Cap XXVIII; pertenencia
No podía dejar de salir de mi asombro con todas aquellas cosas que se salían de lo establecido, en primer lugar el previo conocimiento de Yunho sobre los libros prohibidos, y en segundo lugar esa sospecha gratuita hacia el Director Kang, ¿pensaría que había sido él quién había dejado el libro en la estantería en lugar de haberlo hecho yo? En verdad a simple vista no parecía una suposición tan descabellada, era bien sabido por todos que Yeosang era uno de los ángeles con mayor formación debido a su posición, para identificar que aquel libro supuestamente encontrado en casa de Mingi era un libro prohibido primero tendría que saber qué era un libro prohibido. Pero eso no tenía por qué librarlo de los pecados, ser un ángel de clase alta no te regalaba la inmunidad ante la atracción que producía todo aquello conocido como prohibido. Sin embargo había un pequeño detalle a tener en cuenta, y es que por mucho que parecieran hipótesis con sentido, hasta donde mi saber llegaba eran completamente falsas.
-Guardaré el secreto acerca de todo lo ocurrido alrededor de ese extraño libro, no te preocupes por ello -Le dije a Yunho esbozando una sonrisa de complicidad a la vez que continuaba con mi enrevesado plan. Y después continué, como si hubiera cambiado por completo los papeles que seguía cada uno- Puedes confiar en mí, sé de sobra que tú no has tenido nada que ver con la aparición de ese libro así que no tendría por qué delatarte. Sé que no eres ese tipo de ser. En cuanto a Yeosang; ya que me has pedido expresamente que no te preguntara por los detalles, no lo haré, pero me resulta curioso que me alientes a desconfiar de aquel que lleva las riendas de la seguridad en el cielo.
Yunho pareció destensarse ligeramente al ver mi relajada reacción, adoptó una postura mucho más natural y tras una breve pausa me contestó:
-Como ya te he dicho antes no te puedo dar detalles, y tampoco puedo decirte que esté en lo cierto o no. Digamos que simplemente es una corazonada difícil de explicar, y que tuve la necesidad de compartirla contigo dado los hechos de la noche anterior.
-No te preocupes por mí, todo prosiguió con normalidad y no percibí nada extraño en el Director Kang, pero de todas formas tendré en cuenta tu advertencia. Sé que no dices las cosas a la ligera -Respondí mirando al ángel de cabello azabache directamente a los ojos, intentando infundir tranquilidad sin parecer excesivamente confiado, pues no me beneficiaría- Yo debería retirarme por el momento, tengo asuntos que resolver.
Y tras una breve despedida me dispuse a abandonar la Biblioteca Divina volando, de vuelta a mi habitación. Durante ese tiempo de atravesar pasillos con sobrecargada decoración e imponentes obras de arte por doquier no pude evitar pararme a analizar la situación. El plan había transcurrido a la perfección, ya no tenía que cargar con el peso de estar usurpando información totalmente prohibida, y además el foco de atención de los hechos parecía haber sido movido hacia Yeosang.
Lo que más me sorprendió desde luego no fue cómo mi descabellado plan parecía haber tenido un final convincente, sino mi cínica reacción ante la premisa de que Yunho creyera que todo había sido producto del Director Kang. No me importaba lo más mínimo haberle echado la culpa indirectamente a otro ángel, no me revolvía las entrañas en lo absoluto pensar que otros pudieran acabar pagando por mis pecados.
Porque yo de momento, estaba a salvo.
Tenía que sentirme mal por lo que acababa de hacer aunque en ningún momento mi intención fuera la de culpar a otros ángeles por mis actos. Pero no me preocupaba haber engañado, mentido y haber accedido a información prohibida, me preocupaba no sentir ningún tipo de remordimiento por esas acciones.
Me dije a mí mismo por enésima vez que todas aquellos movimientos cuestionables tenían una finalidad, la cual era poder superar de alguna forma a los demonios y conseguir lo que todos esperaban de mí, que fuera un mediador implacable.
Pero si eso era lo que todos esperaban de mí, ¿qué esperaba yo de mí?
