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Cap XXXIII; suspicacia

Con la celebración de la cumbre en el infierno, el cielo se encontraba relativamente tranquilo. Esperaba los resultados e la negociación. Justo en el medio de esta calma, Kang Yeosang se apresuraba volando escaleras arriba en búsqueda y captura de la habitación de Choi Jongho, ignorando por completo el ambiente casi festivo que se desarrollaba en el Palacio Divino. Para él había que tratar temas importantes con inmediatez, y si podía ser ahora mismo no había que desaprovechar la oportunidad.

Llamó incontables veces a la puerta del serafín con gran fuerza, perfectamente podría haberse hecho daño en los nudillos a causa de golpear tantas veces contra los grabados de oro puro con detalles milimétricos que decoraban la entrada. Finalmente su insistencia fue escuchada y Jongho abrió la puerta, vestido con una camisa de estilo victoriano y unos pantalones de traje, ambos de un color blanco brillante y con una expresión de cansancio en el rostro. Ni siquiera había dicho una sola palabra cuando Yeosang entró sin ser invitado a la habitación del serafín y se acomodó en un sillón de tapicería azul índigo que había en el lugar; espacioso, con abundante decoración en plata y oro de estilo barroco. La cama estaba decorada por un dosel iridiscente que dejaba ver los numerosos cojines índigo y blancos que se encontraban sobre la misma. Un lugar de lujos incalculables digno de ser el cuarto de un ángel de tan alto nivel.

-Espero que sea un asunto lo suficientemente importante como para perturbar el descanso del cielo -Replicó Jongho, juzgando al trono fuertemente con la mirada, pues acababa de instalarse en su habitación sin siquiera haber sido invitado.

-Faltaría más -Afirmó seriamente- No se puede perder el tiempo ni un segundo más. Se trata de Kim Hongjoong, necesito citarlo inmediatamente a declarar.

Jongho suspiró mientras ponía los ojos en blanco y cruzaba los brazos. Estaba más que harto de escuchar al ángel de ojos azules buscar la más mínima excusa para acabar de alguna manera arremetiendo contra el mediador. Tenía mucha paciencia, pero también tenía un límite que Yeosang estaba cruzando.

-¿Ahora qué ha hecho? ¿Existir? -Dijo con ironía.

Yeosang fulminó a su superior con la mirada, no podía soportar que el serafín no lo tomara en serio cada vez que mencionaba a Hongjoong en una conversación. El favoritismo que tenía hacia él lo enfermaba y no pensaba ocultarlo, menos teniendo pruebas a su favor de que no era un ángel tan admirable como el serafín quería creer. Aún así quiso ignorar el tono sarcástico de Jongho e iniciar su argumentación:

-¿Recuerdas el libro prohibido que yo tomé para deshacernos de Song Mingi? Pues bien, en el cielo hay únicamente tres ejemplares del mismo. Hasta hace unos días. Ha aparecido un cuarto ejemplar.

-En la Biblioteca Divina, y en el cielo en general, hay montones y montones de libros. Por mucha censura y control que intentemos imponer, podemos equivocarnos y no ser capaces de identificarlos -Intentó quitar importancia al asunto, había demasiados problemas que tratar en el cielo como para hacerse cargo de otro más. Mucho menos durante el desarrollo de la cumbre en el infierno.

El trono pronto se vio atacado y pasó a ponerse a la defensiva. No iba a permitir que un ángel cuestionara su labor de regulación de la información. Daba igual si era un serafín como Jongho:

-Sabes perfectamente que un libro así de peligroso no lo pasaría ni yo ni mi equipo por alto. No es un libro común y corriente que se encuentre como cualquier cosa, los ejemplares que el cielo posee fueron requisados a los demonios durante la guerra. Los libros no se multiplican como los panes y los peces -Contestó cortantemente.

-¿Y qué tiene que ver Hongjoong en todo esto?

-Kim Hongjoong estuvo en la biblioteca momentos antes de que ocurriera el descubrimiento del cuarto libro. Teniendo en cuenta todos los acontecimientos recientes no me parece un hecho que se deba ignorar.

