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━━ chapter 3O

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ᴛʜᴇʏ sᴀɪᴅ ʙᴇғᴏʀᴇ
ᴛᴏ sᴛᴀʀᴛ ᴀ ᴡᴀʀ
ʏᴏᴜ ʙᴇᴛᴛᴇʀ ᴋɴᴏᴡ
ᴡʜᴀᴛ ʏᴏᴜ'ʀᴇ ғɪɢʜᴛɪɴɢ ғᴏʀ

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De pronto, el sonido seco de un disparo surcó el aire. Bill y los demás cazadores alzaron la cabeza.

Había venido de arriba.

— Suban —les ordenó, al tiempo que sacaba un extraño objeto de su bolsillo y lo lanzaba en su dirección.

Instintivamente, los tres hicieron el intento de echarse para atrás antes de que la botella estallara, pero no lograron escapar del humo que comenzó a cubrirlo todo al igual que una bomba de gas.

Scott tosió con fuerza. Su cuerpo debilitándose considerablemente mientras aspiraba al igual que Derek, pero sorprendentemente, al humano no parecía afectarle en lo absoluto.

— Scott ¿están bien? —el alfa asintió rápidamente ante su pregunta.

— Olvídate de nosotros. Ve a por las chicas antes de que encuentren a los demás.

— ¿Qué hay de vosotros?

— Nos las arreglaremos ¡Corre!

No esperó que lo dijera dos veces, Stiles salió disparado hacia la segunda planta del instituto mientras sus amigos intentaban buscar una forma de ponerse en pie sin sentir que la cabeza les estallaría en el proceso.

— Fue veneno ¿No es así? —jadeó el de apellido Hale, y Scott no tuvo que responderle la pregunta para hacerlo saber.

— Solo... nos mareará un poco... pero estaremos bien mientras no nos lastimen físicamente.

— Venga vamos —Derek desfiguró su rostro en una mueca de dolor cuando se puso en pie, siendo secundado por su compañero, justo a tiempo para escuchar un aullido por los pasillos.

Era Malia, que estaba atrayendo a los cazadores lejos de sus amigos para que pudieran avanzar. A su lado, Laurel y Liam corrían a través de la lluvia de disparos hasta esconderse detrás de una pared.

El trío de betas intercambió miradas entre sí.

— ¿Estáis seguras de esto?

Ante su interrogante, tanto la coyote como la mujer lobo dijeron que sí con la cabeza.

— Tendría que haberme quedado en la universidad —maldijo el castaño, alejándose por el otro extremo del pasillo para atraer al grupo del salón de clases. Dejándolas solas y con un problema que lidiar.

Laurel tragó grueso, fijando sus ojos ámbar en la mujer coyote.

— A mí señal atacamos.

Ella asintió, y tan pronto como Malia estuvo segura de que los cazadores dejaron de abrir fuego, ambas salieron sorpresivamente detrás del muro, dejándoles ver las garras en sus manos y sus colmillos.

Los cazadores dieron varios pasos marcha atrás. Olvidando por un momento por qué estaban ahí al escuchar su rugido amenazante.

Lydia alzó el semblante cuando Payton Foster abandonó la habitación con el resto de los hombres. Tomando esto como una oportunidad perfecta para intentar liberarse.

A Cassie le hubiera gustado preguntar qué rayos estaba haciendo, pero un súbito golpe las hizo reaccionar, dándose cuenta de que Stiles estaba parado en el umbral de la puerta y acababa de noquear a uno de sus secuestradores.

— ¡Lydia! —prácticamente entró a topicones, apresurándose en su tarea de desatarlas y quitar el pañuelo de la boca de la banshee.

Apenas sintió que sus extremidades estaban libres otra vez, ella se lanzó encima suyo para abrazarlo con desesperación. Stiles le miró la cara, asegurándose que no la hubieran lastimado, acariciando sus facciones todavía con el corazón a punto de saltar su pecho.

— Viniste por mí.

— Siempre lo haría —le dijo— Gracias a Dios estás bien.

Estaban tan sumidos en su burbuja que ni siquiera se percataron de un pequeño detalle que antes no estaba.

— ¿Dónde está Cassie?

El de lunares miró hacia todos lados, sin hayar rastro de la rubia.

— Mierda. Derek va a matarme —masculló, sacando su celular y pasándoselo a su novia— Toma, llama a mi padre y dile que le avise a Parrish para que envíe refuerzos.

