.— hablé sin mirarlos.— La noticia de que nos vamos a aliar con los Crull es un asunto de su incumbencia.— le iba a sacar el jugo a esto. Mi padre no me dio opción y yo no estoy dispuesta a seguirle el juego. Él se quemará, así como yo.
— ¿Qué?— exclamaron los tres anonadados.
Los mire fingiendo incredulidad.— ¿No sabían que la reina y el príncipe están en el castillo?— Mentí que no sabía.— Oh, bueno. Ya les adelanté las cosas. Si me disculpan, tengo asuntos que atender.
Desaparecí de su vista.
Aún les faltaba mucho por recorrer y en todo ese trayecto, el líder de los Lycans podría pensar en cómo enfrentar esto. Algo que a Hell lo sacaría de sus casillas.
Me interne en la ciudad humana. Pasando entre sus edificios dormidos, entre la soledad de la sociedad. Llegué justo a la mitad de la ciudad, dónde estaba la estructura para la ceremonia; Anclada al suelo, había un enorme diamante color negro con símbolos vampíricos que se prendían en llamas violetas cuando el ritual comenzaba. Era un círculo enorme, un símbolo que todo humano temía. Este lugar ceremonioso, estaba en paralelo al castillo Obscurity y desde aquí se podía ver la magnificencia de mi lúgubre hogar.
Me sitúe en medio del círculo, segura de lo que seguía a continuación.
Mire mis muñecas por un momento, antes de iniciar lo que debía hacer. Mi piel pálida hacía sobresaltar mis venas, mostrando rayitas de color verde y morado, metidas en la piel. Mi uña se clavó, justo en las venas. Sentí como mi uña traspasaba mi piel, como se hundía en ella y obligaba a la sangre a brotar. El dolor era nulo, no lo sentía, no lo tenía. Moví mi dedo de esquina a esquina, presionando profundamente hasta llegar al hueso.
La sangre salía con ganas, sin intenciones de parar. Acerqué mi muñeca al suelo, en dónde estaban los símbolos tallados, dejando que la sangre se cayera y expandiera en ella. El símbolo se llenó de mi sangre y fue ahí cuando me puse totalmente de pie.
Alcé mi cabeza al cielo, sintiendo aún como la sangre seguía escurriendo de mi muñeca. Cuando el circulo se completó con mi sangre, las llamas violetas se hicieron presente, rodándome por completo. En mi mente puse las imágenes de los tributos, aquellos que hace nada había marcado. La finalidad de este ritual es preparar a los tributos para el infierno. Conectar su alma, porque lo que ustedes no saben, es que para abrir la barrera entre en Inframundo y la tierra, se tienen que sacrificar almas. Los seleccionados son marcados con el símbolo de nuestra familia, Obscury, pero no todos van a ser para nuestro almacén. Dos de ellos serán para Lilith, quien no es más que nuestra fuente de "vida". Jamás habíamos visto en persona a la primera vampira, pero lo que si sabíamos es que el alma de los humanos nos hacía seguir en esta tierra.
Su alma se fragmenta y eso son da la vida/muerte. Pero este proceso se debe hacer lento, para no matar de una al individuo humano. Me interné en el alma de los seis humanos. Su alma era una luz de cristal, tan frágil e importante. Al mismo tiempo rompí el cristal, tomando una tercera parte de cada uno. Los seis cristales los saqué de su cuerpo, volviendo los tangibles existentes. Les estaba dando parte de mi fuerza vital para hacerlo, para hacer el alma en un objeto. El fuego morado forjó los cristales y los clavé en el diamante negro bajo mis pies. El fuego se intensificó, cubriéndome por completo, signo de la aceptación de los cristales almas.
El fuego se extinguió, tan rápido como inició. Mi respiración era un desastre, mi cuerpo estaba agotado, mi poder estaba débil y mi sed de sangre increíblemente peligrosamente alta. El sol estaba por salir, así que debía ir al castillo antes de ello. Estaba consciente que iría derecho al almacén y comería como loca. Me levanté con debilidad y traté de caminar al palacio, pero un cuchillo se clavó en mi espalda, una cuerda se enredó en mi cuello y espadas intentaron cortar mi cuerpo. Me estuve controlando por mucho tiempo, por la causa, por conseguir lo que quería. Esto se acabó, me daría igual todo.
3 humanos me estaban atacando y esos cuatro humanos iban a sufrir las consecuencias.
Mis ojos se tornaron rojos fuego. Rompí la soga y la jalé para atraer al hombre que me había lazado. Llegó a mí con miedo y cobardía, sin dudarlo le rompí el cuello y despegué su cabeza de su cuerpo. Corrí a otro humano clavándole mis uñas en el pecho, arrancándole el corazón de un tajo. Atrás de mí, un humano me trató de clavar su espada, me moví para ponerme tras de él y con un movimiento, tomé su cabeza hacia atrás arrancándola. Su cuerpo cayó al suelo y yo me quedé con su cabeza en la mano, la solté al suelo cubierto de sangre. Vi como rodó hasta llegar al corazón que antes había tirado. Me reí porque el órgano seguía moviéndose y como todo el suelo estaba repleto de sangre, como yo estaba repleta de sangre. Tomé las tres cabezas y a una gran velocidad, me fui al castillo.
Entré a la sala del trono, dónde curiosamente estaba mi padre, la reina Zharon, el principito, los Lycans y la reina Ziel. Al verme, empapada de sangre y con tres cabezas en las manos, los siete se impactaron, quedándose sin habla. Caminé segura a mi padre, quien se levantó de su trono. Le tiré las cabezas a sus pies con algo de fuerza.
— Las quiero colgadas en la plaza.— ordené a mi padre y sin esperar respuesta, salí de ahí.
Aún estaba enojada, y para no hacer algo que me pudiera perjudicar más, me encerré en una celda con 6 humanos.
Sangre.
Gritos.
Muerte.
Sufrimiento.
Lujuria.
Crueldad.
Se sintió en el cuarto por mucho tiempo.
Ya soltaron a la bestia.
¿Qué les pareció?
Scay hizo un gran desastre.
¿Teorías?
Los quiere.
Ale.
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