El serafín se frotó las sienes lentamente con expresión de incredulidad. Para él, Yeosang estaba empezando a delirar y tenía que haber algo más allá que hiciera que el trono acabara relacionando a Hongjoong de una forma u otra:

-Director Kang, te estás dejando llevar por conjeturas demasiado ambiguas. Tú siempre te has caracterizado por ser alguien altamente racional, cuya base de acusación se encuentra en los hechos, no en las suposiciones. Pero ahora no sé qué clase de película se estará desarrollando en tu cabeza como para pensar que Kim Hongjoong tiene que acabar siempre involucrado de una forma u otra en todos los problemas del cielo -Hizo una pausa en su discurso- ¿No será que todavía sigues molesto porque la cámara alta ignorara por completo tus quejas de que un ángel de clase media acabara convirtiéndose en el representante de todos los ángeles?

La inexpresiva mirada del trono rápidamente se tiñó de ira contenida, no soportaba cuando Jongho no lo quería tomar en serio o que indirectamente lo estuviera llamando exagerado o demente.

-Te lo he dicho mil veces y te lo diré las veces que haga falta: tienes demasiadas esperanzas depositadas en ese ángel. No me importa lo más mínimo que sea buen orador, está en contacto directo con los demonios y por muy buen ángel que parezca ser no hay que bajar la guardia. Todos estamos expuestos al pecado, ningún ángel está libre. Tú y yo incluidos. Pero Kim Hongjoong más que todos nosotros -Argumentaba en un tono monótono e impasible- Ese ángel lleva siendo un ratón de biblioteca desde que era un crío, está más que claro que le gusta adquirir conocimiento ¿No se te ha pasado nunca por la cabeza que puede llegar un punto en el que los libros de la Biblioteca Divina se le queden cortos y desee ir más allá? ¿No crees que si cierto ser se da cuenta de este detalle puede jugarlo a su favor?

-El rubio -Dijo Jongho con fuerte desprecio, muy contrario a su habitual cordial forma de hablar.

-Park Seonghwa -Corrigió- Me parece increíble que ni pronuncies su nombre, ¿acaso le tienes miedo? Porque eso es precisamente lo que quiere, que borremos esa imagen del infierno derrotado y a nuestra merced por una imagen amenazante -Contestó el trono autoritariamente- No le pienso dar a un ser tan despreciable el gusto de creerse importante.

-Para nuestra desgracia es importante. No se puede ignorar así porque así que nos enfrentamos a un demonio de clase alta venerado por la mayor parte del infierno y una capacidad de manipulación aterradora -Advirtió el serafín- Solamente tienes que ver el espectáculo que montó cuando vino al cielo. Podría haber sido razón más que suficiente para quejarnos formalmente al infierno e iniciar una guerra fría.

-Lo dicho, le tienes miedo -Afirmó el de ojos azules, poniendo los brazos en jarra- El miedo nos paraliza, no nos hace pensar con claridad. Pero esa no es la cuestión, sino que Park Seonghwa fue capaz de llevarse a su terreno a Song Mingi. No me extrañaría en lo absoluto que la siguiente víctima fuera Kim Hongjoong.

-Hongjoong no es igual que Mingi.

-Y dudo mucho que use la misma estrategia que debió de usar con Mingi para persuadir a Hongjoong.

Jongho comenzó a desesperarse al ver que la conversación no llevaba a ninguna parte y su contrario parecía fuertemente arraigado a la idea de que el mediador tenía algún tipo de conexión con los eventos sucedidos y con el infierno.

-Si te vas a quedar más tranquilo cita a Hongjoong y ya está. Con tal de que no lo vuelvas a abordar de malas maneras como ya hiciste -Cedió el serafín, recordándole el incidente que había ocurrido apenas unos días atrás mientras arqueaba las cejas.

El ángel de alas circulares asintió satisfecho sin cambiar su clásica expresión seria, y procedió a retomar la conversación de nuevo tras acomodarse sobre el sillón en el que estaba sentado:

-Hay otro tema que me gustaría tratar ya que estamos. Pido formalmente la destitución de Jeong Yunho como bibliotecario.

