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6. VIAJE DESDE LA PLATAFORMA 9 ¾

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El 1 de septiembre se acercaba, y el Ministerio de Magia había enviado una carta a Selena Lestrange informándole que un auto la pasaría a buscar por la mañana para llevarla a la estación de King's Cross. Esa última semana, la ansiedad la había mantenido despierta, haciendo que se cuestionara si realmente merecía ir a Hogwarts y si sería capaz de estar a la altura de sus compañeros. Cuando finalmente llegó el día, Elizabeth Diggory apareció en la puerta del orfanato, lista para llevarla a la estación.

- ¿Quieres ir primero? -preguntó Elizabeth, mientras se encontraban en medio de los dos andenes.

- Mm... ¿juntas? -dijo Selena, con un ligero temblor en la voz, sintiendo un nudo en el estómago ante la idea de correr hacia una pared de piedra.

- Es una excelente idea -respondió Elizabeth, sonriendo con calidez. Agarró el equipaje con una mano y extendió la otra hacia Selena.

- ¿Dolerá? -preguntó, tomando la mano de Elizabeth con un apretón nervioso.

- Claro que no -aseguró Elizabeth, con una sonrisa tranquilizadora.

Ambas caminaron hacia la pared de ladrillos. Selena cerró los ojos con fuerza, temiendo el impacto. De repente, Elizabeth se detuvo y Selena abrió los ojos, encontrándose con una locomotora de vapor de color escarlata, que esperaba en un andén lleno de gente. Un rótulo decía: "Expreso de Hogwarts, 11 h".

- No es tan complicado llegar, ¿verdad? -dijo Elizabeth, riendo suavemente.

- No, pensé que iba a doler un poco -admitió Selena, sintiéndose más aliviada.

Selena se detuvo a observar el bullicioso lugar. El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la multitud, mientras gatos de todos los colores se movían entre las piernas de los viajeros. Elizabeth comenzó a agitar la mano, saludando a alguien, pero con tanta gente alrededor, Selena no podía distinguir quién era.

- ¡Qué bueno verlos! - exclamó Elizabeth, extendiendo los brazos con una gran sonrisa. - Pensé que no lograría despedir a mi bebé.

Abrazó a un niño, que se sonrojó ligeramente al sentir el cariño de su madre. La niña, Selena, observó la escena con curiosidad. Elizabeth le había comentado que él era unos años mayor que ella y que iba a Hogwarts.

- Mamá - murmuró el niño, con un tono apenado mientras se apartaba un poco

Al finalizar el abrazo, Selena lo miró detenidamente. El niño tenía un cierto parecido a su madre: tez clara, cabello castaño y unos ojos grises que brillaban con la misma chispa encantadora de Elizabeth. Y esa sonrisa, tan familiar, que iluminaba su rostro.

- Te voy a extrañar. No te olvides de escribir - le dijo Elizabeth mientras arreglaba el cabello alborotado del niño con ternura.

- Claro que no - respondió él sonriendo

- Por cierto, quiero presentarte a Selena Lestrange. Este es su primer año en Hogwarts. Ellos son mi hijo Cedric y mi esposo Amos Diggory - dijo Elizabeth, señalando a cada uno con orgullo.

- Hola, es un gusto conocerlos - sonrió Selena, sintiéndose un poco tímida ante la atención.

- Qué encantadora - comentó Amos, un hombre de apariencia amable que hasta hacía un momento había pasado desapercibido para ella. - El gusto es mío - dijo, extendiendo la mano hacia Selena.

- Hola, soy Cedric - dijo el niño, extendiendo su mano con una sonrisa - Si necesitas ayuda en tu primer año, puedes buscarme en la mesa de Hufflepuff.

- Deben irse, el tren está por salir - interrumpió Elizabeth, abrazando a cada uno de los niños con un cariño palpable.

Cedric ayudó a Selena a subir las valijas y, mientras caminaban por el pasillo en busca de un lugar vacío, rompió el silencio.

- ¿En qué casa te gustaría quedar? - preguntó, con una curiosidad genuina en sus ojos.

Selena había leído el libro de Historia de la Magia, donde se describían las características de cada casa de Hogwarts. A pesar de haberlo pensado mucho, no tenía claro cuál se ajustaba más a su personalidad, ya que todas tenían algo especial.

- No lo sé, no tengo una preferida - respondió, encogiéndose de hombros, un gesto que delataba su indecisión.

Cedric la miró incrédulo, arqueando una ceja. - Vamos, tienes que tener una casa favorita.

- No, es que... no sé a cuál podría pertenecer - insistió Selena, sintiéndose un poco abrumada.

