-¡Cómo que tarde! ¿Tú sabes lo que he tenido que buscar para encontrar el maldito archivo? ¡Haberlo buscado tú, no te jode! -Contestaba Wooyoung malhumorado- Pero aquí lo más importante es, ¿se puede saber qué demonios estáis haciendo con el nuevo?
La escena que presenciaba el demonio de pelo grisáceo no tenía precio. Ambos estaban rodeando a Mingi con expresión sensual mientras que él los miraba de vuelta, preocupado por aquello que los demonios le pudieran hacer.
-No es lo que piensas, Wooyoung. Mars estaba haciendo de las suyas y tuve que intervenir para ayudar al nuevo -Contestó San, excusándose a la vez que se levantaba rápidamente hasta donde estaba su pareja.
-Pero no me eches a mí la culpa, desgraciado. Ni que fueras un santo -Le reprochaba Seonghwa malhumorado, después se dirigió al demonio de ojos violáceos con expresión burlona- Wooyoung, yo que tú controlaba a tu novio.
Wooyoung decidió hacer caso omiso de las palabras de Seonghwa y confiar en las palabras de San. En esto lo abrazó con fuerza, mostrando en una de sus manos una peineta dedicada al rubio.
Durante estos momentos Mingi no daba crédito al comportamiento de los demonios, eran tan impredecibles como temibles, para él eran un grupo de locos de los cuales no sabía muy bien qué pensar.
-Yo debería retirarme por el momento, me queda mucho por investigar todavía hasta poder comenzar las pruebas con seguridad -Se despedía San, y acto seguido besó suavemente los rosados labios de Wooyoung.
San abandonó finalmente la habitación mientras que Seonghwa lo miraba con los ojos puestos en blanco y expresión molesta. No soportaba cuando Wooyoung y San se ponían románticos frente a él.
-Un día de estos me acabáis matando de diabetes. En fin, dame los archivos que terminemos con esto de una vez por todas -le replicaba el demonio de ojos rojos a Wooyoung, estirando su brazo izquierdo para que le diera el archivo que había encontrado. A lo que este le tendió un enorme archivador plagado de documentos- Espero que después de haber encontrado esto hayas ordenado el despacho o lo acabarás limpiando con tus lágrimas.
-Sí, sí lo que tú digas, ni siquiera es tu despacho.
Seonghwa se levantó rápidamente dejando el archivo a un lado y tomó a Wooyoung del cuello de su camisa, poniéndolo contra la pared contigua mientras Mingi los observaba con los ojos abiertos. No tenía ni la más remota idea de cómo acabaría aquello, pero su intuición le decía que mantuviera la boca cerrada a menos que se dirigieran directamente a él.
-¡Me tienes hasta los putos cojones de tus insolencias, no es que te consienta una, es que te las acabo consintiendo todas! ¡Aprende de una vez que soy tu superior, un demonio como tú no tiene oportunidades contra mí! -Le vociferaba Seonghwa a escasos centímetros de su cara, fulminándolo con su imponente mirada roja- ¡A mí se me trata con respeto y al que no lo entienda por las buenas se lo haré entender! ¡Si quisiera estar rodeado de gilipollas me iría de vacaciones al cielo!
-¡Estoy harto de tener que ser tu criado personal! Que si Wooyoung esto, Wooyoung lo otro mientras tu lo único que haces es follar y beber vino y ya que el resto del mundo te baile el agua -Le contestaba gritando Wooyoung, igual de enfadado que su contrario- Yo también me quiero pasar el día haciéndolo con San, ¿pero sabes por qué no lo hago? ¡Porque no solo tengo que hacer mis putas obligaciones sino que las tuyas también!
-Si tanta envidia me tienes preséntate tú a la próxima cumbre a ver cuántas cosas positivas consigues para el infierno. Ah no, que no sabes decir dos frases seguidas sin gritar e insultar -Le atacaba Seonghwa golpeándolo contra la pared de nuevo- ¿Tengo que recordarte quién se encargó de recuperar nuestro honor? Serás el único demonio con las pocas neuronas de ignorar ese hecho, yo solo he levantado a este pueblo de la sumisión y tú tienes la osadía de negarlo, ¡si hasta has ido a buscar los malditos archivos que lo confirman, ya me jodería ser tan ignorante!
En aquel momento Wooyoung se quedó en blanco por completo, la actitud prepotente de Seonghwa se le hacía insoportable, pero nadie podía negar que si no hubiera sido por él el infierno seguiría en una importante desventaja en comparación al cielo. Una vez quedaba demostrado que era imposible llevarle la contraria al determinado demonio.
-¡Sí, tú hiciste todo eso! ¿¡Quieres entonces que te limpie los zapatos o qué!? ¡No puedo soportar un segundo más tu jodido narcisismo!
La furia del demonio de ojos rojos entonces explotó por completo, y de un rápido movimiento lanzó una especie de conjuro contra Wooyoung, que hizo que se desplomara en el suelo en cuestión de segundos.
A continuación Mingi fue incapaz de aguantar sus ganas de gritar, el cuerpo inerte de Wooyoung se encontraba bajo sus pies mientras su horror se manifestaba progresivamente, ¿qué clase de brujería extraña había sido aquello? ¿Estaba muerto?
-Qué ser más inaguantable, yo aún no entiendo qué ve San en él... -decía Seonghwa observando a Wooyoung desmayado, y al momento se dirigió a Mingi fijando su mirada en él- ¿Tú qué miras? Ni que lo hubiera matado, se despertará dentro de unas horas al igual que lo hiciste tú cuando te neutralicé de la misma manera.