Jongho lo miró sorprendido, no sabía a qué venía de repente aquella petición. Más teniendo en cuenta que el trono y el bibliotecario trabajaban codo con codo para guardar la sección prohibida.

-¿Y eso a qué viene?

-Muy sencillo, toda la historia del cuarto libro viene a partir de que fue él quién lo encontró en la Biblioteca Divina. Pero en lugar de venir a mi despacho a comunicármelo, me amenazó y no dejó de soltar calumnias contra mí, diciendo que estaba asociado con los demonios o que aquello era una estrategia para provocar más caídas -La expresión de Yeosang iba tintándose de ira. Solía ser impasible hacia la gran mayoría de acciones, pero las acusaciones de Yunho le hacían perder los papeles- Creo que con eso es más que suficiente como para destituirlo, cometer un acto así contra un ángel de alta clase sin ningún tipo de prueba no debería ser un acto que pase desapercibido.

-Yunho siempre ha sido un ángel que ha demostrado ser de gran utilidad a pesar de no poseer un rango alto. No obstante, estamos pasando por momentos delicados y que haya ensuciado tu nombre con falsas injurias no puede ser ignorado ¡Eso es inaceptable! -Subió el tono indignado- Más teniendo en cuenta la diferencia de clase que hay entre vosotros. Le será retirado el puesto de inmediato, y, como aún hay que buscar un sustituto, te tengo que pedir que tomes la dirección de la Biblioteca Divina temporalmente.

A Yeosang se le iluminaron los ojos en cuanto escuchó la propuesta del serafín, no tardó unos segundos en asentir muy convencido. Pero aquel brillo se disipó en cuanto se dio cuenta de que había un eslabón de la cadena que estaban obviando.

-Aquí hay un pequeño inconveniente, ¿cómo va un ángel de clase baja campar a sus anchas siendo conocedor de los mayores secretos de la Biblioteca Divina?

Jongho se quedó pensativo durante unos instantes, mirando hacia arriba en búsqueda de alguna solución al problema. El trono tenía razón, si bien Yunho nunca les había dado ningún problema, no sabían cómo podría reaccionar tras saber que se le ha destituido. Todas las precauciones eran pocas.

-Tendremos que hacer que los olvid-

-Ni hablar -Cortó el de ojos azules- no pienso ir otra vez a conseguirte una audiencia con Dios solo porque no quieras mandar al infierno a un ángel que se lo merece por impertinente. No podemos seguir creando más problemas.

-No tomes decisiones precipitadas por tu cuenta, déjame que me encargue yo de esto.

***

La tensión era tan fuerte en aquellos momentos que hasta se podría cortar con un cuchillo. Los tres demonios y el ángel caído se encontraban reunidos en uno de los grandes salones, sentados dos a dos en una mesa redonda de madera de ébano. Esta vez no había grandes banquetes y alcohol de por medio, pues el ambiente no era festivo precisamente.

San se encontraba con la cabeza apoyada sobre una de sus manos, mirando hacia abajo casi como si estuviera en trance intentando por todos los medios evitar el contacto visual. A su lado izquierdo estaba sentado Seonghwa, que fulminaba con la mirada a todos los presentes esperando que alguno se sintiera tan incómodo que iniciara la conversación, pues era necesario comentar lo ocurrido. A la izquierda de Seonghwa y en frente de San estaba sentado Wooyoung, que miraba al infinito con una expresión seria y carente de emoción. Finalmente Mingi se encontraba sentado entre San y Wooyoung, mirándolos a todos sin entender qué había pasado entre esos tres en el periodo en el que él estaba recuperándose como para no cruzarse siquiera la mirada. La presencia del silencio era tan imponente que nadie decía una sola palabra.

De repente el rubio dio un golpe sobre la mesa con la mano abierta lleno de ira, que hizo que el silencio se quebrantara de una vez por todas. El único que giró la cabeza hacia él fue Mingi, aún más confuso, mientras que los otros dos seguían absortos en su mundo.