Ella asintió, y juntos salieron a la carrera de allí para buscar a sus amigos.

Apenas pasaron dos timbres cuando el sheriff contestó e inmediantamente se pusieron en marcha, no tardarían mucho en llegar, pero a esas alturas ya la batalla se había desatado.

Hombres y lobos protegiendo lo que creían correcto para los de su especie. Buscando, a su forma, una manera de acabar con aquel conflicto que se aferraba directamente a las diferencias que los mantenían colisionando entre sí hasta que el primero de ellos cayera de rodillas.

El patio del instituto se había transformado en un caos total. Uno de los tiradores había impactado con una pared de cristal, esparciendo vidrios rotos por todos lados.

Derek hacía uso de toda su fuerza para arremeter contra un hombre que llevaba la mitad del cabello rapado, a la vez que algunos se encargaban de bloquearles el paso hacia el edificio.

A pocos metros, Liam y Scott parecían jugar a los puños con una banda de cazadores que caían indudablemente bajo el impacto de sus golpes, dejando a su paso una gran cantidad de cuerpos inconscientes en el suelo. De vez en cuando, se fijaban en Laurel y Malia para asegurarse de que estuvieran bien, aunque era más que obvio que lo tenían todo controlado pues, con rapidez, destreza y trabajo en equipo, los dejaban a todos en el suelo en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando Lydia y Stiles llegaron, esta echó un rápido vistazo alrededor:

— Tú cúbreme.

Él asintió y le dedicó una mirada de "ten cuidado" demasiado clara antes de comenzar a disparar.

Sin previo aviso, la banshee emitió un grito que resonó por cada rincón, obligando a las demás a cubrirse los oídos. Permitiendo que cuando los humanos quedaran algo desorientados por la potencia de su voz, a ellos les diera tiempo de actuar.

Al terminar, la manada se reincorporó rápidamente. 

— ¿Esos eran todos? —preguntó Derek, sin percatarse de que estaba siendo apuntado desde atrás.

Scott intentó advertirle, pero luego fue muy tarde. Cassie apareció desde atrás y comenzó a golpear fuertemente al cazador con un bate de baseball ante la mirada estupefacta de todos.

Le dió, y dió, hasta dejarlo por completo fuera de zona. Alzando su adorable rostro un momento después con una sonrisa.

El hijo de Thalia abrió la boca de par en par.

— ¿Lo he hecho bien?

— Estupendo —jadeó, acogiéndola en sus brazos cuando ella echó a correr en su dirección— Perdona que no te haya dicho nada antes.

— Lo sabía... —ella dijo, interrumpiéndolo. Ya luego tendrían tiempo de sobra para hablar sobre ello— Pero está bien, todavía te quiero.

— ¡Cuidado!

Justo cuando creyeron que todo estaba hecho, alguien lanzó otra bomba de gas, y para poca fortuna de la manada, el tiempo no les alcanzó para reaccionar a tiempo después del grito de Lydia.

Apenas el humo se esparció por el aire, todos los hombres lobos percibieron como sus sentidos comenzaron a nublarse.

Cassie sostuvo a Derek para que no cayera al suelo cuando este se dobló sobre sí mismo, producto al ataque de tos que igualaba al resto de la manada.

Scott presionó una mano en su pecho, apenas pudiendo escuchar los leves murmullos que iban en aumento. Como si quisieran advertirle de algo. Así que en el instante que miró hacia arriba y sus ojos chocaron con el brillo maligno de los de Payton Foster, supo que sus huesos se habían vuelto de hielo.

La rubia apuntó el francotirador a su cabeza, y desde atrás se escuchó cómo alguien estuvo a punto de liberar un chillido, pero no precisamente por miedo a que disparara. Sino porque alguien la había obligado a retroceder con la amenaza de clavar la punta de las garras en su precioso cuello.

— Suelta el arma —advirtió Peter con voz carrasposa, y rápidamente la joven obedeció, dejándola caer

Pero eso no había sido todo.

— Yo no haría eso si fuera tu, Hale.

Rápidamente, las miradas se concentraron en el hombre que sostenía el cañón de un pistola directamente a la cabeza de Malia.

Podía haber escapado, pero la mujer coyote se encontraba demasiado débil como para pensar en liberarse, lo que hizo que el corazón de los demás presentes comenzara latir con violencia. Especialmente el de Scott.

Las facciones del rostro de Peter se endurecieron, y su agarre en el cuello de Payton se hizo mas fuerte después de esto.

