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02

CORPORACIÓN MIN

-Sr. Min, buenas tardes- después de deslizarse la puerta una vez el hombre de cabello canoso tocó el panel, ingresa al más inmenso laboratorio jamás visto, ignorando el saludo de uno de sus empleados. Le urgía saber datos nuevos, no es de cuatro o cinco meses que estamos hablando, es muchísimo más de ese tiempo que el reconocido científico de apellido "Min", le a dedicado tiempo completo y dinero para crear algo realmente increíble.

Lo primero que hizo fue acercarse a su más grande creación viéndolo con los ojos cerrados. Lleva semanas y semanas esperando que su "obra de carne" reaccione, pero por alguna razón no a visto ningún cambio, como si su más arduo trabajo no fuera a dar frutos. Desesperado toca la puerta trasparente de la cápsula; observa cada detalle del androide, luce como si cualquier persona estuviese ahí metido, pero sin ganas de despertar.

-¿Qué nuevo informe me tienen de D--2?- sin apartar su vista del rostro de quién dormía plácidamente, uno de sus compañeros se acerca con una carpeta en mano.

-D-2 no muestra más avances, señor Sr. Min- le dió miedo decirlo, ya que no supo como vaya actuar- Apesar de que todo en él funciona, su cerebro no a querido cooperar. Es como si estuviera muerto sin nunca estar vivo-

-D-2 TIENE que despertar- furioso descargó una palmada en la puerta de la cápsula- No se como ustedes le van hacer, pero yo no pude haber gastado tanto dinero en nada.

-Es la primera vez que hacemos algo así, señor Sr. Min- no tuvo la suficiente valentía para mirarlo a la cara- ¿Crear un robot de carne y hueso? ¿Con riñones, venas y cerebro?...Esto es de locos...¿Como sabremos que nuestro invento abrirá los ojos?-

-Ese trabajo te lo dejo a ti- se aproximó al hombre de edad más joven que él, para tomarlo fuertemente por el hombro- Más te vale que D--2 recobre vida, yo lo necesito para hacer realidad mi objetivo- sus planes eran perversos y realmente egoístas- Esa cosa que está haya acostado dentro de esa cápsula, es mi más grande arma nuclear para desparecer Japón. Una vez destruya ese país, me convertiré en el Rey del mundo, seré imparable-

No entendió el maleficio deseo del Sr Min, ¿Horas, días y meses creando un mounstro para acabar con el mundo entero?. Es una guerra lo que quiere iniciar, pero él no está de acuerdo con eso, si perdió horas de sueño construyendo una máquina asesina con piel, solo se requiere de segundos para hacer que deje de funcionar, y adiós exterminación del planeta.

-No te quedes ahí mirándome como un imbécil...¿Qué esperas? ¡A trabajar!- al regañarlo teniéndolo en frente, paso por su lado buscando de nuevo la salida. El sujeto de bata blanca no se quedó con la molestia en su estómago de proceder en lo que pensaba hacer. Mrando de lado a lado y cercioradose de que el resto de sus compañeros no le estén mirando, colocó su carpeta encima de una mesa, para luego agarrar una jeringa con un líquido especial. Con ayuda de esto alteraría el funcionamiento de D--2, una dosis sumamente cargada podrá destruirlo por dentro.

Con los nervios alborotados y las manos temblando, el asiático de cejas cortas y gruesas alista la inyección. Continuamente miró para atrás, y al sus colegas estar ocupados cada quien en lo suyo, estuvo dispuesto en silencio abrir la cápsula. Ni siquiera alcanzó apretar un solo botón de la máquina regeneradora cuando repentinamente una mano de tes pálida traspasó el vidrio tomándolo por el cuello. El tipo ancho los ojos como más pudo, se quedó sin aire y habla, totalmente pasmado, observando a un demonio como D--2.

Todo el tiempo estuvo equivocado y recién se dió cuenta de ello. El androide de cabello color castaño oscuro, pupilas marrón, y piel blanquecina todo el tiempo estuvo consciente de su alrededor, solo esperaba un momento exacto para demostrar de lo que está hecho. Los pies del surcoreano se elevaban en el aire moviéndose en todas las direcciones mientras D--2 lo alzaba lentamente en el proceso. Soltó la jeringa dejándola caer al suelo, buscó liberarse inútilmente pero fue vano, el pálido chico quemaba su carne con la palma de su mano hirviendo. Si el brazo de D--2 traspasó completamente el vidrio de la cápsula sin tan siquiera hacerle un solo rasguño y tan siquiera abrir la puerta, lo mismo hizo su moldeado cuerpo masculino desnudo. Se reincorporó quedando de pie, su ceño lo tenía fruncido y al detectar las claras intenciones del hombre de cejas pobladas, instintivamente lo arrojó brutalmente como una pluma, contra una pared rompiendo a su paso varias botellas experimentales.