A quién pensaba engañar, aquellas mentiras piadosas no podían continuar haciendo que pensara que mis actos indebidos tenían algún tipo de justificación. Todo lo que hacía, lo hacía por mi propio beneficio, porque yo tenía curiosidad de qué era aquello que la cámara alta se empeñaba en ocultar. Cuanto antes me diera cuenta de ello y me enfrentara a mis propias intenciones mejor sería.
Pero seguía sin sentir nada, y en lugar de romper a llorar de arrepentimiento mi rostro sólo mostraba una ligera sonrisa.
Un escalofrío recorrió mi médula espinal hasta extenderse por el resto de mi cuerpo, de manera que tuve que cesar el vuelo y terminar el trayecto hasta mi habitación a pie. Paré momentáneamente y quedé mirando ambas palmas de mis manos, que se alzaban temblorosas frente a mis ojos.
¿Por qué era así?
***
En cuanto Hongjoong abandonó la biblioteca, Yunho sacó aquel libro prohibido de su bolsillo y lo miró detenidamente mientras se estremecía. Sí, efectivamente era el ejemplar que Yeosang había sacado de la sección prohibida cuando estaba con él, así que haberlo dejado en aquel lugar también debía haber sido obra suya.
Un libro cuya posesión prácticamente te garantizaba ser expulsado del cielo, ya que no trataba simplemente de los demonios como tal, sino de su visión y su parte de la historia en relación al Tratado Ataraxia. El cielo se había esforzado en dar a entender que el tratado no era una imposición, sino un acuerdo, por lo que la mínima posibilidad de que algún ángel pudiera desarrollar empatía por los demonios o desear rebelarse tras leer aquel libro era altamente peligroso. Cada caída no dejaba indiferente al cielo, por lo que Yeosang con colaboración de Yunho se encargaban de regular la información presente en la Biblioteca Divina, mayor fuente de conocimiento en el cielo.
Sin embargo Yunho siempre había pensado que lo mejor para asegurarse de que nadie descubriera la sección prohibida era destruir todos los libros ilícitos, mientras que Yeosang defendía que podrían ser útiles en un futuro y que simplemente debían cuidar el sistema de seguridad para confirmar que nadie más que ellos pudiera acceder a aquellos textos.
En la mente del ángel de cabello moreno todo parecía tener sentido, el Director Kang queriendo guardar todos los libros prohibidos para así poder utilizarlos para darle al infierno nuevos ángeles caídos.
Pero había una pieza en el rompecabezas que estaba mentalizando Yunho que no cuadraba, si aquel era el mismo libro que Yeosang había sacado, ¿por qué dejarlo en un lugar tan visible? Era cierto que para devolverlo a la sección prohibida tendría que haber hablado antes con él, ¿pero por qué no simplemente guardarlo en cualquier otra parte? ¿Quería haberlo dejado ahí para ver si algún ángel iluso acababa cayendo? ¿Todo el tema de querer censurar los libros era una coartada para sus verdaderas intenciones?
Yunho estaba cada vez más confundido, pero si algo tenía claro es que debía hablar con el Director Kang directamente y así aclarar sus sospechas cuanto antes. Además, si sus suposiciones acababan siendo ciertas, la cámara alta lo recompensaría por haber sido el que descubrió que el misterioso trono era en realidad un sucio aliado de los demonios.
Aquella idea hacía que se dibujara una sonrisa en el rostro de Yunho, favoreciendo sus marcados pómulos. Llevaba ya un largo tiempo queriendo abandonar la biblioteca, nunca le había interesado leer y su profesión resultaba demasiado irónica, además que quedar encerrado día tras día en aquel inmenso pero a la vez claustrofóbico lugar plagado de libros resultaba agobiante. A pesar de todo era un buen puesto, le garantizaba acceder a una enorme cantidad de conocimiento y entrar en la cámara alta del cielo sin siquiera ser un ángel destacado.
Pero si podía aspirar a algo más, desde luego que no iba a dejar pasar por alto la oportunidad.
***
En cuanto llegué a mi habitación acabé tirado en la cama mirando al techo, no podía dejar de darle vueltas y vueltas a todo lo sucedido, cada gesto, cada movimiento, cada palabra. Todo podía ser de vital importancia, tenía que cuidar muy bien que no hubiera nada que hiciera que me pudieran inculpar.
