Los formalismos acabaron.

El pueblo completo se enteró que la familia Crull se encontraba en nuestro territorio, lo único que buscaba mi padre con este recibimiento.

Los cuatro líderes caminábamos por los pasillos oscuros del castillo. Seguía siendo controlada por mi padre, caminaba porque él me estaba obligando a hacerlo. Quizá controle mi cuerpo, pero mi mente no ha dejado de maquinar algún plan para evitar todo lo que viene.

— Querida Scayth, hemos venido en paz.— habló la reina.— No es como lo crees.—De no ser por Hell, ya me estaría riendo en su cara.— Tómalo como hacer más grande tu imperio.

Ni rodearle los ojos podía.

"Más grande mi imperio", no sea estúpida.

Me hago tonta con mi padre, pero yo sé todo lo que pasaba en todos los territorios. Los Ghist amenazaron con matar a su hijo y quitarle su zona. Se estaban aliando con hombres lobos que no eran de los de nosotros y con las brujas de las cavernas, los Crull en cualquier momento podían caer si no hacían algo. Y lo que se les ocurrió fue refugiarse con Hell. Porque aunque Zharon era muy poderosa, no tenía aliados por su hijo.

Mi padre me soltó y yo pude moverme como me placiera.

Vi con ascos a ambos Crull, dándome la vuelta para largarme.

— No pienso ocupar el lugar de tu madre.— el tono de voz que usaba me hervía la sangre. Dulce y sentimental, los tonos más hipócritas que existen.

Solté una sonora carcajada.— Y jamás podría hacerlo.— voltee a verla, al mismo tiempo que caminaba hacia ella. Mi padre me tomó del brazo con rudeza para evitar que yo hiciera algo, como degollarlos por ejemplo.— No sea sentimental, Zharon.— seguí hablando. Ella tragó duro y Thyler se puso a la defensiva— Bien sabe que, de ser así, usted y su hijo estuvieran en el mismo infierno...

— Scay...

— ¿Qué padre? ¿Ya se te olvidó quien traicionó a mi madre y murió por eso?¿No?— me puse a la altura de mi padre, él me miró retadoramente, un acto de opresión contra mi.— A mí no se me da ser hipócrita.

Me aparte bruscamente de él, retornando mi caminar.

— Thyler se quedará con el lado este.— habló mi padre pero no me detuve.— Enséñale el castillo, y luego haces lo que se te hinche en gana.—Seguí sin detenerme.— ¿No me hagas...

— Pues que venga el principito, no lo voy a llevar de la mano.— grité acomodándome las mangas, sin determe.— ¿O es tan débil que lo debo hacer?

— Es una gran oferta a decir verdad.— Thyler habló frente a mí. Llegó con su gran velocidad, nada impresionante, a decir verdad.

Me seguí de largo y él me hizo una seña de caballerosidad para que pasara antes que él. No ignore por completo su gesto, que más de amabilidad fue de burla. Que ganas de arrancarle la cabeza. Caminé rápido, pero usando mi porte de superioridad. Thyler me seguía muy de cerca, relajado y poco afectado por la discusión anterior.

Me detuve en seco.

— Ese es el lado este.— Señalé un pasillo contiguo.— Por allá está el almacén y allá, la zona de Hell.

— ¿Y la tuya?— Coqueteó. Lo hacía para molestarme.

— En el infierno.— Respondí grosera, sin verlo fijamente.— Esa puerta de allá,— Mi padre me implantó en mi mente los lugares que iban a ser de este. Le hice un gesto con la cabeza para que volteara a ver lo que quería.— Es tu habitación. Si necesitas algo, no me molestes a mí.

—¿Y qué tal si me lo enseñas por dentro? Y quizá, yo pueda enseñarte otras cosa.— se recargó de la pared y cruzó los brazos intencionalmente para remarcar bien músculos.

Me reí cruelmente.— ¿Así es como seduces?¿Te funciona?

No contestó. Se puso a mi altura, inclinándose para dejar poco espacio entre nuestros rostros. Su mirada blanca y lujuriosa se paseó por todo mi cuerpo, de arriba a bajo como si se estuviera guardando en su memoria cada centímetro de mí. Cuando llegó a mis ojos, levantó su ceja derecha y se mordió su labio inferior.

— Generalmente, todas vienen a mí.—Sus ojos, esos ojos blancos juguetones podían hipnotizar a cualquiera. Que mala suerte tenía Thyler.

No trataba de tener relaciones conmigo o al menos eso creía yo. Mi reputación me perseguía y no había criatura que no supiera mi nombre. Si lo hacía enserio, este vampiro era el más tonto que ha existido.

— ¿Y qué haces con ellas?— respondí a su insinuación, juntando más nuestros rostros, rosando nuestras narices y a nada de tocar sus labios.

Se sorprendió un poco ante mi acción, pero sonrió con triunfo.

Este imbécil si cree que caí.

Enredé mis manos en su cuello, jugando un poco con borde se su camisa y antes de que pasara algo más, con mi fuerza y velocidad, lo arrastre conmigo hasta dentro de su cuarto. Lo que él no sabía es que su habitación tenía un gran balcón, uno muy alto desde el cual se veía toda el área. Desde ahí, lo lancé afuera del castillo esperando que se matara. Pero no. Era un vampiro y justo por eso, en el instante en el que lo lancé a la nada, fue más rápido y volvió a la ventana. Lo malo, es que yo ya no estaba ahí.

Todo ser vivo con pene, era predecible.

Me veía desde el filo del enorme balcón mientras que yo, lo observaba con diversión desde el suelo del jardín del castillo. Vi como negaba con su cabeza sonriendo, golpeaba su puño en el marco de la puerta y se recargaba de lado en esta misma, sin dejar de verme ni un segundo.

Le lancé un beso antes de irme.

Incluso el maldito bosque me sofocaba. El remolino de pensamientos, ideas y planes me consumía mi mente, tanto que mis sentidos completos estaban distraídos. Necesitaba encontrar que hacer para evitar que Zharon, se convierta en reina del área que por derecho me pertenece. Necesitaba algo para que el principito no tomara nada de mi poder sobre esta tierra.

Ahora tendría que hacer lo que no debería.

No es como que yo siga las normas, pero a veces, con tal de conseguir algo, era mejor obedecer. Justo ahora estaba por romper una de las más grandes leyes, ir al castillo de las mariposas o como ellas se hacen llamar, las Ziel.

Hoooollaaaaaaaaaaaa

Jajajaja Thyler juega con fuego ¿No creen?

¿Les gustó?

Pronto conoceremos a la "mariposa" que tanto odia Scay.

Nos leemos en el siguiente cap.

Los loviu

Ale