Por el estruendo ocasionado todos se voltearon a ver lo que lo sucedió. Ninguno alcanzó a ver nada, no entendieron lo que pasó. D--2 ya estaba nuevamente posicionado como desde un comienzo; es escurridizo como la gelatina, incluso más liso que ella misma al no tardarse ni un segundo para volverse acomodar. Todos corrieron rápidamente hacia un acribilladolo cuerpo que rompió vidrio por doquier, murmuraban entre ellos mismos dándose el consuelo que fue por accidente en hora laboral que murió, pero lo insólito en todo esto es que las cámaras regadas por todo el laboratorio, no alcanzaron a captar lo acontecido. El Sr Min regreso de nuevo a escena al presentarse tal tragedia, revisaron el cuerpo ya sin vida de uno de los mejores científicos en todo Corea, y llegaron a la conclusión de que se lo había chupado el diablo. Su cuello tenía marcas de haber sido quemado, pero no fue esa la razón que los asustó tanto al personal, y es que al mirarlo a la cara, se percataron que parte de su rostro ya no estaba, le faltaba algo importante, sus ojos. Es como si hubiesen dibujado un muñeco en hoja de cuaderno y simplemente le borraron la vista, es totalmente ilógico... proseguirá la investigación.

-¿Alguien me puede explicar que fue lo que realmente pasó?-

-Ninguno lo sabe, Sr. Min-

Parada en el umbral de la puerta principal de la preparatoria, Ámber abre el paraguas al ver como seúl es rápidamente atacada por la lluvia del cielo. Es cuidadosa en bajar los únicos escalones que hay para luego encaminarse lejos de ella, sintiendo el frío recorriendo su piel, se abriga lo mejor posible con cuyo saco delgado que casi no le brinda calor. Los autos no paran de pasar, chilgueteando a la molesta chica que por un segundo odió ser tan pobre. Camina deprisa por la cera, su estómago cruje, y al pasar por una panadería, se imaginó a ella misma comiendo un delicioso pan, y disgustando un caliento té. Batió su cabeza borrando las absurdas imaginaciones y antojos, atenta miró por cada lado, estuvo dispuesta a cruzar la calle, pero cierto muchacho de pelos azules se le interpuso con su costosa moto último modelo.

Thompson reflejo confusión en la mirada mientras el chico de chaqueta de cuero, se quitaba el casco un instante.

-Ven, súbete. Yo te llevo a casa mi linda novia- estiró su mano para hacerle entrega del otro casco. La pelinegra no quiso, ni quería aceptar, ya estaba harta que Jeon Jung kook este diciendo por todo la prepa que son novios cuando no es cierto- ¡Ey mi reina! Te estás mojando, súbete ya.

-El que se está mojando es otro, ¿Acaso no ves que yo tengo un paraguas?- rodando los ojos le dió la espalda y continuó en lo que iba. Lo que dijo es cierto, jungkook podrá tener moto, pero al fin y al cabo el que se moja es él.

-YA VERÁS QUE UN DÍA ACEPTARAS SER MI NOVIA, ÁMBER THOMPSON- se vio obligado alzar la voz para que lo escuchase, ya que la de ojitos grises iba lejos gracias a sus efectivas piernas cortas- Esa chica es difícil- desenvainando una sonrisa divertida, volvió a cubrír su cabeza- Tal y como me gustan las mujeres- volvió a tomar impulso en su motocicleta para luego irse de ahí.

Es persistente, no se dará por vencido tan sencillo.

Al fin, el edificio Min. Cerrando la sombrilla y sacudiéndola un poco, con emoción ingresó a la corporación. Metió su mano dentro del bolsillo de su uniforme deportivo y al hallar la tarjeta que le da acceso a cada puerta que desee ingresar, no le vio lo necesario de utilizarla. Hace muchos meses a estado viniendo, fue el mismo Sr Min quien le obsequió el ingreso fácil por si él en algún momento no llegase a estar, pero como al hombre lo ve todos los días, muy amablemente la atiende.

Hoy quería hacer las cosas diferentes, siempre que le pide al dueño de la corporación que le permita ver su obra de arte, él se niega, sale con cualquier excusa, diciendo que venga otro día ya que el trabajo todavía no está terminado. Si va a su oficina, lo saluda como de costumbre, el canoso la invitara a ese horrible café amargo que no le gusta y disimuladamente la corrrera. Ámber Thompson aprendió a conocer la empresa lo suficiente, e inclusive ya sabe donde queda el laboratorio.

-Hoy lo conoceré, hoy lo conoceré- con una sonrisa en los labios, se paseaba por los pasillos dichosa. Le extraño que la policía estuviese aquí, había mucha gente reunida en un solo lugar...

¿Qué sucedió? ¿Hubo algún accidente? ¿Por qué tanto escandalo?.

Como la vecina metiche quiso ir a cogerse el chisme, pero cierta mano se posó sobre su hombro haciéndola detener y asustandola.

