Cap XVIII; estrategia
Tras alrededor de estar una hora mirando al techo con la mente en blanco esperando que el plan perfecto se materializara en mi pensamiento sin éxito alguno, pensé que debía darme por vencido y simplemente guardar de nuevo el libro bajo mi cama.
Ahora lo que más necesitaba era despejarme de alguna forma. Había sido un día muy intenso y que sin duda iba a acabar apareciendo frecuentemente en mis sueños, por lo que descartaba irme a dormir por el momento. Sería mejor idea que me diera una vuelta por la biblioteca, siempre habría algo que no hubiera leído y que consiguiese mantener mi mente entretenida.
Espera, ¡eso era! No había mejor sitio para dejar el libro que la biblioteca, ¡cómo no se me había ocurrido antes!
Por un momento en mucho tiempo sentí de nuevo la felicidad y la satisfacción de haber dado con una buena idea, pero aún quedaba mucho que matizar hasta confirmar si realmente sería una idea convincente o si continuaba presentando inconvenientes. Obviamente no podía ir y decir que había sacado aquel libro de ahí, era imposible encontrar algún libro de aquella índole en la Biblioteca Divina; más después de la caída de Mingi. Además, Yunho tenía el seguimiento de los libros que los ángeles tomaban prestados.
Entonces tendría que fingir habérmelo encontrado en alguna estantería. Aquel lugar era tan enorme que era fácil meterse por alguno de sus laberínticos pasillos y dejar el libro en un hueco que quedase en la estantería.
Pero aquello también tenía su inconveniente, estaba claro que Yunho sospecharía de que yo lo había dejado si precisamente lo encuentra en la zona de la biblioteca donde yo había estado. Por tanto, tenía que cambiar el plan. Debía decirle a Yunho directamente que lo había encontrado yo para que no pareciera que me estaba ocultando.
Yunho me conocía desde hacía ya mucho tiempo. Sabía perfectamente que si yo le decía que había encontrado el libro iba a creerme y no dudaría por un segundo que podría haber sido yo quien lo había dejado ahí.
Además aquella acción podría llevarme a conocer la reacción de un ángel frente al libro, y tal vez eso fuera de nuevo una información valiosa. Por culpa del horrible suceso de Mingi había olvidado por completo mi propósito inicial de descubrir más sobre el infierno, y la expresión que tuviera Yunho al descubrir el libro podría delatar algún que otro dato que pudiera ser de mi interés.
Pensaba que aquel era el plan perfecto, pero aún encontraba ciertas fallas, como la edición del libro o que hubiera algún tipo de marca que representara que procedía del infierno. Mi hipótesis era que debía de ser un libro personal de Seonghwa, ya que aunque él afirmara que venía de la Biblioteca Abismal no había encontrado ningún sello o número de serie que lo corroborara; además del ligero olor a jazmín que sus hojas desprendían. El mismo olor que desprendía el demonio de ojos rojos.
Me encantaba aquel perfume.
Pero estaba comenzando a hacer una montaña de un grano de arena, nadie sería capaz de establecer esa relación por un sutil olor.
Era arriesgado, sí. Pero tenía mayores esperanzas en aquel plan que en los anteriores que había pensado. Y lo más importante, si todo salía bien podría incluso gozar de información adicional.
Parecía mentira que continuara con aquel ansia de saber después de todo lo ocurrido, pero tenía que conseguir mantener la cabeza fría de una manera o de otra. No había nada que yo pudiera hacer ya por mi amigo, pero estoy seguro de que le llenaría de orgullo que consiguiera convencer de alguna manera a Seonghwa en las siguientes cumbres, y mucho más le alegraría si de alguna forma consiguiera saber el por qué de todo lo que le había ocurrido. Tenía motivos más que de sobra para arriesgarme.
Habiéndome ya decidido a llevar a cabo la operación, ahora que era por la noche tenía que aprovechar que la biblioteca probablemente estuviera vacía. Por lo que guardé el libro en el bolsillo interior de mi gabardina blanca y procedí a salir de mi habitación para emprender el vuelo hasta llegar a la Biblioteca Divina.
Tras unos minutos de intenso vuelo en los que no dejaba de replantearme si había perdido la cabeza por atreverme a llevar a cabo aquel plan, llegué finalmente a la enorme biblioteca. Empujé la imponente puerta de entrada que realizaba un estremecedor sonido causado por la fricción con el suelo, lo que le servía a Yunho de señal para saber si alguien había entrado en el lugar.
Cerré la puerta detrás de mi y fui caminando al interior de la sala, tal y como yo predecía a aquellas horas no había nadie más que Yunho y los tenues rayos de luz que pasaban las imponentes vidrieras.
En apenas unos instantes, el ángel de cabello moreno se apresuró volando desde el ala derecha de la biblioteca para descender frente a mi.