-Vosotros no queréis estar aquí, yo tampoco quiero estar aquí -Dijo Seonghwa con voz grave, intentando contener la ira y las ganas de acuchillarlos para centrarse en persuadirlos de una u otra forma- Vosotros me odiáis, yo también os odio. Si estamos aquí reunidos es porque a pesar de nuestros problemas internos compartimos un desprecio común hacia el cielo. Así que durante unos putos minutos vamos a dejar las cosas de críos a un lado -Aunque él desde luego no estaba dispuesto a hacerlo- Y a centrarnos en lo ocurrido en la última cumbre. Después de todo, aquí el mediador y representante del infierno y todos los demonios soy yo, y es mi deber informaros de todo lo que ha ocurrido.

El silencio volvió a la lúgubre sala, hasta que Mingi no pudo aguantar más la tensión, pues no tenía ni la más remota idea de por qué los demonios mostraban aquella actitud. Decidió finalmente tomar la palabra:.

-Escuchad, ¿se puede saber qué ha pasado aquí para que ni siquiera hagáis contacto visual?

-Tú te callas la boca que no tienes ni puta idea de lo que ha pasado aquí -Saltó Seonghwa como un resorte, era imposible para él controlar su mal humor. Era el primero que no quería estar compartiendo habitación con esa gente- Sabes perfectamente que estás aquí porque has jugado un papel importante en la cumbre, nuestros asuntos personales no te incumben.

-Baja los humos que él no te ha dicho nada malo para que le faltes el respeto -Salió Wooyoung en defensa de Mingi, sacando de nuevo el carácter que había mantenido oculto durante varios días. El demonio no sabía exactamente todavía por qué el ángel caído estaba ahí, pero imaginaba que era porque había tomado parte de alguna forma en alguna retorcida estrategia de Seonghwa para la cumbre- Ahora di de una vez lo que tengas que decir.

El rubio pensó entonces en ciento veinticuatro maneras diferentes de torturar al impertinente demonio de ojos violáceos, no esperaba que volviera a sacar ese lado rebelde después de que se hubiera tomado la molestia de vengarse de la forma más detestable posible, mucho menos que se atreviera a darle órdenes. Ya se encargaría de eso después. Mingi le dedicó una mirada de complicidad a Wooyoung, no se esperaba ese comentario de su parte.

Ajeno a la conversación se encontraba San, que jugaba con uno de los mechones rojos de su cabello sin decir ni una sola palabra. Tenía la mente demasiado ocupada en pensar que aquella era la primera vez desde aquella fatídica noche que él y Wooyoung estaban en una misma habitación. Y ni siquiera era capaz de mirar al frente y enfrentar sus problemas.

¿Realmente lo quería? ¿Había estado jugando con él para olvidarse de Seonghwa? ¿Estaba arrepentido? ¿O volvería a repetirlo? ¿Entonces quería a Seonghwa? ¿O sólo se quería acostar con él sin compromiso? ¿Debería estar arrepentido? ¿Debería pedir algún tipo de perdón? ¿Wooyoung lo aceptaría? ¿Pero en serio quería arreglar las cosas? ¿Le convenía más mantenerse al margen? ¿Y si sólo se tomaba algún tipo de pócima para acabar corroyendo su cerebro con tal de no tener que pensar ni por un segundo más en aquel tema?

-Terminemos esto cuanto antes. Tengo al ángel en mis manos, en parte gracias a Mingi -Dijo Seonghwa mirando hacia el frente. En verdad no pensaba que el caído tuviera mérito alguno, pues era él quién personalmente se había encargado de decirle lo que tenía que hacer antes de iniciar la cumbre. Pero sonaba convincente en su discurso- Que nos ha demostrado una gran lealtad al ser capaz de dejar de lado por completo su vínculo pasado con Kim Hongjoong, dime, ¿qué sentiste al tener su cuello entre tus dedos, sabiendo que a la mínima lo podrías dejar inconsciente?

Mingi se quedó pensativo mientras que tanto la mirada de Seonghwa como la de Wooyoung se dirigían hacia él expectantes por una respuesta del caído.

-Nada, no sentí nada -Pronunció finalmente- Alivio incluso. No sentí que frente a mis ojos tuviera a mi amigo de toda la vida, sino un cúmulo de las cosas que más odio del cielo. El Hongjoong que yo conocí no hubiera dudado ni un segundo en creerme cuando le conté la verdad. Entonces no pude controlar mi rabia.

