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Cap XXIV; desconfianza

A pesar de que estaba muy acostumbrado a volar debido a que tenía que alcanzar las altísimas estanterías de la Biblioteca Divina, la velocidad que alcanzaba un serafín era inalcanzable para él. Así que, cuando iba aproximándose al despacho del Director Kang, vio a Hongjoong volver volando cual cohete en sentido contrario. Parecía tan ensimismado en sus pensamientos que ni había reparado en que se acababan de cruzar.

Al torcer la esquina para llegar al despacho le pareció oír gritos procedentes precisamente de aquel lugar, por lo que Yunho no pudo evitar acercarse rápidamente a la puerta del lugar a escuchar detenidamente aquellas voces, no fuera a ser que Jongho necesitara ayuda por lo que fuera. Era lo mínimo que podía hacer como compensación de haber ido hasta su habitación y haberlo levantado en plena madrugada.

¿Estaba escuchando bien? No, debía de estar confundiendo todas aquellas oraciones de alguna forma, era imposible que esas palabras dijeran exactamente lo que creía comprender.

Así se sentía Yunho al escuchar parte del parlamento entre Jongho y Yeosang donde Jongho afirmaba que el trono había dejado el libro prohibido en el cuarto de Mingi, según parecía él no lo había robado. Nunca habría esperado que ese fuera el fin de Yeosang al acceder a la sección prohibida. Pero si había sido el Director Kang quién había dejado el libro a modo de trampa, ¿por qué fue que Mingi se transformó en ángel caído?

Sus razones tendrían que tener, pensó el bibliotecario. Sabía que la profesionalidad y moral de aquellos dos les impedía haber realizado ese plan sin ningún tipo de justificación. No es como si se dedicaran a desterrar ángeles como entretenimiento, la cúpula alta del cielo no funcionaba así.

A menos que...

En ese instante un descabellado pensamiento se cruzó en el subconsciente del ángel de cabello moreno, ¿y si realmente los que estaban cooperando contra el cielo eran ellos? Parecía surrealista, pero dados los acontecimientos no podía descartarlo por completo. Que fueran ángeles de clase alta no los exculpaba, no había más que echar un vistazo al historial de Samael para confirmarlo. Aunque según le había parecido escuchar el serafín, estaba replicándole al Director Kang, por lo que no debía de estar muy de acuerdo con todo aquello. Eso sí, si realmente la hipótesis era cierta y Jongho no hacía nada por evitarlo a pesar de ser conocedor de ello, automáticamente se convertiría en un cómplice.

El plan perfecto. Enviar todos los focos hacia el pobre Mingi mientras que ambos tramaban una conspiración muchísimo más compleja, nadie esperaría que el Director del Departamento de Investigación e Información y uno de los serafines más cercanos a Dios estuvieran asociados con los demonios.

Todo aquello eran simples suposiciones muy vagamente argumentadas, pero como resultaran ser ciertas... Sin lugar a dudas, la rebelión que se armaría en el cielo no sería de baja escala y podría desencadenar acciones mucho más peligrosas.

Yunho se echó las manos a la cabeza del dolor que esas suposiciones le habían provocado. Igual estaba haciendo una montaña de un grano de arena, pero él juraba haber escuchado esas palabras salir de la boca del trono. Debía dejar de desconfiar de aquella forma y regresar a la Biblioteca Divina lo antes posible.

***

Me precipité hasta la entrada de mi habitación hasta entrar, cerrar con llave de nuevo y deslizarme contra la puerta hasta quedar sentado sobre la moqueta azul celeste que cubría el suelo del lugar. Di un fuerte respiro de alivio, ahí estaba de nuevo, en mi pequeño territorio formado por cuatro paredes donde parecía estar a salvo de las investigaciones de Yeosang.

Pero aquella tregua era sólo momentánea, que no hubiera sido descubierto con el libro no quería decir que no pudiera ser descubierto en un futuro cercano. Seguía teniendo exactamente el mismo problema de tener que deshacerme de ese objeto lo antes posible. Tenía la sensación de que llegaría un punto en el que no podría fiarme ni de mi propia habitación. Por tanto, debía dormir y en cuanto despertara retomar el plan original que había sido interrumpido por el Director Kang, a menos que entre sueños se me ocurriera una idea mejor.

Conseguí levantarme del suelo finalmente. Después de desvestirme para ponerme el pijama me tumbé en la cama en plancha y comencé de nuevo a darle vueltas a todo lo que acababa de pasar.

