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━━ chapter 24

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ɪғ ɪ ᴄʀʏ ғᴏʀ ʏᴏᴜ,
ᴡᴏᴜʟᴅ ʏᴏᴜ ᴛᴜʀɴ ᴍᴇ ᴀᴡᴀʏ
ɪғ ɪ ᴅɪᴇ ғᴏʀ ʏᴏᴜ,
ᴡᴏᴜʟᴅ ʏᴏᴜ ʙᴇɢ ᴍᴇ ᴛᴏ sᴛᴀʏ

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Habían pasado todo el día juntas encerradas en aquella casa, como si esta fortaleza fuera suficiente para apartarlas del resto del mundo.

Malia no había querido hablar mucho sobre lo sucedido, y Lydia respetó eso, así como la mujer coyote hizo su mayor esfuerzo por comprender su situación, y el por qué ambas parecían ser las inquilinas de aquella casa y no su verdadera dueña.

Intercambiaron palabras de aliento, consejos de los más inseguros y finalmente una que otra risa conforme las horas pasaban y a ninguna le apetecía hacer otra cosa que quedarse sentadas en el sofá.

Al final del día, Lydia fue la única que se armó de valor, y decidió salir a enfrentar sus demonios una vez más.

Mientras tanto, la castaña iba contando los minutos en espera de su regreso, los cuales calculaba que serían unos cinco o diez, dependiendo de cuánto le durara aquel arranque.

Extrañamente, fue menos de lo que contó cuando volvieron a presionar el timbre.

— ¿Qué se te ha quedado esta vez, Lydia? —rió bajito, pero apenas volvió a abrir la puerta, su sonrisa se borró de un plumazo.

No era Lydia quien esperaba del otro lado, sino Scott.

El chico la observó directamente, a toda su estupefacción que podría haberse confundido con algo muy similar al miedo. Claramente no lo esperaba, pero él sí que venía aguardando para tener un momento a solas con ella.

— Te fuiste muy rápido esta mañana... —le dijo, y eso había sonado como un reproche viniendo de sus labios.

Malia parpadeó ligeramente, sin tener idea de qué responder. La había tomado por sorpresa.

— No sabía cómo reaccionar.

— Pues contrario a ese impulso, nosotros sí que necesitamos hablar Malia —espetó él con un tono más serio de lo normal, señalando el interior de la casa— ¿Puedo pasar?

A ella no le quedó de otra que asentir y dejarlo entrar en silencio.

El alfa caminó hasta posicionarse en el centro del salón. Una fina línea invisible los separaba por escasos metros, pero mucho más profunda de lo que cualquiera de los dos podría imaginarse.

Ninguno se atrevía a decir nada, pero era más que obvio por su ceño fruncido que él estaba enojado.

— Scott yo...

— ¿Por qué me mentiste? —la interrumpió antes de que pudiera siquiera empezar— Todo este tiempo, desde que volví ¿Por qué no me dijiste la verdad sobre nosotros?

La mujer coyote contuvo la respiración por unos segundos, asimilando el peso de sus palabras sobre ella. La verdad era demasiado poderosa como para mantenerla oculta por mucho tiempo.

— ¿Cómo lo has sabido?

— No importa ahora... solo quiero saber el por qué ¿Por qué? —continuó, y por un vago momento, Malia pudo notar cierto dije de desilusión en su voz— ¿Sabes lo difícil que ha sido luchar contra esto que estoy sintiendo ahora mismo? Estaba tan confundido buscando una razón para darle sentido a todo lo que veía, a lo que sentía, lo que había recordado en aquella cámara de hielo, sin saber que la respuesta estuvo todo el tiempo delante de mis ojos y yo era el único idiota que no lo sabía.

— Yo solo... no quería ser una carga más para ti —respondió ella, aguantando el nudo que se iba formando en su garganta— Acababas de saber que tu primer amor había muerto, que los antiguos miembros de tu manada se habían ido, que seis años enteros habían desaparecido de tu mente, joder —se pasó las manos por la cara con nerviosismo— Era mucho que asimilar y yo no podía agregar a la completa desconocida que decía ser tu novia a la lista.

La mirada de Scott no podía apartarse de su persona, como si intentara buscar una mera razón que justificara el daño que, sin saberlo, le había causado.

— Creí que estaba siendo un imbécil al confundir el tiempo que pasábamos juntos con algo más. Pero ahora puedo ver que fue por otra cosa...

Malia cerró los ojos en un intento por reprimir las lágrimas que amenazaban con acumularse en ellos.

— Pensé que al ocultarlo te estaría protegiendo de sufrir una mayor decepción.

— ¿Decepción? —repitió, negando seguidamente con la cabeza— Decepción fue el despertarme esta mañana y ver que no estabas a mi lado. Lo esperaría de muchos inclusive ¿Pero tú? Tu nunca podrías haberme decepcionado Malia... hasta ahora.

— Scott.

— ¿Me quisiste? —volvió a cortarle, esta vez con una pregunta que a ambos los hizo estremecer— Antes, me refiero.

— Continúo haciéndolo. —ella respondió al instante— aunque no lo creas, para mí no fue nada sencillo saber que no me recordabas.

