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Cap11:" Aún"

— ¿Y que gano yo?— les pregunté rotundamente a ambos vampiros frente a mí.

Al parecer la única a la que la bruja no odia, es a mí.

Varyck y los Immaculate querían que la bruja les dijera en persona, que Thyler no es un híbrido. El pequeño gran inconveniente, es que todos tienen un pinche problema con ella. Los Ghist la tienen desterrada de su zona, así como los Crull y aunque nosotros no, ella odiaba a papá por haber condenado a su madre Hyde a la muerte. Yo era la única que quizá escucharía y convencería de venir, nuestras madres fueron amigas así que de algo debe servir.

— Lo que quieras Scayth.— contestó a regaña dientes mi padre. Debía ceder ante cada una de mis peticiones, sino quería tener que entregar a Thyler a las llamas del infierno.

— La joya de mi madre.— Exigí con solides, sin ganas de negociar. No necesitaba nada de él, pero la joya tenía un valor más allá del que se cree.

Padre la había mantenido guardada para que yo jamás la llegará a tocar, puesto que el poder de mi madre se almacenaba en esa Iluminea color azul que tenía. Verle la joya de mi madre con todo el poder de ella, alrededor de la muñeca de la reina Crull, me daba rabia. Únicamente yo podía usar ese poder, nadie más. Ni él, mucho menos su nueva mujer.

—No.— Supuse que iba a decir eso.

— Creo que no estás en condiciones de negarme nada.— Le dije segura, viendo a Zharon.— Que traiga a la bruja y la persuada de decir que mi hermanastro es puro, no te garantiza que ellos se lo traguen por mucho tiempo.—Syr nos había puesto un domo sobre nosotros, quedando ella y los demás afuera, sin poder escuchar.— Te conviene que tenga más poder.— Ambos me observaron desconfiados.— No puedo traicionarte, estoy atada a la zona Obscury por el ritual.

— Ten.— Zharon se quitó la joya y me la dio sin dudar, a lo que mi padre se sorprendió y yo sonreí victoriosa.

— Creo que no queda más que hablar.—Me coloqué la joya de mi madre, aún no la usaría.— ¿Quién de tus chupahuevos... Perdón, chupasangre va a ir?— me dirigí a Varyck una vez la cúpula de Syr.

— Iré yo.— Control, ten control...— ¿Crees que confío en los Obscury?— bufó Varyck Ghist.

Un viaje de más de seis horas, no creo que salga sin un rasguño. Caminé despacio para que mi padre viera la dirección que tomaría. Detrás de mí, a pasos sigilosos venía Varyck.

Necesitaba deshacerme de él antes de llegar a la cueva de la bruja, pero no tan pronto como para no jugar. El bosque se espesaba más a cada paso que dábamos. Los árboles se iban acercando más unos con otros, dejando poco espacio para caminar. La cueva de la bruja se encontraba en lo más lejano del bosque, en un lugar maldito y lleno de trampas para los curiosos, pero no imposible de descifrar.

— ¿No me hablaras?— Se quejó Vary a mi lado, tomando mi mano, no sin antes voltear para ver qué nadie viniera.— ¿Acaso ya me cambiaste por Thyler?

Me paré frente a él, sonriéndole como una estúpida enamorada. Me tomó por el cuello con una mano, acariciando con su dedo gordo mi quijada y mejilla, mientras que con su otra mano me apretaba a él, haciéndole sentir la firmeza de su cuerpo. El espacio entre nuestros rostros lo eliminó a una velocidad desesperante, deslizando su mano de mi cuello hasta llegar a mi nuca. Jugó con nuestras narices, acariciando la mía y al ser más pequeña que él, me tenía completamente acorralada. Manipuló un poco mi cabeza con su mano, para que lo volteara a ver a los ojos, haciendo que nuestros labios se acariciaran.

— 200 años es mucho tiempo para extrañarte.— susurró rosando su nariz en mi mejilla. Antes de decir nada, sus carnosos labios se apoderaron de los míos.

Había olvidado lo que sabían sus labios, sus caricias y él en general. Vary cambio mucho desde la última vez que lo vi, desde ese día en que mi padre nos separó.

Hace ya tantos años, Varyck y yo, manteníamos una relación en secreto de mi padre y el suyo. Kille intentó asesinar a mi padre, fue cuando se volvió loco. El rey fue exiliado solo son su único hijo, Varyck y los pocos que seguían su lógica lo siguieron.

El Varyck que yo recordaba era más un títere de su padre, hacía y decía lo que el rey quería. La fachada que daba era de un vampiro débil, sumiso y obediente, un vampiro que todos creían inútil. En mi memoria tenía guardadas, las veces en las que él y yo nos encontramos solos; Dónde me mostraba su inteligencia, su descontrol, su mente sanguinaria y desquiciada. Una mente perversa, tanto, que nadie desconfiaba de él. Creó una ilusión de él mismo ante todos los demás, engañando a aquel que hablara con él, haciéndolos pensar que era un simple peón, cuando era quien dirigía las piezas del tablero. Conmigo sacaba el maligno vampiro que verdaderamente era y yo, le mostré que si podía sentir, a mi modo, pero lo hacía.

No hubo despedida, simplemente una noche, dejamos de vernos. No supe de él, así como él no supo de mí. Nuestras tierras eran lejanas las una de la otra y nadie hablaba de él, porque a nadie le importaba un títere de Kille. Las criaturas lo ignoraban porque no lo creían peligroso, al menos hasta el día de hoy.