Al escuchar aquel nombre Seonghwa hizo una mueca de fuerte desprecio y apretó el puño bajo la mesa:

-Maldito ángel, ojalá y se pudiera morir ¿¡Qué son esas formas de dirigirse a mí y esos humos!? -Empezó a recapitular la conversación previa a la aparición de Mingi y la ira se apoderó de él por completo- ¿¡Quién se cree él para subirme la voz de esa forma!? ¿No los enseñaban en el cielo a ser sumisos? ¿¡Qué solo pienso en mí mismo!? ¡Pues como TODO el puto mundo, y quién lo niegue está mintiendo! -Vociferaba Seonghwa mientras daba golpes ocasionales sobre la mesa. Su ceño estaba completamente fruncido y sus ojos irradiaban un odio incontrolable- ¡Cómo se atreve a venirme de moralista el muy gilipollas cuando él hace exactamente lo mismo! ¡Vender a todos los ángeles que ponen su fe ciega en él por su simple curiosidad! Esto no se va a quedar así, el muy ingenuo no sabe que lleva atrapado en mi trampa en el momento en el que percibí su pensamiento divergente ¡Está acabado! ¡YO lo voy a acabar! La partida no ha hecho más que ganar y se está poniendo él solito en jaque. Te vas a acordar de mi nombre, hombre que si te vas a acordar.

Mingi abrió los ojos como platos e instintivamente miró hacia otro lado, Seonghwa parecía tan salido de sí que podría destrozar cualquier objeto o ser que se le cruzara por delante. Y desde luego él no tenía ganas de ser ese ser.

-Pero quieres dejar de darle de ostias a la mesa que vas a romperla -Protestaba Wooyoung, el rubio estaba tan enfrascado en su propio desprecio que parecía haber olvidado por completo que no estaba solo en la sala- Sí, sí, muy insoportable el niño o lo que sea, ¿pero no se te ha pasado por un segundo que podría pegarle el chivatazo al cielo, señor estratega? ¿O que alguien se daría cuenta de que, si mal no has sugerido, lo habéis puto estrangulado?

-Si es que tu pensamiento de segunda no da para más -Dijo el de ojos rojos con profundo desprecio, solo quería acabar de una vez con la maldita reunión y Wooyoung se estaba interponiendo en ello- Me ofende que puedas llegar a pensar que soy tan estúpido como para dejar pruebas tan evidentes. En el momento en que al desgraciado de Hongjoong se le ocurra la brillante idea de delatarme al cielo, otro pensamiento aparecerá diciéndole que sus días en el cielo están contados como salga a la luz. Acción-reacción. Y el muy cobarde y egoísta preferirá sin duda que todo esto se mantenga en secreto en lugar de que salga a la luz su tenencia ilícita de libros prohibidos o su encuentro con su amigo de la infancia -Sonrió pérfidamente y después continuó- En cuanto a las marcas, ¿en serio te piensas que no lo tenía controlado? ¿A estas alturas no eres capaz de separar mi alta capacidad de control, lo cual es objetivo, de tus pensamientos intrusivos de odio hacia mí? Con razón no vas a llegar lejos nunca, si piensas siempre con el corazón.

-No te he pedido tu puta opinión acerca de mi personalidad, termina ya el maldito discursito que no me da la gana tener que soportarte faltándome el respeto por enésima vez -Cortó en seco el de ojos violáceos, cansado de escuchar la palabrería de Seonghwa intentando provocarlo una vez más.

El rubio de muy mala gana decidió continuar, lo estaba corroyendo pensar que Wooyoung pudiera creer que estaba obedeciendo sus órdenes, cuando en verdad lo mejor para su propio beneficio era cortar la conversación cuanto antes mejor.

-Retomo lo que decía, ¿las marcas? De eso ya se encargan los experimentos de San. Una pastillita y listo.

