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━━━━━━━ epilogue

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ᴡᴇ'ʀᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ɢᴏɪɴɢ
ᴛᴏ ʙᴇ ᴀʟᴏɴᴇ ᴀɢᴀɪɴ
ᴡᴇ'ʀᴇ ɴᴇᴠᴇʀ ɢᴏɴɴᴀ ʟᴇᴛ ɪᴛ ᴋɴᴏᴡ
ᴡᴇ'ʀᴇ ᴇɴᴇᴍɪᴇs,
ʟᴏᴠᴇʀs, ɴᴏᴛ ғʀɪᴇɴᴅs

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Un año después...

El verano comenzaba a abrir sus puertas en la siempre soleada California, y para los habitantes del pequeño y concurrido Beacon Hills, era sinónimo del inicio de las fiestas, las salidas nocturnas y el ruido en las madrugadas.

Stiles Stilinski recordaba haber disfrutado mucho de sus vacaciones cuando aún iba al instituto, nunca estando muy lejos y siempre en compañía de su mejor amigo. Algunas de esas habían sido noches aburridas, otras un poco más entretenidas que las anteriores, aunque de seguro se preguntarán ¿Cómo podría ser aburrida la vida cuando su mejor amigo era un hombre lobo?

Pues con dar la respuesta Scott McCall, ya tendrían suficiente para sacar conclusiones.

Sin embargo, esa etapa suya ya había acabado, y por tanto, las puertas de la adultez se abrían con nuevas oportunidades a la vuelta de la esquina.

- ¿Sabes una cosa?

Lydia depositó la caja que cargaba sobre el suelo del que había sido su viejo departamento, volteándose sobre el felpudo de la entrada para observar a Stiles.

Este le estaba dando un último vistazo al salón, completamente vacío, antes de partir.

- ¿Qué? -preguntó ella, sintiendo curiosidad por su respuesta.

- Nunca creí que fuéramos a despedirnos de este sitio. Es decir... Beacon Hills ha sido nuestro hogar por mucho tiempo, decirle adiós ahora se siente como algo realmente extraño.

- No le estamos diciendo adiós para siempre. Solo un largo "hasta pronto". -le dijo, a la vez que lo abrazaba por la cintura- Echaré de menos nuestro piso, pero creo que San Francisco me gustará ¿Qué piensas?

El apellidado Stilinski puso sus manos en los hombros de su novia, fingiendo pensarlo detenidamente, pero al final solo terminó dándole un suave beso en la frente.

- Digo que mientras te tenga conmigo, cualquier lugar se sentirá como en casa.

Después de esto, la rubia fresa lo tomó de la mano para entrelazarla con la suya, desde donde podían notarse dos relucientes alianzas.

- Venga, terminemos de subir las cosas al jeep.

Ambos volvieron a recoger el equipaje que llevaban y se dirigieron juntos hacia su siempre fiel Roscoe, no sin antes cerrar la puerta del departamento a sus espaldas. Esperando que fuera un buen hogar para sus próximos inquilinos.

Todavía les quedaban dos paradas más por hacer antes de partir, una en la comisaría para despedirse del sheriff y otra en la casa de la señora Martin. Las cosas habían cambiado mucho en los últimos trescientos sesenta días, y todos dieron diferentes rumbos a sus vidas ahora que ya no habían estudios ni deberes de por medio que los preparasen para el futuro. Porque ya estaban siendo parte de él.

Derek, como era de esperarse, regresó con su novia para establecerse permanentemente en Colorado, y desde allí se mantenía en contacto con toda su familia, empezando por su hermana Cora en Europa. Quien no tardaría mucho en tomarse unos días para regresar a América, probablemente acompañada de un buen amigo a quien todos conocían como Isaac.

Liam y Theo al final no lograron hacerse con el divorcio, así que estaban probando a ver qué tal les iba el matrimonio ahora que sabían que no podrían romperlo hasta dentro de unos años. Mason y Corey solían reírse mucho debido a eso, pero ¿Qué más daba? Ya habrían más vacaciones en Las Vegas para seguir metiendo la pata como solo ellos podían hacerlo.