Estaba claro que me encontraba en el punto de mira de la cúpula alta del cielo, no era de extrañar ya que había mantenido una relación cercana con Mingi. Así que si yo estuviera en su lugar no hubiera descartado la posibilidad de sospechar de mí. Sin embargo, yo no tenía nada que ver con todo aquel suceso; me pillaba tan por sorpresa como a ellos.

Pero aquí el problema no era que sospecharan de mí por ser amigo de Mingi, el problema era que aquella sospecha los llevara a descubrir de alguna manera el intercambio que había realizado con Seonghwa. Y sabía perfectamente qué pasaría si eso ocurriese.

Tampoco podía quitarme de la cabeza el libro idéntico al que me había dado Seonghwa que me había enseñado Yeosang, ¿acaso sabía algo sobre que lo poseía y sencillamente estaba buscando la prueba perfecta para inculparme?

Ya no sabía si había hecho bien en haber sido tan sincero con Yeosang, igual debería no haber contado nada acerca de los desvanecimientos de Mingi. No, hice bien, si se hubiera enterado de que estaba mintiendo u ocultando información hubiera sido desventajoso para mí.

Por Mingi ya no podía hacer nada.

Nada más que continuar descubriendo qué secretos ocultaba el cielo y si de alguna forma podrían estar relacionados con su caída.

Para ello sólo tenía dos vertientes.

La primera era preguntar a Yunho, con el que ya tenía una charla pendiente debido a que sospechaba que aquella intervención de Jongho había sido obra suya y quería confirmarlo. Me parecía imposible que Jongho por cuenta propia se hubiera presentado justamente a esa hora en el despacho de Yeosang. Si no hubiera sido por la aparente actuación de Yunho, yo no podría estar tumbado en mi cama tan tranquilamente. Por suerte, podría disipar todas esas dudas si iba a realizar el plan para quitarme el libro de encima. Dos pájaros de un tiro.

Y la otra era Park Seonghwa, que no sabía hasta qué punto podía confiar en su información. Además de que podía estar más que seguro de que ese demonio no hacía nada por simple compasión o amor al arte.

¿Qué se pasaría por la cabeza de ese demonio? ¿Qué debía de estar tramando? Nada bueno, eso desde luego. El rubio y el cielo disputaban por ser la primera posición del enigma que más horas ocupaba mi pensamiento. Si algo había aprendido desde la caída de Mingi es que ya no podía confiar ni en mi propia sombra.

Simplemente me molestaba tantísimo no poseer un conocimiento más amplio, y ambas partes se empeñaban en mantenerlo como un secreto eternamente ¿Era verdad que las palabras podían guardar tal poder?

***

Una neblina oscura se aclaraba ligeramente para mostrar colores cada vez más nítidos y vibrantes.

La imagen todavía se percibía borrosa, pero parecía que había alguien frente a él, ¿sería San? Ojalá fuera el caso.

Intentaba parpadear, aún no era lo suficientemente consciente como para levantar los brazos y restregarse los ojos. Cada vez podía distinguir mejor la silueta, hasta que finalmente recobró la vista por completo.

Dio un repentino salto sobre la cama hasta quedarse sentado con las rodillas contra su pecho, con el rostro mostrando un poema dramático. Desde luego no esperaba encontrarse al caído en su habitación y menos que fuera lo primero que viera al abrir los ojos.

-¿¡Qué coño haces en mi habitación!? ¡Seguridad! -Gritaba Wooyoung recién despertado, señalando a Mingi acusatoriamente con su mano izquierda hasta que el caído le puso la mano en la boca para que dejara de gritar, indicándole que guardara silencio.

-No seas tan ruidoso por Dios, yo solo estoy siguiendo órdenes -Decía Mingi, no estaba de humor como para andar escuchando los gritos del demonio sin razón- Seonghwa me ha indicado que me quedara contigo, él tenía cosas que hacer.

-¡Genial! -Decía sarcásticamente el demonio tras retirar bruscamente la mano del caído- ¡Otro bufón en la corte! ¡Otra marioneta más para que el desgraciado siga haciendo lo que le dé la real gana como hace siempre! ¿Cosas que hacer? Por favor, no me hagas reír. Y que me ha dejado inconsciente una vez más, ni me sorprende.

Mingi se quedó impresionado y su expresión lo retrataba perfectamente, ¿cómo era que el demonio se acordaba perfectamente de lo ocurrido antes de que Seonghwa lo atacara? Él no recordaba nada hasta hace unas horas.

-¿Lo recuerdas? Quiero decir, ¿recuerdas cómo Seonghwa te neutralizó?