- ¿Tus padres de qué casa eran? - preguntó Cedric, ajeno a la historia familiar de Selena. - A veces uno queda en la misma casa que sus padres. Mi padre era Hufflepuff y mi madre Gryffindor.

Las palabras de Cedric resonaron en la mente de Selena, despertando una nueva interrogante sobre sus propios padres. Estaba a punto de responder, cuando un grito resonó en el pasillo.

- ¡DIGGORY, VEN! - gritó un niño que aparentaba la misma edad que Cedric, con el cabello oscuro y revuelto.

- ¡Voy! - respondió Cedric, sonriendo con entusiasmo. - Son mis amigos. ¿Quieres venir al vagón de los Hufflepuff?

Selena dudó, sintiendo que no era correcto unirse a ellos sin haber sido seleccionada aún. - No creo que sea buena idea - dijo, tratando de sonar amable.

- ¿Segura? Son amables - insistió Cedric, con una sonrisa que invitaba a ir con ellos.

- Sí, gracias por la invitación igual - respondió Selena, sintiendo que debía mantener su distancia por el momento.

Con un ligero gesto de despedida, Cedric se alejó, y Selena continuó su búsqueda de un compartimento vacío. Cuando el tren comenzó a moverse, alguien abrió la puerta del compartimento donde ella estaba leyendo un libro de pociones.

- ¿Puedo sentarme? - preguntó una niña de cabello enmarañado, con una expresión curiosa.

- Sí - contestó Selena, levantando la vista del libro y sonriendo un poco.

- ¿También es tu primer año? - inquirió la niña, con una chispa de nerviosismo en su voz.

- Sí... estoy algo nerviosa - confesó Selena, sintiendo que la honestidad era lo mejor.

- Yo también - dijo la niña, sonriendo ampliamente, mostrando unos incisivos más grandes de lo habitual. - Soy Hermione Jean Granger.

- Selena Alya Lestrange - se presentó ella, extendiendo la mano con una mezcla de nervios y emoción.

Hermione Granger resultó ser muy agradable. Hablaba rápido y con entusiasmo, como si cada palabra estuviera llena de emoción. Mientras el tren avanzaba, el paisaje exterior se deslizaba como una pintura en movimiento, pero las dos chicas estaban tan absortas en su conversación que no prestaban atención a las colinas verdes y los árboles que pasaban velozmente.

- Mis padres son muggles y dentistas - explicó Hermione, sus ojos brillando al hablar de su familia. - Estaban tan felices cuando les conté que iba a asistir a la mejor escuela de magia y hechicería del mundo. No podían creerlo.

Selena sonrió, sintiendo la calidez de las palabras de Hermione. Era reconfortante escuchar a alguien hablar con tanto entusiasmo sobre su familia. Sin embargo, cuando Hermione continuó hablando sobre los libros que había leído durante el verano, Selena se dio cuenta de que no era la única que había pasado horas sumergida en la lectura.

- He leído todos los libros de magia que pude encontrar - dijo Hermione, moviendo las manos con gestos animados. - Incluso conseguí algunos más de la biblioteca. Pero... tengo miedo de que no sea suficiente. No quiero reprobar mi primer año en Hogwarts.

Selena la miró, reconociendo la ansiedad en su voz. La presión de ser buena en un lugar nuevo era algo que ambas compartían. Cuando Hermione finalmente le preguntó sobre su familia. Ella no sabe qué decir. No tiene mucho que contar sobre su familia porque no los conoce realmente. Dumbledore no le había provisto mucha información. Entonces, simplemente solto

- Bueno, soy huérfana - dijo, evitando la mirada de Hermione. - Vivo en un orfanato con otros niños.

No quiere contarle todo el drama de los traslados de orfanato y constantes cambios de escuela. Sabe que decir que no tiene padres haría que Hermione la mire con pena, como suele hacer la gente normalmente. Las palabras parecieron flotar en el aire, y un silencio incómodo se instaló entre ellas. Hermione la miró con una mezcla de sorpresa y compasión, sus ojos grandes llenos de pena.

- Oh... - balbuceó Hermione, su voz suave y casi un susurro. - No tenía idea... lo siento.

Las mejillas de Hermione se sonrojaron, y por un momento, la energía de la conversación se desvaneció. Selena apreció el intento de empatía, pero no quería que la miraran con pena.

Justo entonces, un golpe en la puerta del compartimento. Es el muchacho de cara redonda que Selena había visto en Flourish y Blotts y parece muy afligido.

- Disculpen - dijo, su voz temblando un poco - ¿han visto un sapo?

- No - contestó Hermione rápidamente, su tono aún un poco distraído por la conversación anterior.