— Hagamos un intercambio justo: tu hija por la mía, sin trampas ni trucos —propuso Bill, y a simple vista podía notarse lo nervioso que estaba.

Peter tragó grueso, sin apartar sus azulados ojos del rostro inexpresivo de Malia.

— Me parece bien.

— A la cuenta de tres las dejamos ir poco a poco ¿Queda claro?

El cazador tomó una profunda respiración, y luego, comenzó a contar:

— Uno...

Tanto Malia como Payton dieron un paso hacia adelante, para luego comenzar a caminar con lentitud.

— Dos...

Bill todavía mantenía su arma en alto, en caso de que cualquiera se atreviera a hacer un movimiento en falso contra su descendiente.

El resto de la manada solo pudo aguantar la respiración, todos fuera de combate.

— Tres...

Payton se lanzó a los brazos de su padre, y este la sostuvo al tiempo que sentía como todo su cuerpo temblaba producto al miedo. Mientras tanto, la mujer coyote se tuvo que sostener de su padre biológico en caso de que la fragilidad de sus piernas le fallasen, liberando un suspiro de alivio más tarde.

— Aparta la mirada —susurró el cazador en la frente de Payton, y esta solo pudo chillar cuando sintió que su padre presionaba el gatillo.

— ¡No, papá!

Al instante, la bala impactó contra el hombro del hombre lobo, quien se había puesto en el lugar de la chica coyote para evitar que fuera ella quien acabara tomando la bala.

Laurel Jones rugió en alto cuando esto sucedió, dispuesta a irle encima al culpable para cortarle la cara a pedazos. Pero hubo otro disparo, y esta vez, fue directamente al pecho del apellidado Foster.

Payton sujetó a su padre, y ambos cayeron al suelo en un estruendo. Automáticamente los ojos de la humana se llenaron de lágrimas cuando fue capaz de notar que su progenitor estaba muerto.

Argent se acercó y bajó su escopeta. Dándole una mirada significativa a Scott, quien solo pudo asentir en señal de agradecimiento.

— ¿Peter? —Malia se agachó junto a su padre, sus ojos rebosantes de preocupación, pero este solo le hizo una seña para que se tranquilizara.

— Estoy bien. Estaré bien

Claro que no lo estaba, la herida le dolía como el infierno, pero no se iba a mostrar así, y mucho menos a llorar como un crío delante de todos porque le habían arruinado su preciosa chaqueta de cuero negro.

— Llamen a la ambulancia —gritó Laurel a los demás.

— ¿Qué necesidad hay de enloquecer, cariño? En serio, solo es un pequeño disparo —le dijo en un hilo de voz.

— Tienes agujero sangrando en el hombro Peter.

— Tampoco dije que no fuera grave.

La castaña tuvo que contener una carcajada, porque le resultaba increíble que incluso en los momentos más difíciles él se las arreglara para quitarle algo de drama y ponerle un poco más de ese toque Peter Hale que a todos parecía fastidiar.

— Tranquila. Se acabó —le dijo, esta vez poniéndole más seriedad a sus palabras— Ya todo se ha acabado.

Él sujetó la mano con la que ella continuaba presionando su herida y depositó un tierno beso en ella, justo antes de que Chris llegara para avisar que la ambulancia venía en camino y finalmente él permitiera que la dulce inconsciencia lo abrazara.

Poco tiempo después, la llegada de los agentes federales y la policía trajo consigo el arresto de todos y cada uno de los miembros que habían conformado el Movimiento de la Flor de Liz. Quienes ya no serían un problema una vez puestos tras las rejas.

La manada estaba a salvo de nuevo, y sobretodo su líder. Por tanto, ya podían permitirse respirar en paz.

Laurel observó, desde su lugar en la parte trasera de la ambulancia, a sus amigos.

Stiles y Lydia se tomaron de las manos, este primero con una expresión mucho más relajada que en días anteriores, y juntos ayudaron a Liam a levantarse del suelo. Todos estaban reponiéndose. Malia escondió su rostro en el hombro del alfa, y Scott la abrazó con fuerza, dirigiéndose lentamente hacia el resto para unirse en un inmenso abrazo de grupo.

Una ligera sonrisa se instaló entre los labios de la apellidada Jones, antes de que los paramédicos cerraran las puertas del vehículo para ir directo al hospital, todavía sosteniendo la mano de Peter entre las suyas.

Finalmente, la cacería había terminado.













¿No creían que los iba a dejar con la emoción de saber cómo acababa verdad?

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