-Buenas noches Hongjoong, ¿qué te trae por aquí de nuevo a estas horas de la noche? -Me preguntaba Yunho cálidamente mientras me saludaba.
-Nada en especial, pensaba en darme una vuelta para ver si encontraba alguna lectura que consiguiera que mantuviera la mente ocupada -Mentí con cara de resignación.
Yunho entonces se acercó a mí. Para mi completa sorpresa, colocó sus brazos en torno a mí para darme un amable abrazo, el cuál yo correspondí sin entender muy bien a qué venía:
-Entiendo que debe haber sido muy duro para ti, erais muy buenos amigos y seguro que nunca llegaste a pensar que podría traicionarte así. Todavía recuerdo la cantidad de horas que os pasabais investigando hace años cuando yo apenas empezaba como bibliotecario.
-Lo ha sido, nunca esperaba que Mingi pudiera convertirse en uno de ellos. Es precisamente por eso que he tenido que venir a despejarme -Contestaba con el tono de voz apagado y apoyando mi cabeza contra su hombro, no esperaba que fuera a sacar el tema de Mingi- Muchas gracias por tu apoyo Yunho, de verdad lo voy a necesitar.
-No tienes por qué darme las gracias Hongjoong, no hay nadie a quién haya afectado más todo este problema que a ti y por ello es entendible que necesites todo el apoyo que se te pueda brindar, cuenta conmigo para lo que sea.
Agradecía inmensamente que Yunho se preocupara por mí, pero en aquellos momentos sólo deseaba deshacerme de una vez de aquel maldito libro o junto a las imágenes del juicio no sería capaz de dormir en semanas. Por tanto decidí separarme del abrazo lentamente y respondí:
-Si me disculpas creo que ahora lo que más necesito es estar solo. De verdad que estoy inmensamente agradecido de que te tomes la molestia de intentar ayudarme, pero ahora mismo no tengo muchas ganas de hablar.
Al final de la frase emprendí el vuelo hacia el ala izquierda de la Biblioteca; ya que si Yunho había estado colocando libros en el ala derecha, sería menos creíble que de la nada apareciera aquel libro.
Pero después de ascender pocos metros el ángel de cabello moreno me siguió y comenzó de nuevo a dirigirme la palabra intentando reconfortarme:
-Escucha Hongjoong, no tienes por qué ser tan modesto. Apenas tengo trabajo que hacer esta noche así que no me importa pasar un rato conversando, lo peor que puedes hacer ahora es aislarte o los pensamientos acabarán con tu cordura. Es importante que en momentos como estos los ángeles nos ayudemos entre nosotros, somos como una gran familia al fin y al cabo.
Mal, todo iba horriblemente mal. A este paso iba a ser imposible quedarme un rato solo para poder efectuar el plan. Tenía que conseguir quitarme de encima a Yunho de alguna manera u otra.
- Yunho de verdad que agradezco tu apoyo, pero ahora mismo lo que más me apetece es leer ¿Podrías acercarme alguna edición antigua de la Biblia? Siempre han sido mis favoritas, así que creo que leer algún fragmento me ayudará aunque sea un poco. Mientras me gustaría seguir mirando qué más puede robarse mi atención esta noche.
Era la excusa perfecta, sabía perfectamente que las Biblias se encontraban en un lugar del ala derecha bastante más alejadas del lugar donde yo pensaba dejar el libro. Así dispondría de unos minutos para comenzar con la estrategia.
-Me pondré a buscar alguna que se encuentre en buen estado. Vuelvo en unos minutos, no vayas muy lejos -Me contestó el ángel de cabello moreno con su habitual cálida sonrisa, y después se retiró volando rápidamente al lado contrario de la biblioteca.
El plan iba tal y como debía seguir. Fui volando rápidamente dejando estanterías y estanterías de altas hasta la bóveda del techo, repletas de libros a ambos lados, hasta llegar a un lugar lo suficientemente apartado para poder proceder sin problemas.
Todo parecía correcto, estaba en la zona más hacia el oeste de la Biblioteca, prácticamente bordeándola. En aquel momento avisté un pequeño hueco vacío en un par de estanterías más hacia delante. Sería el lugar perfecto donde dejar el libro, así que fui volando hasta aquel sitio sin ninguna dificultad, hasta que giré la cabeza hacia la derecha.
Noté cómo mi corazón se paró por un segundo, no podía ser, tenía que ser mentira.
De todos los ángeles que me podría topar en la biblioteca, justo tenía que ser él.
Ahí se encontraba Kang Yeosang leyendo un libro con cubierta de color nácar, que probablemente había sido el que había dejado el hueco en la estantería.
Tardó apenas unos segundos en levantar la mirada y clavar sus ojos azules claros en mi, con una clara expresión fría que lo caracterizaba.
-Kim Hongjoong, justamente estaba buscándote, me has ahorrado un tiempo valioso.
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