Cap XVI; conspiraciones
-Me parece increíble lo que acabas de hacer, me has dejado contra las cuerdas, ¿sabes? -Replicaba Jongho muy enfadado- ¿Es que has vuelto loco?
-Locura fue mantenerlo tanto tiempo en el cielo, ya sabes que desde el principio yo quise dejarlo que se corrompiera y tirarlo cuando fuera oportuno -respondía Yeosang alzando la voz mientras se colocaba con las manos sobre la mesa, cara a cara con Jongho- Podrías perfectamente haberle ayudado en el juicio si tanto te importaba.
-¿Ayudar a un ángel caído? Ahora sí que afirmo que te has vuelto loco, me parece insultante que pienses que sería capaz de encubrir a un traidor cuando ya sus alas son más oscuras que la noche -continuaba rebatiendo el serafín, alzando más la voz que su contrario.
-¿Quieres que medio cielo se entere de todo? -Le recriminó el trono implacablemente- Te recuerdo que ya lo encubriste una vez, no me extrañaría que lo hicieras por segunda vez.
-Obviaré lo graves que son tus acusaciones, pero como ya te dije, ¿en serio pensabas dejarlo caer sin más? ¿Tú eres consciente de lo que cuesta encubrir una caída? ¿Te das cuenta de que cada caída en el cielo ha tenido consecuencias catastróficas? No pensaba volver a pasar por el mismo trámite, había que explotar la única esperanza de que se pudiera encaminar a Song Mingi por el sendero correcto.
-Sabes perfectamente que las posibilidades de volver a aleccionar a un ángel cuando ha pecado son mínimas por no decir inexistentes, a los hechos me remito -Yeosang empezaba a dar vueltas de un lado para otro en el despacho de su compañero- Ningún ángel que ha sido tentado ha conseguido negarlos, un paso en falso de un ángel no es como el de un humano. Pero claro, mucho mejor que el subordinado del Director de Información se las arreglara para conseguir una audiencia con Dios, que, como ya predecía ¡Sorpresa! No sirvió para nada.
-Hubiera servido de algo si tú no hubieras tenido la brillante idea de fastidiarlo todo, ¿un libro? De verdad que no entiendo qué se te estaba pasando por la cabeza -continuaba discutiendo Jongho.
-Sus plumas se estaban volviendo grises, y ya sabes lo que significa eso, tarde o temprano se hubiera transformado en un ángel caído, yo sólo tiré la primera ficha del dominó.
-Aún así hubiera podido aguantar algo más de tiempo en el cielo, lo sabes perfectamente.
-¿Y dejar que transmitiera sus ideas revolucionarias a otros ángeles y en vez de haber una caída hubieran habido cincuenta?Yo doy prioridad a los ángeles que siempre han sido fieles y no tienen por qué aguantar ser tentados, los problemas hay que cortarlos de raíz antes de que se propaguen.
-Deja de exagerar los asuntos, ya tomamos las medidas oportunas para que aquello no sucediera y a la vez poder mantener a Song Mingi en el cielo.
-¿Y qué me dices del amigo del alma de Song Mingi? Ya viste como reaccionó cuando el demonio rubio lo neutralizó.
-¿Kim Hongjoong? Ni hablar, ese ángel es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que lo intentan tentar -Rechazó Jongho con gran ira, él más que nadie confiaba en la acción positiva para el cielo que Hongjoong defendía.
-Los ignorantes nunca son un problema, simplemente se limitan a creer todo lo que captan sus sentidos, sin embargo los intelectuales pueden desarrollar inquietud por lo prohibido -Sentenció el ángel de ojos azules, y después realizó una pequeña pausa- La mente se puede llegar a controlar, los sentimientos no.
***
Era incapaz de describir la sensación que se producía en su cuerpo tras beber aquel brebaje, notaba un fuerte malestar general, pero a la vez observaba atónito como sus graves heridas estaban comenzando a cicatrizar rápidamente.
-Increíble... ¿Qué es lo que me habéis hecho beber? -Preguntaba Mingi mientras asombrado, miraba de un lado para otro viendo como sus heridas estaban curándose como por arte de magia.
-Para que tú me entiendas, es una especie de pócima sanadora en pruebas. Dime, ¿sientes algún tipo de efecto secundario? -le explicó San, clavando sus verde mirada hacia las distintas heridas para inspeccionar que cicatrizaban correctamente.
-Ya está el alquimista haciéndose el interesante como de costumbre -añadía Seonghwa de forma borde mientras alzaba las cejas.
-Me encuentro fatal, como si la habitación estuviera dando vueltas sin parar, además siento como si me ardiera la piel -contestó Mingi mientras su cara se volvía más y más pálida, al igual que su cabello, que pasó de ser de un moreno azulado a un azul cobalto.
