Cap XXI; iris
Tras aquella extraña visión Mingi consiguió volver en sí, no dejaba de jadear y temblar a causa de las imágenes que acababa de presenciar, ¿acaso era esa rara visión uno de sus recuerdos perdidos? ¿De verdad había sido él el mediador del cielo anterior a Hongjoong? ¿En serio había estado negociando con Seonghwa?
-Imagino que el impacto que te ha causado ver los pergaminos ha sido suficiente para desencadenarte algún recuerdo, ¿no es así? -Comentaba Seonghwa expectante, el demonio estaba ansioso de que el ángel caído recobrara su memoria.
-Estábamos juntos, negociando en una sala vacía... Yo te comentaba que las medidas acordadas hasta aquel momento eran injustas para el Infierno... ¿En serio dije yo aquello? -Conseguía decir Mingi, aún sobresaltado por aquella reminiscencia.
-No solo lo dijiste sino que lo firmaste, a las pruebas me remito. Si me dejas especular, diría que a tus compañeros angelitos no les hizo mucha gracia que no defendieras sus autoritarias propuestas -Contestó Seonghwa con su clásica sonrisa perversa.
-Pero no puede ser... ¿Cómo pude yo ser tan osado? -Decía el ángel caído, aún incrédulo sobre lo ocurrido- Además, durante esas fechas debía estar en mi entrenamiento para ángel de la guarda.
-¿Recuerdas alguno de esos días o algo relacionado a aquello?
Se produjo un silencio incómodo en la habitación. Al igual que cuando había hablado de aquella época con Hongjoong, fue incapaz de recordar absolutamente nada.
-No recuerdo nada relevante... -Decía Mingi desesperado.
-Como me esperaba. Ahora dime, si no recuerdas absolutamente nada de ese supuesto periodo de preparación para ángel de la guarda, ¿cómo puedes estar seguro de que ese intervalo de tiempo llegó a existir?
-No sabría decirlo, es como si mi mente me dirigiera a la misma respuesta cada vez que me planteo algo relacionado a esa preparación... Siempre lo he achacado a que tenía mala memoria, pero hasta hace pocas semanas nunca le había dado mayor importancia.
-¿Entonces por qué no abres los ojos de una maldita vez? ¿No te das cuenta de que esos supuestos recuerdos son falsos? No veo ningún argumento a favor de seguir manteniendo esa versión, mientras que mi versión está respaldada ya no solo por documentos oficiales sino también por tus visiones -Decía Seonghwa en tono persuasivo- Entiendo que no debe ser sencillo desechar todas tus creencias de un momento para otro, pero te recuerdo que aquellos que decían ser tus aliados son los que te han enviado aquí.
A Mingi le costaba demasiado hacerse a la idea de que la hipótesis del demonio rubio parecía ser la correcta, pero cada vez esa opción se hacía más factible para él.
-Si es verdad que yo fui mediador del cielo... ¿Por qué no recordaba absolutamente nada? Quiero decir, sería un evento mucho más importante que la preparación para ángel de la guarda -Preguntaba Mingi dubitativo, no podía terminar de confiar en las palabras del demonio de ojos rojos.
-¿Tú qué crees? No te puedo asegurar que esté en lo correcto, son simples conjeturas, pero fíjate en aquel recuerdo, un ángel teniendo una actitud rebelde frente a los dogmas del cielo. A los insurgentes se les neutraliza en el momento en el que se detectan, sólo hay que ver todos los crímenes que humanos han cometido en el nombre del cielo, y a los ángeles nunca les ha importado. -Criticaba duramente Seonghwa, manteniendo el contacto visual con Mingi- No me extraña, para ellos los herejes eran una amenaza, y las amenazas se combaten. En resumidas cuentas, no les interesaría un pensamiento insurrecto y simplemente se deshicieron de él.
El ángel caído quedó entonces en estado de shock, no podía creerse lo que el demonio decía, o mejor dicho, se negaba a creerse lo que el demonio decía. Los ángeles no harían algo así, nunca han tenido esa forma de actuar, estaba seguro de que Seonghwa estaba intentando manipularlo de alguna forma.
-¿Y por qué te creería? No es como si fuera a confiar ciegamente en un demonio -Decía Mingi en un tono más rebelde, le ponía furioso que el demonio intentara jugar con él de aquella forma.