— Entonces ¿Por qué no me dijiste la verdad?

— ¡Estaba asustada! —gritó— Tenía miedo de que no me quisieras más.

Desde su lugar, el alfa suspiró pesadamente:

— ¿Cómo podría ser eso posible?

Los dos se quedaron en silencio después de esto, esperando inconscientemente que el otro dijera algo para ponerle fin a aquella discusión.

Muy en el fondo, Scott quería ir hasta donde estaba ella, tomarla en brazos y borrar cada una de sus lágrimas con sus besos. Pero había algo que lo impedía, y era la molestia de aquella espina todavía hincando en su pecho.

— Debería irme.

— Scott, no... por favor —Malia sollozó cuando lo vió marcharse hasta el umbral que daba al portón, su voz siendo apenas un susurro— Lo siento.

Él tragó grueso, intentando no mirarla a los ojos porque sabía que de ser así, dudaría.

— Yo también.

●●●

Mientras tanto, en la comisaría del pueblo. El sheriff caminaba de una esquina a otra de su pequeña oficina mientras le dedicaba malas miradas a su único hijo. Esperando, de alguna forma u otra, que este se diera cuenta del gran paso que estaba a punto de dar.

— Es una completa locura, Mieczyslaw —repitió por enésima vez desde que comenzaron a hablar— ¿Tan solo te vas a trasladar a San Francisco así como así?

Stiles asintió:

— Sí. Exactamente como lo dices.

— Es increíble lo rápido que te das por vencido con tu vida —Noah suspiró, poniendo los brazos en jarras a su vez— ¿Dónde está tu espíritu luchador? ¿En serio vas a dejar a Scott ahora?

— Scott se irá dentro de poco a la universidad. No es que vaya a necesitarme todo el tiempo para que le lleve la mochila a la facultad.

— Lo decía porque se suponía que te ibas a quedar en la comisaría hasta... bueno ya sabes.

«Hasta que Lydia se graduara», pensó, porque era lo que ambos habían planeado juntos. Esperarían a que culminaran sus estudios, y solo entonces pensarían en trasladarse a las oficinas de San Francisco.

— Si puedo hacer algo para que este caso avance, entonces haré lo que esté en mis manos ¿Vale?

Noah Stilinski estuvo a punto de decir algo, pero se contuvo.

Stiles ya era lo bastante mayor como para tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias que estas traían a veces. Aunque de más estaba decir que habría deseado verlo tener una vida tranquila, antes de un oficio que lo estuviera consumiendo cada vez más.

— Stiles...

Ambos se voltearon hacia la puerta, sorprendiéndose de encontrar una cabellera rubia fresa asomada por el umbral.

Su expresión denotaba algo de timidez, pero eso no le impidió dar un paso dentro de la oficina y sonreírle al señor Stilinski cuando este dijo que debía salir a por algo de café, dejándolos solos.

— Lydia —murmuró el de lunares, quedando frente a ella con una expresión de sorpresa— ¿Cómo has estado?

En respuesta, ella meneó la cabeza, solo para hacerle saber que no del todo bien, como se esperaba.

Él la miró, a su rostro inexpresivo que parecía no haber tenido ni un solo segundo de paz en las últimas noches.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Un último intento por hacer que cambies de idea —dijo en baja voz, elevando la mirada para enfrentarlo.

Stiles solo pudo suspirar con exasperación.

— Si al menos no lo consideraste por nosotros, entonces hazlo por tí —Lydia volvió a insistir— Esos hombres son peligrosos, y así como han tardado meses en localizarlos, podrían tardar mucho tiempo más. Tienes una vida, Stiles. No la desperdicies en esto, te lo pido.

— Hablas como si fuera un capricho.

Ella negó, demostrándole que no era así como lo imaginaba.

— Sé que sientes que es tu deber, pero no puedes encargarte de todo. No todo lo que sucede en el mundo sobrenatural es tu responsabilidad.

— Sigues sin entenderlo ¿verdad... —le replicó, pero Lydia le cubrió los labios con una mano para que no pudiera continuar.

— Por favor, ya para con eso.

Sus ojos conectaron en medio de la quietud de aquellas cuatro paredes, y por un momento, pudo notar como ella lo regañaba con la mirada.

— Piensa en lo que tú mismo has dicho. En todas las razones que tienes para no sacrificar tu vida, y te darás cuenta que no vale la pena.

— Mi única razón eras tú, y te perdí.

De repente, se escuchó un leve carraspeo que vino desde la puerta otra vez.

Stiles estuvo a punto de dedicarle una mirada de fastidio a su padre por haberlos interrumpido, pero tan rápido como se percató que se trataba de Argent, su expresión cambió a una de mayor seriedad.

— Perdonen por interrumpir, pero tenemos un problema —les dijo— ¿Creen que pueda hablar con ustedes y con el sheriff en privado?

La ex pareja intercambió una mirada de renovada preocupación, sin pensarlo más de dos veces antes de responder:

— Por supuesto.

— Es Foster —prosiguió el cazador— creo que ya están en Beacon Hills.













Esta historia acabará más rápido de lo que pensaba 😥 pero ha sido un buen trayecto ¿Eh?

¿Qué opinan?

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