-Claro, estoy demasiado acostumbrado ya a que don narcisista me utilice como su saco de boxeo -Respondía despectivamente, "ya verás cómo sigas bajo su mando, que el golpe que te llevaste en el cielo te parecerá poco", pensaba- Y encima seguro que estará por ahí follando con el primero o la primera de turno mientras que yo estaba inconsciente y te carga a ti con la responsabilidad -hizo una breve pausa- En fin, espero que al menos te haya contado toda la historia de tu travesía como mediador o yo habré estado buscando entre los archivos para nada.

-No te preocupes, tus esfuerzos no fueron en vano. Efectivamente me ha mostrado todos los pergaminos y documentos que lo corroboraban -Decía Mingi en un tono más calmado, intentando transmitirle tranquilidad al demonio de alguna manera.

Wooyoung dejó escapar un fuerte suspiro, y adoptó una postura más adecuada sobre la cama para continuar la conversación.

-Disculpa por haberte vociferado así, tú no tienes culpa de que Seonghwa sea intratable. Mi nombre es Jung Wooyoung, para que tú me entiendas soy el secretario del rubio egocéntrico y el que tiene que arreglar todos los malditos problemas que anda provocando. Bienvenido al club de los esclavos -Espetó de forma más relajada, el demonio de pelo grisáceo no pretendía tratar al caído como Seonghwa lo trataba a él. Se decía a sí mismo que él era mucho mejor que todo eso.

-Song Mingi, aunque por lo que parece ya me conocías -contestó brevemente.

-En efecto, como te he dicho soy como un secretario así que tengo que ir recogiendo la información de las cumbres. También sé sobre tu amistad con el actual mediador del cielo... mmmm... ¿Cuál era su nombre? Ah sí, Kim Hongjoong.

Mingi sentía como que se le paraba el corazón cada vez que alguien mencionaba a Hongjoong. No dejaba de pensar cómo estaría él en el cielo en ese tiempo, o si alguna vez tendría la oportunidad de escuchar su aguda voz de nuevo. Tenía muchas ganas de comunicarle que había estado en el mismo puesto que él, porque claro, el cielo no había mantenido en secreto su identidad por completo. Si ni él mismo sabía quién había sido.

Era tan curioso el contraste que el caído había notado en tan poco tiempo en el infierno, aquí todos parecían saber más de su propia historia que él mismo. Y no sólo eso, también sabían de Hongjoong y probablemente del cielo en conjunto. Menuda fantasía que esa baja restricción se aplicara también al cielo.

-Maldito Seonghwa... De verdad que no sé cómo sigo soportando a ese demonio arrogante, bueno, de hecho sí que lo sé -Comenzaba a pensar Wooyoung en voz alta, tampoco estaba de más que el nuevo tuviera algo de información sobre el rubio que no solo la que le habrían proporcionado en el cielo- Sí, es un ser despreciable e insoportable, soy el primero que lo puede confirmar. Pero aunque me de una rabia inmensa él ha conseguido que los demonios consiguieran derechos hasta igualarse a los ángeles, no lo puedo negar porque es como lo dicta la historia. Si hay una razón por la que los demonios le guarden respeto es porque ninguno se ve capaz de cumplir el papel de Seonghwa. Los anteriores mediadores que había tenido el infierno se habían mantenido sumisos a los ángeles por miedo a que estos decidieran estallar otra guerra si no estaban contentos con las medidas del tratado, una guerra que desde luego el infierno no hubiera podido soportar. Ahí es donde entra el rubio narcisista, estratega de manual y me apostaría a que es el ojito derecho de Satán, ¿algún demonio tendría las agallas de continuar argumentando en su lugar? Que va, si la gran mayoría son unos cobardes.

Wooyoung tomaba una pausa para recolocarse de nuevo en la cama y continuar hablando con la mirada perdida en el infinito, mientras que Mingi escuchaba atentamente sus palabras. Le interesaba mucho conocer la otra cara de la moneda de toda esta historia.

-Pero hay algo que todo el infierno parece olvidar, y es que tú también tuviste que ver en todo este proceso. No es como si el desgraciado de Seonghwa hubiera conseguido todo por arte de magia, según los informes que yo tuve que redactar tú parecías un ángel de mente abierta, y eso no se ve todos los días. Hasta donde yo sé, la gran mayoría tienen la cabeza comida por sus superiores y ni se plantean que igual lo mejor para ellos no es lo más justo -Wooyoung mencionaba aquello en un tono mucho más amistoso, que chocaba con la imagen irascible que Mingi había presenciado con anterioridad- Me alegra que hayas acabado en nuestro lado, sinceramente.

El caído mostró una sonrisa de complicidad, si Seonghwa estaba en lo cierto, los motivos que lo habían expulsado del cielo eran los mismos que le traerían esperanza en el infierno.

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