Les quedaba mucho por vivir todavía.

Con esa misma frase en mente, Scott se despidió de su madre con un abrazo y luego repitió la misma acción con Chris. Estaba seguro que pasaría mucho tiempo antes de que volviera a verlos otra vez, así que prometió llamarlos todos los días, solo en caso de que necesitaran ayuda en algún momento.

- ¿Lista para recorrer el país en moto, señorita Tate? -cuestionó en dirección a Malia, quien iba bajando la escalerilla del porche con su mochila al hombro y la melena castaña suelta al viento.

- Nunca más preparada.

Ella le regaló una sonrisa cuando se subió detrás de él en la motocicleta, poniéndose el casco antes de pasar ambos brazos alrededor de su cintura.

- ¿Crees que puedas sujetarte bien?

- Prometo controlar mis manos si tu prometes no conducir tan rápido.

- Tenemos un trato.

- Pero antes...

La chica coyote lo tomó por el mentón, obligándolo a voltear el rostro para robarle un beso.

- Listo, ya puedes arrancar -le dijo cuando se separaron, volviendo a abrazarse a su pecho desde atrás.

- Una cosa antes de partir... ¿Todavía quieres hacer ese viaje a Francia del que tanto hablabas?

Ella lo miró, repentinamente confusa.

- ¿Cómo es que sabes eso?

Y la verdad, no lo sabía. O por lo menos no que lo recordara completamente. Pero a pesar de la confusión, eso lo hizo sonreír, porque demostraba que algo en él estaba cambiando.

- Digamos que solo lo recuerdo -le dijo.

Malia agitó una mano para decirle adiós a Melissa y Argent que los observaban desde el portón, sintiendo el vehículo ponerse en marcha segundos después, dándole inicio a una nueva travesía.

Mientras se despedían del pueblo y dejaban atrás una etapa llena de memorias que se quedarían grabadas en cada rincón de sus alrededores, la pareja sintió que esa no sería la última vez. Pues como muchos solían decir: "No hay lugar como el hogar" y el suyo, indudablemente, siempre estaría ahí.

Escucharon un llamado al pasar delante de la casa donde Laurel y Peter se encontraban bajando la compra del auto. Un aullido que les deseó buena suerte, al tiempo que los dos mayores se quedaban mirándolos desaparecer por el final de la calle con una sonrisa de orgullo pintada en en sus caras.

Beacon Hills ya no estaba solo. Tenía protectores. Enemigos que ahora eran aliados, y amigos dispuestos a luchar contra cualquier amenaza para mantener la paz entre el mundo sobrenatural y el humano.

Ya en la autopista, Scott detuvo su motocicleta al lado del Jeep desde donde Stiles y Lydia se encontraban, y las dos parejas se dieron una última mirada. Diciéndose sin necesidad de palabras un "Nos volveremos a ver", antes de poner en marcha ambos vehículos y separarse por caminos opuestos de la carretera.

Malia volvió a sentir el aire de la libertad golpeando su cara, haciendo que se sujetara con mayor fuerza de su líder, y este después de unos minutos aceleró, perdiéndose en la inmensidad del paisaje que se abría paso delante de ellos.











La vida es energía, y la energía simplemente no desaparece.

- Alan Deaton

Muchísimas gracias a todos los lectores que se mantuvieron fieles hasta el mismo final. No podría haber culminado Oblivion sin su apoyo. Y también a esas personas que leyeron todas y cada una de mis ideas, brindándome su ayuda.

Esta ha sido mi historia favorita de las que he escrito de TW, y créanme, no quería acabarla. Pero como dice el señor Stark: "Parte del viaje es su final".

💙✨

Realmente espero que lo hayan disfrutado tanto como yo.

Besos y abrazos,

Debbie

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