San se dedicaba escuchar atentamente a Mingi mientras que tomaba notas de lo que este le decía.
-Nada grave, para ser un prototipo ha reaccionado mejor de lo que esperaba, aunque aún debo continuar investigando para eliminar los efectos secundarios por completo -Se autoevaluaba el demonio de mechas rojas.
Seonghwa, con evidente expresión de hastío por la conversación entre el ángel caído y su compañero, decidió intervenir:
-Suficientes experimentos por hoy científico loco -Dijo fulminando a San con la mirada, para después dirigir sus ojos rojos hacia los de Mingi y continuar hablando seriamente- Creo que deberías saber que en el infierno lo único que no está permitido es aquello que tu imaginación no sea capaz de procesar.
-¿Entonces no hay ningún tipo de censura o restricción? -Preguntó Mingi en voz baja, ya conseguía encontrarse ligeramente mejor de los efectos de aquel líquido pero el demonio rubio continuaba imponiéndole demasiado.
-Ninguna, tienes libre albedrío para realizar lo que consideres oportuno, aquí no existe la concepción de aquello que es bueno o malo -Respondía San en un tono bastante más sereno que el de Seonghwa.
-Esto está bien, esto está mal... Menuda sandez utilizar esas palabras para generalizar, no hay nada más relativo que la ética -Reflexionaba Seonghwa mientras paseaba lentamente por aquella habitación de los horrores- ¿Por qué debería privarme a mí mismo de ejercer mi libertad individual? ¿Acaso se puede decir que está mal sentir placer? Es paradójico cuanto menos. Durante años y años el cielo ha estado cometiendo todo tipo de crímenes contra aquellos que decidían pensar libremente en contra de sus dogmas, pero a nadie parece importarle. Hagamos como que nada ha pasado, continuemos refugiándonos en la ignorancia que nosotros mismos provocamos a los creyentes ¡putos hipócritas!
Seonghwa tomó entonces rápidamente un afilado cuchillo que había en uno de los armarios y lo lanzó con rebosante ira justo sobre Mingi, por lo que quedó clavado justo en la parte superior de la pared a pocos centímetros de su cabello. El ángel caído tenía las pulsaciones tan aceleradas que parecía que su corazón iba a romperle las costillas, sus ojos estaban tan abiertos que se podrían haber salido los globos oculares de las cuencas. En el caso contrario San parecía no inmutarse, estaba ya acostumbrado a ese comportamiento agresivo propio del demonio de ojos rojos.
-Va a resultar que no hablamos de una diferencia entre lo que está bien y lo que está mal; sino en que yo decido hacer lo que me da la puta gana y lo justifico en que soy un grandioso ángel superior, pero no vayas tú mísero humano a intentar hacer algo similar, o caerás en el horroroso infierno por pecador. No los soporto, ¡ojalá se murieran todos y cada uno de esa manada de fariseos! -continuaba gritando lleno de ira por completo, después señaló a Mingi y prosiguió con su discurso- Estoy seguro de que a ti te borraron la memoria ellos, mi intuición no me falla. Y juro por Satán que traeré de vuelta todos aquellos recuerdos que ellos no quisieron que mantuvieras, y entonces entenderás por qué mi odio hacia el cielo no es una exageración en lo absoluto.
-Es normal que todavía desconfíes en nosotros, no es fácil cambiar tu forma de pensar de un día para otro y menos con creencias tan arraigadas como las que transmite el cielo. -Decía el demonio de mechas rojas reconfortantemente, en contraste con la forma de hablar directa de su superior- Pero no te preocupes, pronto recuperarás tus recuerdos y podrás ser libre. Nunca jamás olvides cómo el cielo ha renegado de ti, cómo han querido despojarte de una de las posesiones más valiosas que tenemos que son nuestro sentido crítico y nuestra experiencia.
Mingi estaba atónito, no podía ser capaz de procesar toda la información que los dos demonios le estaban aportando. Si bien él quería creer que eran unos embaucadores que le estaban intentando manipular de alguna forma, sus argumentos tenían mucho más sentido que aquello que había escuchado del cielo durante años.
Y sus recuerdos, le ofrecían traerle de vuelta lo que más deseaba conseguir en los últimos meses. La curiosidad por saber qué había olvidado o por qué había tenido aquellos episodios extraños como de visiones le estaba matando. La curiosidad por descubrir si de verdad habían sido los ángeles los que le habían privado de su memoria, y de ser así por qué.
No parecían de confianza en lo absoluto, no. Pero tampoco tenía ya nada que perder.
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