- ¡Lo perdí! ¡Siempre se me escapa! - exclamó el niño, su preocupación palpable.

Selena sintió un impulso de ayudar. - ¿Te ayudo a buscarlo? - preguntó, sintiendo pena por el niño que estaba tan triste por su mascota.

- ¿En serio me ayudarías? - se sorprendió él, su expresión cambiando de angustia a una chispa de esperanza.

- Sí, claro - dijo Selena, sonriendo con calidez. - ¿Nos ayudarás a buscar al sapo? - le preguntó a Hermione, quien dudó un momento, pero finalmente asintió, su curiosidad superando la reticencia.

- Soy Selena Lestrange - se presentó, mirando al niño con una sonrisa amable.

- Y ella es Hermione Granger - añadió, señalando a su compañera.

- Soy Neville Longbottom - respondió el niño, aún un poco nervioso.

- Lo sé, te recuerdo de Flourish y Blotts - dijo Selena, sorprendiendo a Neville. Su rostro se iluminó, claramente no esperaba que ella lo recordara.

Los tres se separaron para buscar más rápido a Trevor, el sapo de Neville. Selena avanzó por el pasillo. Se detuvo frente a un compartimento y tocó la puerta con suavidad.

- Perdón -dijo, asomando la cabeza-. ¿Vieron un sa...?

Antes de que pudiera terminar la frase, un niño pelirrojo la interrumpió, su voz resonando con frustración.

- ¡QUE NO HEMOS VISTO ESE ESTÚPIDO SAPO! -gritó, su cara roja de enojo. Era evidente que esta no era la primera vez que le preguntaban.

Selena frunció el ceño, sintiendo cómo la ira comenzaba a burbujear dentro de ella. - Oye, no me grites -respondió, elevando la voz-. ¡ERES UN GROSERO!

El pelirrojo, sorprendido por su respuesta, replicó con la misma intensidad. - ¡TÚ NO ME GRITES A MÍ!

Ambos tenían las mejillas encendidas, y el aire se volvió tenso entre ellos. Justo cuando Selena estaba a punto de continuar con su queja, un chico de cabello negro y algo alborotado se interpuso entre ellos, levantando las manos en un gesto de paz.

- Ya no griten -dijo, su tono calmado-. Ron no quiso gritarte. Es que ya pasaron como tres veces preguntando por el sapo -explicó, mirando a su amigo con un leve reproche-. ¿Verdad que lo sientes?

- Eh... -El pelirrojo duda y el azabache lo mira entrecerrando los ojos- Sí... no quise gritarte - dice haciendo una mueca

Selena notó la falta de sinceridad en su mirada. No era más que un intento de evitar problemas en su primer día, y eso la irritó aún más.

- Te avisaremos si vemos el sapo -dijo Ron, cerrando la puerta con un movimiento brusco, como si quisiera poner fin a la conversación. Una vez que estuvieron solos, Selena pudo oírlo murmurar-. Qué pesada.

Selena se detuvo en seco, girándose sobre sus talones para encararse de nuevo con el compartimento donde estaba Ron. La indignación ardía en su interior como una llama, y no iba a dejar que se fuera con la última palabra.

- ¡No soy pesada! -exclamó Selena, llevando las manos a la cintura con determinación-. Solo estoy intentando encontrar el sapo de Neville. Pero claro, eso parece ser un delito aquí.

Ron abrió la puerta de golpe, su rostro ardiendo por la mezcla de rabia e incredulidad. - ¿A quién le importa tu sapo? ¡Hay cosas mucho más importantes en Hogwarts que un sapo perdido! -se cruzó de brazos, como si ignorarla le diera más poder.

Selena no retrocedió. Dio un paso al frente, firme. - ¡Es su mascota y está perdida! -Su voz se hizo más firme, casi retadora- Además, no es mi culpa que seas tan grosero. Reconocerlo no te haría menos... -dijo en tono de burla

El pelirrojo le lanzó una mirada desafiante, como si quisiera demostrar que no le importaba su opinión. - ¿Y tú qué sabes de mí? -respondió, gesticulando con impaciencia.

- Solo que eres un grandisimo idiota -Dijo Selena con desde mientras giraba buscamente golpeando con su cabello la cara del pelirrojo, no iba a ponerse a discutir con ese niño, no queria peleas, nisiquiera habia pisado Hogwarts y ya habia iniciado una pelea.

Selena continuó su búsqueda por el tren. Miró a su alrededor, buscando a Trevor, pero el sapo seguía desaparecido.

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Holaaa... si les gusto el capítulo y quieren que siga el fanfic dejen comentarios o estrellita.


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