De pronto una llamada a la puerta me despertó de mi mundo de recuerdos para traerme de lleno de vuelta a la realidad. Me levanté de un salto de la cama para colocarme tras la puerta y gritar al otro lado sin aún abrirla:
-¿Quién es?
-Soy yo, Jongho ¿Te pillo en mal momento? -Decía la fuerte voz del serafín al otro lado de la puerta-.
Sorprendido, abrí la puerta para ver ante mis ojos a Choi Jongho, con una expresión amable decorando su rostro y su cabello castaño cobrizo perfectamente peinado hacia abajo. Desde luego no esperara que una eminencia así se tomara la molestia de ir a buscarme a mi propia habitación, algo debía de pasar.
-Me gustaría que pudiéramos hablar un rato a solas, hay cuestiones que me gustaría poder comentarte. Nada formal, una simple vuelta por el Jardín del Edén -Mencionaba Jongho mientras que gesticulaba suavemente con las manos intentando tranquilizarme, con poco se habría dado cuenta del vuelco que acababa de pegar mi corazón por su repentina visita-.
-Claro, ahora mismo si quiere. No tenía pensado hacer nada relevante así que no es ninguna molestia -Contesté cordialmente, el serafín siempre me hablaba con una gran confianza, como si se tratara de mi amigo, pero yo siempre sentía el aura de que se trataba de un ángel de clase superior y por ello veía de mala educación tutearlo.
Salimos entonces del palacio rumbo al Jardín del Edén mediante un ligero vuelo acompañado de la suave brisa del viento acariciando nuestros rostros. Hasta llegar al lugar esperado apenas cruzamos palabras más que las clásicas preguntas triviales que se suelen hacer cuando no se sabe cómo iniciar una conversación, la tensión podía sentirse en el ambiente.
Finalmente conseguimos llegar a un enorme lago de agua cristalina, plagado de nenúfares de un fuerte color verde esmeralda. En las orillas quedaban antiguos y retorcidos sauces cuyas hojas llegaban hasta la superficie del lago mientras que pequeñas mariposas azules revoloteaban por los alrededores. Un paisaje idílico propio del cielo cuanto menos, iluminado por una radiante luz y un cielo azul despejado por completo.
Jongho hizo ademán de sentarse bajo uno de aquellos retorcidos ángeles y yo procedí a hacer lo mismo; quedando ambos sentados con las rodillas hacia arriba, uno al lado del otro bajo uno de los sauces, cuya copa era tan enorme que apenas alcanzábamos a ver el cielo, tapado por las finas pero abundantes hojas del árbol. Quedamos a la orilla del lago, donde alcancé a vislumbrar mi reflejo en la superficie. Mis ojos turquesas resaltaban por encima de mi blanca vestimenta y mi cabello rubio oscuro que caía suavemente sobre mis hombros. Algo me hacía sentir que aquel no era yo.
Sentía unas incontrolables ganas de sumergirme en aquel lugar.
-En primer lugar, me gustaría disculparme en nombre del Director Kang por el improvisado interrogatorio de la noche pasada, estuvo totalmente fuera de lugar y debía de haberte sido enviada algún tipo de citación para evitar contratiempos de este tipo -Decía el serafín, inclinando su cabeza levemente como señal de arrepentimiento por las acciones de su compañero, a la vez que hacía que yo saliera de mis disparatados pensamientos por sorpresa- Pero por otra parte creo que es normal que de alguna forma desconfiara de ti, quiero decir, eras el único amigo cercano de Song Mingi conocido.
-Lo entiendo, no te preocupes. Yo también sospecharía de mí mismo si estuviera en vuestro lugar, solamente estáis haciendo vuestro trabajo para mantener la paz en el cielo -Contesté intentando parecer comprensivo, girando mi mirada hacia los ojos color miel de Jongho-.
-Me alegra que lo comprendas, a título personal no siento que puedas representar ningún tipo de amenaza sino más bien todo lo contrario, pero igualmente quería tener estas palabras contigo en un entorno menos intimidante que el despacho. De hecho, creo que es muy profesional por tu parte continuar con tu labor de investigación -Tuve que aguantar las ganas de reír, Jongho ni se imaginaría qué tipo de información estaba recaudando- para estar preparado, no es nada nuevo que los demonios irán a por todo en la siguiente cumbre, más ahora que tienen a alguien nuevo entre sus filas.