El de ojos verdes se había mantenido en silencio durante toda la conversación hasta que Seonghwa mencionó su nombre y acabó haciendo que abriera los ojos como platos. El rubio se había metido en el laboratorio en algún momento en el que él estaba con la guardia baja y había robado uno de sus medicamentos en pruebas como si nada.

-¿No se te habrá ocurrido la brillante idea de coger algo del laboratorio sin tener literalmente ni puta idea de para lo que sirve? ¿Verdad? -Dijo San finalmente y cargado de ironía, rompiendo su largo silencio.

-Sé leer etiquetas y tus apuntes por muy letra de médico que tengas.

-Espero que no hayas ido a por unas pastillas de rápida curación, son negras y prácticamente diminutas.

-Demasiado tarde.

San se dio un golpe en la frente, no se le había ocurrido al rubio coger un medicamento con mayor riesgo de todo el laboratorio. No tenía ya suficiente con todos los problemas que le había ocasionado Seonghwa tras yacer con él como para tener que vigilarlo como si fuera un crío cerca del armario de medicinas. Wooyoung no parecía entender qué estaba ocurriendo y Mingi iba uniendo piezas con lo que acababa de vivir.

-¿Pero tú eres consciente que le acabas de dar a un ángel una pastilla en pruebas que puede ocasionar efectos secundarios irreversibles? -Su melodiosa voz parecía quebrarse de la desesperación que le acababa de entrar.

-Por algo elegí esas y no otras cualquiera. Eso no es mi problema, no quedaron marcas, prueba del delito absolutamente borrada ¿Qué puede ser lo peor? ¿Que se desfigure? ¿Que entre en coma? ¿Que sus órganos revienten en un mar de sangre? Pagaría por ver eso -Una expresión sádica se apoderó de su rostro en cuanto comenzó a imaginar todos aquellos posibles escenarios-.

En aquel momento el de ojos violáceos perdió la paciencia que le quedaba, se levantó de su silla y salió por la puerta dando un portazo. Ya había tenido suficiente habladuría de Seonghwa por hoy, con lo que había contado ya era más que suficiente para hacer un informe en condiciones. El rubio subió los hombros indiferente, no iba a ir detrás de él a buscarlo. Si había detalles que se habían perdido era culpa suya, así que se levantó de la silla y se marchó de la habitación dando un portazo aún más sonoro que el de Wooyoung, retumbando la onda en toda la sala.

Seguidamente Mingi abandonó la sala segundos después, no le vio el sentido a continuar ahí sentado haciendo absolutamente nada porque Seonghwa ya se había marchado. Entonces el único que quedó en la sala fue San, que se recostó sobre sus brazos apoyados en la mesa.

No podía aguantar un solo día más teniendo aquel tema rondándole por la cabeza. No podía aguantar un solo día más dedicándole más tiempo a repetir el diálogo de aquella noche que a investigar. Él no era así. El emocional era Wooyoung, no él. Él era un demonio racional que no tardaría un instante en reprocharle a él mismo su propia conducta. Era hora de empezar a enfrentar sus problemas de una vez por todas, y a llamarlos por su nombre. Le había sido infiel a aquella persona que había depositado toda su confianza en él y que le había mostrado que era mucho más que solo gritos y estrés por culpa del trabajo. A aquella persona que lo buscaba a mitad de la madrugada para reconfortarlo después de largas horas pensando y pensando, pensamientos desagradables que él conocía perfectamente y que parecían disiparse en el momento en que su piel rozaba la de Wooyoung para dar inicio a algo mayor.

En aquel momento se agarró la cabeza con fuerza y ahogó un grito que lo habría dejado afónico si lo hubiera dejado salir. Se levantó y emprendió el vuelo hacia aquella habitación en la que se había despertado incontables mañanas.

Respiró hondo y decidió que si pensaba lo que estaba a punto de hacer durante un segundo más, sus pensamientos lo acabarían volviendo loco. Así que llamó siete veces a la puerta lo más decidido que pudo, y para su sorpresa, su contrario decidió abrirle y no cerrarle con la puerta en las narices en el momento en el que vio que era él quien llamaba. San se aclaró la garganta y procedió a dejar que por una vez, sus sentimientos florecieran:

-Tenemos que hablar.

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