-¿A mí? -Preguntó el ángel caído atónito, seguía sin recordar nada de lo ocurrido durante la cumbre.
-Espera, ¿eso tampoco lo recuerdas? Joder con los ángeles, sí que parece que han llegado lejos -Le contestó Seonghwa confundido- ¿Entonces tampoco recuerdas que me atacaste?
El ángel caído se dio cuenta de que tampoco sabía nada de aquel evento que mencionaba el demonio, el dolor de las heridas le habían impedido siquiera planteárselo hasta aquel momento.
-Es posible que no me creas, pero tampoco lo recuerdo -Decía Mingi temerosamente.
-Parece que la operación va a ser más compleja de lo que esperaba -Dijo el rubio pensativo, tomando de nuevo el archivo- Obviamente no voy a poder proporcionarte todos los recuerdos que te faltan, pero al menos aquellos que compartimos sí te los devolveré. Comencemos por el principio, antes de que tu amigo Kim Hongjoong se convirtiera en el mediador del cielo tú ocupabas su lugar. Me consta que entraste al puesto con la edición 64 del Tratado, a diferencia de mí que llegué en la edición 66, sin embargo tú dejaste el puesto en la edición 70.
-Imposible, eso sí lo recuerdo. Cuando se firmaron aquellas ediciones del Tratado Ataraxia yo me encontraba en mi preparación para ser ángel de la guarda -Interrumpió Mingi, muy seguro de sus palabras.
-No esperaba que me creyeras así porque así, por eso he querido que me trajeran el archivo que comprende las medidas firmadas en el periodo en el que fuiste mediador. Esto no se trata de un documento de la Biblioteca Abismal sino que son las copias oficiales del pergamino que se firma al finalizar una cumbre. El otro ejemplar que hay se encuentra en el cielo, no hay forma alguna de falsificar un documento de tal importancia.
Seonghwa entonces abrió el gran archivador negro y sacó un pergamino extendido que representaba las medidas acordadas en la edición 70, la última que presuntamente había firmado Mingi. Seguidamente, le tendió el pergamino a Mingi, que lo tomó y lo miró fijamente.
No podía ser.
Justo ahí, al lado de la firma de Seonghwa se encontraba su firma, bajo el título de "Song Mingi, ángel mediador del cielo".
Su mano comenzó a temblar, estaba seguro de que aquella era su firma y no una falsificación, ¿pero cuándo había firmado aquel pergamino? En su mente solo había lo que parecían recuerdos difusos de su preparación como ángel de la guarda, pero según aquel documento oficial parecía ser que durante ese tiempo se había dedicado a ser mediador del cielo.
-I-imposible... Durante esa época yo... ¿Cómo podría haber llegado a ser mediador?
-Las pruebas hablan por sí solas. Desconozco por qué tienes recuerdos solapados, pero mi hipótesis es que a algún ángel no le interesaría que recordaras tu periodo de mediador, así que cambiaron tus recuerdos por otros más convenientes para ellos. Menudos seres más detestables, y se dignarán a decir que eso no sería un pecado -Se quejaba el rubio, harto de la aparente hipocresía que a sus ojos desprendían los ángeles.
-¿Y por qué harían eso? -Respondía Mingi asombrado, no se podía creer todo lo que estaba pasando, mucho menos que él fuera el antecesor de Hongjoong- Los ángeles siempre fueron muy cuidadosos con la información, pero no puedo imaginar que fueran capaces de llegar a sustituir recuerdos.
-Déjame que vaya por orden. Ahora que has confirmado que esa firma es tuya, lee las medidas que fueron aprobadas en todas las ediciones en las que tú tuviste parte -Respondía Seonghwa seriamente, tendiéndole los otros pergaminos de las ediciones entre la 66 y la 69, que el ángel caído tomó dificultosamente, pues sus manos continuaban atadas a la silla.
Mingi entonces comenzó a leer una de las medidas aprobadas en la edición 70, "los ángeles no intervendrán en la toma de decisiones de las personas que se consideren no creyentes"
Su vista comenzó a nublarse como ya había ocurrido veces anteriores.
La oscuridad se apoderaba de su pensamiento.
Voces, voces familiares resonaban en su cabeza pero no conseguía entender qué decían.
Otra vez no.
Unos imponentes ojos rojos se abrían paso entre la oscuridad inquebrantable.
Pero ahora sí sabía a quién pertenecían.
Las voces se aclaraban más y más hasta unificarse en una sola voz medianamente grave.
La oscuridad parecía disiparse por fin.
Se encontraba sentado en un majestuoso sillón de tapicería blanca, a juego con la mesa de cuarzo blanco. Y al otro lado de la mesa estaba situado Park Seonghwa, con una malvada sonrisa de satisfacción adornando su pálido rostro.
-Eso es injusto, claramente os encontráis en desventaja. Aunque mi trabajo sea velar por los intereses del cielo no puedo ignorar que en un tratado creado para buscar la igualdad haya una parte subordinada a la otra. Estaría ignorando mis principios y los del Tratado en general.
Aquellas palabras salieron de la boca de Mingi sin que él fuera consciente de lo que decía, no conseguía entender absolutamente nada ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba con Seonghwa? ¿Qué era aquello?
-Me alegra que compartamos un mismo punto de vista, ángeles que realmente buscan una igualdad como tú me hacen recuperar mínimamente la fe en el cielo.
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