-Yo no te pido que me creas, te pido que te cuestiones si aquello que creías por cierto lo es, utiliza ese pensamiento crítico que me demostraste en las cumbres en las que coincidimos. Si después de haberlo pensado decides negar mis afirmaciones, lo aceptaré. Pero te aconsejaría que te deshagas de las creencias y abraces los hechos -Sentenció Seonghwa, fulminando a su contrario con la mirada- Además, ¿de qué te acusaron para convertirte en caído?
-Dijeron que había robado no sé qué libro prohibido y que había traicionado a los ángeles, estaba tan en shock que ni siquiera me planteé si la inculpación era cierta o no... Pero yo no recuerdo haber leído ningún libro prohibido.
-Teniendo en cuenta las lagunas que tienes no descartaría que realmente lo robaras, pero con las medidas de seguridad del cielo dudo que hayas podido robar alguno de allí, tampoco fui yo quien te lo di -Especulaba el rubio a la vez que retiraba un mechón de su cabello de su frente- Así que juraría que alguien te quería ver caer y te tendió una trampa, suena muy factible si lo juntamos con tu afinidad hacia el infierno en tus tiempos como mediador. Sólo hay que unir las piezas del puzzle.
Mingi quedaba cada vez más asombrado, los razonamientos del demonio parecían tener sentido y ser irrebatibles para él en esos momentos. Si verdaderamente había realizado ese acto de rebeldía, y teniendo en cuenta la actitud implacable del cielo, dejaba de extrañarle tanto que se hubiera convertido en un caído. Era increíble como había cambiado su percepción de aquel demonio demente en cuestión de minutos.
-Pasemos a lo que más me incumbe a mí, ¿qué recuerdas del día de la última cumbre? -Preguntaba Seonghwa oscureciendo considerablemente su expresión.
-Recuerdo que estaba junto con los demás ángeles de la guardia custodiando la entrada al cielo por tu llegada, pero después me desmayé y lo siguiente que recuerdo fue estar en el hospital junto a un serafín.
-Conque de aquello tampoco te acuerdas, ¿eh? Pues mira angelito, esta marca que se me ha quedado en la mejilla es por tu puta culpa, no te creas que me he olvidado. A ver si así te acuerdas.
Acto seguido Seonghwa tomó a Mingi por su barbilla y la levantó ligeramente para hacer contacto visual directo con él, clavando su dominante mirada de ojos rojos en los pequeños ojos del caído.
Ojos rojos.
Esos ojos rojos.
Imágenes que se cruzaban tan velozmente que era imposible distinguirlas.
Un corte limpio causado por una gran cantidad de furia contenida.
¿Pero a qué venía esa furia?
Todo tan irracional que hasta conseguía tener sentido.
-Este tratado no tiene sentido en absoluto, no puedo seguir defendiendo unos intereses abusivos por parte del cielo. Si el tratado se fundamenta en mantener un balance entre cielo e infierno de forma que se pueda continuar la tranquilidad en el mundo humano, ¿qué clase de desajuste es esto? ¿Dónde quedó la oportunidad de elegir, y en definitiva, de ser libre? ¿Si solo se deja abierto un camino cómo se puede esperar que haya alguien que decida salir de él? Podré estar más o menos de acuerdo con vuestra forma de pensar, pero yo defiendo que si Dios creó a las personas para ser libres deberíamos dejarlas ejercer su derecho ¿Por qué hay tantas contradicciones? No entiendo nada.
La sonrisa del demonio rubio haciéndose cada vez más visible, disfrutaba oír todas aquellas frases más que la mejor música nunca antes escuchada.
Ojos rojos que parecían juzgar todo aquello que se ponía frente a ellos, pero en aquellos momentos no mostraban una expresión agresiva, sino más bien de complicidad.
Ojos rojos, eso era...
Una voz grave rompiendo el trance.
No.
Lo vigilaban permanentemente.
Realmente no era tan grave, ni excesivamente familiar.
Aunque... No eran precisamente ojos rojos.
Eran azules.
Mingi entonces cerró los ojos con fuerza y no pudo evitar gritar desde el fondo de sus pulmones, cada vez estaba más y más confuso ¿Ojos azules? ¿No eran rojos los ojos que le perturbaban el sueño noche tras noche? ¿Por qué había atacado a Seonghwa?