Varyck demostró su poder frente a los líderes Immaculate. Ahora era el rey, le guste a quien le guste.

El beso de tornó salvaje, al grado que me recargó de un árbol para su mayor control. Sus labios, su ser y él, sabían a una droga que jamás quería soltar. Feroz, dulce y sangriento. Su mano recorrió de nuevo mi cuello, continuando su camino hasta en medio de mis senos. Su tacto, me hacía soltar sonido de placer, dejándome llevar por el deseo del recuerdo.

— 200 años de fingir.— Murmuré sobre sus labios, tomándolo del cuello, jugando con su pelo.

Sonrió con maldad sobre mi boca.— Desde que te vi llegar, he querido hacer esto.

Me volvió a besar mientras levantaba mis faldas, introduciendo sus manos, buscando su lujuriosa dirección. Gemí cuando su dedo tocó mi parte sensible, como solo él podía hacerlo. Me aferré a su camisa, restregándome en su cuerpo, queriendo más y más de él. Masajeo a su tiempo, torturándome, intentando hacerme rogar, pero eso no sucedería. Con mis manos, logré desatar su pantalón y sacar entre besos, su miembro. Lo tomé segura de lo que iba a hacer; comencé va palpar, apretar y mover mi mano con agilidad. Desvió sus besos a mi mejilla, siguió con mi oreja dónde mordió el lóbulo con pasión. Mi mente se quedó en blanco cuando sentí como dos de sus dedos de introducían en mí, en un juego de entrar y salir que no hizo más que obligarme soltar un gran sonido de placer. La nube de deseo, solo me dejaba accionar contra su virilidad masculina, nada más, mis demás acciones estaban descontroladas por él. Toqué sensible punto, haciéndolo perder el pensamiento, al grado que escondió su rostro en el hueco de mi cuello y lo atacó con ferocidad.

— Odio ser un Immaculate.— se quejó con una voz ronca, sensual y seductora, pero sin ocultar la frustración.

La fricción que nos hacíamos mutuamente, nos hizo llegar al clímax. No me di cuenta de lo agitada, lo sudorosa y temblorosa que estaba, hasta que nos separamos un poco. Él paró de darme placer, para sostenerme de la cintura y evitar que me fuera al piso. Me sostuve de sus hombros cuando el soltó el último suspiro.

Podía engañar a cualquier vampiro, a quien sea, incluso a mi padre. Sin embargo, ocultar el olor de un Immaculate a él más poderoso de los Immaculate, era imposible. Arriesgarme a tener dentro de mí, el olor de Vary, un olor difícil de eliminar, no era una opción. No dejaré que se eche a perder el plan que llevo haciendo más desde mi nacimiento. Ni siquiera por Vary y él, tampoco le daría en bandeja de plata una razón para matarlo.

Pegó su frente con la mía, dejándome sentir su profundo respirar. Sus ojos grises con un tinte azul, seguían viéndome, añorando más. Una mirada coqueta, curiosa y maligna, de esas miradas de matan.

— ¿Aún me amas?— acarició con su dedo mis labios.

No.

— Eres el único que me acepta como soy.— Respondí sobre sus labios, segura, pero no honesta.— El único que realmente me conoce.

Las mentiras salían de mi boca como si fueran una verdad absoluta.

No lo amaba y mucho menos me conocía, pero él ha visto una faceta de mí, que no ha salido a la luz en muchos años.

Los primeros años en la tierra, los pasé a su lado por destino.

Encerrada en la celda más subterránea del castillo; sin nadie más que yo y la oscuridad. Un cuarto tan pequeño que no podía acostarme, no podía moverme; Un cuarto con un orificio en la esquina de una pared, dónde ocasionalmente arrastraba comida. No veía nada, ni mis manos lograba distinguir en la densa negrura. Era un animal, sediento de sangre, sin control de sus impulsos y poder. Desnuda por años, aislada por décadas, sirvieron para construir al monstruo.

Y aún creo que dé no ser por Varyck, sería algo peor. Mis días, mis noches, lucían iguales, las tinueblas no cambian, no dejan ver el pasar del tiempo y yo no había conocido más que eso, en un momento de serendipia, un vampiro llegó a mí, golpeando la pared múltiples veces. Recuerdo ese día haber golpeado la pared con ferocidad, rasguñado cada centímetro de mi prisión, al grado de sangrarme y lastimarme fuertemente. Me detuve al oír los golpes que no eran míos, una voz gruesa que no se veía y una mente perversa que me dejó entrar y explorar.

Me ayudó a controlarme. A fingir. A mentir. A gozar.

No lo podía ver, pero cada día lo sentía y con ello calmaba mi animal interno. Se supone que él me tenía que matar, para eso lo mandaron a buscarme, pero lo que hizo, fue hacerme invencible. Me ayudó a controlar mi poder y enseñarle a mi padre que era digna de salir a la vida.

Él me describía el exterior y yo, le contaba cómo era estar inmersa en la oscuridad. Nunca supe bien porque me ayudó; si fue por rebeldía o compasión, pero siempre supe que él estaba a mi lado.





Esta historia es más inestable que yo.

Jajaja

¿Les gustó?

Cuénteme lo que piensan, déjeme sus teorías....

Les tengo que ser honesta, me gusta más Vary que Thy (al menos por ahora) Thy le falta sacar sus colmillos.

Espero que estén bien y que la espera haya servido.

Y acabamos de cambiar la portada que nos hizo una gran personita.

Es todo de mi parte.

Les quiere

Ale

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