-¡Ámber! ¿Qué haces aquí?-

-¡Profesor!- sintió un gran alivio al saber que era él y no un fantasma-- Yo solo vine a..

-Vete- fue rápido en correrla. La chiquilla arrugó el entrecejo un tanto perdida, no entendía porque el docente de informática le decía eso.

-Yo...

-El Sr Min el día de mañana realizará un evento muy importante, donde le mostrará a todo el mundo entero su gran obra ya terminada.

-¿Ya lo terminaron?- se sorprendió- Y ¿Como quedó?- amplió una sonrisa.

-El Sr Min no te dará un solo Won, como lo prometió. Enfrente de la prensa dirá que que el de la idea fue solamente suya, tu ya no estás en medio- se cruzó de brazos.

-¿Qué?-

-No pierdas más tiempo Ámber, vete antes de que te echen de aquí como un perro- la agarró de su delgado brazo, propiamente el hombre de vestimenta elegante la sacaría de la empresa, pero ante la rebeldía y persistencia de la menor, no tuvo de otra que soltarla ya que no se dejó correr.

-Pero obra de carne es mía- sus ojos se inundaron en lágrimas. Jaló hasta conseguir soltarse- Ustedes no pueden arrebatarnelo. Él es mío, yo soy su verdadera creadora...yo fui la que me imaginé cada lunar de su cuerpo, ustedes solo me lo robaron, no es justo- se contuvo en soltar el llanto.

-Lo siento mucho Ámber-

-¿Lo siente? ¿Qué podría sentir alguien como usted? Que fue el primero en quitármelo-

-Escucha- tomó varías bocanadas de aire-. Vete por favor. Vete antes de que te metas en problemas-

-Yo no me iré hasta llevarme lo que es mío.

.

No habló por hablar, muchos menos mentir, así el profesor la haya custodiado hasta la puerta y le haya dicho a los vigilantes que no la dejen pasar, la pelinegra de cualquier manera volvió a entrar está vez utilizando la tarjeta. Con los ojos humedecidos, explotando de la puritita rabia, esperó pacientemente hasta ver que el laboratorio estuviese vacío. Le tocó que aguantar otro poquito el desespero, pero se le concedió el deseo.

Abrió el panel entrando al lugar, y sorprendiéndose por lo gigante que encontró el laboratorio, no desperdició más tiempo en cosas que no viene al caso. Corrió directo a la cápsula, sus redondos ojos grisáceos se abrieron sin parpadear pegando su cara de lleno contra la puerta trasparente sin pestañear. Ni estando loca se perdería un solo segundo la carita angelical que tiene D--2. Es más hermoso de lo que se alcanzó a imaginar, le gustó cada cosa, pero más sus rosadas mejillas.

-¡Dios mío, es precioso!- inquieta por tocarlo, sus dedos sobre la tapa de la cápsula se movían constantemente, haciendo un ruido con sus uñas nada intencional- ¿Cuál será el botón que lo abrirá?- pensó, pensó y pensó hasta que resolvió presionar uno de ellos. De milagro le dió al punto exacto, y a la puerta deslizarse dándole acceso a ella, no lo medito dos veces para arrojarse sobre su pecho descubierto abrazándolo.

Es imponente el cuerpo de D–2, sexy, fuerte, como nunca jamás ha visto. Ámber no le incómodo, tampoco le puso atención, ella estaba concentrada en lo que debía, y al acariciarle el cabello, enseñó los dientes muchísimo más al sentir la fibra tan real. Suave, brillante, liso.

-Se que me escuchas, por eso te pido que me pongas mucha atención, ¿Si?- le miró al rostro. D--2 no movió un solo músculo de su cuerpo- Yo soy tu verdadera creadora, mi nombre es Ámber Thompson, yo fui la que escribí cada detalle de ti en esta libreta...¿La ves?- se la enseñó así él no le este mirando- El Sr Min junto con el maestro de informática me robaron. Tu eres mío, y aunque no haya sido yo la que pegó cada pliegue de ti, te construí en mi corazón, siendo tú mi más grande anhelo- recargó su rostro en su pecho, donde D--2 enseguida abrió los ojos marrones- No permitas que ellos te controlen, tu objetivo es hacerme feliz a mi, a nadie más.... esa es tu misión, no me vayas a fallar- al levantarse para enfocar su vista en la suya, inmediatamente el castaño cerró los párpados- Si me haces feliz, prometo que yo también haré lo mismo contigo- sonrió- Lo pensé mucho durante estos meses que no pude verte gracias a que ellos no me lo permitieron, pero ya sé como te llamarás. Yoon Gi es un nombre lindo, ¿No lo crees? A mí me gusta mucho, por eso se me ocurrió nombrarte así...

-Creo que la carpeta la deje en mi mesa-

En cuanto oyó voces que se aproximaban, la chiquilla volvió a cerrar la cápsula con rapidez.

-No me olvides Yoon Gi, y búscame-.

¡Gracias por leer!

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