-Quería preguntarte, si no es mucha molestia, ¿por qué se considera como algo tan peligroso la caída de un ángel? -Dije casi sin pensar, si tenía una oportunidad de preguntar a Jongho en un entorno de amabilidad como el que teníamos en aquel momento no lo pensaba desperdiciar-.
-A esa pregunta sí puedo contestar, verás Hongjoong, Dios es un ser piadoso capaz de perdonar hasta los más atroces pecados si la persona que los ha cometido se encuentra realmente arrepentida de sus actos, porque ama a aquello que ha creado. Los seres humanos se quisieron apartar de Dios en sus orígenes, sin embargo él siempre estará amparándolos como creación suya que son. Pero eso no aplica a los ángeles, se supone que nosotros somos una divinidad, los seres más cercanos al Padre, seres etéreos y perfectos. Y por ello no se espera menos de nosotros más que qué cumplamos la función de ejemplo que tenemos, un ser casi perfecto no puede permitirse errores humanos como los pecados, ¿qué clase de ejemplos seríamos si eso se cometiera? Es por ello que cuando un ángel peca acaba convirtiéndose tarde o temprano en ángel caído, en el cielo no puede haber lugar para traidores o simplemente ángeles que no puedan ser capaces de merecerse el título de divinidad -Hizo una breve pausa para aclararse la garganta, mientras yo escuchaba atentamente sus palabras- Esto no es algo para tomarse a la ligera, estamos hablando de ángeles que se apartan del plan que Dios tiene para ellos, y que pueden causar a su vez que otros ángeles crean conveniente seguir sus pasos y unirse a los demonios. Un paso en falso y podemos tener otra guerra entre manos.
El corazón me dio un vuelco al haber escuchado la palabra guerra, sabía perfectamente lo destructiva que había sido para ambas partes el último enfrentamiento armado que se había liberado entre cielo e infierno. La simple posibilidad de que la caída de Mingi pudiera desembocar en algo similar me dejaba con una muy desagradable sensación en el cuerpo.
-Entiendo, tiene mucho sentido -Fui incapaz de decir algo más-.
Jongho enseguida advirtió el repentino miedo que aquellas palabras habían hecho florecer en mi interior e intentó reparar lo dicho:
-Es un escenario muy poco probable, desde luego. Pero nunca está de más ser precavido con respecto a este tipo de temas tan delicados -De pronto su habitual tono de voz cálido pareció oscurecerse a la vez que su semblante se tornaba serio- Es por ello que es muy importante mantener la unidad en el cielo, un sólo ángel puede resultar lo suficientemente débil como para caer en los encantos del infierno, pero si cuenta con el respaldo de los demás ángeles es mucho más complicado que esto ocurra. Es por ello que quería transmitirte mi confianza de manera más personal, no estás solo Hongjoong, tienes a todo el cielo de tu parte porque es gracias a ti que podemos hacer progresos contra los demonios. No quiero que te sientas presionado, sino que quiero que te sientas acogido entre los tuyos. Y de nuevo, disculpa si la actitud del Director Kang ha sido demasiado invasiva, él más que nadie se deja la vida y el aliento en defender la paz en el cielo a toda costa.
No sabía muy bien qué contestar, si bien las palabras del serafín parecían sinceras y reconfortantes sentía que estaba mintiendo descaradamente si respondía a sus azucarado discurso. Y ya bastante había estado ocultando durante los últimos días. Me hablaba de seguridad cuando precisamente aquello era lo que más inseguridad me estaba causando.
-No hace falta que digas nada, entiendo que han ocurrido gran cantidad de eventos desconcertantes últimamente. Sólo tenlo siempre en mente y continúa siendo ese modelo de ángel que todos esperan de ti, el único de momento que ha sido capaz de realmente negociar con el demonio rubio -De nuevo hizo una pausa dramática en su discurso, girando por completo su cuerpo hacia mí- Y hay otra gran noticia que tengo que darte, la próxima cumbre está fijada para dentro de una semana.
Ahora sí que tenía ganas de zambullirme en aquel cristalino lago y dejar que los nenúfares me enterraran.
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