En esas visiones no parecía el horrible demonio que siempre había visualizado, de hecho daba la impresión de que era más razonable de lo que nunca podría haber imaginado.
Igual los locos eran otros.
El ángel caído rápidamente bajó la cabeza en señal de disculpa y espetó con gran arrepentimiento:
-¡Mis más sinceras disculpas! ¡Nunca debí haberte atacado en la cumbre! ¡No sé qué me pasó pero desde luego no era mi intención herir a nadie!
Seonghwa rió triunfalmente al escuchar esas palabras, sabía que el ángel caído era alguien justo y a quien finalmente conseguiría persuadir, de hecho, por segunda vez ya.
-Ya me va gustando más lo que escucho, parece que ya vas consiguiendo entrar en razón. No obstante eso no cambia la marca que se me va a quedar en toda la cara por semanas.
-Creo que las lagunas que tenía en mi memoria van poco a poco desapareciendo, después de estas extrañas visiones tengo la sensación de haber recuperado algo que me faltaba -Decía Mingi entusiasmado sin dejar de temblar, no lo podía creer, estaba recordando de una vez por todas todo aquello que creía por olvidado- Siento que estoy volviendo a ser quien era, no puedo probar que esté en lo cierto, pero hay algo que me está diciendo que llevaba siendo un títere durante demasiado tiempo.
-No puedo estar más satisfecho con lo que oigo -Decía Seonghwa con una pícara sonrisa y sus ojos ligeramente entornados- Es muy probable que todavía te quede por recordar, pero por algo se debe comenzar.
-¡Discúlpame de nuevo! No sé de verdad como pude atacarte, vergüenza me daría hacerme llamar ángel de la guarda con esa reacción -El caído hizo una leve pausa- Aunque... Nunca fui realmente un ángel de la guarda. El caso, ¿hay algo que pueda hacer yo para enmendar mi error?
Los ojos de Seonghwa entonces brillaron como rubíes, el rubio no podía estar más conforme con las palabras que Mingi le comunicaba. Aquello era un gran triunfo para él y en menor medida para el infierno.
-Esto no es el cielo, la cuestión no va de perdones e indulgencias. Sin embargo, se me ocurre algo perfecto para equilibrar la balanza -El demonio entonces desató a Mingi de la silla donde lo había estado reteniendo- Levántate y póstrate frente a mí, júrame lealtad a mí, al infierno y a Satán. Yo sé que quieres vengarte de aquellos asquerosos ángeles que se han atrevido a reírse de ti frente a tus propios ojos, y sobre todo sé que no quieres que Kim Hongjoong sea el próximo en correr tu misma suerte. Tú tienes fuerza de voluntad, tienes la suficiente independencia como para tomar el camino que consideres correcto; y estás en posesión de conseguir un fuerte aliado, ¡ríndeme pleitesía, Song Mingi! -Decía Seonghwa con gran ímpetu y un fuerte espíritu dominante.
Mingi tenía que tomar una gran decisión, ¿debería subordinarse a Seonghwa tal y como le estaba ofreciendo? ¿Hasta qué punto podía confiar en el demonio que hace unas horas había intentado herirlo y que lo había aturdido en la cumbre?
No obstante había algo que quedaba claro, el cielo no iba a ayudarlo en aquellos instantes, y desconocía las intenciones ocultas que pudiera tener el demonio rubio, pero al menos le había devuelto parte de los recuerdos que el cielo parecía haberle arrebatado. Era peligroso, sí, pero también lo era continuar en el infierno con unos ideales propios del cielo.
El cielo que le había dado la espalda.
Entonces Mingi se levantó a duras penas de la silla y se dejó caer sobre sus rodillas para quedar arrodillado a los pies del demonio de ojos rojos, entonces pronunció un juramento con la voz más segura que pudo:
-Yo, Song Mingi, juro por Satán serte fiel por el resto de mis días. Además de expresar mi eterna gratitud por haber recobrado parte de mi perdida memoria.
El silencio de la habitación se rompió para dar paso a una fuerte carcajada de victoria emitida por Seonghwa, el demonio pronto puso su bota de cuero negro sobre la espalda del caído, sin importarle lo más mínimo las cicatrices que sus alas habían dejado.
Había ganado la batalla tal y como planeaba rigurosamente.
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